Navidad en Vintage By López-Linares

Comienza diciembre, un mes cargado de esperanza y de buenos deseos.

Ya hemos decorado nuestro pequeño espacio de Navidad. El escaparate de Vintage  resplandece con nuestro attrezzo años 20.

Una recreación de la boda de Lady Mary y Matthew, de Downton Abbey, es la protagonista de nuestra enorme vitrina. Muebles, lámparas, relojes, vestidos, complementos… todo nos traslada a los 20s y a un coqueto salón en época navideña.

Y en la calle… nuestro “ Vintage Christmas Tree” luce esplendido en oro, naranja y verde.

¿Vas a pasarte a vernos?

Tenemos una copita de oporto esperándote y nos encantará brindar contigo.

Hopper: mi inspiración

Edward Hopper estará en Madrid hasta el 16 de septiembre. El Museo Thyssen  Bornemisza acoge una magnífica selección de 73 obras del artista norteamericano, constituyéndose en  la más amplia y ambiciosa exposición que se haya mostrado hasta ahora en Europa de su obra.

Antes de marcharme de vacaciones decidí dedicar una tarde a su exposición. Quería conocer más de cerca la obra de este pintor del realismo americano del S.XX,  del que había leído mucho pero del que había visto muy poco.

Os recomiendo ir a visitar la exposición con tiempo, es muy extensa y sorprendente. No se puede ver con prisas.

Cuando comencé a recorrer las salas del Thyssen, mi primera sensación fue sentirme como una turista con su cámara de fotos en mano, robando momentos de la vida cotidiana de sus distintos personajes. Es como pasearse por una calle de Nueva York y  al doblar cualquier  esquina toparte con un escaparate o una ventana sin cortinas. Te sientes partícipe de la vida cotidiana de los protagonistas de cada cuadro. Hasta tal punto, que te hace sentir un tanto indiscreto y culpable de inmiscuirte en vidas ajenas, tratando de descubrir qué estarían haciendo en ese momento y, sobre todo, que estarían pensando cada unos de ellos. Es como si sacaras fotos. Fotos robadas de escenas cotidianas y robo de momentos de las vidas de personajes anónimos, solitarios y melancólicos sin que ellos lo perciban.

Es como si posaran para ti, pero sin darse cuenta… sin ser conscientes de tu presencia.Sus cuadros son tan sencillos en su composición, tan limpios y claros en su diseño, de colores planos e iluminación tan contrastada, que solo dejan lugar a centrar tu atención en los auténticos protagonistas: esos momentos de introspección de sus personajes…

Hay tres cuadros que me llamaron la atención sobre los demás, y es curioso porque los tres me los imagino convertíos en fotografías. Mi mente iba trasformando a los personajes en piezas de bisutería de alegres colores: broches, pendientes, collares … Todos se transformaban en personajes solitarios, concentrados en sí mismos, pero con una luz sorprendente como toda  la obra de Hopper.

El primero de todos es “Soir Blue”

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Es una obra monumental por su tamaño y por su fuerza colorista. Hopper la pintó cuatro años después de regresar de París, y en ella creo que intenta hacer un guiño a la sociedad parisina que conoció allí. Parece que los personajes estuvieran sentados en una terraza, disfrazados y esperando para actuar en alguna función teatral.

Un payaso, un militar vestido de gala, lo que parece un intelectual representado por un personaje con boina y barba, una pareja de la burguesía parisina.De pié, apoyada en la balaustrada, una bella mujer, altiva,  excesivamente maquillada con una piel tan blanca que resalta aun más el verde de su vestido.

Me entusiasmó esta obra por su colorido, su fuerza y su teatralidad.

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«Habitación en Nueva York» (1932). La pintura congela un momento en el que el hombre lee un periódico, ignorando la presencia de la mujer. Ella teclea a una mano unas sencillas notas en su piano, ausente y pensativa. La escena de esta obra resulta de lo más cinematográfico, como tantas otras.

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Ella representada por unos llamativos pendientes rojos, de un rojo intenso, y él como una mancha negra… ausente.

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Cuando llegué a “Dos cómicos”  imaginé a Hopper y a Jo, su mujer, representados por dos pendientes en forma de lágrima. Esta obra quiere representar la despedida del autor de su público, ya que fue su última obra. Los dos pierrots inclinan su cabeza en un acto de reverencia, tristes como mis dos lagrimas blancas.

