Vuestras Joyas con Historia: Primeras Memorias

Ya hemos recibido vuestras historias y joyas y estamos super emocionadas con la cantidad de memorias preciosas que nos habéis compartido. Nos sentimos muy afortunadas de que nos hayáis contado esas historias tan personales con tanto cariño. Nos han emocionado todas muchísimo, os las compartimos todas, como dijimos, de manera anónima. 

Esperamos que os hayan emocionado tanto como a nosotras todas las memorias que os compartimos. Os queremos agradecer infinito por darnos la oportunidad de conocer vuestras joyas familiares y las historias que hay detrás. Hemos hecho dos posts diferentes ya que eran muchas historias. Si queréis leer las historias que faltan os dejamos el link aquí.

Vuestras Joyas con Historia: Seguimos con más Memorias

En el otro post os contábamos las primeras historias de vuestras joyas familiares que nos han ido llegando. Hoy queremos compartiros algunas más. Ya sabéis que la historia que nos contéis puede ser todo lo larga que queráis. En este caso traemos unas historias un poquito más largas y detalladas que nos han encantado. 

Pendientes de Herencia Garibaldi: Un Legado de Valor y Memoria

Pertenecieron en su día a una nieta de Giuseppe Garibaldi destacado líder militar y político italiano, conocido por su papel fundamental en la unificación de Italia en el siglo XIX.

La joya ha pasado por más de 6 generaciones hasta llegar a las manos de una de nuestras seguidoras que ha tenido el detalle de compartirlo con nosotras.

Qué historia más apasionante la de estos pendientes su dueña murió muy joven de fiebres tifoideas había contraído matrimonio por poderes en la iglesia de San José ya que vivía en Manila. Ella quedó embarazada muy joven, pero algo debió suceder, y ella regresó a España con él. Llegó al puerto de Barcelona en 1901, y falleció al poco tiempo de estas fatídicas fiebres. Seria su hermana Enriqueta y su marido los que criarían a mi abuelo como el hijo que nunca tuvieron.

Giuseppe Garibaldi (1807-1882) Nacido en Niza, que entonces era parte del Reino de Cerdeña, Garibaldi se convirtió en un revolucionario y un defensor de la causa republicana.

Es famoso por sus campañas militares, especialmente la expedición de los mil (1860), en la que lideró un grupo de voluntarios para conquistar el Reino de las Dos Sicilias, contribuyendo significativamente a la unificación de Italia bajo la Casa de Saboya. Su enfoque en la libertad y la independencia también lo llevó a participar en diversas luchas en América del Sur y en Europa.

Garibaldi es considerado un héroe nacional en Italia y es aclamado como uno de los padres de la patria, junto con figuras como Camillo di Cavour y Vittorio Emanuele II. Su legado perdura en la historia italiana y en el simbolismo de la lucha por la libertad y la unificación.

La joya ha pasado por varias generaciones de mujeres hasta llegar a mis manos.

El Legado de un Espíritu Libre: Recuerdos de Mi Tía Costurera

“Ella era prima de mi padre, una mujer soltera e independiente, admirada por su fuerte carácter y empoderamiento. Desde pequeña, disfrutaba de su compañía cuando venía a casa a coser con mi madre. Era una talentosa costurera, capaz de transformar cualquier tela en un hermoso vestido. Mientras trabajaba con sus manos hábiles, llenaba el aire con cuentos fascinantes y relatos de amor de sus pretendientes. Y yo me sumergía en sus historias, absorbiendo cada palabra y consejo que ofrecía.

Sus charlas eran un tesoro de sabiduría que, con el tiempo, me han sido de gran utilidad. Recuerdo cómo al atardecer, cuando el sol comenzaba a ocultarse, se preparaba para regresar a su hogar. Siempre me dejaba con una frase entrañable: «La virgen está planchando, mi niña». Era su forma de decir que el día había terminado y que la vida seguía su curso.

Un día, en uno de esos atardeceres dorados, ella le entregó a mi madre un anillo que había guardado con cariño, un símbolo de su amor y de los momentos compartidos. Antes de partir hacia su «lugar feliz», me miró y dijo que ese anillo debía seguir en la familia. Hoy, lo llevo conmigo, un recordatorio de su espíritu libre y de las lecciones que me enseñó. Cada vez que lo miro, siento su presencia y la calidez de aquellos días.”

Nuestra Peregrina: La Historia de un Colgante Familiar con Raíces Francesas

Esta pieza apareció en la familia hace mucho tiempo, proveniente de Francia. La leyenda cuenta que una antepasada tenía contacto con una familia noble francesa; pudo haber sido hermana, prima o algo así de mis tatarabuelos, según las fechas de las joyas. Seguramente trabajó como ama de cría, cuidadora o aya. Algunos primos hermanos de mi abuela aún siguieron viviendo en Francia. Lo importante es que las piezas llegaron a la familia directa y las he heredado.

Es nuestra perla Peregrina particular, un colgante de oro en forma de hojas en la parte superior, engastado con nueve diamantes en talla rosa o antigua de buen tamaño. De ahí cuelga esta perla australiana, sujeta con un dije de diamante en talla brillante.

La reformamos en la joyería Yanes, sustituyendo la perla original, que conservamos, por esta más grande y con un lustre espléndido, añadiendo también el brillante.

Además, cambiaron la argolla superior por una nueva de oro con la firma Yanes.

Durante la limpieza y reforma, nos comentaron que esos diamantes no parecían españoles por su extraordinaria calidad. También nos explicaron que, antiguamente, para realzar el brillo, se les daba bajo el diamante una capa de esmalte, pero que a veces, al no recibir luz por todos los lados, esto podía apagar un poco el brillo.

Y esta es la historia de nuestra «Peregrina»

Los Pendientes de Mamá: Un Legado Compartido y Replicado en el Corazón de la Familia

Hola, habéis planteado una iniciativa preciosa y quiero compartir nuestra historia, que no es solo mía.

Mis padres, cuando eran novios, emigraron a Francia, donde mi madre compró un juego de pendientes y anillos. El anillo por desgracia se perdería hace años. Los utilizó en su boda en España, y cada vez que se los ponía (solo en ocasiones especiales), mi hermana y yo pensábamos que estaba preciosa. Estábamos enamoradas de esos pendientes, que nunca nos dejó usar…

Hace dos años la perdimos, después de verla consumirse por el Alzheimer. Nuestra querida madre, tan alegre y bella por dentro y por fuera…

No queríamos deshacernos de los pendientes; las dos los queríamos, ya que nos recordaban tanto a ella. Entonces, se nos ocurrió hacer una réplica con trocitos de oro que ella siempre guardaba en su joyero, como recortes de pulsera o pendientes desparejados. Así, cada una de nosotras lleva un pendiente original y uno replicado. Nos los autorregalamos en la primera Navidad sin ella, y fue la primera sonrisa verdadera de mi padre cuando nos los vio puestos.

Las Joyas de Carmela: Un Legado de Amor y Fortaleza a Través de Generaciones

Estas joyas se las regaló mi abuelo materno a mi abuela materna cuando emigraron desde Gran Canaria a Venezuela, llevando consigo a mi madre recién nacida. Años después, regresaron a Las Palmas. Mi abuela le dio las joyas a mi madre, y desde niña, yo me enamoré de ellas. Durante mi adolescencia y juventud, se las pedía a mi madre, pero ella nunca me las dejó. Solo decía que me las daría el día que me casara.

Cuando, a los 37 años, decidí casarme (preparamos la boda en un mes), fui a casa de mi madre y le dije: «Dame las joyas de la abuela». Ella se rió y me respondió: «Ya sabes cuándo te las daré». Yo le contesté: «Sí, ahora, me caso en un mes».

Me las puse el día de mi boda, con todo el orgullo del mundo, porque mi abuela fue una mujer trabajadora y valiente, y de esa manera sentí que estaba con ella. Hoy, mi madre tiene Parkinson con demencia, pero al menos pudo ver cómo llevaba esas joyas vestida de novia.

Yo tengo un varón, y espero tener alguna nieta a quien pueda pasárselas y contarle que pertenecieron a Carmela, su tatarabuela.

Los Pendientes de la Abuela: Un Tesoro de Amor Más Allá del Oro y los Diamantes

En mi caso, la historia no es muy «tierna», pero creo que merece ser contada. Mi abuela, se casó, según sus palabras, con el muchacho más guapo del pueblo, pero era el peor… Era jugador, bebedor e infiel. Parece que un día, sin motivo alguno, le regaló a mi abuela unos pendientes de diamantes, oro blanco y aguamarina.

Ella los guardó y solo los usaba en grandes ocasiones, enamorada, le creyó. Con el tiempo supe que dos de mis tíos quisieron empeñarlos sin que ella lo supiera, pero la sorpresa en el Monte de Piedad fue grande: ni diamantes, ni oro blanco, ni valor incalculable… Ellos siempre contaron eso como una anécdota.

¿La verdad? Nunca me he alegrado tanto. Ella me los dejó a mí en «herencia», pensando que me dejaba «algo grande». Me encanta recordarla: guapa, con su recogido, sus labios mordidos y los pendientes «a juego» con sus ojos. Yo los luzco orgullosa cada vez que puedo; para mí sí que tienen un valor incalculable.

Porque el valor sentimental está por encima del valor real de las joyas, y aunque a veces las piezas no sean lo que nos han contado, siempre prevalece el amor de una abuela hacia su nieta.

El Broche de las Cuatro Generaciones: Un Legado de Amor y Tradición Familiar

Cuatro generaciones de mujeres en una joya de principio del siglo XX.

En el corazón de una antigua casa familiar, una joya brillaba con la luz de los recuerdos. Este broche, que pertenecía a mi bisabuela, fue testigo de un amor eterno; lo llevó el día de su boda, adornando su vestido. Con el paso de los años, la joya pasó a manos de mi abuela, quien también lo lució en su ceremonia, sintiendo la conexión con su madre mientras se preparaba para dar un nuevo paso en su vida.

Cuando llegó mi turno, el broche se volvió un símbolo de unión y tradición. En mi boda, lo llevé con orgullo, sintiendo la fuerza de cuatro generaciones de mujeres que me precedieron.

Aunque las épocas cambian, el legado de nuestras raíces siempre perdura.

De Gemelos a Pendientes: Un Recuerdo Familiar que Acompaña Generaciones

Estos pendientes están realizados con unos gemelos que pertenecieron a mi abuelo paterno. Mi padre fue hijo póstumo, por lo que no conoció a su padre.

Cuando mis padres decidieron casarse, mi abuela pensó que sería muy bonito hacer unos pendientes para mi madre con esos gemelos, y así fue como ella los llevó en ese día tan importante.

Hace 24 años, yo también me casé con ellos. Les tengo mucho cariño, ya que me recuerdan a mi madre, quien falleció antes de que me casara. En el día de mi boda, fue la forma más bonita de sentir su presencia.

La Pulsera de Plata: Un Legado de los Valles Pasiegos y un Símbolo de Herencia en Mi Boda

Esta pulsera de plata ha estado en la familia de mi padre durante más de 200 años y se conserva junto con unas monedas de la época.

Muchas mujeres de los Valles Pasiegos se fueron a servir como nodrizas en las grandes ciudades, trabajando para nobles y reyes.

Al regresar, traían consigo dinero y joyas. Mi abuela me dejó esta pulsera en herencia; tuvo muchos nietos, y yo fui su única nieta. En el día de mi boda, quise llevar una pulsera de cada abuela: una fue algo prestado y la otra, un símbolo de llevarla a mi lado.

La Joya del Linaje: Un Legado de Coral y Amor que Perdura en la Familia

Una pequeña joya familiar, presente en las mujeres de mi familia materna desde mi bisabuela, está hecha de oro bajo y un trocito de coral mediterráneo. Es muy antigua; en mi familia ha estado presente desde mediados o finales de 1700. Ha sufrido reformas para consolidar su estructura y para adecuar el tallaje. Que yo sepa, nunca se ha utilizado ni ha sido objeto de intercambio para compromisos o bodas, por lo que se transmite directamente de madre a hija. Entra en poder de la siguiente heredera al morir su propietaria.

Cuando yo muera, será la última vez que se rompa esa matrilinealidad, ya que no tengo a quién pasársela que sea de mi familia directa. Mi mamá decía que tanto su abuela como su bisabuela habían evitado por todos los medios perderla, ya fuera por venderla o por otras circunstancias, debido al amor que sentían tanto por sus madres como por el deseo de dejar un recuerdo físico en su hija. Era una forma de decir: «Amé a quien la llevó, no está ahora, pero a ti te dejaré un recuerdo de mí, como lo tengo de ella.»

Hay mucho amor engarzado a esa pequeña piedra.

Joyas Recuperadas: Un Regreso Inesperado en Tiempos de Guerra y Generosidad

En los oscuros días de la Guerra Civil, el hambre se convirtió en un compañero constante en el sur de España. Las calles resonaban con el eco de las penas y la desesperación, y muchas familias, se vieron obligadas a vender sus pertenencias más preciadas. Entre ellas, unos pendientes y una sortija que habían pertenecido a mi abuela y que tuvo que vender a alguien relativamente conocido.

Pasaron los años, y la vida siguió su curso. Un día, yo tenía apenas 11 años, estando en casa de mi abuela, llamaron a la puerta y yo fui corriendo a abrir. Me encuentro cara a cara con un hombre mayor, parece que era un viejo amigo de la familia.

Con una sonrisa nostálgica, él le entregó una pequeña caja a mi abuela. Dentro, relucían los pendientes y la sortija que ella le había vendido muchos años atrás.

Mi abuela sintió una mezcla de alegría y asombro al recibirlas, sin que él pidiera nada a cambio. Él había permanecido soltero y ya era mayor, de hecho, fallecería al poco tiempo.

Un gesto de generosidad que dejó una huella imborrable en el corazón de nuestra seguidora y también lo dejara en el vuestro.

Un Tesoro Oculto: Pendientes de Familia y una Cajita con Historia

En 2016, falleció una tía soltera de mi marido, y a otra prima y a mí nos correspondió la tarea de vaciar su casa. Entre la ropa de hogar de una cómoda, encontramos escondidas algunas joyas. Fueron muy pocas, ya que tanto ella como su madre (la abuela de mi marido) habían sido víctimas de robos que les habían dejado sin la mayor parte de sus posesiones.

A pesar de ello, aparecieron algunas piezas, y decidimos tasarlas y ofrecerlas al resto de la familia por si querían quedarse con alguna. Después de que las sobrinas de la tía eligieran, llegó mi turno, y pude adquirir, por el precio de tasación, unos pendientes que me habían gustado desde el principio, no solo por su humilde belleza, sino también por la cajita que los contenía.

En la caja se puede leer:

J. Madrid

Alfonso XIII 4 y 13

MELILLA.

La joyería ha estado abierta en el mismo lugar hasta los años 80 del siglo pasado. La calle se llamó Alfonso XIII hasta la llegada de la Segunda República en 1931, lo que indica que los pendientes son de aquella época. Además, aparecen en una foto de la abuela tomada en los años 20.

La joyería era muy renombrada, y sus hermosos mostradores de maderas nobles fueron en parte depositados en la Asociación de Estudios Melillenses.

Pendientes de Valentía: La Historia de un Primer Sueldo y un Espíritu Libre

Estos pendientes eran de mi madre, quien por desgracia ya no vive. Fue una mujer muy adelantada a su tiempo; nació en 1927 y vivía en el campo con mis abuelos y sus hermanos. Me contaba que tuvo el valor de irse con una tía a Marruecos (en aquellos tiempos) buscando otro tipo de vida. Nos repetía muchas veces que un señor adinerado, dueño de una fábrica de café, se enamoró de ella.

Estuvo también con una tía mía en Bilbao, pero al final se instaló en Algeciras, donde la contrató una familia que tenía un saladero de pescados. Allí trabajaba de planchadora y fue donde conoció a mi amado padre.

Según contaba, esos pendientes se los compró con el primer sueldo que ganó en esa casa, y los pagó a plazos: 25 pesetas todos los meses. Para mí, tienen un valor incalculable.

