Downton Abbey

Hoy se inicia la tercera temporada de “Downton Abbey”. La famosa serie dramática británica ha sido un éxito rotundo de audiencia a nivel internacional, y muy destacadamente en España.

La verdad es que a mí no me extraña: desde la interpretación de todo su cuadro de actores, a su ambientación y vestuario, todos los detalles de la serie son tan perfectos, que consiguen transportarte a la Inglaterra de principios del S.XX sin darte cuenta. Si a esto añadimos un reparto de actores ingleses de gran talla, la serie se convierte en un éxito digno de verse, aunque solamente sea para recrearte la vista.

El primer capítulo de esta tercera temporada fue visto por más de 9 millones de espectadores en el Reino Unido. Tiene su inicio con la esperada boda entre Lady Mary Crawley y Matthew Crawley, algo que todos los que vimos la primera parte estábamos deseando que sucediera.

Y aquí es donde a mí se me hicieron los ojos “chiribitas”. Cuando vi las fotos de la boda en internet a finales de septiembre, lo primero que me vino a los ojos fue la tiara que llevaba Mary. Los diseñadores de vestuario de la serie fueron en busca de unos de los más afamados anticuarios de Inglaterra, Bentley & Skinner, especializados en joyería antigua, y así, entre los dos, crearon la tiara georgiana para el paseo de Lady Mary camino del altar.

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Bentley es un joyero inglés con tienda desde 1934, especializado en piezas antiguas de finales del siglo XIX. Consiguió hacerse muy famoso hace años por crear una calavera de brillantes para el artista Damien Hirst. La pieza llegó a venderse en 50 millones de libras.

La firma Skinner sirvió a la reina Victoria en el siglo XIX. Bentley & Skinner nació en 1997 por la unión de ambas casas.

El sensacional tocado está plagado de diamantes de talla antigua, con 45 quilates montados en oro amarillo y plata y está valorado en 125.000 libras. La pieza se transforma en un broche y en una diadema.

Pues ya os podéis imaginar lo primero que pasó por mi cabeza… ¡Quería esa tiara! La quería en mis manos y la quería antes de que la audiencia española pudiera verla. Quería que todos pudieran disfrutar de ella el mismo día que se estrenaba la serie.

Tampoco perdí de vista el vestido de la novia, un diseño de la encargada de todo el vestuario de la serie, Caroline MacCall. Parece que el traje ha sido el encargo más caro que se ha realizado para la serie, ya que su confección casi superó la cifra de las 4.000 libras. Es un  precioso vestido de estilo años 20 de encaje de plata y un bordado en perlas de arroz y cristal de Swarovski. Un diseño que ahora mismo luciría encantada más de una novia del s. XXI.

Y eso mismo hicimos. Hemos recreado la boda de Lady Mary en pleno corazón de Madrid. Hemos reproducido su tiara y ahora, en nuestro escaparate, luce pletórico un maniquí con la tiara y un vestido de novia original de los años 20.

Si quieres disfrutar de esta joya, fotografiarla o simplemente contemplar lo bella que podía lucir una novia a principios del siglo pasado, no dejes de asomarte por nuestro escaparate. El conjunto estará expuesto hasta finales de año.

¡No te lo pierdas, te esperamos!

Links interesantes:

El Castillo  De  High

Página oficial de la serie

Damien Hirst

Vicente Nadal

La casualidad quiso que un día llegara a mi twitter Vicente Nadal, emprendedor con un pequeño comercio de fotografía en Valencia. Teníamos muchas cosas en común: la pasión por nuestro trabajo, la dedicación a nuestro negocio y las ganas de emprender nuevos retos y nuevas vías para darnos a conocer fuera de nuestras fronteras.

Como muchas profesiones artísticas Vicente Nadal heredó el virus de su propio abuelo, artesano y artista además de fotógrafo aficionado. Pero esta pasión quedó latente hasta que uno de sus amigos, fotógrafo de profesión, se percató del talento innato de Vicente. En sus comienzos colaboró muchos años en reportajes del mundo del motor, para un conocido diario valenciano.

