Cecilia Gallerani, la amante adolescente de Ludovico el Moro

«La dama del armiño» llegó hasta mí de manera inesperada. De repente, todo el Time Line de mi Twitter se llenó de noticias sobre la llegada de este retrato de Leonado da Vinci a Madrid. La joya más valiosa de Polonia, decían de ella.

El retrato me entusiasmó desde un principio. Me llamó poderosamente la atención su peinado, y esa especie de velo que cubría su cara hasta casi la altura de las cejas. Quería saberlo todo sobre ella… ¿Qué extraño animal sostenía entre sus brazos? El porqué de esa mirada perdida y su enigmática sonrisa. Y su collar… ¿serían, perlas o azabaches? Quería tener ese collar en nuestro espacio. Me encantan esos collares largos, que luego tanto se llevaron en los años 20. Es uno de mis complementos preferidos, los uso casi a diario.

No tardé ni un segundo en decidir que tenía que escribir un post sobre ella.

Mi primera idea fue ir a verla y luego ponerme a escribir. Pero, enseguida  decidí que prefería conocerla antes, indagar sobre su vida, intentar entender cómo era cuando Leonardo la pintó. Después, iría a verla y os contaría mis impresiones.

Su nombre es Cecilia Gallerani, nacida en Siena en el seno de una familia sin título nobiliario, pero con muy buen nivel económico, ya que su padre fue embajador de Florencia. Su padre supo trasmitirla una gran pasión por las artes. Amaba la literatura, la música y era capaz de hablar latín perfectamente.  Escribía preciosas poesías en italiano. Todo ello le convirtió en una mujer inusualmente culta para su época.

Arribó a Milán con apenas 16 años y, con semejante carta de presentación, unida a su elegante belleza, tardó muy poco en entrar a formar parte de la corte de Ludovico Sforza «El Moro».

Ludovico Sforza, duque de Milán y uno de los hombres más poderosos e influyentes de todo el renacimiento italiano, no es de extrañar que quedara prendado de ella casi al instante y la convirtiera en su concubina, su amante oficial, cuando apenas contaba 17 años. Cecilia le dio un hijo, y Ludovico le donaría el feudo de Saronno en reconocimiento a su amor.

Cecilia se convirtió en una de las protagonistas de las numerosas tertulias y actividades culturales en la corte de Milán. Le compararon con apasionantes mujeres de la antigüedad como Aspia de Mileto (esposa de Pericles) o Asiotea (alumna de Platón).

En esos años Leonardo trabajaba a las ordenes de Ludovico como maestre de ceremonias y de las cocinas ducales, por lo que Cecilia y él coincidirían en más de una ocasión en el Palacio Sforzesco de Milan, siendo lógico que Ludovico encargara a Leonardo el retrato de su amante.

¿Conseguirá Leonardo transmitirme toda la personalidad de Cecilia? Necesito ir  a verla, y eso es exactamente lo que voy a hacer mañana. Luego os seguiré contando…

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Tras mi visita del pasado día 28 de junio a la exposición, en el Palacio de Real de Madrid:

Hacía años que no entraba en el Palacio Real, y la verdad es que su Patio de Armas me impresiona siempre que lo piso… Las salas de la planta baja de su ala de poniente, han sido el marco elegido por el Patrimonio Nacional de España y el Museo Nacional de Cracovia, para albergar a “la Dama del Armiño” en su visita a Madrid.

Tras la visita a las distintas salas conteniendo pintura, armas, armaduras, monedas, arte sacro…, la incontenible emoción de sentirme ya próxima a mi objeto de deseo, me hizo comenzar a sentirme impaciente. De repente, nada más entrar en la sala dedicada a la pintura occidental en las colecciones polacas del siglo XIX, entre las obras de la colección del rey Estanislao II Augusto Poniatowski, me topé, como queriéndose salir del cuadro, con «Niña en un marco», la impresionante obra del genial maestro holandés Rembrandt, y de la que algún día me gustaría contaros algo.

Finalmente y como broche de oro de esta magnífica colección, sin otra pieza en la sala con la que distraer nuestra atención, me encontré frente a frente con ella.

Lo que tanto había llamado mi atención ya anteriormente a través de ilustraciones, es esa gasa transparente, rematada con un ribete de hilo de oro, que cubre sutilmente su cabeza hasta justo encima de las cejas. A través de ella se percibe su cabello negro cayendo liso a ambos lados del rostro y recogido en una trenza. Su collar es de perlas. Las perlas tienen un brillo especial irisado en tono oscuro.

El extraño animal que acoge sobre su pecho no es muy probable que fuera un armiño. Este mustélido es demasiado salvaje para posar dócilmente para un retrato sobre los brazos de una dama. Parece que Leonardo utilizó un hurón o un turón albino, mucho más domesticable y muy parecido en tamaño y corpulencia al armiño. Quizás Leonardo utilizó este animal en alusión al nombre por el que era conocido Ludovico: Ermellino (armiño), o a que el apellido de Cecilia coincidía parcialmente con el nombre en griego de este animal (gale).

Definitivamente Leonardo lo consigue… Cecilia me habla al mirarme de soslayo. Me transmite bondad, serenidad, inteligencia. Su mirada es serena a la vez que enigmática. Ella es la amante del poderoso Ludovico Sforza, pero su rostro trasmite dulzura, distinción y seguridad. Creo que es una amante segura de sí misma. Es la concubina de uno de los hombres más poderosos del renacimiento italiano, y se muestra orgullosa de ello.