El ‘Pendentif de la Abuela’: Un Vínculo de Bodas y Recuerdos

Me apetece mucho participar en vuestra iniciativa de la joya familiar. De hecho, he tenido que investigar un poco sobre el origen de mi joya especial, y me ha encantado hacerlo, hemos descubierto que la joya la lucio mi abuela el dia de su boda y esto nos ha llenado de emoción tanto a mi hermana como a mi.

Se trata del “pendentif de la abuela”. Cuando murió mi bisabuela Rosa, su marido se lo regaló a su única hija, Juana, que era mi abuela materna y que se quedó muy joven sin su madre. Mi abuela lo lució en ocasiones especiales, como su pedida y su boda.

Al fallecer mi abuela, pasó por herencia a mi madre y al morir mi madre, me tocó a mí. Yo lo uso en ocasiones especiales porque me encanta; incluso encargué hacer unos pendientes a juego y hace muy pocos meses me puse el conjunto en la boda de mi sobrino.

El Anillo del Destino: La Promesa Silenciosa de Mi Abuela

Mis abuelos eran argentinos y se casaron el 30 de abril de 1930.

Cuando era pequeña, alrededor de 9 o 10 años, mi abuela me mostró un anillo y me dijo que era su cintillo, y que sería para mí cuando ella ya no estuviera.

Pasaron los años y, al fallecer mi abuela, se reunieron sus dos hijas y mi papá, el hijo varón. Estaba mi mamá presente, y mis tías decidieron darme el anillo a mí, por ser la única nieta mujer. Fue muy emocionante cuando mi mamá me entregó el anillo, porque nunca le había contado a nadie que mi abuela me lo había prometido. Cuando pregunté si mi abuela les había dicho a mis tías que ese anillo era para mí, me dijeron que no. Me lo dieron en 1979, y desde entonces lo llevo a diario.

Creo que el destino me lo tenía reservado…

La Pulsera de la Reconciliación: Un Legado de Amor y Unidad

Es la pulsera de pedida de mi madre, que ahora tendría 76 años. En 1967, mi padre se la regaló a mi madre en su pedida de mano. Junto con mis abuelos, la encargó a un joyero de Alicante, ya que mis padres eran de allí. Esta pulsera tiene un gran significado, ya que, además de lo que representa, sirvió como unión, perdón y olvido.

Durante la Guerra Civil Española, mis respectivos abuelos lucharon en bandos contrarios: mi abuelo paterno era guardia civil y mi abuelo materno, republicano. La noticia del noviazgo no fue bien recibida por ninguna de las partes, especialmente porque mi padre era militar y a mi abuelo materno no le agradó en absoluto. Sin embargo, su noviazgo continuó, contra viento y marea. A pesar de que mi madre era muy joven y había cierta diferencia de edad —ella tenía 18 años y él 28—, decidieron casarse el 11 de mayo de 1967.

Esta pulsera unió a dos familias que un día fueron enemigas y creo que es un símbolo de reconciliación. Yo me la puse el día de mi boda, hace 21 años, y fue la mejor joya que pude llevar ese día; además, mi madre ya había fallecido y de alguna manera estaba conmigo. El día que mis hijas se casen, también llevarán la pulsera de su abuela, que representa tanto para nuestra familia.

El Anillo de la Abuela: Un Vínculo Inquebrantable

Como veréis, no es un anillo de oro con piedras preciosas; es un anillo muy significativo para mí. Mi abuela tenía muchísimas joyas, pero a mí me gustaba mucho este anillo y, siendo jovencita, a veces se lo pedía. Ella me decía: «¿No quieres otro?» Se refería a alguno de brillantes o piedras preciosas, pero no; yo quería este.

Cuando ella se hizo más viejecita, este era el que casi siempre llevaba. Pero mi abuela falleció, y las joyas pasaron a ser de mi madre. Al cabo de un mes de su fallecimiento, hicimos una misa y, al terminar, mi madre nos dijo que fuéramos las tres hermanas a su casa.

Puso unas bolsitas en la mesa del comedor y nos dijo que cada una cogiera la que quisiera. Al abrirlas, entre pendientes, pulseras y broches, estaba el anillo. Nunca más me lo he quitado. Esta es la historia, de verdad.

Pendientes de Amor: Un Encuentro Mágico

Estos pequeños pendientes datan aproximadamente de 1915. Cuando mis bisabuelos eran novios, mi bisabuelo tuvo que ingresar al servicio militar. Justo cuando se fue, mi bisabuela contrajo una grave enfermedad, creo recordar que fue neumonía. Su estado fue tan crítico que se dudaba de su recuperación y se temía por su vida.

Afortunadamente, logró recuperarse y, al reencontrarse, mi bisabuelo le regaló estos pendientes como símbolo de su compromiso. Estuvieron juntos durante 70 años. Cuando mi bisabuela falleció, a los 100 años, los pendientes pasaron a mi abuela.

Poco tiempo después, entraron a robar en casa de mi abuela y ella se quedó sin todas sus joyas, así que dio por perdidos esos pendientes. Sin embargo, la vida tenía otros planes. Un día, cuando yo tenía 15 años, mientras curioseaba en casa de mi abuela, encontré una muñeca que tenía un bolsillo en su vestimenta. Al abrirlo, allí estaban los pendientes protagonistas de esta historia.

Mi abuela se llenó de alegría y me los regaló en un gran «secreto». Los conservo con mucho amor. Son de oro blanco, con una aguamarina en el centro y pequeños brillantes alrededor. A veces, como en mi caso, la joya en sí no es la más valiosa económicamente, sino aquella que se guarda con más amor y cariño.

Su valor radica en lo que significan para quienes las han llevado, y en mi caso siento que los pendientes me estaban buscando. Eso es pura magia, y no tiene precio.

El Arete de Shura: Legado de Valor y Resiliencia

Originalmente este colgante era un pendiente que ha heredado de su bisabuela Shuna Pupko, mi hija. Tiene detrás la historia de una mujer valiente de la que nos sentimos orgullosos todos los miembros de la familia.

Shura Pupko nació en un pueblo de Lituania llamado Niemencine en 1914. Su madre murió cuando ella tenía 9 meses. La criaron los abuelos maternos y estos aretes eran lo único que tenía de recuerdo de su madre.  Al crecer después de varios avatares perdió uno de los aretes.

Durante la 2a guerra mundial ella, su esposo y su pequeña hija fueron perseguidos por los Nazis por ser judíos. Consigueron sobrevivir saltando de un tren en movimiento que iba hacia los campos de exterminio y se escondieron en los bosques de Bielorrusia uniéndose a la resistencia.

En el año 1947 lograron llegar a México y rehacer su vida. Shura nunca se quitó ese arete que le quedó de su madre hasta su muerte. Mi hija que adoraba a su bisabuela heredó la pequeña joya con una gran carga sentimental y convertido en colgante nunca se lo quita del cuello. Lo lleva siempre en recuerdo y homenaje a una gran mujer.

Shura era la abuela de mi esposo y cuando la conocí por primera vez quedé prendida de su personalidad y me conecté fuertemente con su historia de la cual escribí un libro llamado Una Amapola entre Cactus.

Nosotras queremos compartir el link a esta maravilla de libro basado en la vida de Szura Pupko una vida que rebasa cualquier ficción. Nació burguesa, coqueteó con el comunismo, cayó presa del nazismo, huyó de los campos de concentración y logró cobijarse con los Bielski, un grupo de partisanos que saboteaba destacamentos alemanes desde los bosques de Bielorrusia. El relato deslumbrante de «Una Amapola entre Cactus» alude en primera persona a las demenciales contradicciones europeas que determinaron el siglo XX y a la lucha personal de una heroína que se empeñó en sobrevivir a la barbarie.

Os dejamos aquí el link a tan fascinante relato:

Las Arras del Tío: De México a León, un Legado de Bendiciones

Uno de los tíos paternos de mi padre, que además era su padrino «por poderes», emigró a México aproximadamente en 1920 desde un pueblito pequeñísimo de la montaña de León, en el límite con Asturias. Regresó al pueblo en febrero de 1944 porque, aunque era joven, estaba enfermo.

El tío llegaba desde León capital (después de una larga travesía en barco a España) en tren hasta Villamanín, y de ahí al pueblito aún hay unos cuantos kilometros. Mi padre, que aún no había cumplido los 7 años (nació en abril del 37), fue a buscarlo a caballo a pesar de los dos metros de nieve que había. Por eso mi padre sitúa tan bien las fechas; parece ser que fue una nevada de órdago, en un pueblo de León a 1.300 m de altitud, donde la nieve es más que habitual.

Una vez en la casa, mi tío abuelo sacó regalos para su madre y hermanas. A mi padre le regaló un precioso estuche de piel (por desgracia, ese se perdió) y le dijo: «Con esto Dios te bendecirá a ti y a tu mujer para siempre». Mi padre no entendía nada; en el estuche había trece monedas muy raras, todas distintas y brillantes.

Las monedas son arras de matrimonio, todas diferentes, con pasajes bíblicos en anverso y reverso relacionados con el Sacramento del matrimonio. El tío de mi padre se hizo con ellas porque, en México, se hizo un nombre como importador de telas de lana inglesas para confección, y fue un pago en especie de un cliente.

Mis padres se casaron el 25 de mayo de 1968 (mi padre con 31 años, mi madre con 20) con esas arras, que mi padre le regaló en la pedida de mano junto con el habitual solitario (el pañuelo sobre el que iban las arras lo bordó mi madre).

Cuando mi hermano nació el 1 de junio de 1969, mi padre le regaló lo que había encargado: las arras convertidas en una pulsera.

Toda mi vida he visto a mi madre ponérsela cuando iba arreglada, y tenía la costumbre de besarla antes de ponérsela. Yo me casé el 26 de septiembre de 1997 y me empeñé tanto en que las arras fueran esas que, como no era plan de deshacer la pulsera, las usamos en esa forma, muy peculiar.

Los Pendientes de la Discordia: Un Legado entre Hermanas

Mis abuelos se casaron en plena Guerra Civil. En 1939 nació su primera hija y en 1941 la segunda, mi madre. Tuvieron dos hijos más, pero nada tienen que ver con esta historia. Si la abuela tuvo joyas, vestidos o algo de valor anterior a los años 40, seguro que acabó en la casa de empeños; fueron tiempos muy duros.

Al finalizar la guerra, mi abuelo, marino de guerra, pasaba largas temporadas lejos de la familia navegando, y a su vuelta siempre traía obsequios para todos. A finales de los años 40, su barco tocó puerto en Barcelona. De allí trajo dos pares de pendientes, uno para cada hija.

Sé en qué joyería los compró porque mi madre conserva el estuche original, que lleva en su interior el nombre y la dirección estampados en oro: Joyería Ceylan, calle S. Fernando, 27. Los dos juegos son muy parecidos y mi abuela decidió cuál daría a cada una de sus hijas. Ambas los estrenaron el día de su Primera Comunión (mi tía en 1948 y mi madre en 1949).

Mi madre no quedó contenta con el reparto; le gustaban más los de su hermana, y esos pendientes fueron motivo de berrinches y discusiones entre ellas. En mayo de 1998, regaló los suyos a mi hermana pequeña para que los luciera el día de su boda.

En cuanto a los pendientes de mi tía, continuaron siendo objeto de discusiones y envidia toda la vida. Las recuerdo con más de setenta años; mi madre, enfurruñada todavía, decía que a ella le dieron los más feos porque mi abuela siempre la tachó de destrozona, mientras mi tía quitaba hierro al asunto.

Lo cierto es que mi tía, soltera y sin hijos, era cuidadosa, rayando en lo obsesivo. Sus pendientes, a día de hoy, están impecables. A finales de los 80, los llevó a la joyería Montego, donde cambiaron las circonitas originales por brillantes.

En 2016, semanas antes de morir a causa de un cáncer, me dijo que, ya que mi hermana tenía los de mi madre, lo justo era que yo tuviera los suyos. Así fue como los pendientes de la discordia acabaron en mi poder.

De vez en cuando pienso en mi tía y me pregunto si me los dio adrede para seguir chinchando a su hermana.

Los Pendientes Olvidados: Un Tesoro Escondido Bajo el Carbón

La familia de mi suegra era originaria de Montblanc, un pueblo en la provincia de Tarragona. Ante las dificultades de la vida en el campo, muchas jóvenes se trasladaban a la capital para trabajar como sirvientas. Nuestra tía y sus tres hermanas destacaban en la costura y fueron contratadas por una familia de la burguesía de Barcelona.

Durante su estancia allí, nuestra tía se comprometió con el chófer y mecánico de la familia. Al casarse, la señora le regaló unos bonitos pendientes de oro, platino y diamantes de talla antigua. Según se decía, eran de su propiedad y los ofreció como un regalo muy personal.

A pesar de su origen humilde, nuestra tía lució los pendientes en su boda en 1933. Con el paso de los años y los altibajos políticos en España, durante la Segunda República, los tíos decidieron regresar a Montblanc para establecerse allí y ofrecer servicio de taxi en la comarca.

Por miedo a las revueltas y al pillaje que se avecinaban con el estallido de la Guerra Civil, los tíos de mi suegra guardaron en una cajita metálica las pocas cosas valiosas que poseían: un reloj de bolsillo, un par de medallas y los mencionados pendientes, y la enterraron bajo la pila de carbón en la carbonera del garaje de mi tío, que entonces era mecánico y taxista.

La guerra pasó, tuvieron a su única hija, prima de mi suegra, y la caja olvidada permaneció bajo el carbón hasta la muerte de los tíos en los años 70, cuando la hija vendió el taxi y todas las herramientas de su padre a un chatarrero.

Al limpiar y vaciar el garaje, que siempre estuvo en la planta baja de su casa, encontraron la caja y casi la tiran, creyendo que solo contenía tornillos. Y allí aparecieron los pendientes. Esta prima de mi suegra ya estaba casada desde hacía años y no pudo lucirlos, pero los guardó para su hija, que es de mi edad.

La prima de mi suegra me mostró los pendientes hace unos 25 años. Entonces estaban limpios y resplandecientes. Ella lamentaba no haberlos encontrado bajo el carbón hasta mucho después de la muerte de sus padres, y no poder lucirlos en su propia boda, aunque tenía la ilusión de que su hija los disfrutara.

Desde el primer momento en que los vi, me enamoré de ellos. Pocos se imaginan los descendientes de aquella señora de la alta burguesía catalana, que contaba con costurera y chófer, que aún existen joyas de su antepasada que sobrevivieron a revoluciones y guerras al quedar enterradas y olvidadas en una carbonera.

El Brazalete de Baeza: Recuerdos y Legado de una Bisabuela Discreta

Les envío un brazalete de caña de oro que es una verdadera preciosidad. Perteneció a mi bisabuela , abuela de mi madre. Aunque no la conocí, en casa siempre nos han hablado y contado muchas vivencias de nuestros abuelos y bisabuelos, lo cual es una manera de recordarlos y conocer nuestros orígenes; son esas personas las que nos han traído hasta aquí.

Mi bisabuela nació en Baeza alrededor de 1870, hija de un banquero de la localidad. No era demasiado agraciada, pero sí muy simpática, graciosa y discreta. Se casó con un buen mozo que llegó a dar clases en Baeza, ocupando el mismo despacho que luego usaría uno de los Machado (el cual aún se conserva). Su marido opositó y se convirtió en inspector de alcoholes, siendo destinado a Alicante, donde tuvieron su primera hija, Isabel. Posteriormente, en Ripoll nacieron sus hijos gemelos, uno de ellos mi abuelo. Regresaron a Alicante, donde vivieron hasta aproximadamente 1920, y luego se trasladaron a Madrid.

Su primogénita se casó con un militar guapo y profundamente enamorado, pero la historia terminó trágicamente con el fallecimiento de su hija en Toledo, víctima del tifus a los 28 años, dejando atrás un hijo de 6 años. Esto sumió a mi bisabuela en una depresión que duró hasta su muerte en 1938. Tenía varias joyitas que pasaron a mi abuela, su nuera, y han llegado hasta nosotras. La pulsera parece ser de pedida, aunque no conservamos ninguna foto en la que la lleve puesta; tenemos una con un broche y pendientes, que es la que te envío. Tal vez me he extendido demasiado, pero fue una mujer de gran valía que pasó por este mundo de puntillas, casi sin hacer ruido y me parece que este pequeño texto puede ser un precios homenaje para ella.

La Cruz de los Padrinos: Un Legado de Amor y Recuerdo

Os envío una joya que tiene un gran significado para mí. Se trata de una cruz latina, con terminaciones en forma de flor de lis, elaborada en oro, con brillantes y esmalte, de la segunda mitad del siglo XIX. La cruz se abre por detrás. Desconozco si también seria un guardapelo, o simplemente un capricho del orfebre que la realizara.

Este regalo fue hecho por los padrinos de mi madre, quienes eran anticuarios, con motivo de su boda.

Ellos «adoptaron» a mi madre porque no tenían hijos, y mi abuela, viuda tras la Guerra Civil, no disponía de recursos económicos para cubrir su alimentación y educación. Pocos días antes de la boda, su padrino, que también iba a serlo ese día, falleció. Su madrina había fallecido un año antes.

Afortunadamente, mi abuela pudo acompañarla en ese día tan importante, y la cruz estuvo cerca de su corazón, en recuerdo de sus padrinos.

Un Anillo, Dos Historias de Amor y Valentía

Este es el anillo de pedida de mi abuela paterna, un hermoso diseño Art Decó que fue comprado en Francia. Es un regalo muy especial, cargado de gran significado sentimental. Era lo único que le quedaba de mi abuelo, a quien perdió cuando estaba embarazada de mi padre. Ella fue una gran mujer, la admiro muchísimo. La historia es muy triste, se quedó sola con dos niños, un recién nacido y una niña de 3 años. Nunca se volvió a casar.

Mi abuela le regaló el anillo a mi madre, su nuera, en el Aeropuerto de Palma, el día que partía hacia su luna de miel con mi padre.

Es precioso y llama la atención de todos cuando me lo pongo en contadas ocasiones especiales. Tengo miedo de estropearlo. Este anillo me recuerda lo que fue mi querida familia.

Los Pendientes Perdidos y Recuperados: Una Historia de Amor y Generosidad

Estos pendientes eran de eran de mi abuela Reyes, una sevillana rubia de ojos celestes que trabajaba como cigarrera en la fábrica de tabacos de Sevilla, actualmente conocida como la Universidad Hispalense. Ella vivía en el barrio de Santa Cruz y era hija de un picador de toros llamado “El Triito”.

Un día, vio unos pendientes en una joyería y se enamoró de ellos. No tenía dinero para comprarlos, así que buscó un trabajo por las tardes ayudando a una mujer que era una reputada modista de su época. A través de este trabajo, fue ahorrando para tener el dinero suficiente y poder comprarse los pendientes, que en su tiempo eran conocidos como «pendientes de panadera».

Sin embargo, conoció a mi abuelo y se enamoró perdidamente de él, un sevillano de pelo castaño y ojos verdes. Pero no tenían dinero suficiente para preparar la boda, así que, con pesar, decidió empeñar los pendientes. Cuando quiso volver a recuperarlos, ya no estaban; había pasado demasiado tiempo y el dueño del empeño los había vendido. Esto le causó un gran disgusto.

Mi abuelo tenía una carnicería familiar, y mi abuela trabajaba allí ayudándole. Durante la guerra, ayudaron a todos aquellos que tenían dificultades para comer; fue una época muy difícil.

Un día, llegó a la carnicería una mujer con necesidad, una vecina del barrio que era viuda, mayor y sin hijos. Se acercó a mi abuela y le preguntó si podría cambiarle algo de carne por alguna cosa de valor que tenía en casa. A mi abuela le dio mucha pena su situación, en ese momento se saco del bolsillo un papelito blanco con algo dentro y se lo entregó pidió algo de carne a cambio. Cual fue la sorpresa de mi abuela al abrir el paquete y encontrarse con sus pendientes. A mi abuela le dio un vuelco el corazón y le dijo que la ayudaría dándole algo para comer todos los días. Así lo hizo, pero lamentablemente, la mujer falleció poco tiempo después.

Yo me los he puesto muchísimo y siempre han llamado la atención, guardo todas las fotografías de familia como un tesoro igual que guardo estos pendientes.

Joyas del Taller de mi Padre: La Huella de un Maestro Artesano

Las fotos que os envío son de tres broches hechos por mi padre Xavier Mingall BORRUT cuando era muy joven y acababa de montar su taller de joyería. Era un joyero artesano excepcional y, a los pocos años, comenzó a crear piezas exclusivas para un par de joyeros en el Paseo de Gràcia de Barcelona, nuestra ciudad, siendo el más conocido Soler Cabot, que en aquel tiempo se llamaba Domènech Soler Cabot.

Yo era pequeña y pasaba las tardes con él en el taller, donde me enseñaba todo sobre las herramientas y su uso. Tenía una prensa, un horno de fundición, dos máquinas: una para hacer hilo y otra para hacer plancha, y seis mesas de trabajo, entre otras cosas. Estábamos seguros de que trabajaríamos juntos en el futuro.

Sin embargo, la vida puede ser muy cruel y él falleció joven, un hecho que nunca he superado.

Tenía algunas joyas que él había hecho para mi madre, no muy ostentosas, pero elaboradas con oro, brillantes, esmeraldas, turquesas y rubíes. Un día, entraron en casa y me las robaron; solo se llevaron lo de oro, ya que la plata la tenía guardada en otro joyero y no la tocaron. Fue otro disgusto.

Lo que te envío son fotos de los broches de plata. El que más me gusta es el de las hojas con una aguamarina. Tienen un estilo modernista muy bonito y son grandes. Quedan súper bien en un abrigo o chaquetón.

Espero que te gusten.

A los pocos días de publicar la fotos del broche realizado por Xavier, el padre de nuestra seguidora, para nuestra grata sorpresa y la de ella, apareció otra seguidora con un juego de broche y pendientes excepcionales, comprados en esa joyería en los años en que Xavier trabajó para ella y con un estilo casi idéntico al que os mostramos. Siempre nos quedará la duda de si fueron también hechos por sus manos, pero la alegría que sintieron tanto su hija como nosotras al ver las fotos fue desbordante.

El Anillo que Sobrevivió al Tiempo y la Guerra

Esta joya evoca una historia de amor y de guerra.

Mis abuelos se casaron en los años 20, tenían una situación acomodada y mi abuelo, de un alfiler de corbata, encargó que le hicieran este anillo de pedida para su futura esposa.

Llegó la guerra civil, mi abuelo murió en el 39 y mi abuela, con dos hijos pequeños y embarazada de un tercero lo perdió todo.

Su anillo de compromiso, la joya que su marido transformó para ella, fue su moneda de cambio y pasó a manos de su hermano, que se lo regaló a su mujer.

Una mujer de manos grandes, buena y muy rica que aumentó el aro para poder lucirlo en su dedo.

No pasó mucho tiempo y la muerte prematura de esta mujer hizo que el anillo volviera a manos de mi abuela.

Fallecidas mi abuela y mi madre, mi hermana y yo, nunca hemos querido achicar el aro y ajustarlo a nuestros dedos para que conserve el vestigio de las mujeres que lo habitaron, su legado imperecedero.

Pendientes de Plata y Fuerza: El Legado de mi Bisabuela

Buenos días, les envío la foto de los pendientes de mi bisabuela. Ella nació alrededor de 1880, pero no la conocí porque falleció en 1972, y yo nací después. Los pendientes son de plata con cristales, aunque en algún momento ella los reparó con estaño por falta de dinero. Me ha costado mucho hacer un arreglo para poder ponérmelos.

De mi bisabuela me hablaron mucho porque conviví mucho con mi abuela, que era su hija pequeña. Dicen que era una mujer muy fuerte. Nació y vivió siempre en la provincia de Zaragoza. Tuvo cuatro hijos y sufrió mucho, ya que mi bisabuelo era un hombre violento que les hizo la vida imposible. De hecho, sus hijos se fueron de casa muy pronto. La mayor se casó muy joven, el hermano de mi abuela se unió a la Guardia Civil, y mi abuela y la otra hermana se fueron a Zaragoza a trabajar como internas. Mi bisabuelo murió joven.

Cuando mi bisabuela ya no pudo vivir sola, porque se quedó ciega y perdió el oído a causa de los golpes, vivió con mi abuela, que le dio una vida feliz, aunque ella recordaba con horror su vida con su marido, muchos años después. Mi abuela, mi madre y mi tía hablaban mucho de ella; siempre ha estado muy presente en nuestras vidas.

Llevo puestos los pendientes en la ofrenda de flores a la Virgen del Pilar, cuando me pongo el mantón de Manila, junto con los zapatos de pana lisa y las peinetas que también he heredado de mi bisabuela. Durante la ofrenda, toco los pendientes para no perderlos. Son desmontables y se pueden usar solo con la parte de arriba.

No tienen valor económico, pero sí un gran valor sentimental. Me hacen sentir cerca de una mujer que sufrió y luchó mucho, y a la que me habría encantado conocer.

El Collar de la Generosidad: Un Regalo por una Comida Especial

Este collar perteneció a mi abuela paterna, quien fue una de las mujeres más humildes del pueblo en el que vivía. A pesar de su modestia, su casa siempre estaba llena de gente, ya que era famosa por su bondad y su habilidad en la cocina. Madre de nueve hijos y trabajadora incansable, un buen día pasó por allí una señora vendiendo collares traídos de Inglaterra.

Mi abuela, que al final de la zafra siempre recibía un poco más de dinero, le preguntó cuánto costaba el collar. La vendedora le dio el precio, pero mi abuela no podía pagarlo. Entonces, la vendedora le dijo: «Mire, sabe que se lo voy a regalar, pero a cambio, cocínenme algo rico». Y así fue. Cuando mi abuela falleció, mi tía me regaló este collar a mí.

Herencia de Amor: La Pulsera Art Decó de los Tíos Antonio y Joaquina

Los protagonistas de la historia son los tíos Antonio y Joaquina, en Madrid, en 1919. La foto fue tomada en un estudio fotográfico llamado Veronés, que estaba en la calle San Bernardo 52, muy cerca de su casa, ya que vivían en la esquina de la calle Montalván con Manuela Malasaña.

Esta es la pulsera de pedida y los pendientes de mi tía abuela Joaquina. Se la regaló su prometido, el tío Antonio, el 21 de agosto de 1910, y así figura en la inscripción grabada. Es completamente art déco, hecha de oro y brillantes. Mis tías me la regalaron cuando yo me casé.

Los hemos guardado con mucho cariño en la familia. Ellos no tuvieron hijos, y todas sus cosas fueron heredadas por mis tías, quienes me las regalaron a mí.

¡La cajita me parece otra joya!

De Gemelos a Pendientes: El Legado Transformado de Mi Abuelo

Las siguientes fotos son de unos gemelos de mi abuelo, que convertí hace años en unos pendientes.

Aunque no tengo una foto de la época, 1925, os envío la imagen de su boda, donde mi abuelo los llevaba, aunque no se aprecian bien. Desconozco si son más antiguos; tal vez sean herencia de su padre.

Lamentablemente, las joyas que llevaba mi abuela no han llegado hasta mí. La posguerra fue muy dura y, probablemente, se convirtieron en dinero para subsistir. Mi abuela sacrificó antes sus joyas que las de su esposo.

Mi Talismán Familiar: La Persistencia de un Anillo Centenario

Este anillo ha pertenecido a mi familia durante más de cien años. Al fallecer mi abuela, lo heredó mi madre. Siempre he querido hacerlo mío, pero cada vez que intenté arreglarlo, me dijeron que no quedaría bien y terminaba llevándomelo de nuevo a casa. El problema era que, por debajo, tenía un armazón con dos piezas superpuestas a los lados, las cuales disimulaban la estructura inferior.

Quien la sigue la consigue, y mi persistencia tuvo sus frutos: encontré un joyero que me aseguró que podría repararlo. Una vez rehecho, se convirtió en mi joya talismán; llevarlo me hacía sentir protegida. El anillo tenía brillantes de roseta que, con el tiempo, fui perdiendo. Sin embargo, mi obsesión por no quitármelo me llevó a sustituirlos, mientras trabajaba en la oficina, por pequeños trozos de bolígrafo Bic incrustados. Así funcioné durante mucho tiempo, hasta que pensé que era un desprestigio llevar un anillo tan apreciado de esa manera.

Me planteé que quitármelo para arreglarlo no debería asustarme, así que decidí llevarlo y, dado que lo hacía, debía hacerlo a lo grande para que mi tesoro fuera aún más valioso. Así que lo sustituí por brillantes de talla.

Ahora es mi joya más preciada, no por su valor material, sino porque me siento orgullosa de que, en la actualidad, siga luciendo como si fuera nuevo. Llevarlo me hace sentir orgullosa de poder mostrar el legado de mi familia.

El Broche del Amor: Un Regalo Inolvidable de 1860

Mi joya con historia…

Este broche se lo regaló mi bisabuelo a mi bisabuela en las Navidades de 1860 -1865 aproximadamente, lo sé porque escuché a mi abuela contarlo muchas veces.

Mi bisabuela pensaba que no iba a recibir ningún regalo, ya que habían comprado unos terrenos y utilizado todos sus ahorros.

Sin embargo, esa Navidad sí tuvo un regalo, que era muy especial, pues representaba el amor que él le tenía. En la parte de la pulserita de oro que lleva la mano, iba colgado un corazón de rubí. Ese corazón no lo he conocido. Cuando el broche llegó a mis manos, como parte de la herencia de mi madre, ya no lo llevaba. En el puño lleva unos diamantes rosas muy pequeñitos, que no se aprecian bien debido a la cantidad de repujado que tiene.

La Pulsera de la Yaya María

Mi abuela nació en 1914 en un pueblo de Teruel, La Puebla de Valverde. Allí creció, se casó y tuvo a mi madre, su única hija.

En 1955, mi abuelo enfermó y tuvieron que vender todo lo que tenían para venir a Barcelona, con la esperanza de encontrar una cura para su enfermedad. Vivían los tres en una portería de la calle Córcega, y mi abuela era quien hacía la limpieza de la finca.

Poco tiempo después, mi abuelo falleció, quedándose ellas dos solas, siendo mi abuela quien tiró adelante de la familia. Con el tiempo, mi madre estudió peluquería y conoció a mi padre. Nací yo, y vivimos los cuatro en la misma portería hasta que cumplí seis años.

Mi abuela apenas tenía joyas; fueron mis padres quienes le compraron el anillo que ella decía que era el de casada y los pendientes que siempre llevaba. Cuando cumplió 60 años, mis padres le regalaron la pulsera de oro que ven en la foto. A ella le encantaba; se la ponía para fiestas o ocasiones especiales, y yo la miraba con orgullo.

Solo me tenía a mí de nieta, pero éramos muchas las que la llamábamos «yaya». Cuando llevé a casa al que ahora es mi marido, fue la yaya la primera en conocerlo. A ella le gustaba hacer ganchillo y cocinaba de maravilla.

Murió con 103 años, en enero de 2018, habiendo conocido a sus dos bisnietas. No hay día que no me acuerde de ella. Llevo su pulsera en muchísimas ocasiones. Me hace sentirla más cerca; la miro, sonrío y pienso: «mira, la pulsera de la yaya María».

Muchísimas gracias por la iniciativa que habéis tenido. Es muy emotivo poder enseñar estas joyas y haceros partícipes de una parte de la historia de nuestras mujeres. Sin ellas, no estaríamos aquí hoy.

Pendientes con Historia: De la Mar al Corazón de la Familia

Estos pendientes han vivido más de una vida. Mi bisabuelo, que era marino, se los regaló a mi abuela en los años 40, en uno de esos regresos en los que traía algún tesoro de tierras lejanas. Esa vez, atracaron en Barcelona, y él eligió dos pares de pendientes: uno para mi abuela y otro para mi tía abuela. Las dos estrenaron los suyos en su primera comunión.

Pero vino la posguerra, y mi bisabuela, en esos tiempos en los que había que hacer de todo para salir adelante, se vio obligada a empeñarlos. Cuando por fin logró juntar el dinero para recuperarlos, se encontró con la amarga sorpresa de que solo le devolvieron uno. Resulta que la mujer del dueño de la casa de empeños había llevado los pendientes a una fiesta, ¡y perdió uno! Solo se quedaron con el pendiente que quedaba, como si la historia se hubiera quedado a medias.

Pasaron muchos años, y mi abuela, ya mayor, decidió que no iba a dejar ese par incompleto. Fue a un joyero local y mandó hacer el pendiente perdido, devolviéndole al par su sentido. Cuando mi madre se casó, mi abuela le regaló esos mismos pendientes, ya restaurados, para que los llevara en su boda, con todo lo que significaban.

Ahora, esos pendientes siguen ahí, esperando su próximo capítulo. Y espero ser yo quien los luzca algún día, como testigos silenciosos de todas esas vidas, luchas y recuerdos

Los Pendientes de la Promesa: Herencia de Amor y Fe

Estos pendientes pertenecían a mi abuela materna, de quien llevo su nombre. En 1959, se los prestó a mi madre porque iba a ser madrina de boda. Como estaba embarazada en el momento de la boda y mi abuela se los pedía, mi madre decía: «Si traigo una niña, son para ella». Nació mi hermano Joaquín.

Mientras tanto, ocurrió un problema gravísimo en la familia, y mi abuela le pidió a la Morenita, «Virgen de la Cabeza de El Carpio», que intercediera. En gratitud, ella le donó a la cofradía todas sus joyas; le gustaba mucho el oro y prometió no volver a tener nada de valor. A los años, nací yo, la cuarta, y mi madre le dijo que los pendientes eran para mí. Mi abuela, la pobre, me quería tanto que cedió. Mis tíos, que son diez, y mis primos, que somos veintisiete, conocemos la historia. Es lo único material que queda de ella.

Mi querida abuela Josefa tenía una gracia especial, al igual que mi madre. Ambas eran mujeres luchadoras y de bandera. Somos una familia muy unida. Mi tía Carmen, nuera de mi abuela, los llevó muchos años para acompañar a la Morenita en la Romería. Las mujeres vamos de mantilla o de gitanas. Yo también los llevé para la coronación de la Virgen en 2017. Espero que os guste la historia de esta joya; representa a mi abuela y todo su «amor».

El Prendendor De Los Tres Quesos Y La Arroba De Vino

¡Buenos días! Estoy entusiasmada con vuestra idea de dar visibilidad a NUESTRAS JOYAS DEL CORAZÓN, porque eso es lo que son. Son joyas que tienen un valor, ya sea material o sentimental. Algunas son de metales y piedras preciosas, mientras que otras son chapadas y con piedras menos valiosas… ¡PERO TODAS COINCIDEN EN SER NUESTRAS JOYAS DEL CORAZÓN!

La mía, como todas ellas, tiene una historia tierna y preciosa, que habla del amor de un padre a su hija. Además, tiene un apodo que pasa de generación en generación; conmigo ya es la tercera, y espero que con mis hijas sea la cuarta.

Mi bisabuelo Ángel procedía de un pueblo de Santander (Villaescusa), y trabajaba como arriero, vendiendo productos locales que transportaba en carros y mulas. En su casa hacían quesos y vino, y viajaba a Toledo, Valladolid, Segovia… a toda la zona central para vender lo que sus padres (mis tatarabuelos) producían y así ganarse la vida.

En uno de sus viajes, conoció en Cuéllar (Segovia) a la que sería su esposa, mi bisabuela Felisa. Con todo el cariño y amor del mundo, en su paso por Toledo, cambió tres quesos y una arroba de vino POR NUESTRA JOYA DEL CORAZÓN, un broche en forma de flor. Mi abuela solía contarme que su padre decía que su mujer era la flor más bonita que pudo ver y tener.

Con el tiempo, se casaron y tuvieron cinco hijos: cuatro chicas y un chico. Mi abuela María era la mayor, y mi bisabuela Felisa murió en el último parto, por lo que mi abuela tuvo que criar a sus cuatro hermanos.

El día de su boda, como no tenía madre, mi abuela se casó de negro y con mantilla (algo muy corriente en aquellos tiempos), y llevó el broche de su madre, el de los tres quesos y la arroba de vino. Mi abuela solo tuvo una hija, a quien llamó Felisa en recuerdo de su madre. El día de su boda, también quiso llevar el prendedor de su abuela y de su madre, colocándolo en el escote de su traje de novia, justo en el centro.

Cuando me casé, quise llevar también el broche de mi bisabuela. Me hacía especial ilusión sentir que mis antepasados, y sobre todo las mujeres de mi familia, estuvieran muy cerca de mí; incluso podría tocarlas a través del broche. Yo lo llevé prendido en el ramo de novia, en el lazo que sujetaba las flores.

A menudo me lo pongo en diversas ocasiones, y el año pasado lo llevé a limpiar y a que me soldaran el alfiler que lo sujeta. Ha sido tantas las veces que lo he disfrutado que se rompió el enganche.

Y esta es mi historia, mejor dicho, la historia de mi alfiler, comprado por un enamorado para su amada.

El Anillo que Une Tiempos: Una Promesa de Amor Eterno

En enero de este año, el destino me regaló algo más que una simple joya: un símbolo de amor eterno, un lazo que une pasado, presente y futuro. Nos hemos comprometido, y el anillo que ahora llevo en mi mano no solo representa nuestra promesa de amor, sino también el inicio de nuestra familia.

Este anillo ha viajado a través de generaciones; originalmente perteneció a la abuela de la abuela del padre de mi futuro esposo. Es un anillo de compromiso con un diseño trisillo, adornado con tres diamantes que evocan el pasado, el presente y el futuro, una simbología perfecta para lo que estamos construyendo. Aunque no es el anillo más impresionante a simple vista, su historia y significado lo convierten en el más valioso de todos.

Fabricado en oro de 18 quilates y con diamantes del siglo XIX, específicamente del año 1805, los diamantes presentan cortes clásicos Old Mine Cut y Old European Cut. Con el paso del tiempo, sus delicadas garras se han deteriorado, y uno de los diamantes se desprendió hace poco. Sin embargo, encontrar el diamante fue sorprendentemente fácil; mi mirada sabía dónde estaba, lo que me hace sentir que los antepasados que llevaron esta joya están de nuestro lado, apoyándonos en este nuevo capítulo de nuestras vidas.

Ahora estamos en el proceso de restaurarlo, pidiendo presupuestos, con la esperanza de que luzca perfecto para nuestra boda en abril. Este anillo, que ha sido testigo de tantas historias de amor y vida, será también testigo de la nuestra. Mientras busco joyas que hagan juego para el gran día, siento que estoy añadiendo un nuevo capítulo a su historia, uno que, quizás algún día, otra generación contará con el mismo cariño con el que hoy comparto esta historia.

El Verbo de las Joyas

Tal vez cada joya vive de un acaso, de un encuentro misterioso entre el metal, rudo y hostil, la gema que guarda su lumbre y el joyero, que cual creador, hace aparecer la hermosura en el tiempo propicio de un encanto. La joya es una gloria fijada, como la escultura, una visión detenida.

Toda joya esconde más de lo que públicamente profesa. Es como un credo dicho bajo las bóvedas de una Catedral aurífera, en que calladamente dice lo que de manera elocuente los elementos muestran en sus artículos de fe sensible.

La vida más íntima de una joya no es la exterioridad que enuncia, sino el verbo memorante que reserva. Una alianza, unos pendientes, un collar de perlas que emula en una brevedad el continuo del infinito, un rubí pulido en el martirio porque diga su secreto, un broche en que las gemas tintinean por las ondas de los pechos exhalantes sobre los cuales están fijos como Cruz en el Calvario y sostenidos por una gaza oscilante de Céfiro, una cruz que en sus brillantes contiene la Redención entera, todas aquellas joyas son más memoria que materia, o quizás, en toda aquella materia gloriosa se contiene la totalidad de la memoria. Toda verdad busca el verbo de las joyas. Aquí debemos asentar un principio inmanente de ellas: TODA JOYA ES VERBO, PALABRA, POESÍA, NO ACCIÓN. No hay obrar en ellas, pues como Aristóteles afirmaba de las acciones intelectuales, ellas son su propia obra, tanto como el recordar, que muere muriendo en el recuerdo.

Así, estos pendientes de mi madre, que en la Gloria lucirá ya otras joyas, recuerdan la vida de un labrador de España, que en 1912, con trece años de edad, abandonó su tierra de grana y gualda, para atracar en costa celeste y blanca. Ignoro qué joyero labró estos pendientes, pero de seguro fueron carnados frutos de incontables cosechas, pues para un labrador – como era mi abuelo – cada semilla era el acaso de una alegría, el sagrario de muchas lágrimas y el relicario de un terrón de esperanza.

Mi abuelo materno, Don Emilio Valado, regaló a mi abuela Doña María Castagno estos pendientes, que según decía mi madre Doña Catalina Valado de Boetto, tiempo antes de las nupcias, y que ella luciera en los esponsales. Este señor de recia estirpe española, mi abuelo, nació en Sanguñedo, Provincia de Orense, en 1899. Su padre, labrador, fue Don Camilo Valado Gómez; su madre, María Dapía.

La herida de España es tan roja como el gules de su bandera y ¡cuántas veces aquella sangró por la pobreza! Lo cierto es, que en 1912, ante el Juez Gumersindo Enriquez, Don Camilo Valado, firma el permiso de que su hijo emigrara de su tierra natal…¡Ay rojo de llanto de padre en rubí llorado de España!…El certificado, en su mandato formal, así reza: “Don Camilo Valado concede persmiso a su hijo Emilio Valado Dapía, de trece años de edad, soltero, labrador, natural y vecino del mencionado Sanguñedo a fin de que pueda emigrar para cualquiera de las Repúblicas de América con objeto de ganarse la vida”. Noviembre de 1912.

Aquellos pendientes no cruzaron el Atlántico, pero si la pobreza que los compraría; pobreza ésta, que según dicen los Reales Permisos, abordó el Barco Nuestra Señora de la Esperanza.

Mi abuelo, luego de llegar al puerto de Santa María de la Trinidad de los Buenos Aires, viajó hacia la provincia de Santa Fe (ignoro movido por quién) y con sólo trece años comienza a trabajar como agricultor en los campos de la pampa argentina. Se radicó en el pequeño poblado de Josefina, en el cual contrae matrimonio con quien sería mi abuela, Doña María Castagno,  tomándola – según la documentación del Registro Civil – como “esposa y mujer” en 1940, tal que aquellos pendientes, que luciera ante el altar de San José, titular de la Iglesia en que se desposó, tienen ya ochenta y cuatro años memorando.

El alma de un español emigrado nunca queda completa; siempre sangae por la llaga en que se sangra su bandera, siempre llora las gemas de su corona, siempre calla con estoicismo regio el gualda que se torna hemorragia. Deseaba mi abuelo volverse a España, mas cuando la decisión estaba tomada, álzase la Guerra Civil. Y si el barco que lo trajo llamábase DE LA ESPERANZA, de la cual la esmeralda (del griego “smáragdos”) dícese corazón de piedra por lo que la esperanza es más cierta que la muerte y tan recia como el mineral, trocábase ahora en DE AMARGURA. Nunca más regresó a su tierra, nunca a sus labradíos de infancia y, por ende, nunca más vio la faz de su madre, de cuyo cuello bien seguro pendía algún crucifijo o alguna Dolorosa llorosa hasta la hartura. Mas cuando la esperanza calla, la memoria levanta el ancla y navega por el alma… ¡Ay pendientes aquestos nacidos entre esperanza y amargura, como saeta sevillana llorada en una “madrugá” herida de pasos y palios!…

Mi abuelo Emilio Valado, de quien mi padre decía que poco hablaba – ¡y cómo hablar si la esmeralda tornóse azabache! – falleció en 1966. Contaba mi madre, tanto como mi padre, que ya también se unieron con mi abuelo junto a la Esperanza, que gustaba sentarse él, callado, en aquellos patios de mi casa pueblerina, en que no reinaba la geometría lisa de lo contemporáneo, sino las umbrosas macetas y árboles frutales que nacían, allí, donde una mano arrojaba una semilla. ¡Patios de unción taciturna en plétora de joyas de trabajo! Quizás, en esa silente legión de la memoria, España se figuraba imposible, más imposible que todo el Atlántico. ¡Hay que saber llorar la Esperanza en la Amargura y anclar el llanto amargoso en la Esperanza!…Pienso, y en ello no me equivoco, que sólo un alma española puede unir tales fuerzas contrarias de tal funesto hipérbaton.

Aquellos pendientes, que luego luciera mi madre, hija única de un español y una italiana, paridos fueron, más que en mesa de joyero, en altar de lloros y de pobreza. Un agricultor comprando una joya de oro es casi un oxímoron, pues se trata de reunir sacrificio con abundancia y carencia con tesoro, mas si el Eros platónico, en hartura y en indigencia caminaba, ¡por qué razón un español, parido bajo una corona, no podía reunir aquellos contrarios que Platón uniera como propiedades del filosofante Eros!…Aquellos pendientes comprados por un español tenían toda la pobreza de Penía, madre de Eros, y toda la riqueza de Póros, padre de aquella filosófica creatura.

Ciertamente que el arte del joyero fue austero en la factura de los mismos, más quiso alguna Inteligencia, que pendiese de aquellos una como gota de oro, cual, si por ellos, quisiera contener la gota de llanto de un emigrado, que como Ovidio en el Ponto Euxino, se consolaba con oír palabras dichas en su lengua de imperio. Sí, aquellos pendientes que regalara mi abuelo a mi abuela, eran una metonimia de su amargura llorando por esperanza en oro.

Mi madre, austera y estoica mujer, que no lucía más oro que aquel que había venido de su familia o matrimonio – ¡os saludo oro parido en memoria y parido en esponsales! – guardaba a estos pendientes en un pequeño joyero revestido de seda negra con una tapa, que en sus deslucidos colores, todavía mostraba un capricho bucólico y arquitectónico de la pintura barroca del siglo XVIII. Pero cuando un niño es despierto como una esponja y todo lo devora con la mirada, se torna en auscultador de los secretos. Aquel alhajero, como los cajones de las cómodas de las madres, guardaban para un niño, no áridas cosas, sino verdaderos misterios.

Recuerdo, como si se tratase de una sinestesia, que aquel alhajero, donde la memoria de estos pendientes dormía en palabras de oro, poseía aquella extraña y dulcífera fragancia que las madres colocan en lo que tocan. Abrirlo era gozar del perfume de un oro pequeño, que para mi madre, era todo España, y para mí, todo un misterio.

Hoy aquestos duermen en un estuche, pues el amor de un hijo a su madre, no naufraga con la muerte, sino que se echa a la mar de la memoria, en la que espera, que otra vez, sobre el mar de lloros de las pérdidas vuelva a navegar el Barco de la Esperanza. Y no dudo que, al encontrar otra vez a mi madre, el nostos, tal como Osideo mostró la herida, sean estos pendientes en que tintinea el oro viviente de la memoria, pues ella, a decir cierto, es lo único de lo que nunca pondrán desterrarnos.

Y entonces, vuelto al principio del círculo, digo: “EN TODA JOYA DUERME EL VERBO DE UNA MEMORIA LLAMADA POR NOMBRE, ESPERANZA”.

Vayan estos versos a aquestos pendientes

“Si el cielo el agua llora

y en el río los llantos moran

que la tierra en su miseria

traga por nupcias de sobra,

también los lloros del hombre

que en esperanza se trocan joyas

corren cual variados ríos

por gemas y cuencas valiosas

no por lucir soberbias,

mas sí por redimir memorias.