La vida no sigue siempre el camino esperado y una cosa llevando a la otra, de boca en boca, Vicente Nadal cogió gusto por los reportajes de bodas y eventos, captando los instantes más intensos de los demás y convirtiéndolos en una obra de arte.

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La manera de pensar de Vicente Nadal es un poco inusual pero eficaz: «Hay gente que se casa porque hay que casarse y consideran el fotógrafo como una elección obligatoria más, algo intrascendente. Sin embargo esto es un error, hay que valorar la elección del fotógrafo. Hay que darse cuenta de que, una vez pasado todo, lo único que perdura es el reportaje de esa boda”. La idea es crear una relación de complicidad con los novios, de amistad duradera. Un respeto y una valoración del trabajo realizado, estableciendo vínculos que perduren generación tras generación.

Como artista se llena de los sentimientos que capta a su alrededor. Los “embotella sobre papel”. Un fotógrafo lo ve todo, y la experiencia lo convierte en un verdadero maestro de ceremonias presente durante todo el evento, desde la casa de los contrayentes hasta el final de la jornada.

Vicente Nadal goza de un verdadero talento de artista y una gran experiencia en reportajes de boda. Comprobaréis que hablando con él os facilitará un sinfín de consejos sobre pequeños detalles, que ni siquiera una empresa de full events os podría dar. Porque él está ahí, tras su objetivo, captando discretamente todos estos instantes para el recuerdo, intentando complacer en todo momento vuestros deseos.

Emprendedor nato, esta inquietud le ha llevado a encontrarse en  pleno proceso de reconversión en gestor de redes sociales y formador. Vicente se está convirtiendo en un referente en redes sociales, habiendo  ya ha impartido charlas sobre comunicación en Madrid y Valencia.

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Él me presento a Montse (apellido o @andracora?) una tarde en Twitter y, fruto de este encuentro casual, nació “Emprende and Tweet”. Un encuentro entre twitteros del que ya os he hablado anteriormente y que se repetirá en unos días en Tenerife, y al que espero poder asistir.

Hace unas semanas Vicente vino a conocer nuestro espacio y por supuesto llegó cargado con sus cámaras. Jamás sale sin ellas a la calle. Quería que vierais el precioso reportaje que nos ha realizado. Vicente ha conseguido reflejar perfectamente el espíritu de nuestro espacio Vintage. Y esto demuestra su sensibilidad a la hora de captar imágenes y ser capaz de trasmitir el ambiente en el que se encuentran, lo que supone la mayor dificultad en fotografía.

Muchísimas gracias por este reportaje Vicente, espero volver a verte pronto por nuestro espacio.

Si queréis conocer mejor su  trabajo, algo que os recomiendo, podeos encontrarle en:

Twitter @VicenteNadal

Facebook Vicente Nadal

Web Vicente Nadal

Blog Vicente Nadal.

Todas las fotografías que ilustran este reportaje, excepto en la que apetece Vicente, están realizadas por él.

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La Tiara Fabergé

Esta tiara fue realizada en platino y diamantes por la casa Fabergé hacia 1903.

Su motivo principal son unas pequeñas florecillas de cuatro pétalos llamadas familiarmente “No me olvides”, flor que en el lenguaje coloquial significa amor eterno y fidelidad.

Cuenta la leyenda, que en la Edad Media un caballero alemán y su amada paseaban por la orilla de un río. El caballero tomó un ramillete de la citada flor, pero perdió el equilibrio y cayó al río. Al serle imposible salir debido al peso de la armadura, y como se estaba ahogando, tiró el ramo a su amada al grito de: “Forget-me-not”.

Las florecillas están casi milagrosamente flotando en el aire, solo sujetas por un finísimo hilo de platino que hacen de ella una pieza con un calado sublime.

El otro motivo que decora la tiara son las hojitas de laurel , que en el lenguaje del amor significa el “Triunfo del amor eterno”.

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La joya fue realizada en el taller de August Holmstöm.

