Grace Hopper, conocida como la «Reina de los Compiladores», fue una mujer extraordinaria cuya vida y trabajo revolucionaron el mundo de la programación. Su historia es un viaje fascinante desde su infancia curiosa hasta convertirse en una pionera de la informática.
Infancia y Juventud de Grace Hopper
Nacida el 9 de diciembre de 1906 en Nueva York, Grace Brewster Murray Hopper fue una niña muy curiosa. Desde temprana edad, mostró un gran interés por entender cómo funcionaban las cosas. A la edad de siete años, desarmó todos los relojes de su casa para ver cómo funcionaban, una anécdota que reflejaba su incansable curiosidad y su afán por aprender. Aunque su madre la reprendió por ello, esta experiencia marcó el comienzo de su fascinación por la ingeniería y la tecnología.
Grace asistió a la escuela preparatoria en el Vassar College, donde se graduó con honores en matemáticas y física en 1928. Posteriormente, continuó su educación en la Universidad de Yale, donde obtuvo una maestría en 1930 y un doctorado en matemáticas en 1934. En una época en la que pocas mujeres ingresaban a campos científicos, Grace Hopper rompió barreras con su tenacidad y amor por el conocimiento.
Contribución al Lenguaje de Programación
La Segunda Guerra Mundial trajo consigo nuevas oportunidades para Hopper. En 1943, se unió a la Reserva Naval de los Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en el Mark I, uno de los primeros ordenadores electromecánicos. Su trabajo con el Mark I fue solo el inicio de su influencia en la informática.
Uno de los mayores logros de Hopper fue el desarrollo del primer compilador, un programa que traduce código escrito en un lenguaje de programación de alto nivel a un lenguaje de máquina que las computadoras pueden entender. Su creación, el compilador A-0, sentó las bases para COBOL (Common Business-Oriented Language), un lenguaje de programación que todavía se utiliza hoy en día en aplicaciones comerciales y administrativas.
Grace Hopper creía firmemente que los lenguajes de programación deberían ser lo más parecidos al inglés posible para ser accesibles y comprensibles para más personas. Esta visión fue radical en su tiempo y ayudó a democratizar la programación, permitiendo que más personas pudieran escribir código sin necesidad de entender los complejos lenguajes de máquina.
Fama y Reconocimientos
A lo largo de su carrera, Grace Hopper recibió numerosos premios y reconocimientos. En 1969, fue galardonada con el primer Premio Hombre del Año en Computación por la Data Processing Management Association. En 1991, recibió la Medalla Nacional de Tecnología, uno de los más altos honores civiles en los Estados Unidos.
Su fama no solo se debió a sus logros técnicos sino también a su personalidad carismática y su estilo de enseñanza único. Grace era conocida por llevar consigo un trozo de cable de nueve nanosegundos de largo, una herramienta visual para explicar la rapidez con la que viaja la electricidad. Este enfoque práctico y su capacidad para explicar conceptos complejos de manera sencilla la hicieron muy popular entre sus colegas y estudiantes.
Curiosidades y Legado
Una de las anécdotas más famosas de Grace Hopper es la historia del «bug». En 1947, mientras trabajaba en la Universidad de Harvard, encontró una polilla atrapada en el relé de un ordenador Mark II, que estaba causando problemas. Este incidente llevó a la popularización del término «debugging» para referirse a la eliminación de errores en programas informáticos.
Grace Hopper se retiró varias veces del servicio naval, pero fue llamada de vuelta debido a su invaluable experiencia y conocimiento. Finalmente, se retiró en 1986 con el rango de Contraalmirante, siendo la mujer de mayor rango en la marina en ese momento.
Grace Hopper falleció el 1 de enero de 1992, dejando un legado inmenso en el mundo de la informática. Su influencia perdura en cada línea de código que se escribe y en la continua evolución de los lenguajes de programación. Hopper no solo fue una pionera en su campo, sino también una inspiración para generaciones de científicos y tecnólogos que continúan siguiendo sus pasos.