Que el joyero que gotas labró

contuvo en prisión la historia

de un español que en el rojo

lloró en tierras ignotas

el gualda que en España flamea

cual oro viril sin derrotas.

¡Pendientes tan amargosos

que contenéis tanta memoria

paridos en la Esperanza

que troca en vida a la historia!.

Hemos hecho dos posts diferentes ya que eran muchas historias. Si queréis leer las historias que faltan os dejamos el link aquí.

Diamante Koh-i-Noor: Historia, Misterio y Controversia

El diamante Koh-i-Noor, cuyo nombre se traduce como «Montaña de Luz» en persa, es uno de los diamantes más famosos y controvertidos del mundo. Con una historia que se remonta a siglos atrás y un pasado cargado de leyendas y disputas. El Koh-i-Noor no solo es una gema de belleza deslumbrante, sino también un símbolo de poder y conquista. En este post exploraremos quién lo descubrió, por qué ha sido objeto de controversia y dónde se encuentra hoy.

El Origen y Descubrimiento del Diamante Koh-i-Noor

La historia del Koh-i-Noor se remonta a más de 5,000 años, aunque su primera mención registrada data del siglo XIV. Este diamante se descubrió en las minas de Golconda, en la actual India. Que en su momento fueron conocidas por producir algunas de las piedras preciosas más famosas del mundo. Se cree que el Koh-i-Noor fue encontrado en el río Krishna y que, en su forma original, pesaba alrededor de 186 quilates. No se sabe con certeza quién lo descubrió, pero se considera uno de los diamantes más antiguos de la historia.

Un Tesoro en Manos de Reyes y Conquistadores

Desde su descubrimiento, el Koh-i-Noor ha cambiado de manos en múltiples ocasiones, generalmente a través de guerras y conquistas. Uno de los primeros registros escritos del diamante se encuentra en los textos del emperador mogol Babur en el siglo XVI, quien lo menciona en sus memorias, el Baburnama. El diamante llegó a formar parte del trono del pavo real de Shah Jahan, el creador del Taj Mahal.

Sin embargo, con el declive del Imperio mogol, el Koh-i-Noor pasó a manos del imperio persa bajo el liderazgo de Nader Shah, quien lo obtuvo tras saquear Delhi en 1739. Fue Nader Shah quien le dio el nombre «Koh-i-Noor» debido a su deslumbrante brillo. Más tarde, el diamante se trasladó a Afganistán y finalmente a la India, donde quedó en posesión del maharajá Ranjit Singh de Punjab.

La Llegada del Koh-i-Noor a Inglaterra

En 1849, después de la anexión del Punjab por el Imperio Británico, el Koh-i-Noor fue entregado a la reina Victoria como parte del Tratado de Lahore, firmado bajo presión y en circunstancias controvertidas. El diamante fue transportado a Londres, donde fue presentado a la reina. Sin embargo, al no estar satisfecha con su apariencia original, se decidió tallar la gema, reduciendo su tamaño de 186 a 105.6 quilates para mejorar su brillo.

El Koh-i-Noor ha permanecido en Inglaterra desde entonces y actualmente se encuentra en la Torre de Londres, montado en la corona de la Reina Madre. Es uno de los tesoros más valiosos de las joyas de la corona británica, pero también uno de los más polémicos.

La Controversia: Un Símbolo del Poder Colonial

El Koh-i-Noor no solo es famoso por su belleza, sino también por las disputas y controversias que lo rodean. Para muchos, especialmente en India, Pakistán, Irán y Afganistán, el diamante es un símbolo del poder colonial y la opresión. Estas naciones han reclamado la devolución de la gema, bajo el argumento de que fue tomada de manera injusta y bajo coerción.

India, en particular, ha liderado estos esfuerzos, y sus representantes han solicitado en múltiples ocasiones la devolución del Koh-i-Noor, alegando que es parte de su patrimonio cultural y nacional. Pakistán y Afganistán también han expresado su deseo de recuperar la gema, argumentando que, en algún momento de su historia, fue parte de su territorio.

La Posición del Reino Unido

El gobierno británico ha rechazado consistentemente estas solicitudes, ya que alega que el Koh-i-Noor fue adquirido legalmente bajo los términos del Tratado de Lahore y que ha sido propiedad de la Corona británica desde entonces. Además, argumentan que devolver la piedra abriría la puerta a numerosas reclamaciones sobre otros artefactos históricos en posesión de museos británicos.

Sin embargo, el debate sobre el Koh-i-Noor continúa, y cada vez que las joyas de la corona se exhiben en eventos oficiales, como coronaciones o visitas de estado, resurge la controversia sobre su legítima propiedad.

Curiosidades del Koh-i-Noor

A lo largo de su historia, el diamante Koh-i-Noor ha estado rodeado de leyendas. Una de las más conocidas es la maldición que, según se dice, acompaña al diamante: «Quien lo posea, poseerá el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, puede llevarlo sin sufrir mal alguno». Es por ello que, desde que llegó a manos británicas, solo lo han llevado reinas y nunca reyes.

Otra curiosidad interesante es que, en su forma actual, el Koh-i-Noor es relativamente pequeño en comparación con otros diamantes famosos, como el Cullinan o el Gran Mogol. Aun así, su valor histórico y cultural lo convierte en una de las gemas más valiosas del mundo.

El Futuro del diamante Koh-i-Noor

A día de hoy, el Koh-i-Noor sigue siendo motivo de fascinación y debate. Su historia, llena de misterio, conquistas y controversias, lo convierte en un diamante único en el mundo. Mientras el Reino Unido continúa manteniéndolo como un símbolo de su pasado imperial, muchos en India y otros países lo ven como una reliquia que debería regresar a su lugar de origen.

Aunque es incierto si alguna vez se logrará un acuerdo sobre su devolución, lo que es indudable es que el diamante Koh-i-Noor seguirá siendo un tema de conversación y un símbolo de poder, belleza y disputa durante muchos años más.

Vuestras Joyas con Historia: Queremos Conocer Vuestras Joyas Antiguas

Antes que nada, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento por la cálida acogida que ha tenido nuestra iniciativa «Vuestras Joyas con Historia.»

Para las que no habéis visto nuestro reels de Instagram, os dejo el link aquí para que podáis conocer todo sobre esta iniciativa que se nos ha ocurrido.

La propuesta consiste en compartir la historia de una de vuestras joyas más queridas. Para ello, necesitamos:

  • Una fotografía: Preferiblemente con luz natural, ya que las lámparas pueden dificultar la visualización de los detalles. Si es posible, coloca la joya en una cajita, en tu mano o sobre un folio blanco. Asegúrate de fotografiarla cerca de una ventana o incluso en la calle, pero es MUY IMPORTANTE evitar la luz solar directa; mantenla siempre en la sombra. Intenta hacerlo en horas de buena luz, evitando el final de la tarde.
  • Si solo dispones de una foto de la joya en algún retrato o fotografía antigua, no dudes en enviárnosla.
  • Necesitamos un breve texto: Cuéntanos la historia que rodea a la joya. ¿Quién fue su dueña? Comparte un poco sobre ella, cómo llegó a ti y si la has usado o solo la conservas en una fotografía.
  • Es esencial que la joya sea de familia y que tenga un significado especial para ti.
  • Podéis enviar una joya con historia por participante.
  • Iremos compartiendo en las historias de Instagram las fotos con sus historias y aquí en blog saldrá publicado tambien un articulo con una selección especial.

Selección

  • Nosotras seleccionaremos entre todas las fotografías cuatro joyas junto a sus historias, estas serán sometidas a votación en Instagram. La joya ganadora será elegida por vosotras.
  • La dueña de la joya decidirá si desea que sea reproducida y que entre a formar parte de nuestra colección; en caso contrario, elegiremos la segunda más votada. Y así, sucesivamente.

Muy Importante

  • El concurso es totalmente anónimo. Si no deseas que se revele tu nombre, lo respetaremos.
  • Siempre contaremos con vuestra aprobación antes de reproducir vuestras joyas.
  • Como compensación, la persona propietaria de la joya reproducida recibirá una réplica de su joya en plata y circonitas y unos pendientes Paris.

Plazo y Modo de Recepción de Fotografías e Historias

  • Tienes hasta el 17 de noviembre para enviarnos las fotos junto a su pequeño texto.
  • Por favor, envía las fotos y el texto por WhatsApp al 683465441. En el mensaje, indícanos también tu nombre y apellido para poder archivar bien vuestras fotografías asociadas con vuestro nombre. Vuestros nombres no serán compartidos en ningún momento si no lo deseáis.
  • El domingo 24 de noviembre anunciaremos la selección de las cuatro joyas ganadoras a través de las historias de Instagram, donde tendréis 24 horas para poder votar en la encuesta.
  • Podeís participar desde cualquier lugar del Mundo.

Mil gracias y ¡mucha suerte!

En diciembre colgaremos aquí un preciso resumen con vuestras joyas y sus historias.

El Significado Cultural de las Joyas: Un Viaje a Través de las Tradiciones Globales

Las joyas han sido una parte integral de las culturas y tradiciones de todo el mundo desde tiempos antiguos. Más allá de ser simples accesorios, las joyas tienen un valor simbólico y cultural que varía de una región a otra. En este post, exploraremos cómo diferentes culturas utilizan las joyas en eventos importantes y el significado que estas piezas tienen para ellas.

India: Simbología y riqueza en cada detalle

En India, las joyas no solo son adornos, sino un símbolo de estatus, riqueza y espiritualidad. Las novias indias usan un conjunto completo de joyas conocido como solah shringar, que incluye pendientes, collares, brazaletes, tobilleras y la mangalsutra, un collar que simboliza el matrimonio. Cada pieza tiene un significado especial: el tikka en la frente simboliza la sabiduría, mientras que los brazaletes representan la buena fortuna.

Las joyas también se utilizan en festividades religiosas y celebraciones como el Diwali, donde se usan para atraer buena suerte y prosperidad. Las piedras preciosas, como los rubíes, esmeraldas y zafiros, se eligen por sus propiedades astrológicas y protectoras.

Egipto: Conexión con lo divino

En el antiguo Egipto, las joyas eran símbolos de poder y conexión con lo divino. Los faraones y los miembros de la nobleza utilizaban piezas elaboradas con oro, lapislázuli y turquesa, que representaban la riqueza y la eternidad. Uno de los amuletos más importantes era el escarabajo, que simbolizaba la regeneración y la protección en la vida y en la muerte.

Hoy en día, muchas joyas egipcias conservan esa esencia y significado. Y las personas las usan para honrar su historia y herencia cultural. Los collares, pulseras y anillos con jeroglíficos y símbolos antiguos son muy populares en las bodas y celebraciones tradicionales.

África: Identidad y estatus a través de las cuentas

En varias culturas africanas, las cuentas de vidrio o piedra se han utilizado durante siglos como símbolos de identidad, estatus y logros personales. Por ejemplo, en la tribu Maasai de Kenia y Tanzania, las mujeres llevan collares y brazaletes elaborados que indican su estado civil, edad y rango social.

En las bodas tradicionales, las joyas se utilizan para simbolizar la unión de dos familias y la fertilidad. Los collares de cuentas multicolores representan la belleza y la energía. Y se transmiten de generación en generación como legado familiar.

China: Jade, el símbolo de la pureza y la protección

En la cultura china, el jade es más que una piedra preciosa; es un símbolo de pureza, longevidad y protección espiritual. Durante los matrimonios, se regalan pulseras y collares de jade como símbolo de buena fortuna y armonía en la nueva vida de los recién casados.

En festivales como el Año Nuevo Chino, es común que las personas usen colgantes de jade con formas de dragones o monedas para atraer la prosperidad y la protección. Este uso del jade demuestra cómo las joyas en China no solo son adornos, sino talismanes cargados de significado.

Europa: Herencia y legado en las joyas familiares

En muchas culturas europeas, las joyas se transmiten de generación en generación como símbolos de herencia y legado familiar. En países como España, Italia y Grecia, es común que las novias lleven joyas antiguas en su boda, como parte de las tradiciones familiares.

Los anillos de compromiso y las alianzas de boda son especialmente significativos en Europa. Los diamantes, popularizados en el siglo XIX por su asociación con la pureza y el amor eterno, son la piedra favorita en muchas culturas occidentales. Además, las joyas religiosas, como las cruces o medallas, se utilizan en ceremonias de bautizo y comuniones para simbolizar la fe y la protección divina.

Latinoamérica: Tradición y espiritualidad en las joyas prehispánicas

En América Latina, las joyas tienen raíces profundas en las culturas prehispánicas. En México, por ejemplo, las joyas de plata decoradas con turquesas y obsidianas reflejan la rica tradición de los antiguos pueblos mesoamericanos. Estas piedras no solo eran apreciadas por su belleza, sino también por sus propiedades espirituales y protectoras.

En las bodas y celebraciones religiosas, las joyas también juegan un papel importante. Muchas familias regalan medallas de santos o crucifijos como símbolo de fe y protección. Perpetuando así una conexión espiritual que ha perdurado a través de los siglos.

Vintage by López-Linares

Las joyas son mucho más que adornos; son símbolos de identidad, herencia y espiritualidad en cada cultura. A través de los siglos, han acompañado a las personas en momentos clave de sus vidas, desde bodas y nacimientos hasta celebraciones y rituales religiosos. Explorar estas tradiciones nos permite apreciar el poder y el significado que las joyas tienen en la vida de las personas, uniendo generaciones y culturas alrededor del mundo.

En Vintage by López-Linares somos apasionadas de las joyas antiguas. Por eso, nos especializamos en reproducciones de joyas históricas en plata. Todas ellas hechas a mano por maestros orfebres, siguiendo las mismas técnicas de la época. Si quieres ver nuestra amplia colección de joyas te dejamos el link a nuestra web pinchando aquí.

Sara Montiel: La Diva Internacional de España

Sara Montiel, nacida como María Antonia Abad Fernández, fue una de las figuras más influyentes del cine español y una de las primeras actrices en alcanzar fama internacional. Su vida y carrera están llenas de éxitos, amores y momentos que la convirtieron en una leyenda. Acompáñanos a conocer su historia.

Orígenes y Primeros Pasos en el Cine

Sara Montiel nació el 10 de marzo de 1928 en Campo de Criptana, un pequeño pueblo en la provincia de Ciudad Real, España. Desde joven, mostró un interés innato por el mundo del espectáculo y, con tan solo 16 años, debutó en el cine español con la película Te quiero para mí (1944). Gracias a su talento y belleza, rápidamente captó la atención de productores y directores, consolidándose como una de las jóvenes promesas del cine español.

El Salto a la Fama en México

En la década de los 50, Sara Montiel decidió expandir su carrera y se trasladó a México, donde el cine estaba en pleno auge. Allí, su carrera floreció, y participó en numerosas producciones que la convirtieron en una estrella del cine latinoamericano. Montiel supo adaptarse a las diferentes exigencias de la industria cinematográfica y se destacó tanto en papeles dramáticos como en películas musicales.

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SARA MONTIEL Conquistando Hollywood

Tras su éxito en México, Montiel decidió probar suerte en Hollywood. Convirtiéndose en la primera actriz española en trabajar en producciones estadounidenses. En 1954, apareció en la película Veracruz, junto a Gary Cooper y Burt Lancaster, un logro que marcó un hito para el cine español. Montiel no solo conquistó a la audiencia con su belleza exótica y talento interpretativo, sino que también abrió puertas a futuros actores y actrices españolas en la meca del cine.

El Regreso a España y el Éxito de El Último Cuplé

Aunque su experiencia en Hollywood fue exitosa, Montiel decidió regresar a España a finales de los años 50. Fue entonces cuando protagonizó la película que cambiaría su vida para siempre: El último cuplé (1957). Este filme no solo se convirtió en un éxito rotundo en taquilla, sino que también marcó un antes y un después en su carrera. Así se consolidó como una diva del cine español y una estrella internacional. A raíz de esta película, Montiel se adentró en el mundo de la música, grabando varios discos que tuvieron gran acogida en Europa y América Latina.