August Holmstöm  (1829-1903) nació en Helsinki, pero al poco tiempo se trasladó a San Petersburgo, donde comenzó a trabajar de aprendiz en los talleres de Fabergé. Su maestría y habilidad le permitieron  abrir su propio taller y comenzar a trabajar independientemente. Fue uno de los numerosos talleres que utilizó Fabergé para realizar sus famosas joyas. La empresa prefirió distribuir el trabajo entre talleres independientes, en lugar de realizar ellos todos los pedidos.

Heredó el taller su hijo Albert (1879-1925), utilizando ambos para marcar sus joyas sus mismas iniciales <AH>. Siendo por ello que no sepamos a ciencia cierta si la pieza salió de las manos de August o de Albert, al no conocer la fecha exacta de su realización.

La tiara se encuentra en estos momentos en una colección privada de joyas.

Zurbarán y Caprile en el Palacio de Liria

Me encanta ver las revistas del corazón cuando publican alguna boda famosa. Observo las fotos despacio: los trajes, los tocados, los bolsos y zapatos… Me entusiasma fijarme en todos los detalles que rodean la ceremonia. Creo que el entorno en el que se celebra el enlace, junto con el traje de la novia, son dos de las cosas que más llaman mi atención.

Por eso, cuando vi en mayo pasado la portada del Hola con la boda de Asela Pérez Becerril y Jacobo Fitz-James Stuart, me quedé prendada.

El Palacio de Liria y ese traje… Fue verlo y pensar en Lorenzo Caprile, sus corpiños son inconfundibles.

Abrí el Hola, por supuesto, saltándome todas las hojas hasta llegar a la 67, donde se encontraba el reportaje completo.

La primera imagen que vi del traje me terminó de convencer… En ese preciso instante supe que iba a escribir sobre él.

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No me equivoqué, el mago que había conseguido semejante maravilla no era otro que Lorenzo Caprile. Lo demás fue pura casualidad.

Unos meses después Chiquín Figueroa, la mano derecha de Lorenzo, pasó por nuestro espacio. Chiquín es alegre y cercana. A los pocos minutos ya me encontraba charlando con ella, con mi Hola en la mano (lo tenía guardado a buen recaudo) y explicándola mis deseos de escribir sobre ese vestido.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando a los pocos días me llamó para decirme que nos invitaba a pasar por el taller, conocer a Lorenzo y fotografiar el vestido.

Nuestra cita (calle de Claudio Coello, 20): un precioso edificio del S.XIX en el corazón del Barrio de Salamanca. El atelier de Lorenzo estaba a rebosar, era finales de Julio, todo eran carreras de una lado para otro. Todo ese trajín no impidió que Lorenzo y Lola tuvieran preparado para nosotras un “Toile” con el traje de Asela.

Lola se entretuvo en colocarnos el corpiño, la cola, las mangas, así como el recogido delantero del traje, para que pudiéramos apreciar la pieza en todo su esplendor.

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Lorenzo no pudo ser más amable. Comenzamos hablando de la novia. Asela tiene una galería de arte: Espacio Valverde . Me explica Lorenzo que es una mujer de una sensibilidad exquisita. La novia tenía claro qué estilo de vestido buscaba. Lo más importante para ella: que fuera acorde con el entorno… ni más ni menos que los jardines del Palacio de Liria.

¡Qué maravilla de lugar para celebrar una boda!

La inspiración le llegó a Lorenzo a través del pintor clásico favorito de Asela: Zurbarán. Los volúmenes de sus trajes, la caída de sus telas y la grandiosidad de su obra fueron su inspiración.

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Se necesitaron 17 metros de tela. Un raso y un tafetán ambos de seda natural  fueron las elegidas, y la firma Valenciana “Catalá” la seleccionada  para tejerlos. Su experiencia de más de 200 años y sus magníficos telares, únicos en España, fueron considerados por Lorenzo los indicados para tan delicado encargo. No en vano, de sus telares habían salido las sedas de los vestidos de la Infanta Cristina, la Princesa de Asturias, así como la tela que decoró el dormitorio de los Kennedy en la Casa Blanca.