Reflexiono sobre las diferencias entre las jóvenes de hoy y las contemporáneas de Cecilia. Hoy, una joven de 17 años es tan sólo una adolescente, en el mejor de los casos bachiller en un colegio y tan sólo preocupada por la ropa, sus amigas y las fiestas.

En el Renacimiento una joven de esa misma edad ya estaba casada, probablemente con un hombre que le doblaba en edad, al que casi ni conocía y al que no amaba. Era madre de más de un hijo o, aun peor, era la amante de algún influyente y maduro varón en contra de su voluntad.

¿No os parece increíble pensar como vivían estas niñas en el Renacimiento?

«La dama del armiño» ha sobrevivido a dos guerras mundiales, la expoliación de los nazis, varios intentos de robo y ahora, por primera vez desde su creación de la mano del genial Leonardo, se encuentra en Madrid. Creo sinceramente que merece la pena ir a ver esta magnifica obra. Es muy raro que vuelva a abandonar la Polonia que la prohijó en 1.800, y no creo que podamos volver a verla de nuevo en España por muchos años.

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Os dejo el link al collar de esta Dama que tanto ha dado que hablar através de los siglos:

Collar dama del Armiño 

Feel – in Blog visita nuestro espacio

Dice Loreto que, desde que vive en Madrid , cada vez que pasea por el Barrio de Salamanca, se queda admirada con nuestro escaparate.

Pero ha tenido que ser Twitter el que consiguiera que Loreto entrara a conocernos, y nos brindara la oportunidad de compartir con ella algo más de dos horas de nuestro día a día.

Veterinaria, y desde hace muy poco bloguera de moda, Loreto llenó de alegría nuestro espacio con su sentido del humor,  su ilusión y sus ganas de trabajar.

Ha sido un placer conocerte y, desde nuestro pequeño universo Vintage, queremos darte las gracias por el precioso post que nos has dedicado.

Si queréis conocer mejor a Loreto, no dejéis de visitar su nuevo Blog:

Feel-In Blog

María Rubio y su Bloggy Mary

María Rubio es periodista, máster en medios, postgrados en Protocolo y en Community Manager… A punto de cumplir un cuarto de siglo trabajando, los diez últimos años en Comunicación, llegó hasta nuestro espacio gracias a Twitter.

Después de más de tres meses comunicándonos virtualmente, decidió acercarse hasta nuestro espacio para desvirtualzarnos. Fue un encuentro más que divertido, compartimos un buen rato charlando sobre Twitter, social media, comunicación y marketing.

Es curioso cómo nuestro espacio sorprende hasta a personas que no tienen nada que ver con el mundo de las antigüedades. Nada más entrar en la tienda María comenzó a recordar un reloj que había en casa de sus abuelos. Estos recuerdos aparecen en todo el que nos visita, y a mí personalmente me resultan muy entrañables.

Si queréis conocer a María podéis seguirla en Twitter través de su cuenta: @mariarubiom

Ella se define con dos frases, una adoptada de Picasso: «Yo no busco, encuentro»; y otra, que es su objetivo vital: «Hacer la vida más fácil y feliz a los que me rodean, y para ello también yo tengo que ser feliz (efecto contagio), ejercicio que hago, con mayor o menor fortuna, todos los días».

Esperamos volver a verte pronto.

Quiero añadir un link al recién estrenado Blog de María.

Bloggy Mary, el nombre viene más bien porque los post serán un cóctel de todo lo que le interesa en el ámbito profesional. Este espacio nace con la vocación de mostrar las múltiples facetas que ofrece la comunicación pues, como decía Aristóteles, “el hombre es un animal social” y para vivir en sociedad, es necesario comunicarnos con los demás. Algo tan importante de lo que apenas nos damos cuenta.

Bloggy Mary

Muchas gracias por todo María

Coro, el maestro de los «Duettes»

Coro & Corocraft  nació de la mano de Emanuel Cohn y Carl Rosenberger, estableciéndose en Broadway , New York ,como Boutique en 1901, con el nombre de Coro & Rosenberger.

Al poco tiempo, y gracias al éxito obtenido por su línea exclusiva de bisutería, tuvieron tal notoriedad que decidieron abrir su propia fábrica. En ella, comenzó la expansión de su marca y, en su época de mayor esplendor, llegaron a emplear a 3.500 personas.

Con la llegada de Adolf Katz como director de diseño en 1924, comenzó la época dorada de Coro. Su estilo caprichoso y su excepcional talento fueron decisivos a la hora de lanzar la marca a nivel internacional. Durante los más de cuarenta años que permaneció ocupando este cargo en la empresa, Kart fue un icono de diseño e innovación.

Broche doble clip de Coro, años 30s

La línea de alta gama, Vendôme, creada por él en 1944 fue su marca más exclusiva  y se distribuyó en tiendas de  lujo de todas las grandes capitales mundiales. Su éxito fue tan rotundo que se convirtió en marca subsidiaria en 1953, y sus piezas fueron lucidas por la mayoría de las grandes estrellas de Hollywood de la época. Las piezas de esta primera época de Vendôme son altamente demandadas por los coleccionistas.

En cuanto a diseño e innovación, Adolf Katz fue un genio. De su mano salieron delicados broches de flores con movimiento, una gran innovación para la época, así como sus famosos esmaltes y sus legendarios “duettes” ─parejas de broches que se pueden lucir  juntos o desmontarse para lucirlos separados─. A causa de este tipo de broches y debido al modelo de cierre utilizado, Coro tuvo un pleito legal con Trifari. Karl había registrado la patente de su cierre en 1931, pero la similitud con los clipsmate de Trifari hizo que esta compañía emprendiera una campaña legal  contra Coro, intentando establecer para el diseño de joyería un copyright de trabajo de arte. Trifari ganó el caso en 1954.