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Una Vida Personal Intensa y Apasionada

En cuanto a su vida personal, Sara Montiel siempre fue una figura fascinante y enigmática. Se casó en cuatro ocasiones: la primera vez con el director estadounidense Anthony Mann en 1957, un matrimonio que atrajo mucha atención mediática, pues Montiel se convirtió en la primera española en casarse con un cineasta de Hollywood. Más tarde, se casó con el industrial español José Vicente Ramírez Olalla. Y, en los años 70, con el periodista Pepe Tous, con quien tuvo dos hijos adoptivos. Su último matrimonio fue con Antonio Hernández, en 2002, pero este terminó en separación poco después. Algún día, si os apetece, os escribimos un post en el que hablemos de las cuatro bodas de Sara Montiel.

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El Amor de Sara Montiel por las Joyas

Sara Montiel no solo fue conocida por su talento, sino también por su deslumbrante sentido del estilo. La diva siempre se mostró adornada con joyas impresionantes, que se convirtieron en un símbolo de su imagen pública. Desde perlas clásicas hasta collares de diamantes y anillos de esmeraldas. Montiel sabía cómo elegir y lucir cada pieza para reflejar su elegancia y glamour.

Las joyas eran parte fundamental de su imagen tanto en la pantalla como en sus apariciones públicas. Por ejemplo, en El último cuplé, Montiel lució espectaculares piezas que realzaban su vestuario. Haciendo que el brillo de las joyas se combinara con su carisma. En muchas entrevistas y eventos, se le veía luciendo pendientes llamativos y brazaletes que reflejaban su estatus de estrella internacional.

Montiel no solo usaba joyas como complemento, sino que también tenía un profundo aprecio por ellas. Las consideraba piezas de arte y de historia. En numerosas ocasiones, habló sobre su amor por las joyas vintage y por las creaciones de prestigiosos joyeros de la época. Su gusto por las joyas clásicas y atemporales reflejaba su personalidad sofisticada y su pasión por lo exquisito. Una característica que la acompañó durante toda su vida.

Legado y Últimos Años

A lo largo de su carrera, Sara Montiel no solo se destacó en el cine y la música, sino también como un ícono de la moda y las joyas. Su influencia perdura en el mundo del entretenimiento, y muchas actrices han seguido sus pasos en el cine internacional gracias a la barrera que ella rompió en Hollywood.

Sara Montiel falleció el 8 de abril de 2013 en Madrid, dejando un legado imborrable en el cine y la música española. Su vida, llena de éxitos, desafíos y glamour, sigue siendo una inspiración para aquellos que buscan triunfar en el mundo del espectáculo. Y también para quienes aprecian la elegancia y el poder de las joyas como una extensión de la personalidad y el estilo.

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Nosotras, al igual que Sara Montiel, somos unas apasionadas de las joyas antiguas. En nuestra web os enseñamos siempre las últimas reproducciones que hacemos. Todas ellas realizadas en plata, con circonitas, moissanitas y piedras semipreciosas. Puedes ver toda nuestra colección pinchando aquí

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Botticelli y su Venus: ¿Fue Simonetta Vespucci la Musa Inmortal?

Hoy vamos a sumergirnos en una de las obras más icónicas del Renacimiento: Venus y Marte de Sandro Botticelli. Este cuadro no solo es famoso por su increíble belleza y sus protagonistas, sino también por los detalles fascinantes que se esconden en él. Incluida una misteriosa joya que luce en su escote y que hemos querido reproducir. Pero antes de adentrarnos en la obra, hagamos un pequeño viaje en el tiempo para conocer al maestro detrás del pincel.

Sandro Botticelli: Un genio del Renacimiento

Sandro Botticelli, cuyo nombre real era Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, nació en 1445 en Florencia, Italia, una ciudad que en esa época era el epicentro del arte y la cultura del Renacimiento. Florencia fue el lugar donde Botticelli desarrolló su talento bajo la tutela de maestros como Filippo Lippi, un reconocido pintor de la época. Botticelli destacó rápidamente por su habilidad para crear obras con un toque poético, combinando la belleza clásica con una sensibilidad única. Su obra se caracteriza por la belleza idealizada, el uso delicado del color y una habilidad única para capturar la gracia y la elegancia en cada pincelada.

«Venus y Marte»: una obra llena de simbolismo

«Venus y Marte» es una pintura que Botticelli completó alrededor de 1483 y actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres. La obra representa a Venus, la diosa del amor, y a Marte, el dios de la guerra, en un momento de tranquilidad después de lo que se sugiere como una batalla amorosa. Marte está profundamente dormido, mientras que Venus lo observa con una mezcla de serenidad y satisfacción. Alrededor de ellos, pequeños sátiros juegan con la armadura de Marte, simbolizando la derrota del conflicto ante el poder del amor.

Se cree que pudo ser un regalo de boda encargado por la familia de los Médici. Pero también hay un detalle a tener en cuenta en la parte alta de la obra, donde encontramos dibujadas varias avispas, símbolo de la familia Vespucci. No he podido confirmar quién encargó la citada obra a Boticelli. Por su tamaño y forma, esta obra mide 173×69, parece que pudiera haber sido pintado como una “spalliera” o cabecero para una cama. Y muy probablemente para celebrar algún enlace matrimonial.

Venus: la protagonista y su joya

La protagonista indiscutible del cuadro es Venus, quien encarna la belleza y la sensualidad. Botticelli la pinta con una delicadeza exquisita, enfatizando su serenidad y la armonía que emana. Uno de los detalles más fascinantes es la joya que adorna su escote: un broche de perlas y una piedra preciosa central, probablemente un rubí, lo que en ese entonces era símbolo de amor y pasión.

Esta joya no es un mero adorno; tiene un profundo simbolismo. En la época de Botticelli, las perlas estaban asociadas con la pureza y la perfección, cualidades que se atribuían a Venus. El rubí, por su parte, representaba el fuego del amor, un tema central en la relación entre Venus y Marte. Es interesante notar cómo Botticelli usa la joyería para resaltar las características divinas de Venus, haciendo que su belleza trascienda lo terrenal.

Historia de la Venus de Boticelli y su broche - Venus y Marte - Joyas Historicas en Vintage By Lopez-Linares

Curiosidades sobre la joya de Venus

La joya en el escote de Venus podría ser una referencia a la moda renacentista, donde las perlas y las piedras preciosas eran elementos esenciales en la alta sociedad. Durante el Renacimiento, las joyas no solo servían para embellecer, sino también para comunicar el estatus social y los valores personales. Las mujeres de la nobleza solían lucir collares elaborados que no solo decoraban, sino que también tenían significados profundos, como la protección divina y la conexión con el amor eterno.

Además, en el arte renacentista, las joyas se pintaban con gran atención al detalle, mostrando el valor que se les atribuía. En «Venus y Marte», Botticelli refleja esta importancia. Asegurándose de que el broche de Venus no pase desapercibido, sino que se convierta en un punto focal que atrae la mirada y revela más sobre la personalidad y el simbolismo de la diosa.

¿Fue Simonetta Vespucci la musa de Botticelli?

Simonetta Vespucci, una noble italiana de gran belleza, es ampliamente considerada como una de las musas de Botticelli. Nacida en 1453, Simonetta era conocida por su extraordinaria belleza y elegancia. Se casó con Marco Vespucci, un miembro de una influyente familia florentina, y pronto se convirtió en una figura central en la alta sociedad de Florencia.

Hay muchas teorías que sugieren que Botticelli utilizó a Simonetta como modelo para sus representaciones de Venus, no solo en «Venus y Marte», sino también en otras obras icónicas como «El nacimiento de Venus». Sin embargo, no hay evidencia concluyente que confirme esta suposición, lo que deja espacio para la especulación.

La conexión entre Botticelli y Simonetta se ha convertido en parte del mito artístico. Se dice que Botticelli estaba profundamente enamorado de Simonetta, aunque este amor probablemente no fue correspondido. Simonetta murió joven, a los 22 años, en 1476, y Botticelli, según se cuenta, pidió ser enterrado a su lado en la iglesia de Ognissanti en Florencia, un deseo que se cumplió cuando falleció en 1510.

La influencia de Simonetta en la obra de Botticelli

Incluso si Simonetta no fue la modelo real para Venus, su imagen y su belleza parecen haber influido profundamente en Botticelli. La representación idealizada de Venus en sus pinturas refleja las características que se atribuían a Simonetta: una belleza delicada y etérea, con un aura de perfección casi divina.

El mito de Simonetta como musa de Botticelli añade una capa de romanticismo a la interpretación de estas obras. La idea de que una mujer real, conocida por su belleza y gracia, pudiera haber inspirado a Venus, la diosa del amor, le da a las pinturas de Botticelli una conexión más íntima y personal con la realidad de su tiempo.

Si bien no se puede afirmar con certeza que Simonetta Vespucci fue la modelo específica para la Venus de Botticelli, la leyenda persiste y añade un encanto adicional a la interpretación de estas obras. Simonetta, como figura histórica y como musa, sigue fascinando. Y su posible conexión con la Venus de Botticelli nos recuerda cómo el arte puede trascender lo terrenal para capturar una belleza idealizada y eterna.

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Curiosidades sobre las joyas en el Renacimiento

Durante el Renacimiento, las joyas eran una forma importante de expresar poder y riqueza. Los artesanos de la época ponían un cuidado meticuloso en la creación de estas piezas, utilizando materiales como el oro, las perlas y las piedras preciosas. Cada joya tenía un significado simbólico: las perlas, por ejemplo, estaban asociadas con la pureza y la feminidad. Esto las hace especialmente apropiadas para adornar a una figura como Venus. La joya en el escote de Venus podría haber sido interpretada como un símbolo de su pureza divina y su inmaculada belleza.

Nosotras, en Vintage by López-Linares, hemos querido reproducir el maravilloso broche de Venus, y hemos hecho unos pendientes a juego. Te dejamos el link a nuestra web por si quieres ver mejor la colección. Esperamos que te guste muchísimo nuestra reproducción. 

Art Nouveau: Cuando el Arte y la Naturaleza Se Encuentran

¡Hola a todos los amantes de la joyería y el arte! Hoy queremos llevaros en un viaje fascinante por el mundo de la joyería Art Nouveau. Un estilo que, sin duda, ha dejado una huella imborrable en la historia del diseño. Vamos a descubrir cómo nació este movimiento, sus características distintivas y el significado que tuvo en su época. 

El Nacimiento del Art Nouveau

El Art Nouveau, también conocido como Modernismo, es un estilo artístico que surgió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, aproximadamente entre 1890 y 1910. Este movimiento tiene sus raíces en Europa. Con influencias que se expandieron desde Francia y Bélgica hasta otros países como España, Austria y Alemania. Nació como una respuesta a la rigidez del academicismo y a la industrialización, buscando crear un arte nuevo, dinámico y más conectado con la naturaleza.

Un Estilo que Va Más Allá de la Joyería

El Art Nouveau no se limitó a la joyería. Sino que influyó en una amplia gama de objetos decorativos, como muebles, vidrieras, cerámica, textiles y arquitectura. Este estilo se caracteriza por el uso de líneas curvas, asimetría, y motivos inspirados en la naturaleza, como flores, hojas, insectos y figuras femeninas estilizadas. El objetivo era romper con las formas tradicionales y crear un arte total, donde todos los aspectos de la vida estuvieran impregnados de belleza y armonía.

Características de la Joyería Art Nouveau

Las joyas Art Nouveau se destacan por su diseño orgánico y fluido. Se utilizaban materiales como el oro, la plata, esmaltes, perlas, piedras preciosas y semipreciosas. Y se aplicaban técnicas como el esmalte cloisonné y el uso de opalescencia en las piedras. Los motivos naturales eran una constante: flores exóticas, animales, mariposas y libélulas eran comunes, así como la figura femenina, a menudo representada como una ninfa o una musa. Estas joyas no solo eran adornos, sino verdaderas obras de arte que reflejaban la naturaleza y la fantasía.

El Significado de la Joyería Art Nouveau

Este estilo de joyería no solo era un accesorio, sino una declaración artística. En una época de grandes cambios sociales y tecnológicos, el Art Nouveau representaba un anhelo por la conexión con la naturaleza y lo espiritual. En contraposición al avance de la industrialización. Las joyas se convirtieron en un medio para expresar individualidad y originalidad, rompiendo con los diseños más rígidos y clásicos del pasado.

Joyeros Icónicos del Art Nouveau

Entre los joyeros más destacados de este movimiento se encuentran René Lalique, Georges Fouquet, Louis Comfort Tiffany y Philippe Wolfers. René Lalique es quizás el más famoso, conocido por sus innovadores diseños que combinaban materiales como el vidrio con metales preciosos y esmalte. Lalique se destacó por sus piezas que incorporaban elementos naturales y figuras femeninas, convirtiéndose en uno de los nombres más asociados con el Art Nouveau.

Las Joyas Más Famosas de la Época

Algunas de las joyas más icónicas de la época Art Nouveau incluyen la famosa “Libélula” de René Lalique. Esta combina esmalte, ópalos y diamantes, creando una obra maestra de diseño y técnica. Otro ejemplo destacado es el broche “Pavonia” de Louis Comfort Tiffany. Que presenta un pavo real en todo su esplendor, con plumas elaboradas en esmalte y piedras preciosas, representando la belleza y el lujo del estilo.

Curiosidades de la Joyería Art Nouveau

Una de las curiosidades de la joyería Art Nouveau es que a menudo se diseñaba no solo para ser bella, sino también para contar una historia o transmitir un sentimiento. Las piezas podían llevar símbolos de amor, fertilidad o misticismo. Además, muchas de estas joyas se creaban en ediciones limitadas o como piezas únicas. Lo que las convierte en tesoros altamente valorados por los coleccionistas de hoy en día.

Otra curiosidad es que, debido a su enfoque en la naturaleza y la fantasía, las joyas Art Nouveau a menudo incorporaban elementos raros y exóticos. Por ejemplo, piedras poco comunes o esmaltes de colores inusuales, que añadían un toque de misterio y exclusividad a cada pieza.

Vintage by López-Linares

La joyería Art Nouveau es mucho más que simple ornamentación; es una expresión de arte, naturaleza y fantasía que marcó una época de transición y modernidad. A través de sus formas orgánicas y motivos naturales, estas joyas continúan inspirando a diseñadores y joyeros hasta el día de hoy. Si alguna vez tienes la oportunidad de admirar una pieza Art Nouveau, recuerda que estás viendo algo más que una joya: estás contemplando un pedazo de historia y arte que ha trascendido el tiempo.

¡Gracias por acompañarme en este recorrido por la joyería Art Nouveau! Espero que te haya inspirado tanto como a nosotras. Te dejamos nuestra web por si quieres conocer las novedades de nuestra tienda. 

Magdalena Strozzi: La Historia Detrás del Retrato Renacentista

Hoy quiero hablaros sobre una figura fascinante del Renacimiento italiano, Magdalena Strozzi. Su vida, aunque menos conocida que la de otros personajes de su época, está llena de detalles interesantes que nos transportan a un tiempo de grandes cambios culturales y artísticos. Además, su retrato más famoso guarda una sorpresa que conecta con una de las obras más emblemáticas de la historia del arte: la Mona Lisa. Y nosotras hemos querido reproducir las joyas que luce en el cuadro, os dejamos el link a ellas al final del post. 

¿Quién fue Magdalena Strozzi?

Magdalena Strozzi nació en el seno de una de las familias más prominentes de Florencia. Los Strozzi eran una poderosa familia de banqueros y políticos, conocidos por su influencia y riqueza. Aunque no se conocen muchos detalles específicos sobre su infancia, sabemos que Magdalena creció rodeada de la élite cultural y social de la época, lo que sin duda moldeó su educación y perspectiva del mundo.