¿Quién mejor que ellos iban a ser capaces de fabricar una tela que pareciera salida de un cuadro de Zurbarán?

Me llamó muchísimo la atención que Asela llevara mantilla y velo. Me explica Lorenzo que la idea fue suya. Asela quería llevar una mantilla de encaje de Bruselas, una joya antigua de 2 m. de largo que pertenece a la familia de su madre desde hace más de 100 años. Y como quería entrar velada en la ceremonia, Lorenzo decidió colocarla un velo de tul ilusión cubriendo el rostro y la mantilla.

El velo iba sujeto en la cabeza con una simple presilla. Lorenzo cortó el velo de una forma un tanto especial, para que quedara ligero y no restara protagonismo a la autentica joya que lucía debajo: la mantilla del S. XIX. Me destaca Lola que la mantilla es una joya, una pieza soberbia de las más bellas que han visto y, además, en perfecto estado de conservación.

Lorenzo nos explica los pormenores de la confección del traje:

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El bordado del corpiño fue realizado por Joan Cat, increíble artesano que trabaja para Lorenzo desde hace años, quien bordó enteramente a mano el dibujo que habían elegido entre Asela y Lorenzo. Una joya floral inspirada en las pecheras de los trajes del S.XVII.

Un pequeño movimiento de Asela dejaba al descubierto las enaguas del traje, otra pequeña joya rematada con puntillas y encajes de “valencien”. Todas ellas cosidas a mano.

Disfrutamos con Mar, su jefa de taller, rodeada de patrones y reglas. Ella nos explicó, con todo lujo de detalles, cómo se confecciona la pieza estrella de Lorenzo… “Los corpiños”.

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Los corpiños de Lorenzo llevan entre 14 y 16 varillas, y dice Lorenzo de ellos que eran la cirugía estética de la antigüedad. Con ellos las mujeres disimulaban sus defectos y resaltaban sus virtudes.

Admiramos un almacén lleno de encajes, tules, puntillas y bordados, que harían las delicias de cualquier amante de la alta costura.

Vimos a Ana y Marian “Entolando” un corpiño… ¡Qué palabra más bonita… entolar!, no la conocía, es un trabajo delicado y muy laborioso. Se recorta el encaje y se vuelve a coser sobre la seda. Todo ello a mano, por supuesto.

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En total dos meses de duro trabajo: Isabel, Paco, Fran, Nines, Marta, Mar, Lola… fueron algunas de las expertas manos por las que pasó la pieza. Cada una de ellas dejó horas de trabajo, pero sobre todo de cariño… Se respira alegría, ilusión, profesionalidad y compañerismo en su taller, y todo ello se refleja en cada una de sus piezas. Me sorprende el amor y pasión con el que nos explican cada detalle. Un gran equipo de profesionales, de eso no cabe la menor duda.

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No quiero dejar de comentar dos detalles que me gustaron muchísimo también: la tiara que llevaba Asela, una joya de carey del S.XIX perteneciente a su familia; y el ramo de novia, un pequeño y delicado bouquet de rosas blancas.

Para Lorenzo lo más importante es que la novia confíe en él desde el principio, y me destaca cómo la química con Asela fue perfecta desde el primer momento. Está claro que formaron un tándem perfecto, y entre los dos lograron realizar el sueño de cualquier novia: lucir espléndida el día más importante de su vida.

Para mí este es el más soberbio traje de novia creado en 2011.

Muchísimas gracias a Lorenzo Caprile, Chiquín Figueroa y todo su equipo, por el cariño con el que nos trataron. Y nuestro agradecimiento también a Asela Pérez Becerril por permitirme escribir este reportaje.

Si queréis conocer mejor a Lorenzo Caprile podéis vistar su web:

Lorenzo Caprile

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La libélula de Lidia

Llegar hasta Vintage By López-Linares a través de Internet y conseguir entrar directa en nuestro corazón, ha sido todo en uno en la historia de Lydia.

Me sorprendió su alegría, buen humor y desparpajo desde sus primeros correos.