Entre 1930 y 1950 causaron furor  los llamados “Jelly Bellies”. Se trataba de unos broches de animalitos con la barriguita realizada con una piedra de color, un cristal en forma de cabujón, o un nuevo material plástico llamado Lucite (descubierto por  Dupont en 1937 y que supuso una gran revolución en el mundo de la joyería, ya que sustituía fácilmente a piedras como la calcedonia o la piedra luna).

Otro de los diseñadores que más contribuyó a la fama de Coro fue Gene Verecchio, que entró a trabajar en 1930 y permaneció durante treinta y tres años en la compañía. Cabe destacar sus personalísimos “duettes” de camelias y búhos. Estas piezas de entre  los años 30 y 40 son las más cotizadas por los coleccionistas.

Broche en forma de pez, años 40s

Tras la muerte de los dos fundadores, heredó la compañía el hijo de Rosenberger, Gerald, que  a su vez,  falleció en 1967. Sus descendientes vendieron a Richton International Corp. el 51% de la compañía. En 1979 la compañía cayó en la quiebra y sólo se mantuvo la producción en Canadá hasta 1992, año en que se cerró definitivamente esta última factoría.

El nombre de Coro & Craft significó durante todos estos años un hito de calidad y diseño, reflejando las últimas tendencias de moda durante casi seis décadas.

¿No creéis que puede resultaros excitante lucir una pieza de Coro?

A mí me resultan  increíbles, combinadas con un sastre en negro rotundo o con un vestido azul noche, para una ocasión especial.

Os aseguro que merece la pena pasar por la tienda aunque sólo sea para coger en vuestras manos una de estas deliciosas piezas de nuestra colección. Cuando tienes uno de estos Duettes en las manos, os lo aseguro, te das cuenta de por qué las mujeres de los años 40 se volvían locas por sus piezas. Son de una belleza magistral.

¡ Os esperamos !

Mario de la Renta

«Todo empezó en Twitter… una forma curiosa y diferente de empezar una relación con un anticuario, pero precisamente por eso nos sorprendió…»

Estas son las primeras palabras del post que nos ha dedicado “Mario de la Renta”. Quizás resulte curiosa la forma de conocernos, pero somos un anticuario del S.XXI y por eso no dejamos de lado el mundo 2.0.

Estamos convencidas de que  la red nos acerca mucho más fácilmente a todas aquellas personas que, como nosotras, sienten autentica pasión por todo lo antiguo, la historia y el arte.

También nos sorprendimos al descubrir, en el momento de la desvirtualización, que tras la denominación “Mario de la Renta” se encuentran dos grandes profesionales de la fotografía y no uno, como siempre habíamos pensado: Violeta y Juan Antonio.

Muchas gracias por el cariño con el que habéis tratado  nuestro nuevo proyecto.El equipo de Vintage By López-LinaresSi quereis leer el post pinchar : «Aqui»

Bia di Medici

Estos pendientes llegaron hasta nuestro espacio por pura casualidad, pero quedé prendada de ellos nada más verlos.

La elegante tonalidad de su cuarzo y la pequeña perla colgando, me entusiasmaron desde el primer momento.

De inmediato me puse a buscar información sobre la primera propietaria de tan delicada pieza, no tardando en dar con ella: Bia De Medici, también conocida por Bianca.

Cuando vi por primera vez el retrato que Bronzino había realizado de ella, no sabría explicar muy bien cual fue la sensación que me causó. Mi primera sorpresa fue la de comprobar que se trataba de una niña. Una niña de poco más de cinco años que, si bien mostraba una belleza y dulzura indudables,  me trasmitía algo que me inquietaba. Encontraba su mirada tan fría y distante…

Y es muy curioso, porque el día que comencé a escribir esta entrada, vino a casa a tomar café una gran amiga y le enseñé el retrato, para que me diera su opinión. Al ser ella pintora, su opinión me resultaba más que indicada. Y cuál fue mi sorpresa al comprobar que a ella le resultaba tan inquietante como a mí.

Hasta que no conocí la historia de Bia, no fui capaz de entender por qué este retrato, siendo de una belleza difícil de igualar, me inquietaba tanto al mirarlo.

Quisiera pediros un favor. Deteneos unos instantes en esta obra. Sentid qué os trasmite Bia durante unos instantes… y luego, continuad leyendo.

La historia de Bia, aunque triste, se desarrolló en uno de los hogares con más lujos y refinamiento de la Italia del S.XVI.

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Hija ilegitima de Cosme I de Medici, nació cuando su padre apenas había alcanzado los 18 años de edad y aún no se había casado. Bia nunca vivió con su madre y ni siquiera sabemos quien fue ella.

Al poco de nacer fue llevada a Florencia a vivir con su padre, sabiendo que Cosme I siempre sintió una predilección especial hacia ella, mimándola y dándole todos los caprichos que se le antojaban.

La alegría de ambos duro muy poco. Cosme I contrajo matrimonio con  Leonor de Toledo -los que habéis seguido mi blog os acordareis de ella: «Un broche y dos Leonores«-,  exigiendo ésta inmediatamente el traslado de la niña a “Villa Di Castello”,  donde viviría con su abuela paterna.

Bia compartió esos años en el palacio con Giuliana, hija ilegitima de Alejandro de Medici y apenas dos años mayor que ella. Las niñas compartieron juegos y travesuras y fueron la alegría de su abuela, hasta que en 1542 ambas enfermaron de unas fiebres. Cosme I exigió que se le informara a diario del estado de las pequeñas, pero lamentablemente a los pocos días Bia fallecía. Tenía apenas 6 años.

Cosme I encargó de inmediato el retrato a Bronzino, en esos momentos ya un reputadísimo artista.

Lo que me dejó impresionada fue el enterarme de que Bronzino pintó esta preciosa tabla, a partir de la máscara funeraria que habían obtenido de Bia tras su fallecimiento. Bia nunca posó para el gran artista. En ese momento comprendí por qué el retrato me inquietaba tanto, y por qué la mirada de Bia me resultaba tan fría y distante.

Cosme I nunca llegó a superar la pérdida de su primera hija. Es por ello, que su retrato permaneció por muchos años en la galería privada de Cosme, para su contemplación personal y así mantenerla en su recuerdo.

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A pesar de la triste historia de la pequeña Bia, los pendientes me siguen pareciendo bellísimos. Creo que Bronzino eligió esta pieza de joyería por su delicadeza y sencillez. Y cuando los veo, no puedo por menos que imaginarme a Bia correteando por las porticadas logias de Villa Di Castello, bajo la complaciente mirada de su augusta abuela.

Dicen los expertos que este retrato de Bronzino es una de sus obras maestras.

¿Cuál ha sido vuestra primera impresión al contemplar este retrato?

Aquí os dejo el link a la ficha de los pendientes de Bia de Medici, espero que os gusten:

Pendientes de Bia de Medici

Una tiara de 1930 diseñada por Miriam Haskell

Cuando escogemos para nuestra tienda alguna pieza de bisutería, es porque algo especial y mágico nos trasmite a alguna de las tres. Parece increíble, pero normalmente coincidimos en la elección. Es curioso que siendo tan distintas entre nosotras, a la hora de elegir las piezas que van a entrar en nuestro espacio coincidamos siempre.

Aunque hay piezas que nos enamoran a unas más que a otras, cada una tiene sus piezas fetiche, esas que nunca vendería y de las que te quedas prendada a primera vista.

Hoy os quiero hablar de una de mis piezas favoritas. Es una tiara de novia firmada por Miriam Haskell. Me entusiasmó nada más verla, me pareció de una delicadeza y exquisitez sublimes. Cuando la cogí por primera vez, lo primero que pensé es, ¿por qué alguien querría desprenderse de una pieza tan soberbia y delicada? Seguramente sería un encargo especial para alguna joven de los años 30. Estoy segura de que quedaría prendada de la joya al verla por primera vez, al igual que quedé yo.

Para los que no conozcáis a Miriam Haskell, os diré que esta visionaria del diseño y los negocios nació en 1899 en el seno de una familia de inmigrantes judíos venidos de Rusia. Su familia consiguió alcanzar una posición bastante acomodada para la época. Miriam estudio en la universidad de Chicago durante 3 años y se trasladó a Nueva York con 500 dólares en el bolsillo, probablemente prestados por su familia.

Al poco consiguió establecerse en el Hotel Mc Alplin, que en esos momentos era el hotel más grande del mundo, con capacidad para 2.500 personas. El hotel estaba situado en pleno corazón de la ciudad de Nueva York. Allí abrió una pequeña tienda  donde vendía bisutería de afamados diseñadores de la época.

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Miriam enseguida decidió lanzar su propia marca y para ello contrato los servicios de Frank Hess, un joven escaparatista con un gusto y un sentido de la estética inusual para le época. Frank se convertiría rápidamente en la cabeza creativa de la marca. Tenía una personalidad bastante compleja, y su timidez le hacia sentirse más cómodo trabajando en el taller entre bocetos y piedras, que atendiendo a las incontables clientes que se acercaban a su tienda deseosas de ser atendidas por él personalmente. Era un personaje muy peculiar, conocido por sus altos sombreros de copa y su bastón con mango de plata. Era muy exigente con sus empleados.

Por el contrario, Miriam era una mujer muy atractiva, elegante e inteligente y se sentía en su salsa en el papel de relaciones publicas de la marca. De esta manera se complementaban perfectamente.

Consiguieron alcanzar un éxito asombroso en poquísimo tiempo. En 1930 ya se codeaban con lo mas selectos e influyentes personajes de los círculos artísticos y sociales, tanto de Hollywood y Nueva York como de Europa. Mujeres de la influencia y talla de Joan Crawford, Lucille Ball o la Duquesa de Windsor lucían en las grandes fiestas diseños de Miriam Haskell.

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En los años 50 Miriam cayó en una profunda depresión  y su estado hizo que la compañía cayera en manos de su hermano. Nunca volvió a trabajar, se retiró al poco de terminar la guerra, dicen que influenciada por los horrores de la misma y sin conseguir superar todos los desastres vividos. Frank continuó trabajando en la compañía hasta retirarse en 1960.

Actualmente, es bastante difícil encontrar piezas de la primera época de la marca y su precios suelen ser bastante elevados.

Aunque la compañía sigue fabricando maravillosas piezas de bisutería, muchas de ellas inspiradas en las grandes colecciones de Miriam y Frank, para mí no llegan a alcanzar la delicadeza y sensibilidad de las piezas que realizaron ellos en sus años dorados. Hicieron un “tándem” magnifico y supieron trasmitir su entusiasmo e ilusión a todas las mujeres de su época.

Os dejo un link a la página actual de la marca, para que podáis juzgar por vosotras mismas: www.miriamhaskell.com

Las fotos que os adjunto a continuación son grabados coloreados a mano y realizados por el artista Larry Austin. Son ilustraciones realizadas entre 1930-1940 y que utilizaron  para promocionar la marca en tiendas y joyerías de todo el Mundo. En ellas podemos apreciar la belleza de algunas de sus piezas más sofisticadas.

¿Habíais oído hablar antes de Miriam Haskell?

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Premiando a nuestros seguidores de Twitter.

Hoy hemos recibido en nuestro espacio a Belén de  B a la moda. Nos ha encantado conocerla y entregarle nuestro regalo.

Por si alguno no lo sabe, organizamos la entrega de una serie de regalos del más puro estilo Vintage, para aquellas personas que nos ayudaron al principio a introducirnos en Twitter.

Hace unas semanas enviábamos a Pilar de «El Cuaderno de Pili» unos pendientes de plata bañada en oro, por ser la primera persona que apostó por nosotros en Twitter y nos brindó su apoyo desde el principio. Ella fue nuestra primera seguidora y eso nunca se olvida, ¿verdad ?

Hoy ha sido Belén, dejó la primera mención sobre nosotras. Y hoy la hemos entregado unos pendientes de plata y circonitas.

¡Os hago saber que en los próximos días anunciaremos el siguiente afortunad@¡ Será una mención especial a nuestro “Primer Mensaje Directo”

Un saludo para tod@s.

Elizabeth Taylor y Avon, una colaboración casi desconocida en España

Hace unas semanas fallecía la mítica estrella de Hollywood Elizabeth Taylor. La vida de la estrella es más que conocida por todos: sus películas, sus Oscars, sus escándalos y sus ocho matrimonios han ocupado miles de hojas de la prensa del corazón en todo el mundo.

Su pasión por las joyas es lo que a mí  más me llama la atención de su vida. Ha sido propietaria de una de las colecciones de joyas más impresionante de todos los tiempos, y de algunas de las piezas más emblemáticas de la historia de la joyería mundial.

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Probablemente, de toda su colección, la joya sobre la que más se haya escrito sea “La Peregrina”. Esa preciosa perla fue encontrada en el S.XVI en el Golfo de Panamá por un esclavo negro, al que concedieron la libertad como premio por tan increíble hallazgo. La perla fue entregada a Felipe II por Don Pedro Témez, administrador de la colonia española. El rey regaló la perla a su prometida, la Reina Maria I de Inglaterra, que lució la magnífica perla en numerosísimas ocasiones. La Peregrina no regresó a España hasta la muerte de Maria Tudor.

Posteriormente la joya fue lucida  tanto en grandes acontecimientos políticos como en numerosos retratos, por todas las reinas españolas durante los SXVII y XVIII. Podemos disfrutar de su belleza en los famosos retratos realizados por Velázquez de Isabel de Borbón y Mariana de Austria, ambas esposas de Felipe IV.

La Peregrina permaneció como parte del Tesoro Real Español hasta el S.XIX. Fue entonces cuando José Bonaparte, tras finalizar su reinado en España, se llevó la perla a Francia.

La perla permaneció en Francia hasta que el Emperador Napoleón III viajó con ella a Inglaterra en su exilio, donde consiguió vendérsela al Duque de Abercon. Años más tarde, el Rey Alfonso XIII intentó sin éxito hacerse con ella. La Peregrina permaneció en poder de la familia Abercon hasta que en 1969 fue subastada en Londres por la casa Sotheby’s, donde Richard Burton la adquirió por 37.000$ para entregársela como presente a Elizabeth por el día de San Valentín.

Pero por lo que realmente es desconocida en España la actriz, es por su faceta como diseñadora de joyas. La actriz diseñó en los años 90s varias colecciones para la casa Avon.

La casa Avon fue fundada por un joven vendedor de libros puerta a puerta en 1886, llamado McConnell. Comenzó vendiendo libros y regalando muestras de perfumes a sus clientes, pero enseguida se dio cuenta de que tenían más éxito los perfumes que los libros, decidiendo cambiar su negocio y comenzar a vender perfumes. La casa Avon siempre mantuvo la estrategia de venta directa con representantes por todo el mundo.

En 1920 la compañía saca unos polvos de talco y así, poco a poco, comienza su expansión en el mundo de la venta directa de productos cosméticos. Estoy segura de que todas las españolas, excepto las más jóvenes, recordaremos el famoso eslogan de: “Avon llama a su puerta”.

La casa Avon quiso ir aun más lejos, y en 1970 saca a la luz su primera colección de bisutería. Consistía en tres piezas: un broche, una sortija y un collar. Avon nunca fabricó directamente, tenía varias fábricas subcontratadas. Sus productos siempre seguían unos estrictos controles de calidad y esto, unido a las colaboraciones que realizo con los más afamados diseñadores de la época, hicieron de esta firma el mayor distribuidor de bisutera del mundo.

Fue en la década de los 90 cuando Elizabeth Taylor entra a formar parte del equipo de Avon. Entre los años 1993-1997 diseñó varias colecciones, pero fueron las basadas en la película «Cleopatra», «La senda de los elefantes» y «La mujer indomable» las que tuvieron más éxito.

Elizabeth tenía fama de meticulosa y exigente, y sabemos que supervisaba todos los detalles del diseño y fabricación de las piezas que llevaban su nombre. Todas las piezas de Avon diseñadas por la artista llevan una “E”.

En el año 2005 Elizabeth funda su propia compañía de bisutería: “The House of Taylor”, abriendo tienda en Beverly Hills y llegando a cotizar en el mercado Nasdaq.

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Todas las piezas de Avon diseñadas por Elizabeth ahora mismo son consideradas piezas de colección, y después la muerte de la actriz su valor se ha duplicado en las subastas americanas especializadas en este tipo de bisutería.

¿Conocíais esta faceta de Liz como diseñadora de bisutería para la casa Avon?

Podéis disfrutar de toda su colección de joyas en un precioso libro, con fotografías de John Bigelow: “My Love Affair with Jewelry”.

El camafeo de Mrs. del Alisal

Siempre me llamaron la atención esas caritas asomando su relieve sobre una concha de carey marrón clarito. Pero no fue hasta que me casé y mi suegra me regaló un increíble juego de pendientes y broche, perteneciente a su familia desde 1860, cuando pude realmente apreciar en mi mano la belleza de estas piezas. Este juego había pasado por más de cinco generaciones de mujeres, y ahora llegaba a mis manos ante mi sorpresa y emoción.

¡Me resultaba tan curioso que las caritas de los pendientes se miraran la una a la otra! Me preguntaba cuál sería su origen o cómo era posible que una técnica tan antigua siguiera llamando la atención de tantas mujeres a lo largo de la historia. (A mí personalmente me entusiasman).

¿Os habéis preguntado en alguna ocasión dónde aparecieron los camafeos por  primera vez o cómo están realizados? Estas son algunas de las preguntas que yo me hice cuando tuve esos pendientes en mi mano.

Un camafeo, según el diccionario, es, sencillamente, “un relieve obtenido de una piedra preciosa”. Pero para mí es mucho más que eso. Es increíble pensar que el procedimiento con que se fabrican ya era utilizado por los antiguos griegos que, a su vez, lo habían tomado de los persas durante las incursiones realizadas por sus ejércitos comandados por Alejandro Magno.

La técnica, posteriormente, llegó hasta los romanos, los cuales la utilizaron para decoración y joyería. Claro que, encontrar una pieza de esta época es muy raro, pues sólo aparecen en subastas muy especializadas. Sabemos que  por entonces, era frecuente que los nobles llevaran anillos con camafeos, realizados en esmeraldas y rubíes de un tamaño no muy grande. Y también tenemos constancia de que los emperadores romanos los usaban frecuentemente como insignias en su ropaje. ¿Os imagináis a Octavio Augusto, con su toga imperial, luciendo un camafeo de ágata…?¡Increíble!, ¿verdad?

A finales del S. II d. C., esta moda desapareció y pasaron muchos años hasta que esta técnica volvió a relucir en el Renacimiento italiano de la mano de los grandes coleccionistas de la época, como Lorenzo De Medici. Su influencia llegó hasta la corte francesa, donde Francisco I lució en numerosas ocasiones piezas de este tipo. Y por supuesto, a Inglaterra, donde Enrique VIII, en su pasión por este tipo de joyas, creó su propio taller para su realización. Durante este período fue frecuente que se buscaran piezas antiguas de época romana y se trasformaran para convertirlas en joyas más a la moda del momento. Al estar las piezas romanas montadas sobre bases de oro muy sencillas, se solían desmontar para volver a utilizarlas en broches más grandes, montados sobre bases de oro con piedras preciosas y, con ellas, decorar capas de terciopelo, sombreros, o lucir en el escote de alguna gran dama de la corte.

A raíz del descubrimiento de América, entraron en Europa gran cantidad de materiales más exóticos para la realización de dichas piezas, como colmillos, jade, ámbar o caparazones gigantes. Pero el descubrimiento más importante para esta industria, fue el de la concha Cassis tuberosa. Estas  conchas eran muy adecuadas para este trabajo, ya que se componían de capas de distintas tonalidades de color, lo que permitía dar a los relieves una profundidad y trasparencia desconocidas hasta el momento. La técnica se desarrolló en Italia, concretamente en Sicilia, pero de ahí pasó rápidamente a la zona de Nápoles, extendiéndose pronto al resto del país. En pocos años, muchos artistas italianos comenzaron a trabajar en Francia e Inglaterra, difundiéndose rápidamente esta práctica por toda Europa, durante los siglos XVI y XVII.

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En la época napoleónica, los camafeos, principalmente, se decoraban con  elementos neoclásicos, siendo muy frecuente que mostraran temas mitológicos, o representaran a filósofos, a emperadores, o a nobles y personajes del clero de la época romana. Los marcos de alrededor, normalmente de oro, eran de una finura de ejecución y detalle excepcionales, conocidos como roman seal setting. Estos camafeos eran frecuentemente montados como pulseras, con 3 ó 4 colgantitos, y eran conocidos como esclavas.

La fama de los camafeos se extendió hasta las clases sociales más populares, gracias a que la “concha” era un material mucho más barato que los utilizados hasta ese momento, lo que popularizó su uso y producción, limitando el privilegio de llevar los camafeos de piedras preciosas a la alta sociedad.

De esta época es una de las tiaras para mí más bellas de la realeza europea: “La tiara de Josefina Bonaparte”, la cual, hace muy poco, hemos podido ver lucir a la princesa Victoria de Suecia el día de su boda. Una pieza espectacular, con pendientes a juego, y que ella lució con una sencillez y elegancia asombrosas.

Y así llegamos hasta el S. XIX, época a la que pertenece el juego que me regalaron a mí. De esta época es de la que más constancia y herencia nos han quedado, ya que proliferaron numerosos talleres, tanto en Italia, como en Francia e Inglaterra, para la realización de camafeos en “concha”. Aunque también se utilizaron materiales como el ónix, lapislázuli, coral, ágata o marfil. Estos en menor medida ya que eran más caros.

Durante el primer victoriano y la época romántica, se hicieron muy famosos los camafeos de Minerva, Medusa y Bacchante.

Entre 1860 y 1880, los artesanos italianos montaron bold hardstone (camafeos al oro amarillo con marcos decorados ), en los que los motivos volvieron a ser extremadamente clásicos, rayando en lo erótico.

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Durante el S. XX, proliferaron los camafeos de pasta y cristal. También fue muy corriente en esta época la realización de camafeos en oro bajo, de 9 kilates, o en plata con marquesitas.

Nosotras, en la tienda, nos hemos centrado en las reproducciones de plata dorada. Así os resultará más sencillo encontrar unos pendientes o un anillo inspirados en los montajes romanos. O quizás un broche de plata dorada a juego con sus pendientes, en el más puro estilo Renacimiento.

Me encantan los collares de encaje con camafeos y perlas de estilo Victoriano. Siendo ésta otra de las líneas en las que nos hemos especializado.

En las fotos que ilustran este artículo, podéis apreciar con más detalle algunas de las piezas que tenemos en este momento en la tienda.

Yo tengo la suerte de poder lucir, en momentos especiales, esos pendientes con broche que me regalara mi querida suegra, y que también podéis ver en una de las fotos que os adjunto.

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¿Y qué opináis vosotras? ¿Os gustan los camafeos?

¿Os imagináis como Ana Bolena, luciendo unos pendientes en ese estilo?

¿O tal vez os inclináis más por el terciopelo y los encajes de la época de la Reina Victoria de Inglaterra?

¿Volverá la tradición de las novias veladas?

La tradición de la novia entrando a la ceremonia de su boda con el velo cubriendo su cara, tan habitual en la década de los 50 y 60, se fue perdiendo  poco a poco, siendo ahora extremadamente raro ver una novia velada en estos actos.

Cuando se puso de moda esta tradición, se popularizó ver a las novias en­trando veladas a la iglesia. Recorrían emocionadas el pasillo del  brazo de su padrino, mientras todos los invitados contemplaban admirados su entrada. Esperando en el altar se encontraba un impaciente y nervioso novio. Pero justo antes de  hacer entrega de la novia a su futuro esposo, el padrino descubría su rostro. La novia, ya sin velo, lucía pletórica durante toda la ceremonia, siendo el novio el primero en admirarla en todo su esplendor.

En un principio, las novias mantenían el velo hasta que el sacerdote pronunciaba las tan esperadas palabras dirigidas al novio: “Puede besar a la novia”. En ese momento, el ya marido levantaba el velo de su esposa, lo colocaba cuidadosamente sobre sus hombros y la besaba. ¡Qué momento tan trascendente para toda mujer! ¿Os imagináis la de veces que le habrían explicado al novio cómo tenía que colocar el velo, para que ella quedara favorecida?

Con el paso de los años la tradición cambió ligeramente, ya que resultaba  poco favorecedor que la novia permaneciera velada durante prácticamente toda la ceremonia. Su rostro quedaba muy oculto y no salía demasiado favorecida en las fotografías.

Si hay fotos de boda que me entusiasman, a la vez que me parecen más que favorecedoras para la novia, son aquellas en las que se ve salir a ésta del coche nupcial velada. Ese momento tan estelar en el que la novia pone su pie en el suelo al bajarse del coche nupcial, descubriéndose el secreto mejor guardado de una boda: el traje de la novia. Para toda mujer, el momento en el que muestra públicamente el resultado de tantas ilusiones, esfuerzos y dedicación, está lleno de sensaciones y emoción. Las novias están todas exultantes en ese momento. Las fotografías dejan constancia para la posteridad del resultado de tantos desvelos, para conseguir estar lo más deslumbrante posible en ese día. Por eso me encanta verlas entrar cubriéndose con el velo, para mí añade un halo de misterio y glamour a ese momento.

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Me encantaría que se recuperara esta tradición. En algunas ocasiones lo he comentado con algunas de las novias que se acercan por nuestro espacio Vintage, a buscar alguna pieza especial y distinta para tan señalado día. He de deciros, que me he llevado la grata sorpresa de que alguna de ellas convenía conmigo que sería precioso recuperar esta tradición.

Y a ti, ¿te gustaría entrar velada el día de tu boda?

«Cien famosas vistas de Edo»

Hoy quiero rendir un sencillo homenaje al pueblo Japonés.

Os he traído hasta nuestro blog una preciosa vista del parque floral Dangozaka en Sendagi, inmortalizado por Hiroshige y perteneciente a su famosa colección de  grabados sobre plancha de madera “Las cien famosas vistas de Edo”. El grabado es de 1856.

En esta serie de grabados el artista japonés reflejó toda la belleza de los paisajes y costumbres japoneses, la luz en muy distintas horas del día y los distintos cambios que sufre su naturaleza en el trascurso de las distintas estaciones,especialmente de su capital Edo (actual Tokio).

La ciudad estaba siendo reconstruida tras otro devastador terremoto acaecido en 1855. Sin embargo, el artista no quiso mostrar los efectos de tan desoladora destrucción, sino que mostró la ciudad de forma optimista. De esta manera pretendía inculcar en la población un estado de animo jovial, positivo y vitalista.

El artista japonés inmortalizó en dos ocasiones más este precioso parque de la ciudad de Tokio, en el año 1857 en sus “Recuerdos Ilustrados de Edo”. El parque floral de Dangozaja en Sendagi, había sido fundado sólo unos años antes por el jardinero Kusuda Uheiji.

En nuestra imagen vemos, a lo largo de la orilla de un lago, un exuberante parque de cerezos en flor y varios visitantes ataviados con trajes de vivos colores paseando por la orilla, disfrutando de la breve, pero maravillosa época del  florecimiento de los cerezos. Al fondo vemos una escalinata muy empinada que sube hasta un cenador cubierto de paja. Arriba del todo les espera una espectacular vista: el barrio de Ueno y el estanque Shinobazu no ike.

En la parte más alta del grabado vemos un edificio de tres plantas,que parece ser, no se vio afectado por el terremoto de 1855. En cambio, el pabellón de té que queda a su lado quedó totalmente destruido. Hiroshige nos muestra en este grabado el edificio ya totalmente reconstruido.

La obra de Hiroshige estuvo muy reconocida en Europa y, años más tarde, algunos de los grandes maestros de la pintura europea, como Vincent van Gogh, realizaron copias de varias de sus pinturas. Tal es el caso de “Puente bajo la lluvia” (1887)  copia de El puente de Ohashi en Atake bajo una lluvia repentina y  “Ciruelo en flor” (1887)  copia de Jardín de ciruelos en Kameido.

Van Gogh llegó a decir: «Con ojos japoneses se ve más; se siente el color de un modo distinto».

Esta es mi pequeña aportación. Deseo que, con la ayuda de todos, vuelvan a florecer de nuevo los almendros en Japón.

Actualmente se puede adquirir un ejemplar sobre la colección de grabados en esta dirección: «Cien famosas vistas de Edo»

El Look Garçon (1920-1930)

La década de los años 20 supuso el principio de nuestra emancipación. El hecho de que en esta década, después de una gran lucha, consiguiéramos votar libremente por primera vez, hizo que nos liberáramos de numerosas ataduras a las que habíamos estado sometidas desde siempre.

La libertad de voto vino unida a una libertad en muchos otros terrenos. Conseguimos abandonar los encorsetados vestidos, los enrevesados peinados, las tupidas medias negras y las faldas por los tobillos del S. XIX, y dar rienda suelta a una nueva mujer. Pasamos de ser sumisas amas de casa a protagonistas indiscutibles de importantes acontecimientos sociales. Comenzamos a llenar las universidades y nos convertimos en reinas de la noche. Las grandes fiestas, los conciertos de jazz, los teatros y los casinos fueron los lugares donde dimos rienda suelta a este nuevo estilo de vida.

Los grandes diseñadores de la época pronto entendieron los cambios que demandábamos, y adecuaron sus diseños a nuestro nuevo gusto: mangas cortas, grandes escotes, faldas por la rodilla, vestidos sueltos… Un estilo mucho más libre, deportivo y desenfadado de lo que nunca habríamos soñado llevar.

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Todos estos cambios dieron lugar a un look totalmente nuevo: “El Look Garçon”.

Este look, mucho más masculino de lo jamás imaginado, necesitó servirse de largos pendientes, medias de seda, infinitos collares de perlas y sofisticados complementos, para dar un toque más femenino a un look que quizás resultaba demasiado masculino para la época.

¿Y cuáles eran los imprescindibles del look garçon?: el pelo corto, la seda natural, el leopardo, los sofisticados turbantes, los flecos, las plumas, las largas boquillas, las pitilleras, los labios rojo carmín y, por supuesto, las ostentosas piezas de bisutería. Estos serian los signos que diferenciarían a la auténtica “mujer garçon” de sus antecesoras.

Fumar, conducir rápidos coches, practicar deportes como el golf o el tenis, bailar un charlestón o un tango, eran actividades que nunca antes habíamos soñado realizar, y que a partir de ese momento se convirtieron en algo imprescindible, en cualquier mujer que se preciara de estar a la última.

La exposición de Artes Decorativas de 1925 en París, y las revistas de moda como el Vogue (New York , 1892) y Gazette du Bon Ton (París 1912), fueron el auténtico trampolín para que el estilo garçon saltara a los salones de toda Europa y Estados Unidos rápidamente.

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Pero la gran revolucionaria en el mundo de la moda y la bisutería fue Coco Chanel. Chanel fue una visionaria, un genio de la alta costura y del diseño. Ella fue la auténtica mujer garçon.

Fue gracias a Chanel y a diseñadores como Trifari, Napier, Marcel Borcher y Eisenberg (de todos ellos iré hablando en posteriores entradas), que las grandes piezas de bisutería pudieron llegar a todas las mujeres del mundo. Mujeres que demandaban piezas con estilo y glamour, pero a un precio más accesible que las piezas de los grandes joyeros de la época. Chanel nunca consideró la bisutería la hermana menor de la joyería. Muy al contrario, siempre pensó en ella como una auténtica joya.

El estilo garçon se apagó con el crash de la Bolsa de New York en 1929 y la segunda guerra mundial en Europa. La industria del lujo desapareció, y  los grandes diseñadores de joyería y bisutería tuvieron que abaratar sus costes, recurriendo a materiales como la baquelita, el plástico, o la plata. De esta forma consiguieron seguir creando piezas de gran calidad  y diseño, pero a unos costes mucho menores.

Y tú, ¿te sientes identificada con el look garçon?

¿Qué opinas de los infinitos collares de perlas y las grandes piezas de bisutería?

Ilustración por gentileza de Pippisstrella