Matrimonio y vida personal

Magdalena Strozzi se casó con Agnolo Doni, un destacado comerciante y mecenas del arte en Florencia. Doni era conocido por su amor al arte y su colección de obras maestras, que incluía trabajos de algunos de los artistas más renombrados de su tiempo, como Miguel Ángel y Rafael. Este matrimonio no solo unió a dos familias poderosas, sino que también permitió a Magdalena vivir en el centro de un círculo cultural y artístico muy influyente.

El retrato de Magdalena Strozzi

El retrato más famoso de Magdalena Strozzi fue pintado por el renombrado artista Rafael Sanzio, uno de los grandes maestros del Renacimiento. Rafael, conocido por su habilidad para capturar la gracia y la humanidad de sus sujetos, creó un retrato de Magdalena que es tanto bello como evocador.

Este cuadro, que se encuentra hoy en La Galería de los Uffizi, en Florencia, ha generado mucho interés no solo por la belleza de su ejecución, sino también por las curiosas similitudes que guarda con la Mona Lisa de Leonardo da Vinci. Ambos retratos presentan a sus sujetos en poses similares, con un ligero giro del torso y una expresión serena. Esta similitud ha llevado a algunos expertos a especular sobre la influencia que pudo haber tenido el retrato de Magdalena en la obra más famosa de Leonardo.

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La joya que luce Magdalena Strozzi

Un detalle particularmente interesante del retrato de Magdalena Strozzi es la joya que luce en su cuello. Esta joya no es solo un adorno, sino que tiene un simbolismo profundo. La joya es una esmeralda engarzada en un intrincado diseño de oro y perlas, reflejando no solo la riqueza y estatus de la familia Strozzi. Sino también las tendencias de la moda de la época. Las esmeraldas eran altamente valoradas en el Renacimiento, asociadas con la pureza, la protección y el poder.

La conexión con la Mona Lisa

Las similitudes entre el retrato de Magdalena Strozzi y la Mona Lisa van más allá de la pose. Ambos cuadros comparten un enfoque en la psicología del retratado, buscando capturar no solo la apariencia física, sino también la esencia y el carácter del sujeto. Este enfoque innovador fue una de las grandes contribuciones del Renacimiento al arte del retrato, y tanto Rafael como Leonardo fueron pioneros en esta técnica.

La gran diferencia con la obra de Da Vinci es que Magdalena aparece ataviada con sus mejores joyas. Un precioso colgante con una enorme perla irregular y tres piedras de diferentes tonalidades, cada una indicando algo muy especial. La esmeralda recuerda la castidad de Magdalena. El rubí la intensidad de su persona. El zafiro la pureza. Y la perla la fidelidad.  Esta es la pieza que se clavó en mi retina y que busqué por varios talleres florentinos, hasta dar con un artesano que la realizara lo más exacta posible. Y, justamente, eso es lo que hoy os traigo hasta aquí: ese sencillo colgante que tiene tanta historia detrás y que tantas cosas nos transmite con su diseño y sus colores.

Magdalena también porta un sencillo collar, que parece de cuentas de azabache, y que nos recuerda al que luciera «La Dama del Armiño».

El trabajo quedó en poder de los descendientes de la familia Donia, hasta que en 1826 fueron comprados por el Gran Duque de Toscana, Leopoldo II de Lorena, y así llegaron a formar parte de las colecciones del Palacio Pitti.

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Un legado duradero

Aunque Magdalena Strozzi no es tan conocida como algunas de sus contemporáneas. Su retrato nos ofrece una ventana invaluable a la vida y la cultura del Renacimiento. Nos recuerda la importancia de la familia, la influencia social y el poder de la imagen en una época en la que el arte y la sociedad estaban estrechamente entrelazados.

En resumen, Magdalena Strozzi fue una mujer que vivió en una época de grandes cambios y que, a través de su retrato, sigue contándonos su historia siglos después. Su vida y su imagen nos invitan a explorar más profundamente el rico tapiz del Renacimiento italiano. Así como a apreciar las complejas conexiones entre el arte, la historia y la sociedad.

Esperamos que os haya gustado la historia de Magdalena Strozzi. Os dejamos el link a nuestra web donde podéis ver nuestra reproducción del colgante y los anillos

La Tiara de Lady Di: Un Icono de la Realeza y de la Moda

El 29 de julio de 1981, el mundo entero fue testigo de una boda de cuento de hadas. Lady Diana Spencer, una joven y carismática maestra de jardín de infancia, se casaba con el príncipe Carlos, heredero al trono británico, en la majestuosa Catedral de San Pablo en Londres. Pero, más allá de la espectacularidad del evento y el interés mundial que generó, uno de los detalles que más capturó la atención fue la deslumbrante tiara que Lady Di lució en su gran día.

La Tiara Spencer: Historia y Detalles

La tiara que Lady Di llevó el día de su boda no era una joya cualquiera. Se trataba de la Tiara Spencer, una pieza que pertenece a la familia Spencer desde hace varias generaciones. Esta tiara es una amalgama de varias piezas antiguas de joyería familiar, que fueron ensambladas para crear una obra maestra de la orfebrería.

Origen y Diseño

La Tiara Spencer fue elaborada en su forma actual en los años 30 por la prestigiosa casa de joyería Garrard, aunque algunas de sus partes datan del siglo XVIII. La base de la tiara está hecha de plata dorada y oro, y está incrustada con una impresionante colección de diamantes. Su diseño intrincado y delicado, con motivos florales y follaje, es un testimonio del arte de la joyería de esa época. La tiara es flexible, lo que la hace más cómoda para quien la lleva puesta.

El Vestido de Novia de Lady Di

El vestido de novia de Lady Diana, diseñado por David y Elizabeth Emanuel, fue otro elemento icónico de la boda real. Confeccionado en tafetán de seda color marfil y decorado con encaje antiguo, bordados a mano, lentejuelas y más de 10,000 perlas, el vestido era la encarnación del esplendor y la elegancia. La cola del vestido, de casi 8 metros de largo, fue una de las más largas en la historia de las bodas reales, creando una imagen inolvidable mientras Lady Di caminaba por el pasillo de la catedral.

Curiosidades del Día de la Boda

La boda real de Lady Di y el príncipe Carlos estuvo llena de momentos memorables y detalles curiosos. Algunos de ellos incluyen:

  1. La audiencia global: Se estima que alrededor de 750 millones de personas en todo el mundo vieron la ceremonia en vivo, un récord en ese momento.
  2. El error en el nombre: Durante la ceremonia, Diana accidentalmente invirtió los nombres de Carlos, llamándolo «Felipe Carlos Arturo Jorge» en lugar de «Carlos Felipe Arturo Jorge».
  3. El pastel de bodas: El pastel oficial de la boda fue un espectacular pastel de frutas de cinco niveles, pero también hubo otros 27 pasteles de boda adicionales, todos ellos regalados por varias organizaciones y pastelerías.

La Tiara Spencer: Su Trayectoria Después de Lady Di

Después de la trágica muerte de Lady Diana en 1997, la Tiara Spencer regresó a manos de la familia Spencer. A diferencia de muchas otras joyas que pertenecían a Diana y que fueron heredadas por sus hijos, el príncipe William y el príncipe Harry, la Tiara Spencer no formaba parte de este legado personal. La joya permaneció como una reliquia familiar, preservada por los Spencer como parte de su historia y patrimonio.

El Legado de la Tiara de Lady Di en la Familia

Eventos Familiares: La tiara ha sido usada en varias ocasiones especiales por las mujeres de la familia Spencer. Aquí se destacan algunos eventos notables:

  1. Jane Fellowes, Baronesa Fellowes: La hermana mayor de Diana, Jane, la llevó en su boda con Robert Fellowes en 1978.
  2. Sarah McCorquodale: Otra hermana de Diana, Sarah, también lució la tiara en su boda con Neil McCorquodale en 1980.
  3. Celia McCorquodale: Más recientemente, en 2018, Celia McCorquodale, sobrina de Diana, llevó la Tiara Spencer en su boda con George Woodhouse. Esta aparición de la tiara atrajo mucha atención mediática y nostálgica, recordando a todos su conexión con la difunta princesa.

Exhibiciones Públicas: Además de su uso en bodas familiares, la Tiara Spencer también ha sido exhibida en varias exposiciones. Estas muestras permiten al público admirar de cerca una pieza de joyería que forma parte de la historia real británica y recordar el legado de Diana.

Tiara de Lady Di

 

Foto @martagtarrio / Produccion @saravarascomunicacion

¿Quién Tiene la Tiara Spencer Ahora?

Actualmente, la Tiara Spencer sigue en posesión de la familia Spencer. El octavo conde Spencer, Charles Spencer, hermano de Diana, es quien probablemente custodia la joya. Charles Spencer ha sido un custodio activo del legado de su hermana, participando en eventos y causas benéficas en su honor.

Aunque la tiara no ha sido usada por las esposas de los príncipes William y Harry en sus bodas, existe una fuerte posibilidad de que la tiara continúe siendo utilizada en futuras bodas y eventos significativos de la familia Spencer. Con cada aparición, la tiara no solo embellece a quien la lleva, sino que también evoca recuerdos de Lady Di y su impacto en la familia real y en el mundo.

La historia de la Tiara Spencer no terminó con la muerte de Lady Diana. La joya sigue siendo un preciado tesoro de la familia Spencer, usado en ocasiones especiales y mantenido como un símbolo tangible del legado de Diana. A través de sus apariciones en eventos familiares y exhibiciones públicas, la tiara continúa recordándonos la elegancia, el estilo y la gracia de la princesa Diana, perpetuando su memoria en cada destello de sus diamantes. 

Y nosotras quisimos hacer una reproducción inspirandonos en esta espectacular tiara que tanto nos gusta. Os dejamos el link a nuestra web para que podáis verla con más detalle. Esperamos que os guste mucho.

Fred Astaire: El Maestro del Claqué en Hollywood

Fred Astaire, conocido como el mejor bailarín de la historia de Hollywood, dejó una huella imborrable en el mundo del cine y la danza. Su elegancia, carisma y talento lo convirtieron en una leyenda que sigue inspirando a bailarines y cinéfilos de todo el mundo. Acompáñame en un recorrido por la vida de este icónico artista.

Infancia y Comienzos

Fred Astaire nació como Frederick Austerlitz el 10 de mayo de 1899 en Omaha, Nebraska. Desde pequeño, Fred mostró una inclinación natural hacia las artes escénicas. Junto a su hermana Adele, comenzó a tomar clases de danza y música. Sus padres, conscientes del talento de sus hijos, los alentaron a seguir una carrera en el espectáculo. Así, los hermanos Austerlitz se convirtieron en «Fred y Adele Astaire», un dúo que debutó en el mundo del vaudeville a una edad temprana.

Primeros Pasos en el Claqué

El claqué, con su ritmo contagioso y complejidad técnica, se convirtió rápidamente en la especialidad de Fred. Su estilo único combinaba movimientos precisos con una gracia innata, lo que le permitió destacar en un campo competitivo. Después de años de actuar juntos, Adele decidió retirarse, lo que llevó a Fred a emprender una carrera en solitario. Aunque inicialmente enfrentó desafíos y críticas, su determinación y talento pronto lo catapultaron al éxito.

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Vida Profesional

La carrera cinematográfica de Fred Astaire despegó en 1933 cuando firmó un contrato con RKO Pictures. Su primera película, «Flying Down to Rio» (1933), presentó al público una de las parejas más emblemáticas de la historia del cine: Fred Astaire y Ginger Rogers. Juntos, protagonizaron diez películas, incluyendo clásicos como «Top Hat» (1935) y «Swing Time» (1936). Su química en pantalla y la sincronización perfecta de sus movimientos dejaron al público asombrado.

A lo largo de su carrera, Fred colaboró con otros talentos destacados como Judy Garland, Cyd Charisse y Rita Hayworth. Su capacidad para adaptarse a diferentes estilos y su innovación constante en la danza lo mantuvieron relevante en una industria en constante cambio. Entre sus trabajos más destacados se encuentran «The Band Wagon» (1953) y «Funny Face» (1957).

Vida Personal

A pesar de su éxito profesional, Fred Astaire siempre mantuvo su vida personal relativamente privada. Se casó con Phyllis Livingston Potter en 1933, y la pareja tuvo dos hijos, Fred Jr. y Ava. La trágica muerte de Phyllis en 1954 fue un duro golpe para Fred, pero continuó trabajando y eventualmente encontró el amor nuevamente con Robyn Smith, una jockey profesional, con quien se casó en 1980.

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Curiosidades

  • Perfeccionista: Fred era conocido por su ética de trabajo rigurosa y su búsqueda de la perfección. Se decía que nunca estaba satisfecho con una toma hasta que era absolutamente perfecta.
  • Innovador: Astaire fue uno de los primeros en integrar la danza con la narrativa cinematográfica, haciendo que cada número musical avanzara la trama de la película.
  • Estilo Personal: Su vestimenta elegante y su estilo inconfundible en el escenario y fuera de él lo convirtieron en un ícono de la moda.
  • Reconocimientos: A lo largo de su carrera, Fred recibió numerosos premios, incluyendo un Oscar honorífico en 1950 por su contribución al arte cinematográfico.

Fred Astaire falleció el 22 de junio de 1987, dejando tras de sí un legado inmenso en el mundo del entretenimiento. Su influencia se extiende más allá del cine y la danza, y su nombre sigue siendo sinónimo de excelencia y elegancia. Su vida y su trabajo continúan inspirando a nuevas generaciones de artistas que sueñan con seguir sus pasos en el mundo del espectáculo.

Imágenes: Wikipedia

Perla de Esperanza: Una Joya de Historia y Leyenda

La Perla de Esperanza es una de las joyas más fascinantes y legendarias en la historia de la joyería. Con su impresionante tamaño, belleza deslumbrante y una historia rica y diversa, esta perla ha capturado la imaginación de generaciones. Acompáñanos en este viaje para descubrir cómo fue encontrada, su recorrido a través del tiempo, su simbolismo, y dónde se encuentra hoy en día.

El Descubrimiento de la Perla de Esperanza

La historia de la Perla de Esperanza comienza en el siglo XVI en el Golfo de Panamá, una región conocida por sus ricas aguas perlíferas. La leyenda cuenta que fue descubierta por un joven pescador indígena que, al abrir una ostra gigante, encontró en su interior una perla de tamaño y brillo sin precedentes. Esta perla pronto atrajo la atención de exploradores y comerciantes españoles, quienes la llevaron a Europa como un tesoro exótico del Nuevo Mundo.

Viaje a través de la Historia

Desde su llegada a Europa, la Perla de Esperanza pasó por manos de varios monarcas y nobles. Una de sus primeras dueñas fue Margarita de Austria, quien la recibió como regalo de bodas. La perla se convirtió en un símbolo de lujo y estatus, adornando collares, coronas y otras piezas de joyería de la realeza europea.

Durante el siglo XVII, la Perla de Esperanza cambió de manos varias veces, siendo subastada y vendida entre los aristócratas europeos. Cada nuevo propietario contribuía a su leyenda, ya que la perla no solo era valorada por su belleza, sino también por la historia y el misterio que la rodeaban.

Simbolismo y Significado

El nombre «Perla de Esperanza» no es casualidad. A lo largo de los siglos, esta joya ha sido vista como un símbolo de esperanza, prosperidad y buena fortuna. En muchas culturas, las perlas representan pureza y sabiduría, y la Perla de Esperanza no es una excepción. Su brillo impecable y su tamaño extraordinario la han convertido en un talismán de buena suerte para sus poseedores.

La perla también ha sido asociada con el amor y la fidelidad. En varias historias, se dice que fue usada en ceremonias y rituales para bendecir matrimonios y fortalecer lazos entre parejas. Su presencia en las joyerías reales y nobles añadía un toque de misticismo y prestigio a estos eventos.

Conservación y Preservación

A lo largo de los siglos, la conservación de la Perla de Esperanza ha sido una prioridad para sus propietarios. Las perlas, siendo orgánicas, requieren cuidados específicos para mantener su lustre y durabilidad. La perla ha sido limpiada regularmente con soluciones suaves y guardada en condiciones de temperatura y humedad controladas para prevenir daños. Si quieres saber cómo cuidar tus perlas, tienes un post dedicado a ellas en nuestro blog, te dejamos el link aquí.