Confió en nosotras desde un principio para buscar ese complemente especial para el día de su boda. Lo tenia claro, quería una libélula y se enamoró de una pieza de nuestra colección nada más verla.

Hay una frase suya que me llegó al alma: “Esta pieza va a ser la primera de una colección que dejaré a mi hija”

¿No es entrañable?

Es emocionante pensar que una joya elegida por nosotras con tanta ilusión para formar parte de nuestro espacio, ahora se encuentre en manos de Lidia, con más ilusión si cabe que cuando estuvo entre nosotras.

Ella ha tenido la sensibilidad y el detalle de mandarnos estas instantáneas de su boda, y nosotras queremos hoy compartirlas con vosotras.

Resulta conmovedor imaginar la ilusión con la que sus amigas colocaron ese día el broche en su espalda. Pero mucho más si cabe el detallazo de Lidia de, a pesar de sus imaginables nervios del momento, acordarse de nosotras para inmortalizar tan entrañables imágenes

Puedo aseguraros que Lidia trasmite alegría por donde pasa, al menos a nosotras nos dejó un alo de felicidad cuando pasó por nuestro espacio virtual .

Te deseamos todo lo mejor y esperamos poder conocerte pronto.

Un besazo de todo el equipo de Vintage By López-Linares

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Una tiara de 1930 diseñada por Miriam Haskell

Cuando escogemos para nuestra tienda alguna pieza de bisutería, es porque algo especial y mágico nos trasmite a alguna de las tres. Parece increíble, pero normalmente coincidimos en la elección. Es curioso que siendo tan distintas entre nosotras, a la hora de elegir las piezas que van a entrar en nuestro espacio coincidamos siempre.

Aunque hay piezas que nos enamoran a unas más que a otras, cada una tiene sus piezas fetiche, esas que nunca vendería y de las que te quedas prendada a primera vista.

Hoy os quiero hablar de una de mis piezas favoritas. Es una tiara de novia firmada por Miriam Haskell. Me entusiasmó nada más verla, me pareció de una delicadeza y exquisitez sublimes. Cuando la cogí por primera vez, lo primero que pensé es, ¿por qué alguien querría desprenderse de una pieza tan soberbia y delicada? Seguramente sería un encargo especial para alguna joven de los años 30. Estoy segura de que quedaría prendada de la joya al verla por primera vez, al igual que quedé yo.

Para los que no conozcáis a Miriam Haskell, os diré que esta visionaria del diseño y los negocios nació en 1899 en el seno de una familia de inmigrantes judíos venidos de Rusia. Su familia consiguió alcanzar una posición bastante acomodada para la época. Miriam estudio en la universidad de Chicago durante 3 años y se trasladó a Nueva York con 500 dólares en el bolsillo, probablemente prestados por su familia.

Al poco consiguió establecerse en el Hotel Mc Alplin, que en esos momentos era el hotel más grande del mundo, con capacidad para 2.500 personas. El hotel estaba situado en pleno corazón de la ciudad de Nueva York. Allí abrió una pequeña tienda  donde vendía bisutería de afamados diseñadores de la época.

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Miriam enseguida decidió lanzar su propia marca y para ello contrato los servicios de Frank Hess, un joven escaparatista con un gusto y un sentido de la estética inusual para le época. Frank se convertiría rápidamente en la cabeza creativa de la marca. Tenía una personalidad bastante compleja, y su timidez le hacia sentirse más cómodo trabajando en el taller entre bocetos y piedras, que atendiendo a las incontables clientes que se acercaban a su tienda deseosas de ser atendidas por él personalmente. Era un personaje muy peculiar, conocido por sus altos sombreros de copa y su bastón con mango de plata. Era muy exigente con sus empleados.

Por el contrario, Miriam era una mujer muy atractiva, elegante e inteligente y se sentía en su salsa en el papel de relaciones publicas de la marca. De esta manera se complementaban perfectamente.

Consiguieron alcanzar un éxito asombroso en poquísimo tiempo. En 1930 ya se codeaban con lo mas selectos e influyentes personajes de los círculos artísticos y sociales, tanto de Hollywood y Nueva York como de Europa. Mujeres de la influencia y talla de Joan Crawford, Lucille Ball o la Duquesa de Windsor lucían en las grandes fiestas diseños de Miriam Haskell.