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Quería también hacer una mención especial a sus acuarelas de casas americanas, pintadas durante las estancias veraniegas del matrimonio en Cape Cod, por su detalle y luminosidad. Siempre me han gustado este tipo de casas unifamiliares americanas e inglesas… y me resulta curioso que Hopper se fijara en las casitas de los pescadores, o en las mansiones victorianas de la costa este norteamericana y las pintara con tal lujo de detalle. Son entrañables.

Si estáis interesados en experimentar las sensaciones que produce Hopper cuando paseas por su obra, no dudéis en acercaros al Thyssen Bornemisza antes del día 16 de septiembre. Os aseguro que os merecerá la pena la experiencia.

En mi opinión es una exposición que no te deja  indiferente… Te hace formar parte de ella como un personaje más de sus cuadros.

Museo Thyssen

Visita Virtual a la exposición

Verrocchio

Andrea del Verrocchio, nacido Andrea di Michele di Francesco de’ Cioni, conocido simplemente como Verrocchio, nacía en Florencia en 1435 y fallecería en Venecia en 1488. Su padre fue fabricante de azulejos y tejas, para luego convertirse en recaudador de impuestos.

Andrea comenzó a trabajar como orfebre en el taller de Giulio Verrocchi, de quien parece haber tomado su sobrenombre, convirtiéndose en poco tiempo en  el mayor escultor de su tiempo.

Tuvo en Florencia un activo y famoso taller del que salieron tanto esculturas como pinturas y obras de orfebrería; sin embargo, en la actualidad la única faceta de la obra de Verrocchio que está bien documentada es la escultura.

Modelista y tallista se conservan obras suyas en mármol, terracota, plata y bronce. Entre sus alumnos estuvieron Leonardo da Vinci, Perugino, Ghirlandaio, Sandro Botticelli y Miguel Ángel.

Entre 1474-1475 ejecuta el Bautismo de Cristo, actualmente conservado en los Uffizi. En esta obra fue ayudado por Leonardo Da Vinci, que por entonces era muy joven. Leonardo había sido alumno suyo desde 1467. Leonardo  acabó el paisaje y pintó el ángel de la izquierda, superando en calidad el resto de la pintura, según Vasari

Verrocchio no superó esta crítica y no quiso volver a tocar los pinceles, indignado porque un muchacho supiera más que él.

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El Bautismo de Cristo en Google Art Proyect

En 1478 Verrocchio comenzó la que sería su obra más famosa, una estatua ecuestre de Bartolomeo Colleoni, quien había muerto tres años antes. La obra fue un encargo de la República de Venecia. Fue el primer intento de producir un grupo en el que el caballo apareciera con una de sus patas en el aire. La estatua destaca por la expresión en el rostro de Colleoni y la magnífica representación del movimiento.

Verrocchio creó un modelo en cera en 1480, y en 1488 finalmente se trasladó a Venecia para asistir a la fundición del grupo. Sin embargo murió ese mismo año, antes de que la obra estuviera acabada, la cual fue terminada por su discípulo Alessandro Leopardi.

Pero yo de todas sus obras me quedo con una que realizó hacia 1478, un querubín alado con delfín, actualmente en el Palazzo Vecchio, y que originariamente se pretendía para una fuente en Villa Médicis en Careggi. Parece que fue un encargo de Lorenzo de Medici.

El movimiento del niño es gracioso, alegre y juguetón, mide 68 cm de altura.

Entre 1550 y 1568 la estatua fue utilizada como centro en el patio primero del palacio Vecchio, donde coronó una fuente diseñada por Vasari.

Nosotras nos hemos permitido reproducirlo como colgante y pendientes, Una forma original de preservar el encanto perenne de este pequeño angelito y poder disfrutarlo de cerca.

Os dejo el link a la web pos si queréis verlos con más detalle:

Pendientes y Collar

 

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Celebramos nuestro cumpleaños

¿Alguna vez soñaste con lucir unos pendientes pintados por Vermeer?

Hace un año nacía nuestro blog Vintage by López Linares, por ello hemos decidido celebrarlo con todos vosotros… nuestros  seguidores.

Sin vuestra colaboración y fidelidad todo esto no sería posible y …  ¿qué mejor idea que involucraros aún más en nuestra pasión?

Es muy sencillo, pincha en el siguiente link y entrarás en un mundo que seguro te apasionará, y optarás a recibir como regalo los pendientes que lucía la Joven de la Perla en el famoso cuadro de Vermeer.

Concurso: “Vintage Book”

Te deseamos  mucha suerte.

María y Ana López Linares

Sarah Jessica entra en faena

Hoy ha salido a la luz S Moda, la nueva revista semanal que acompañará cada sábado al diario EL PAÍS y concebida como una publicación enfocada principalmente al público femenino. Editada por Condé Nast (editora de revistas de alta gama como Vogue, Vanity Fair o Glamour) y Ediciones EL PAÍS, estará dirigida por Oscar Becerra y con Empar Prieto al frente de la dirección editorial.

Una vez la tienes en las manos, te das cuenta de la calidad periodística y la cuidada edición fotográfica de la nueva publicación, que nace con la declaración de intenciones de: «Entender la moda como una forma de ver la cosas, con toda la riqueza social y cultural que es capaz de transmitir, y como un termómetro vivo de nuestro tiempo». Será  fácil que consiga conectar de manera directa con sus lectoras, y estamos seguras de que conseguirá convertirse en referente en tendencias de belleza,  moda, viajes, decoración, literatura, cine,…

Nosotras hemos vivido este nacimiento en primera persona gracias a la inestimable colaboración con Isabel  Moralejo, estilista y directora de moda de S Moda.

¡Impresionante cómo trabaja Isabel! Os dejo un link a su Web, de veras merece la pena darse un paseo por ella:

Isabel Moralejo

Isabel vino a vernos en agosto buscando algunas piezas muy españolas, para un estilismo que estaban preparando en Nueva York. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando descubrimos que el estilismo era para el lanzamiento de S Moda, y con la mismísima Sarah Jessica Parker como protagonista de la portada de su número inaugural.

Desde ese día hemos estado soñando con este momento, ver las imágenes publicadas y a Sarah luciendo un españolísimo atuendo.

Desde nuestro espacio queremos dar las gracias a Isabel Moralejo, por la oportunidad que nos ha dado de participar en la puesta en escena de esta nueva y prometedora publicación de moda y belleza.

Ha sido un honor para todo el equipo de Vintage By López-Linares colaborar con S Moda.

La libélula de Lidia

Llegar hasta Vintage By López-Linares a través de Internet y conseguir entrar directa en nuestro corazón, ha sido todo en uno en la historia de Lydia.

Me sorprendió su alegría, buen humor y desparpajo desde sus primeros correos.

Confió en nosotras desde un principio para buscar ese complemente especial para el día de su boda. Lo tenia claro, quería una libélula y se enamoró de una pieza de nuestra colección nada más verla.

Hay una frase suya que me llegó al alma: “Esta pieza va a ser la primera de una colección que dejaré a mi hija”

¿No es entrañable?

Es emocionante pensar que una joya elegida por nosotras con tanta ilusión para formar parte de nuestro espacio, ahora se encuentre en manos de Lidia, con más ilusión si cabe que cuando estuvo entre nosotras.

Ella ha tenido la sensibilidad y el detalle de mandarnos estas instantáneas de su boda, y nosotras queremos hoy compartirlas con vosotras.

Resulta conmovedor imaginar la ilusión con la que sus amigas colocaron ese día el broche en su espalda. Pero mucho más si cabe el detallazo de Lidia de, a pesar de sus imaginables nervios del momento, acordarse de nosotras para inmortalizar tan entrañables imágenes

Puedo aseguraros que Lidia trasmite alegría por donde pasa, al menos a nosotras nos dejó un alo de felicidad cuando pasó por nuestro espacio virtual .

Te deseamos todo lo mejor y esperamos poder conocerte pronto.

Un besazo de todo el equipo de Vintage By López-Linares

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Cecilia Gallerani, la amante adolescente de Ludovico el Moro

«La dama del armiño» llegó hasta mí de manera inesperada. De repente, todo el Time Line de mi Twitter se llenó de noticias sobre la llegada de este retrato de Leonado da Vinci a Madrid. La joya más valiosa de Polonia, decían de ella.

El retrato me entusiasmó desde un principio. Me llamó poderosamente la atención su peinado, y esa especie de velo que cubría su cara hasta casi la altura de las cejas. Quería saberlo todo sobre ella… ¿Qué extraño animal sostenía entre sus brazos? El porqué de esa mirada perdida y su enigmática sonrisa. Y su collar… ¿serían, perlas o azabaches? Quería tener ese collar en nuestro espacio. Me encantan esos collares largos, que luego tanto se llevaron en los años 20. Es uno de mis complementos preferidos, los uso casi a diario.

No tardé ni un segundo en decidir que tenía que escribir un post sobre ella.

Mi primera idea fue ir a verla y luego ponerme a escribir. Pero, enseguida  decidí que prefería conocerla antes, indagar sobre su vida, intentar entender cómo era cuando Leonardo la pintó. Después, iría a verla y os contaría mis impresiones.

Su nombre es Cecilia Gallerani, nacida en Siena en el seno de una familia sin título nobiliario, pero con muy buen nivel económico, ya que su padre fue embajador de Florencia. Su padre supo trasmitirla una gran pasión por las artes. Amaba la literatura, la música y era capaz de hablar latín perfectamente.  Escribía preciosas poesías en italiano. Todo ello le convirtió en una mujer inusualmente culta para su época.

Arribó a Milán con apenas 16 años y, con semejante carta de presentación, unida a su elegante belleza, tardó muy poco en entrar a formar parte de la corte de Ludovico Sforza «El Moro».

Ludovico Sforza, duque de Milán y uno de los hombres más poderosos e influyentes de todo el renacimiento italiano, no es de extrañar que quedara prendado de ella casi al instante y la convirtiera en su concubina, su amante oficial, cuando apenas contaba 17 años. Cecilia le dio un hijo, y Ludovico le donaría el feudo de Saronno en reconocimiento a su amor.

Cecilia se convirtió en una de las protagonistas de las numerosas tertulias y actividades culturales en la corte de Milán. Le compararon con apasionantes mujeres de la antigüedad como Aspia de Mileto (esposa de Pericles) o Asiotea (alumna de Platón).

En esos años Leonardo trabajaba a las ordenes de Ludovico como maestre de ceremonias y de las cocinas ducales, por lo que Cecilia y él coincidirían en más de una ocasión en el Palacio Sforzesco de Milan, siendo lógico que Ludovico encargara a Leonardo el retrato de su amante.

¿Conseguirá Leonardo transmitirme toda la personalidad de Cecilia? Necesito ir  a verla, y eso es exactamente lo que voy a hacer mañana. Luego os seguiré contando…

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Tras mi visita del pasado día 28 de junio a la exposición, en el Palacio de Real de Madrid:

Hacía años que no entraba en el Palacio Real, y la verdad es que su Patio de Armas me impresiona siempre que lo piso… Las salas de la planta baja de su ala de poniente, han sido el marco elegido por el Patrimonio Nacional de España y el Museo Nacional de Cracovia, para albergar a “la Dama del Armiño” en su visita a Madrid.

Tras la visita a las distintas salas conteniendo pintura, armas, armaduras, monedas, arte sacro…, la incontenible emoción de sentirme ya próxima a mi objeto de deseo, me hizo comenzar a sentirme impaciente. De repente, nada más entrar en la sala dedicada a la pintura occidental en las colecciones polacas del siglo XIX, entre las obras de la colección del rey Estanislao II Augusto Poniatowski, me topé, como queriéndose salir del cuadro, con «Niña en un marco», la impresionante obra del genial maestro holandés Rembrandt, y de la que algún día me gustaría contaros algo.

Finalmente y como broche de oro de esta magnífica colección, sin otra pieza en la sala con la que distraer nuestra atención, me encontré frente a frente con ella.

Lo que tanto había llamado mi atención ya anteriormente a través de ilustraciones, es esa gasa transparente, rematada con un ribete de hilo de oro, que cubre sutilmente su cabeza hasta justo encima de las cejas. A través de ella se percibe su cabello negro cayendo liso a ambos lados del rostro y recogido en una trenza. Su collar es de perlas. Las perlas tienen un brillo especial irisado en tono oscuro.

El extraño animal que acoge sobre su pecho no es muy probable que fuera un armiño. Este mustélido es demasiado salvaje para posar dócilmente para un retrato sobre los brazos de una dama. Parece que Leonardo utilizó un hurón o un turón albino, mucho más domesticable y muy parecido en tamaño y corpulencia al armiño. Quizás Leonardo utilizó este animal en alusión al nombre por el que era conocido Ludovico: Ermellino (armiño), o a que el apellido de Cecilia coincidía parcialmente con el nombre en griego de este animal (gale).

Definitivamente Leonardo lo consigue… Cecilia me habla al mirarme de soslayo. Me transmite bondad, serenidad, inteligencia. Su mirada es serena a la vez que enigmática. Ella es la amante del poderoso Ludovico Sforza, pero su rostro trasmite dulzura, distinción y seguridad. Creo que es una amante segura de sí misma. Es la concubina de uno de los hombres más poderosos del renacimiento italiano, y se muestra orgullosa de ello.

Reflexiono sobre las diferencias entre las jóvenes de hoy y las contemporáneas de Cecilia. Hoy, una joven de 17 años es tan sólo una adolescente, en el mejor de los casos bachiller en un colegio y tan sólo preocupada por la ropa, sus amigas y las fiestas.

En el Renacimiento una joven de esa misma edad ya estaba casada, probablemente con un hombre que le doblaba en edad, al que casi ni conocía y al que no amaba. Era madre de más de un hijo o, aun peor, era la amante de algún influyente y maduro varón en contra de su voluntad.

¿No os parece increíble pensar como vivían estas niñas en el Renacimiento?

«La dama del armiño» ha sobrevivido a dos guerras mundiales, la expoliación de los nazis, varios intentos de robo y ahora, por primera vez desde su creación de la mano del genial Leonardo, se encuentra en Madrid. Creo sinceramente que merece la pena ir a ver esta magnifica obra. Es muy raro que vuelva a abandonar la Polonia que la prohijó en 1.800, y no creo que podamos volver a verla de nuevo en España por muchos años.

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Os dejo el link al collar de esta Dama que tanto ha dado que hablar através de los siglos:

Collar dama del Armiño 

Coro, el maestro de los «Duettes»

Coro & Corocraft  nació de la mano de Emanuel Cohn y Carl Rosenberger, estableciéndose en Broadway , New York ,como Boutique en 1901, con el nombre de Coro & Rosenberger.

Al poco tiempo, y gracias al éxito obtenido por su línea exclusiva de bisutería, tuvieron tal notoriedad que decidieron abrir su propia fábrica. En ella, comenzó la expansión de su marca y, en su época de mayor esplendor, llegaron a emplear a 3.500 personas.

Con la llegada de Adolf Katz como director de diseño en 1924, comenzó la época dorada de Coro. Su estilo caprichoso y su excepcional talento fueron decisivos a la hora de lanzar la marca a nivel internacional. Durante los más de cuarenta años que permaneció ocupando este cargo en la empresa, Kart fue un icono de diseño e innovación.

Broche doble clip de Coro, años 30s

La línea de alta gama, Vendôme, creada por él en 1944 fue su marca más exclusiva  y se distribuyó en tiendas de  lujo de todas las grandes capitales mundiales. Su éxito fue tan rotundo que se convirtió en marca subsidiaria en 1953, y sus piezas fueron lucidas por la mayoría de las grandes estrellas de Hollywood de la época. Las piezas de esta primera época de Vendôme son altamente demandadas por los coleccionistas.

En cuanto a diseño e innovación, Adolf Katz fue un genio. De su mano salieron delicados broches de flores con movimiento, una gran innovación para la época, así como sus famosos esmaltes y sus legendarios “duettes” ─parejas de broches que se pueden lucir  juntos o desmontarse para lucirlos separados─. A causa de este tipo de broches y debido al modelo de cierre utilizado, Coro tuvo un pleito legal con Trifari. Karl había registrado la patente de su cierre en 1931, pero la similitud con los clipsmate de Trifari hizo que esta compañía emprendiera una campaña legal  contra Coro, intentando establecer para el diseño de joyería un copyright de trabajo de arte. Trifari ganó el caso en 1954.

Entre 1930 y 1950 causaron furor  los llamados “Jelly Bellies”. Se trataba de unos broches de animalitos con la barriguita realizada con una piedra de color, un cristal en forma de cabujón, o un nuevo material plástico llamado Lucite (descubierto por  Dupont en 1937 y que supuso una gran revolución en el mundo de la joyería, ya que sustituía fácilmente a piedras como la calcedonia o la piedra luna).

Otro de los diseñadores que más contribuyó a la fama de Coro fue Gene Verecchio, que entró a trabajar en 1930 y permaneció durante treinta y tres años en la compañía. Cabe destacar sus personalísimos “duettes” de camelias y búhos. Estas piezas de entre  los años 30 y 40 son las más cotizadas por los coleccionistas.

Broche en forma de pez, años 40s

Tras la muerte de los dos fundadores, heredó la compañía el hijo de Rosenberger, Gerald, que  a su vez,  falleció en 1967. Sus descendientes vendieron a Richton International Corp. el 51% de la compañía. En 1979 la compañía cayó en la quiebra y sólo se mantuvo la producción en Canadá hasta 1992, año en que se cerró definitivamente esta última factoría.

El nombre de Coro & Craft significó durante todos estos años un hito de calidad y diseño, reflejando las últimas tendencias de moda durante casi seis décadas.

¿No creéis que puede resultaros excitante lucir una pieza de Coro?

A mí me resultan  increíbles, combinadas con un sastre en negro rotundo o con un vestido azul noche, para una ocasión especial.

Os aseguro que merece la pena pasar por la tienda aunque sólo sea para coger en vuestras manos una de estas deliciosas piezas de nuestra colección. Cuando tienes uno de estos Duettes en las manos, os lo aseguro, te das cuenta de por qué las mujeres de los años 40 se volvían locas por sus piezas. Son de una belleza magistral.

¡ Os esperamos !

Bia di Medici

Estos pendientes llegaron hasta nuestro espacio por pura casualidad, pero quedé prendada de ellos nada más verlos.

La elegante tonalidad de su cuarzo y la pequeña perla colgando, me entusiasmaron desde el primer momento.

De inmediato me puse a buscar información sobre la primera propietaria de tan delicada pieza, no tardando en dar con ella: Bia De Medici, también conocida por Bianca.

Cuando vi por primera vez el retrato que Bronzino había realizado de ella, no sabría explicar muy bien cual fue la sensación que me causó. Mi primera sorpresa fue la de comprobar que se trataba de una niña. Una niña de poco más de cinco años que, si bien mostraba una belleza y dulzura indudables,  me trasmitía algo que me inquietaba. Encontraba su mirada tan fría y distante…

Y es muy curioso, porque el día que comencé a escribir esta entrada, vino a casa a tomar café una gran amiga y le enseñé el retrato, para que me diera su opinión. Al ser ella pintora, su opinión me resultaba más que indicada. Y cuál fue mi sorpresa al comprobar que a ella le resultaba tan inquietante como a mí.

Hasta que no conocí la historia de Bia, no fui capaz de entender por qué este retrato, siendo de una belleza difícil de igualar, me inquietaba tanto al mirarlo.

Quisiera pediros un favor. Deteneos unos instantes en esta obra. Sentid qué os trasmite Bia durante unos instantes… y luego, continuad leyendo.

La historia de Bia, aunque triste, se desarrolló en uno de los hogares con más lujos y refinamiento de la Italia del S.XVI.

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Hija ilegitima de Cosme I de Medici, nació cuando su padre apenas había alcanzado los 18 años de edad y aún no se había casado. Bia nunca vivió con su madre y ni siquiera sabemos quien fue ella.

Al poco de nacer fue llevada a Florencia a vivir con su padre, sabiendo que Cosme I siempre sintió una predilección especial hacia ella, mimándola y dándole todos los caprichos que se le antojaban.

La alegría de ambos duro muy poco. Cosme I contrajo matrimonio con  Leonor de Toledo -los que habéis seguido mi blog os acordareis de ella: «Un broche y dos Leonores«-,  exigiendo ésta inmediatamente el traslado de la niña a “Villa Di Castello”,  donde viviría con su abuela paterna.

Bia compartió esos años en el palacio con Giuliana, hija ilegitima de Alejandro de Medici y apenas dos años mayor que ella. Las niñas compartieron juegos y travesuras y fueron la alegría de su abuela, hasta que en 1542 ambas enfermaron de unas fiebres. Cosme I exigió que se le informara a diario del estado de las pequeñas, pero lamentablemente a los pocos días Bia fallecía. Tenía apenas 6 años.

Cosme I encargó de inmediato el retrato a Bronzino, en esos momentos ya un reputadísimo artista.

Lo que me dejó impresionada fue el enterarme de que Bronzino pintó esta preciosa tabla, a partir de la máscara funeraria que habían obtenido de Bia tras su fallecimiento. Bia nunca posó para el gran artista. En ese momento comprendí por qué el retrato me inquietaba tanto, y por qué la mirada de Bia me resultaba tan fría y distante.

Cosme I nunca llegó a superar la pérdida de su primera hija. Es por ello, que su retrato permaneció por muchos años en la galería privada de Cosme, para su contemplación personal y así mantenerla en su recuerdo.

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A pesar de la triste historia de la pequeña Bia, los pendientes me siguen pareciendo bellísimos. Creo que Bronzino eligió esta pieza de joyería por su delicadeza y sencillez. Y cuando los veo, no puedo por menos que imaginarme a Bia correteando por las porticadas logias de Villa Di Castello, bajo la complaciente mirada de su augusta abuela.

Dicen los expertos que este retrato de Bronzino es una de sus obras maestras.

¿Cuál ha sido vuestra primera impresión al contemplar este retrato?

Aquí os dejo el link a la ficha de los pendientes de Bia de Medici, espero que os gusten:

Pendientes de Bia de Medici

Elizabeth Taylor y Avon, una colaboración casi desconocida en España

Hace unas semanas fallecía la mítica estrella de Hollywood Elizabeth Taylor. La vida de la estrella es más que conocida por todos: sus películas, sus Oscars, sus escándalos y sus ocho matrimonios han ocupado miles de hojas de la prensa del corazón en todo el mundo.

Su pasión por las joyas es lo que a mí  más me llama la atención de su vida. Ha sido propietaria de una de las colecciones de joyas más impresionante de todos los tiempos, y de algunas de las piezas más emblemáticas de la historia de la joyería mundial.

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Probablemente, de toda su colección, la joya sobre la que más se haya escrito sea “La Peregrina”. Esa preciosa perla fue encontrada en el S.XVI en el Golfo de Panamá por un esclavo negro, al que concedieron la libertad como premio por tan increíble hallazgo. La perla fue entregada a Felipe II por Don Pedro Témez, administrador de la colonia española. El rey regaló la perla a su prometida, la Reina Maria I de Inglaterra, que lució la magnífica perla en numerosísimas ocasiones. La Peregrina no regresó a España hasta la muerte de Maria Tudor.

Posteriormente la joya fue lucida  tanto en grandes acontecimientos políticos como en numerosos retratos, por todas las reinas españolas durante los SXVII y XVIII. Podemos disfrutar de su belleza en los famosos retratos realizados por Velázquez de Isabel de Borbón y Mariana de Austria, ambas esposas de Felipe IV.

La Peregrina permaneció como parte del Tesoro Real Español hasta el S.XIX. Fue entonces cuando José Bonaparte, tras finalizar su reinado en España, se llevó la perla a Francia.

La perla permaneció en Francia hasta que el Emperador Napoleón III viajó con ella a Inglaterra en su exilio, donde consiguió vendérsela al Duque de Abercon. Años más tarde, el Rey Alfonso XIII intentó sin éxito hacerse con ella. La Peregrina permaneció en poder de la familia Abercon hasta que en 1969 fue subastada en Londres por la casa Sotheby’s, donde Richard Burton la adquirió por 37.000$ para entregársela como presente a Elizabeth por el día de San Valentín.

Pero por lo que realmente es desconocida en España la actriz, es por su faceta como diseñadora de joyas. La actriz diseñó en los años 90s varias colecciones para la casa Avon.

La casa Avon fue fundada por un joven vendedor de libros puerta a puerta en 1886, llamado McConnell. Comenzó vendiendo libros y regalando muestras de perfumes a sus clientes, pero enseguida se dio cuenta de que tenían más éxito los perfumes que los libros, decidiendo cambiar su negocio y comenzar a vender perfumes. La casa Avon siempre mantuvo la estrategia de venta directa con representantes por todo el mundo.

En 1920 la compañía saca unos polvos de talco y así, poco a poco, comienza su expansión en el mundo de la venta directa de productos cosméticos. Estoy segura de que todas las españolas, excepto las más jóvenes, recordaremos el famoso eslogan de: “Avon llama a su puerta”.

La casa Avon quiso ir aun más lejos, y en 1970 saca a la luz su primera colección de bisutería. Consistía en tres piezas: un broche, una sortija y un collar. Avon nunca fabricó directamente, tenía varias fábricas subcontratadas. Sus productos siempre seguían unos estrictos controles de calidad y esto, unido a las colaboraciones que realizo con los más afamados diseñadores de la época, hicieron de esta firma el mayor distribuidor de bisutera del mundo.

Fue en la década de los 90 cuando Elizabeth Taylor entra a formar parte del equipo de Avon. Entre los años 1993-1997 diseñó varias colecciones, pero fueron las basadas en la película «Cleopatra», «La senda de los elefantes» y «La mujer indomable» las que tuvieron más éxito.

Elizabeth tenía fama de meticulosa y exigente, y sabemos que supervisaba todos los detalles del diseño y fabricación de las piezas que llevaban su nombre. Todas las piezas de Avon diseñadas por la artista llevan una “E”.

En el año 2005 Elizabeth funda su propia compañía de bisutería: “The House of Taylor”, abriendo tienda en Beverly Hills y llegando a cotizar en el mercado Nasdaq.

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Todas las piezas de Avon diseñadas por Elizabeth ahora mismo son consideradas piezas de colección, y después la muerte de la actriz su valor se ha duplicado en las subastas americanas especializadas en este tipo de bisutería.

¿Conocíais esta faceta de Liz como diseñadora de bisutería para la casa Avon?

Podéis disfrutar de toda su colección de joyas en un precioso libro, con fotografías de John Bigelow: “My Love Affair with Jewelry”.

El Look Garçon (1920-1930)

La década de los años 20 supuso el principio de nuestra emancipación. El hecho de que en esta década, después de una gran lucha, consiguiéramos votar libremente por primera vez, hizo que nos liberáramos de numerosas ataduras a las que habíamos estado sometidas desde siempre.

La libertad de voto vino unida a una libertad en muchos otros terrenos. Conseguimos abandonar los encorsetados vestidos, los enrevesados peinados, las tupidas medias negras y las faldas por los tobillos del S. XIX, y dar rienda suelta a una nueva mujer. Pasamos de ser sumisas amas de casa a protagonistas indiscutibles de importantes acontecimientos sociales. Comenzamos a llenar las universidades y nos convertimos en reinas de la noche. Las grandes fiestas, los conciertos de jazz, los teatros y los casinos fueron los lugares donde dimos rienda suelta a este nuevo estilo de vida.

Los grandes diseñadores de la época pronto entendieron los cambios que demandábamos, y adecuaron sus diseños a nuestro nuevo gusto: mangas cortas, grandes escotes, faldas por la rodilla, vestidos sueltos… Un estilo mucho más libre, deportivo y desenfadado de lo que nunca habríamos soñado llevar.

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Todos estos cambios dieron lugar a un look totalmente nuevo: “El Look Garçon”.

Este look, mucho más masculino de lo jamás imaginado, necesitó servirse de largos pendientes, medias de seda, infinitos collares de perlas y sofisticados complementos, para dar un toque más femenino a un look que quizás resultaba demasiado masculino para la época.

¿Y cuáles eran los imprescindibles del look garçon?: el pelo corto, la seda natural, el leopardo, los sofisticados turbantes, los flecos, las plumas, las largas boquillas, las pitilleras, los labios rojo carmín y, por supuesto, las ostentosas piezas de bisutería. Estos serian los signos que diferenciarían a la auténtica “mujer garçon” de sus antecesoras.

Fumar, conducir rápidos coches, practicar deportes como el golf o el tenis, bailar un charlestón o un tango, eran actividades que nunca antes habíamos soñado realizar, y que a partir de ese momento se convirtieron en algo imprescindible, en cualquier mujer que se preciara de estar a la última.

La exposición de Artes Decorativas de 1925 en París, y las revistas de moda como el Vogue (New York , 1892) y Gazette du Bon Ton (París 1912), fueron el auténtico trampolín para que el estilo garçon saltara a los salones de toda Europa y Estados Unidos rápidamente.

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Pero la gran revolucionaria en el mundo de la moda y la bisutería fue Coco Chanel. Chanel fue una visionaria, un genio de la alta costura y del diseño. Ella fue la auténtica mujer garçon.

Fue gracias a Chanel y a diseñadores como Trifari, Napier, Marcel Borcher y Eisenberg (de todos ellos iré hablando en posteriores entradas), que las grandes piezas de bisutería pudieron llegar a todas las mujeres del mundo. Mujeres que demandaban piezas con estilo y glamour, pero a un precio más accesible que las piezas de los grandes joyeros de la época. Chanel nunca consideró la bisutería la hermana menor de la joyería. Muy al contrario, siempre pensó en ella como una auténtica joya.

El estilo garçon se apagó con el crash de la Bolsa de New York en 1929 y la segunda guerra mundial en Europa. La industria del lujo desapareció, y  los grandes diseñadores de joyería y bisutería tuvieron que abaratar sus costes, recurriendo a materiales como la baquelita, el plástico, o la plata. De esta forma consiguieron seguir creando piezas de gran calidad  y diseño, pero a unos costes mucho menores.

Y tú, ¿te sientes identificada con el look garçon?

¿Qué opinas de los infinitos collares de perlas y las grandes piezas de bisutería?

Ilustración por gentileza de Pippisstrella