En el siglo XIX, la perla fue sometida a un proceso de restauración para reparar pequeños daños y devolverle su esplendor original. Esta restauración fue llevada a cabo por expertos joyeros que utilizaron técnicas tradicionales para preservar su integridad.

¿Dónde Está Ahora la Perla Esperanza?

Hoy en día, la Perla de Esperanza se encuentra en una prestigiosa colección privada. Aunque no está exhibida públicamente con frecuencia, ha sido prestada a varios museos para exposiciones temporales. Estas exhibiciones permiten a los amantes de la joyería y la historia admirar su belleza y aprender más sobre su rica historia.

Una de las últimas apariciones de la perla fue en una exposición en el Museo Británico, donde fue el centro de atención junto a otras joyas históricas. Los visitantes quedaron maravillados no solo por su tamaño y brillo, sino también por las historias y leyendas que la rodean.

Curiosidades sobre la Perla de Esperanza

  • Inspira Obras de Arte: La Perla de Esperanza ha inspirado numerosas obras de arte, incluyendo pinturas, poemas y novelas. Artistas y escritores han sido cautivados por su belleza y su misterioso pasado.
  • Películas y Documentales: Su historia ha sido tema de varios documentales y películas, que exploran su descubrimiento, su paso por diversas manos y su simbolismo.
  • Mitos y Leyendas: Hay muchas leyendas en torno a la perla, incluyendo historias de cómo ha traído buena suerte y protección a sus dueños, y relatos de cómo fue perdida y encontrada varias veces.

Conclusión

La Perla de Esperanza no es solo una joya; es un testimonio vivo de la historia y la cultura. Su viaje desde el Golfo de Panamá hasta las manos de reyes y nobles europeos. Su simbolismo de esperanza y prosperidad, y su conservación a lo largo de los siglos la convierten en una joya verdaderamente única. Aunque actualmente repose en una colección privada, su leyenda sigue viva, inspirando a todos aquellos que aman la belleza y la historia de la joyería antigua.

En Vintage by López-Linares somos amantes de las perlas, y las utilizamos en muchas de nuestras reproducciones de joyas. Tanto en collares, como pendientess, broches y anillos, las perlas lucen preciosas en cualquier tipo de joya. Te dejamos el link a nuestra web por si quieres ver nuestra colección de joyas con perlas.

Grace Hopper: La Pionera de la Programación que Revolucionó el Mundo de la Informática

Grace Hopper, conocida como la «Reina de los Compiladores», fue una mujer extraordinaria cuya vida y trabajo revolucionaron el mundo de la programación. Su historia es un viaje fascinante desde su infancia curiosa hasta convertirse en una pionera de la informática.

Infancia y Juventud de Grace Hopper

Nacida el 9 de diciembre de 1906 en Nueva York, Grace Brewster Murray Hopper fue una niña muy curiosa. Desde temprana edad, mostró un gran interés por entender cómo funcionaban las cosas. A la edad de siete años, desarmó todos los relojes de su casa para ver cómo funcionaban, una anécdota que reflejaba su incansable curiosidad y su afán por aprender. Aunque su madre la reprendió por ello, esta experiencia marcó el comienzo de su fascinación por la ingeniería y la tecnología.

Grace asistió a la escuela preparatoria en el Vassar College, donde se graduó con honores en matemáticas y física en 1928. Posteriormente, continuó su educación en la Universidad de Yale, donde obtuvo una maestría en 1930 y un doctorado en matemáticas en 1934. En una época en la que pocas mujeres ingresaban a campos científicos, Grace Hopper rompió barreras con su tenacidad y amor por el conocimiento.

Contribución al Lenguaje de Programación

La Segunda Guerra Mundial trajo consigo nuevas oportunidades para Hopper. En 1943, se unió a la Reserva Naval de los Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en el Mark I, uno de los primeros ordenadores electromecánicos. Su trabajo con el Mark I fue solo el inicio de su influencia en la informática.

Uno de los mayores logros de Hopper fue el desarrollo del primer compilador, un programa que traduce código escrito en un lenguaje de programación de alto nivel a un lenguaje de máquina que las computadoras pueden entender. Su creación, el compilador A-0, sentó las bases para COBOL (Common Business-Oriented Language), un lenguaje de programación que todavía se utiliza hoy en día en aplicaciones comerciales y administrativas.

Grace Hopper creía firmemente que los lenguajes de programación deberían ser lo más parecidos al inglés posible para ser accesibles y comprensibles para más personas. Esta visión fue radical en su tiempo y ayudó a democratizar la programación, permitiendo que más personas pudieran escribir código sin necesidad de entender los complejos lenguajes de máquina.

Fama y Reconocimientos

A lo largo de su carrera, Grace Hopper recibió numerosos premios y reconocimientos. En 1969, fue galardonada con el primer Premio Hombre del Año en Computación por la Data Processing Management Association. En 1991, recibió la Medalla Nacional de Tecnología, uno de los más altos honores civiles en los Estados Unidos.

Su fama no solo se debió a sus logros técnicos sino también a su personalidad carismática y su estilo de enseñanza único. Grace era conocida por llevar consigo un trozo de cable de nueve nanosegundos de largo, una herramienta visual para explicar la rapidez con la que viaja la electricidad. Este enfoque práctico y su capacidad para explicar conceptos complejos de manera sencilla la hicieron muy popular entre sus colegas y estudiantes.

Curiosidades y Legado

Una de las anécdotas más famosas de Grace Hopper es la historia del «bug». En 1947, mientras trabajaba en la Universidad de Harvard, encontró una polilla atrapada en el relé de un ordenador Mark II, que estaba causando problemas. Este incidente llevó a la popularización del término «debugging» para referirse a la eliminación de errores en programas informáticos.

Grace Hopper se retiró varias veces del servicio naval, pero fue llamada de vuelta debido a su invaluable experiencia y conocimiento. Finalmente, se retiró en 1986 con el rango de Contraalmirante, siendo la mujer de mayor rango en la marina en ese momento.

Grace Hopper falleció el 1 de enero de 1992, dejando un legado inmenso en el mundo de la informática. Su influencia perdura en cada línea de código que se escribe y en la continua evolución de los lenguajes de programación. Hopper no solo fue una pionera en su campo, sino también una inspiración para generaciones de científicos y tecnólogos que continúan siguiendo sus pasos.

Collares de Perlas: Un Viaje a Través del Tiempo, Estilos y Cuidados

Hoy vamos a adentrarnos en el fascinante mundo de los collares de perlas, explorando su historia, tipos y cuidados. Ya sabéis que nosotras hacemos collares de perlas totalmente a medida, por eso queremos hablaros un poco de ellos, para que entendais mejor los tipos de collares y la infinidad de posibilidades que tienen. ¡Acompáñanos en este viaje lleno de elegancia y tradición!

La Historia de los Collares de Perlas

Las perlas han sido veneradas a lo largo de la historia por su belleza y rareza. El uso de perlas en la joyería se remonta a las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, Egipto, China y Roma. Las perlas eran tan valiosas en la antigua Roma que el general romano Vitellius financió una campaña militar vendiendo solo uno de los pendientes de perlas de su madre.

Durante la Edad Media, las perlas seguían siendo símbolo de riqueza y estatus. Y se convirtieron en joyas imprescindibles para la realeza y la nobleza europea. Sin embargo, fue en el Renacimiento cuando los collares de perlas alcanzaron su máximo esplendor, adornando a reinas como Isabel I de Inglaterra, quien era conocida por su impresionante colección de perlas.

La Edad de Oro de los Collares de Perlas

El siglo XIX y principios del XX marcaron otra era dorada para los collares de perlas. Con el descubrimiento de abundantes bancos de ostras perleras en Australia y el Golfo Pérsico, las perlas naturales se volvieron más accesibles, aunque seguían siendo extremadamente valiosas. Sin embargo, la verdadera revolución llegó con el cultivo de perlas en Japón a principios del siglo XX, gracias a los esfuerzos pioneros de Kokichi Mikimoto. Esto permitió que las perlas se volvieran más asequibles y democratizó su uso.

Tipos de Collares de Perlas

Existen varios estilos de collares de perlas, cada uno adecuado para diferentes ocasiones:

  1. Collar: Una longitud clásica de 35-40 cm, ideal para complementar escotes.
  2. Choker: De 30-35 cm, ajustado al cuello, perfecto para un look más elegante.
  3. Princess: De 45-50 cm, una longitud versátil que se adapta a cualquier atuendo.
  4. Matinee: De 55-65 cm, ideal para vestimenta empresarial o semi-formal.
  5. Ópera: De 70-90 cm, perfecto para un toque en eventos formales.
  6. Rope: Más de 90 cm, se puede usar de múltiples maneras, incluso en varias vueltas.

Tipos de Perlas

Las perlas se pueden clasificar según su origen y método de cultivo:

  1. Perlas Naturales: Formadas sin intervención humana, extremadamente raras y valiosas.
  2. Perlas Cultivadas: Producidas con intervención humana, dominando el mercado actual.
    • Perlas Akoya: Famosas por su brillo y forma perfecta, cultivadas principalmente en Japón.
    • Perlas de Agua Dulce: Variedad en formas y colores, cultivadas en ríos y lagos.
    • Perlas Tahití: Conocidas por sus tonos oscuros y exóticos, originarias de la Polinesia Francesa.
    • Perlas del Mar del Sur: Las más grandes y valiosas, con tonos dorados y blancos, provenientes de Australia e Indonesia.

Cierres Mas Utilizados

Los cierres en los collares de perlas no solo aseguran la joya, sino que también pueden añadir un toque de elegancia adicional. Todos nuestros cierres están realizados a mano en plata con circonitas. Aseguran el collar y le dan un toque mucho más elegante. Lo mejor es que el cierre puedes colocarlo detrás, si no quieres que se vea; delante para darle más protagonismo; o en un lado, que da un toque muy diferente. Tenemos muchos modelos diferentes que podemos adaptar en nuestro taller a tus gustos y necesidades. Haciendo de tu collar de perlas una joya única. 

Collares de Perlas Famosos

A lo largo de la historia, muchos collares de perlas se han vuelto icónicos. Por ejemplo, el collar de perlas de tres vueltas de Jackie Kennedy es uno de los más conocidos. Al igual que el collar de perlas de 150 años de la reina Victoria. Otro collar célebre es el regalo de bodas de perlas naturales que recibió la princesa Diana, que sigue siendo una pieza icónica de la colección real británica. Si queréis, en otro post os hablamos más en profundidad de estos collares.

Cómo Conservar los Collares

Las perlas son orgánicas y requieren un cuidado especial para mantener su lustre:

  1. Almacenamiento: Guarda tus perlas en un paño suave y separado de otras joyas para evitar arañazos.
  2. Limpieza: Limpia las perlas con un paño húmedo y suave después de cada uso. Evita productos químicos.
  3. Uso Regular: Las perlas necesitan ser usadas, ya que los aceites naturales de la piel las ayudan a mantener su brillo.
  4. Especial Atención: Las perlas y corales son de origen orgánico y pueden ser atacadas por cosméticos, lacas, perfumes y/o colonias. No bañarse ni lavarse las manos con joyas de perlas. 

Esperamos que esta guía sobre collares de perlas te haya sido útil y te inspire a apreciar aún más estas joyas atemporales. ¡No dudes en dejarnos tus comentarios o preguntas abajo!

Huevos de Fabergé: Una Joya de la Historia

Cuando pensamos en joyería de lujo, pocas piezas pueden igualar el esplendor y la fascinación de los Huevos de Fabergé. Estas extraordinarias obras de arte no solo deslumbran por su belleza, sino que también cuentan con una historia rica y fascinante. ¿Te gustaría saber más? Acompáñame en este viaje al pasado para descubrir el mundo de Carl Fabergé y sus legendarios huevos de Pascua con motivo de nuestra última reproducción.

¿Quién fue Carl Fabergé?

Carl Fabergé, cuyo nombre completo era Peter Carl Fabergé, nació el 30 de mayo de 1846 en San Petersburgo, Rusia. Hijo de un talentoso joyero, Gustav Fabergé, Carl continuó con el legado familiar y, con el tiempo, llevó la joyería a niveles nunca antes vistos. Después de estudiar en Europa y perfeccionar su arte en talleres de renombre, Carl regresó a Rusia y tomó las riendas del negocio familiar en 1872. Bajo su liderazgo, la Casa Fabergé no solo floreció, sino que también se convirtió en sinónimo de opulencia y maestría.

El Surgimiento de los Huevos de Pascua Fabergé

La historia de los Huevos de Fabergé comenzó en 1885. Cuando el zar Alejandro III decidió regalarle a su esposa, la zarina María Feodorovna, un huevo de Pascua muy especial para celebrar su vigésimo aniversario de bodas. Encargó a Carl Fabergé la creación de este regalo único. Así nació el primer Huevo de Fabergé, conocido como el «Huevo de la Gallina». Este huevo aparentemente sencillo escondía una sorpresa: al abrirlo, revelaba una gallina dorada con una miniatura de la corona imperial y un colgante de rubí.

El éxito de este primer huevo fue tal que Alejandro III decidió convertirlo en una tradición anual. Cada año, Fabergé tenía libertad creativa total para diseñar un nuevo huevo, con la única condición de que cada uno contuviera una sorpresa en su interior. Esta tradición continuó con el hijo de Alejandro, el zar Nicolás II. Este encargaba dos huevos cada año: uno para su madre y otro para su esposa, la zarina Alejandra Feodorovna.

Curiosidades sobre los Huevos de Fabergé

Cada Huevo de Fabergé es una obra maestra única. Creada con materiales preciosos como oro, platino, piedras preciosas y esmaltes finos. A lo largo de los años, Fabergé y su equipo de artesanos crearon 50 huevos imperiales, de los cuales 43 han sido localizados. Estos huevos varían en tamaño, diseño y temática, pero todos comparten una atención meticulosa al detalle y una creatividad sin límites.

Algunas de las sorpresas más memorables incluyen un modelo en miniatura del Palacio de Gatchina, un tren de juguete totalmente funcional y una réplica del crucero imperial Standart. Estos intrincados detalles no solo muestran la habilidad técnica de Fabergé, sino también su capacidad para sorprender y deleitar a la familia imperial rusa.

La Caída del Imperio y el Destino de los Huevos de Fabergé

La Revolución Rusa de 1917 marcó el fin de la dinastía Romanov y el inicio de una nueva era para Rusia. Durante el caos de la revolución, muchos de los huevos imperiales fueron confiscados y dispersados. Algunos fueron vendidos en el extranjero, mientras que otros permanecieron en museos rusos. La Casa Fabergé fue nacionalizada y Carl Fabergé huyó del país, falleciendo en Suiza en 1920.

A pesar de estos tumultuosos tiempos, los Huevos de Fabergé continuaron capturando la imaginación de coleccionistas y amantes del arte. Hoy en día, estos huevos se encuentran en colecciones privadas y museos de todo el mundo, y son considerados tesoros nacionales.

Huevos de Fabergé

El Legado de Fabergé

Carl Fabergé y sus huevos de Pascua representan un capítulo brillante en la historia de la joyería y el arte. Su legado perdura, no solo a través de las exquisitas piezas que creó, sino también como símbolo de creatividad, lujo y artesanía insuperable. Visitar una exposición de los Huevos de Fabergé es como viajar en el tiempo, un recordatorio de una época dorada en la historia rusa.

Espero que este recorrido por la historia y las maravillas de los Huevos de Fabergé te haya gustado tanto como a mí. A nosotras nos parece una historia fascinante la que hay detrás de estos huevos y es por eso que hemos decidido hacer varias reproducciones. En diferentes tamaños, estilos y colores, esperamos que os gusten mucho. Y más ahora que os hemos contado su historia. ¿La conocías? Puedes ver toda nuestra colección en la web.