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En los años 50 Miriam cayó en una profunda depresión  y su estado hizo que la compañía cayera en manos de su hermano. Nunca volvió a trabajar, se retiró al poco de terminar la guerra, dicen que influenciada por los horrores de la misma y sin conseguir superar todos los desastres vividos. Frank continuó trabajando en la compañía hasta retirarse en 1960.

Actualmente, es bastante difícil encontrar piezas de la primera época de la marca y su precios suelen ser bastante elevados.

Aunque la compañía sigue fabricando maravillosas piezas de bisutería, muchas de ellas inspiradas en las grandes colecciones de Miriam y Frank, para mí no llegan a alcanzar la delicadeza y sensibilidad de las piezas que realizaron ellos en sus años dorados. Hicieron un “tándem” magnifico y supieron trasmitir su entusiasmo e ilusión a todas las mujeres de su época.

Os dejo un link a la página actual de la marca, para que podáis juzgar por vosotras mismas: www.miriamhaskell.com

Las fotos que os adjunto a continuación son grabados coloreados a mano y realizados por el artista Larry Austin. Son ilustraciones realizadas entre 1930-1940 y que utilizaron  para promocionar la marca en tiendas y joyerías de todo el Mundo. En ellas podemos apreciar la belleza de algunas de sus piezas más sofisticadas.

¿Habíais oído hablar antes de Miriam Haskell?

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¿Volverá la tradición de las novias veladas?

La tradición de la novia entrando a la ceremonia de su boda con el velo cubriendo su cara, tan habitual en la década de los 50 y 60, se fue perdiendo  poco a poco, siendo ahora extremadamente raro ver una novia velada en estos actos.

Cuando se puso de moda esta tradición, se popularizó ver a las novias en­trando veladas a la iglesia. Recorrían emocionadas el pasillo del  brazo de su padrino, mientras todos los invitados contemplaban admirados su entrada. Esperando en el altar se encontraba un impaciente y nervioso novio. Pero justo antes de  hacer entrega de la novia a su futuro esposo, el padrino descubría su rostro. La novia, ya sin velo, lucía pletórica durante toda la ceremonia, siendo el novio el primero en admirarla en todo su esplendor.

En un principio, las novias mantenían el velo hasta que el sacerdote pronunciaba las tan esperadas palabras dirigidas al novio: “Puede besar a la novia”. En ese momento, el ya marido levantaba el velo de su esposa, lo colocaba cuidadosamente sobre sus hombros y la besaba. ¡Qué momento tan trascendente para toda mujer! ¿Os imagináis la de veces que le habrían explicado al novio cómo tenía que colocar el velo, para que ella quedara favorecida?

Con el paso de los años la tradición cambió ligeramente, ya que resultaba  poco favorecedor que la novia permaneciera velada durante prácticamente toda la ceremonia. Su rostro quedaba muy oculto y no salía demasiado favorecida en las fotografías.

Si hay fotos de boda que me entusiasman, a la vez que me parecen más que favorecedoras para la novia, son aquellas en las que se ve salir a ésta del coche nupcial velada. Ese momento tan estelar en el que la novia pone su pie en el suelo al bajarse del coche nupcial, descubriéndose el secreto mejor guardado de una boda: el traje de la novia. Para toda mujer, el momento en el que muestra públicamente el resultado de tantas ilusiones, esfuerzos y dedicación, está lleno de sensaciones y emoción. Las novias están todas exultantes en ese momento. Las fotografías dejan constancia para la posteridad del resultado de tantos desvelos, para conseguir estar lo más deslumbrante posible en ese día. Por eso me encanta verlas entrar cubriéndose con el velo, para mí añade un halo de misterio y glamour a ese momento.

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Me encantaría que se recuperara esta tradición. En algunas ocasiones lo he comentado con algunas de las novias que se acercan por nuestro espacio Vintage, a buscar alguna pieza especial y distinta para tan señalado día. He de deciros, que me he llevado la grata sorpresa de que alguna de ellas convenía conmigo que sería precioso recuperar esta tradición.

Y a ti, ¿te gustaría entrar velada el día de tu boda?

¿Lucirías el día de tu boda la Tiara Spencer, si fueras Kate Middleton?

Mucho se está especulando en estas semanas, sobre la posibilidad de que Kate Middelton luzca la tiara Spencer el día de su boda con el Príncipe Guillermo de Inglaterra. Incluso la revista “Hola” dedicó, hace pocos días,  un interesante reportaje a esta famosa tiara.

Desde el fallecimiento de la Princesa Diana no se ha vuelto a ver la joya en público, permaneciendo en manos de su actual propietario, el Conde Spencer, en  “Althorp House”, donde puede admirarse en todo su esplendor.

Esta magnífica joya luce como tiara desde hace relativamente poco tiempo. Por ello, no puede considerarse realmente una reliquia familiar, ya que su historia es bastante reciente. El devenir de esta pieza comienza en 1919, cuando Lady Sarah Spencer -hermana soltera del 6º Conde de Spencer-, regaló a su sobrina política, Cynthia, una bellísima pieza de joyería con motivo de su boda con Albert Edward. Cynthia y Albert se convertirían más tarde en los séptimos Condes de Spencer, y en abuelos de Lady Diana por línea paterna.

Esta  joya, que recibiera la abuela de Diana como regalo de boda, era una pieza de brillantes con forma de tulipán, y sería la que años más tarde se convertiría en pieza central de la famosa tiara.

 

Pero no fue hasta 1937 cuando realmente la tiara se convirtió en la joya que conocemos ahora, y que años más tarde luciría Lady Diana. En ese año fueron añadidos cuatro elementos más por la prestigiosa joyería Inglesa Garrard. Sabemos que el coste de este arreglo fue de 125 libras esterlinas de la época.

Casualmente, ese mismo año y en esa misma joyería, la Reina Isabel II sometía a algunos arreglos la Corona Imperial que usaría en el día de su coronación. ¿Coincidirían las dos tiaras en las manos del mismo orfebre por aquellos días?

Solamente los dos pequeños elementos que decoran el final de la tiara son realmente antiguos. Se cree que pertenecieron a una tiara propiedad de Frances, Vizcondesa de Montagu, y que fueron legados a Lady Sarah Spencer en 1875.

No parece lógico que en un día tan señalado para la historia de la monarquía inglesa, como lo es la boda de su futuro rey, la reina de Inglaterra vea con buenos ojos que la novia luzca una joya no perteneciente a la corona británica. Cabría esperar, por el contrario, que ella regalara a la futura esposa de su querido nieto alguna de sus magníficas tiaras, de tal forma que la llamada a sucederla como reina de Inglaterra algún día, luciera en tan señalada ocasión una de las piezas de la colección de la Casa Real.

En el supuesto caso de que Guillermo deseara rendir un póstumo homenaje a la figura de su madre, éste se vería obligado a pedirle prestada la famosa tiara a su tío, ya que como actual Conde de Spencer es su legítimo propietario.

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Guillermo ha querido tener presente la figura de su madre, al regalar a Kate el mismo anillo de compromiso que recibiera Lady Di de manos de su padre el día que estos se comprometieron en febrero de 1981. La joya es una magnífica sortija, con un zafiro ovalado de Ceilán de 14 quilates y un halo de 14 brillantes alrededor, montada sobre oro blanco por la famosa joyería Garrards. Esta joya fue elegida por la reina Isabel y su hijo Carlos para tan significada fecha. Su precio fue de 28.000 libras esterlinas.

Verdaderamente la tiara Spencer es una joya digna de una reina, pero también es cierto que la controvertida figura de Lady Di tal vez le restase protagonismo a Kate en tan señalada ocasión, si al final se decidiera a lucir la misma tiara que aquella lució  el día de su boda.

¿Tú qué harías?

Actualizo este post para incluir el vídeo que grabe sobre esta joya: