Si eres de las que alguna vez soñaste con lucir unos pendientes pintados por Tintoretto, las famosas joyas de Desayuno con Diamantes o la tiara de Sissi Emperatriz, este es tu espacio igual que nuestro.
Vivian Maier (1926-2009) dejó un legado fotográfico impresionante. Una pequeñísima parte de su obra pudo verse el verano pasado en la ciudad de Valladolid. La muestra recorrió varias ciudades europeas y actualmente no he encontrado ningún lugar en el que puedan verse expuestas sus fotografías en conjunto.
Yo la descubrí de la mano de Beatriz Garcia Couriel en unos de sus cursos de fotografía online. Su obra sencilla y llana nos transporta de una manera natural al Chicago y al Nueva York de la segunda mitad del S.XX. Me fascinó desde el primer instante.
Vivian revelaba sus carretes en el cuarto de baño de la casa donde prestaba sus servicios como niñera, llegando a acumular cientos de ellos. La mayoría aún no han sido revelados. Su legado se descubrió de forma totalmente casual cuando tras una subasta en Chicago se encontraron cerca de 100.000 negativos. John Maloof, dueño del material subastado en 2007, aun no ha conseguido sacar a la luz todo el material.
Son estampas callejeras, personajes de la vida diaria de Chicago y Nueva York: prostitutas, mendigos, vagabundos, niños… Simplemente, escenas cotidianas pero llenas de magnetismo.
Una de las series que más llamó mi atención desde el primer momento fueron sus autorretratos. Son reflejos en espejos o cristales de los lugares cotidianos de sus paseos de domingo. En ellos se puede ver a Vivian seria, con aspecto retraído, tímida y discreta. Esa es la sensación que esta serie me trasmite a mí. La comisaria de la exposición de Valladolid, Anne Morin, lo ha achacado a la «permanente búsqueda» de sí misma, tal vez porque indagara realmente en quién era ella. Vivian ha sido la precursora de todos estos autorretratos frente a espejos que ahora pueden verse en todas las redes sociales…
En un principio decidí enfocar el trabajo de este mes a una serie de autorretratos al más puro «Estilo Vivian», realizados con una cámara exacta a la que usara ella. Una joya que descubrí en un antiguo armario de trastos de mi padre. Una Rollei completa, con varios objetivos, filtros y hasta disparador “remoto”. Al final también yo me lancé a la calle un par de tardes con ella para intentar capturar ese Madrid que creo habría capturado ella.
Os dejo el link a la película sobre su vida que os recomiendo, ya que os va a acercar mucho a la enigmática personalidad de esta magnífica fotógrafa callejera.
Como objeto, es una sarta de cuentas que sirve para dirigir el rezo. En alguna época antigua es posible que las cuentas fueran de rosas secas o disecadas, de ahí el nombre de rosario, siendo uno de los símbolos más importantes de la fe cristiana.
Los nudos o cuentas se utilizan para llevar la cuenta del número y secuencia de oraciones, y el rezo se compone de 15 partes iguales llamados misterios.
Es cierto que en algunas ocasiones el término también se utiliza para referirse a una sarta de cuentas por sí solas. En la joyería antigua se han realizado muchos rosarios de plata y de oro, con cuentas de madreperla, perlas o piedras semipreciosas. Es un regalo muy típico para obsequiar a los niños que toman su primera comunión.
Algo que en un principio solamente se usara como objeto de culto por los cristianos, ha servido y continúa sirviendo de inspiración para muchos de los grandes maestros de la joyería a la hora de realizar collares y pulseras. Diseños con sartas de cuentas separadas por una cuenta diferente en tamaño o color, son muy frecuentes en los diseños tanto del S.XIX como en la actualidad.
Como siempre, la joyería toma referencias para inspirarse de costumbres y usos populares.
La peineta es un complemento femenino de aspecto similar a un peine grande, compuesto por un cuerpo convexo unido a una zona de púas, más o menos largas, que encajan en el moño o recogido.
Tenemos constancia de su uso por las mujeres íberas que poblaron la península ibérica, así como por las coquetas mujeres romanas que solían peinarse con ralla en medio para diario, y con sofisticados y elaboradísimos recogidos a base de trenzas y moños para ocasiones especiales. Ya usaban rizadores de pelo, llamados calmistrum, que consistían en un tubo de metal que ponían sobre carbón para calentarlo, fijando el rizo en el pelo con su calor y algunos ungüentos. Las romanas decoraban sus peinados con pequeños peinecillos en algunas ocasiones.
La peineta española era, por lo general, de carey, siendo un elemento popular en algunas celebraciones como bodas, procesiones de Semana Santa, corridas de toros, espectáculos tradicionales y espectáculos de música flamenca o copla. La peineta española es el complemento perfecto de la mantilla de encaje, ya que sujeta, alza y sobre todo realza la belleza de su bordado. Los modelos más populares tienen forma redondeada, cuadrada, de concha, teja o media teja, según su altura. Casi todas ellas llevaban preciosos dibujos calados en el carey. Actualmente, debido a que las tortugas se encuentran en peligro de extinción y existe una prohibición total de comerciar con el carey de su concha, estas piezas se realizan en acetato o plásticos similares. Son pocas las piezas que han llegado hasta nuestros días de carey auténtico.
Más populares y de más fácil uso son las peinetas de plata que decoran los recogidos de las novias o invitadas a ceremonias, que se popularizaron en España a mediados del S.XIX. Actualmente se realizan peinetas en plata con circonitas, esmalte, coral, piedras semipreciosas y, también, en latón y oro.
Para los coleccionista de peinetas las piezas más cotizadas son las realizadas en época imperio, en latón dorado y coral, y las piezas de principios del S.XX de estilo art-nouveau.
Decir que el endogámico fenómeno del street style comenzó con Scott Schuman es prácticamente lo mismo que atribuirle a este señor la invención del agua caliente. No hay nada nuevo bajo el sol, y la única y honrosa excepción a este dicho es Steve Jobs que en este momento estará señalándome sonriente un iPad desde algún lugar del cielo.
Dicen que las ideas no conocen más dueño que aquel que reúne el valor necesario para llevarlas a cabo, así que según esto sí que debemos reconocerle a Scott Schuman el mérito de hacer un lucrativo negocio a partir de una idea tan antigua como el street style. Mucho se ha hablado ya y poco tengo yo que añadir sobre esta disciplina fotográfica, y son ya incontables los blogs que dedican al menos una sección a mostrarnos el estilo de la calle, lo que realmente se lleva más allá de las pasarelas.
Cuando comenzó el boom del street style en la blogosfera el argumento que se esgrimía para justificar tanto entusiasmo era que los propios diseñadores ponían sus ojos en estas instantáneas en busca de inspiración divina para la creación de sus colecciones, pero poco a poco la tortilla se ha ido dando la vuelta, y las marcas han visto en estas fotos de apariencia espontánea un filón para llegar a sus consumidores potenciales. Estamos una vez más ante el arte que imita la vida, y la vida que imita el arte.
El momento glorioso del street style en los blogs ya ha pasado, y ahora son las revistas las que pagan a sus fotógrafos más por las imágenes que rodean a la pasarela que por las de los propios desfiles, en las que los protagonistas no dejan cabo suelto y poco o nada tienen que ver con la espontaneidad original de esta disciplina.
Y antes de dejaros con estas maravillosas imágenes de principios del siglo XX firmadas por el ilustrador y fotógrafo Edward Linley Sambourne solo quiero añadir que, desde mi punto de vista, las egobloggers o chicas que publican sus estilismos en un blog no deberían considerarse dentro de la categoría de street style, por mucho que ellas se empeñen en añadir el término a los titulares de sus posts.
La particularidad del verdadero street style radica en la falta de premeditación, en la fotografía espontánea e inesperada, no en la creación de un estilismo con la finalidad de fotografiarlo. Dicho esto, os dejo disfrutar de estas imágenes. Cambiad los libros de las fotos por unas Blacberrys o iPhones, y comprobaréis que la pose de las trendsetters no ha variado lo más mínimo en más de cien años.
Artículo escrito por Carmen Velarde, bloguera especializada en moda y belleza. Podéis seguir el trabajo de Carmen a través de su blog La bruja con tacón de aguja.
Más conocida como Isak Dinesen, el seudónimo masculino bajo el cual publicó la mayoría de sus textos, la escritora danesa Karen Blixen (1885-1962) fue una mujer de vida fascinante y de pluma prolífera. Hemingway, que era más bien poco dado a los halagos, dijo que se hubiera sentido feliz si el Nobel de Literatura se lo hubieran dado a ella.
Karen Blixen tuvo una granja en África, al pie de las colinas de Ngong, eso como saben lo popularizó de maravilla la película de Sydney Pollack durante la década de los 80. Fracasó sentimental y personalmente en esas tierras que tanto amó y en las que cultivó café, pero su fuerte voluntad logró que se repusiera y, de vuelta a su país de origen en los difíciles años 30, comenzase a publicar con diversos seudónimos masculinos.
No eran buenos años para que las mujeres brillaran con luz propia, y de alguna manera la aristócrata lo aceptó. Afortunadamente, el tiempo pone a cada uno en su lugar, y a día de hoy es considerada una mujer de gran valía y una notable narradora.
Sus recuerdos de África son lo que mejor nos ha llegado, acaso demasiado idealizados o barnizados de excesivo romanticismo –el cine, de nuevo, se ha encargado de ello–, pero la baronesa fue además una magnífica cuentista, no sólo plasmando historias en el papel, sino que era de las que narraba a viva voz en los eventos sociales a los que acudía.
Dejaba a todos fascinados por su fragilidad física, sus turbantes y sus ojos maquillados con kohl negro, así como por las leyendas que circulaban sobre ella. Se decía que se alimentaba de ostras y de champagne, aunque ella defendía que solo tomaba aquello que le sentaba bien a su cuerpo. “Soy vieja y como lo que quiero”, sostenía.
Enferma de sífilis desde su matrimonio con el barón Bror Blixen-Finecke, no pudo tener hijos y llevó una vida en la que la imaginación y la literatura tuvieron un gran peso. Gran amante de Shakespeare, confesaba que su libro favorito eran Las mil y una noches, y como buena soñadora, mantuvo la esperanza de regresar a Nairobi, pero la Segunda Guerra Mundial truncó ese anhelo.
Quizás, la fortaleza de su espíritu radica en su escasa fortuna en el amor: su matrimonio hizo pronto aguas por las infidelidades de él y su intensa relación con el británico Denys Finch Hatton se vio truncada por la muerte de este en un accidente de aviación.
El estilo de Karen Blixen no se asemeja al de otros autores coetáneos, tal vez porque sus orígenes escandinavos fueron moldeados por las experiencias en el continente africano. El peso del pasado, tanto en su vida como en su obra, es una de las claves para entenderla.
Su interesante correspondencia, publicada en español hace unos años, contiene cartas a su fiel sirviente en Kenia; en ellas le expresaba lo mucho que lo hubiera gustado regresar a su casa para hablar con él de los viejos tiempos, esos tiempos en los que tenía una granja en la lejana Kenia.
Hoy os traigo una de esas exposiciones que quedan grabadas en nuestras retinas para siempre. La belleza y delicadeza de una joya histórica de Cartier, admirarla y poder casi sentirla es sin duda una de mis mayores placeres. Y si además lo incluyes como plan en un viaje a New York, ¿qué más se puede pedir?
La muestra, titulada Cartier: Marjorie Merriweather Post’s Dazzling Gems recorre las piezas de joyería más famosas de una de las principales clientes del afamado Louis-François Cartier durante la primera mitad del siglo XX: Marjorie Merriweather.
La exposición tiene lugar en un rústico y encantador entorno con un aire muy vintage, situado dentro de los jardines del museo Hillwood y recrea el tipo de arquitectura que eligió Marjorie para su retiro en las montañas de Adirondack, al norte de Nueva York.
El museo suele llevar a ese espacio las exposiciones especiales, para que el visitante pueda disfrutar de toda la experiencia inigualable que supone visitor sus salas.
Quién fue Marjorie Merriweather
Considerada todo un icono de la historia Americana, Marjorie fue la fundadora de General Foods, además de una asidua a las fiestas de la clase alta de la primera mitad del siglo XX. Cuando apenas contaba con 27 años se convirtió en la mujer más rica de los Estados Unidos después de heredar todo el imperio de su padre, una fortuna de casi 250 millones de dólares.
La colección de joyas, muebles, porcelanas, pinturas y tapices que Marjorie llegó a recopilar durante su larga vida (falleció en 1973 con 86 años) fue inconmesurable y reúne piezas de Fabergé y Cartier. Las exquisitas joyas que Marjorie encargó a este último son las que ahora se pueden disfrutar en el Museo Hillwood.
Entre las joyas expuestas destaca este broche, considerado una de las obras más exquisitas de Cartier, realizado con siete esmeraldas indias esculpidas, diminutos diamantes, platino y esmalte, diseñado en 1928 por el aclamado joyero para su principal cliente, Marjorie Merriweather Post.
También son dignos de destacar el collar que el diseñador confeccionó para ella con perlas, diamantes y platino o la aún más impresionante gargantilla de zafiros, entre otras muchas piezas dignas del más exigente de los coleccionistas de arte.
Sin duda, Marjorie tenía un gusto exquisito para la joyería y la moda en general, como muestra esta inigualable colección, que podéis visitar hasta final de 2014, en el marco de un inolvidable viaje a Washington DC.
Gursky, con su mirada directa y aséptica del mundo y la sociedad actual, ha sido el protagonista de nuestra cita fotográfica de agosto con El Objetivo Mágico.
Su obra se centra en la arquitectura de grandes espacios y en el colorido, con una mirada panorámica, abstracta y algo fría de la realidad que vivimos actualmente.
Grandes superficies, oficinas, fábricas o macro espacios de trabajo donde el hombre queda en un segundo plano o es prácticamente inexistente. Un mero juguete de la sociedad.
Andreas Gursky es el fotógrafo más cotizado hoy en día a nivel mundial, y sus obras se venden por cifras que superan los 3 y 4 millones de euros. Beatriz Pina le eligió para que intentáramos emular su obra este mes, debiendo deciros que la he odiado, con cariño, a lo largo de estos últimos días. Hemos sudado a chorros todas para conseguir inspiración.
Yo me conformo con haber conocido su obra y haber visto la fotografía desde otra perspectiva totalmente distinta a la que tenía hasta este momento. Adentrarme en su manera aséptica, fría e impersonal de ver la sociedad en la que vivimos, viendo su obra como una crítica hacia lo que estamos construyendo para nuestros hijos o lo que vamos a dejarles en herencia, ha sido lo que me ha compensado las horas de trabajo invertidas en intentar emular su trabajo.
Las imágenes de Gursky no son un mero disparo con una cámara de muchos miles de euros. Sus métodos digitales y su manera de trabajar convierten sus imágenes en verdaderas obras de arte, de una perfección técnica y compositiva inigualables.
Os dejo el resulta de mi trabajo con la única imagen que he conseguido realizar este mes, con su foto de inspiración.
Quiero, desde aquí, dar las gracias a Beatriz Pina por abrir mis ojos a otra manera de fotografiar, y a mis compañeras de El Objetivo Mágico por la paciencia y dedicación de este mes para sacar esta foto adelante.
Y por supuesto no puedo dejar de agradecer a Optica Toscana de la C/ Ayala, 34 en Madrid su amabilidad al dejarme fotografiar su impresionante expositor de gafas. Esta óptica que se encuentra a escasos metros de nuestro espacio en el Barrio de Salamanca es uno de esos lugares que los amantes de las gafas de diseño no podemos dejar de visitar. Yo me quedo pegada a su escaparate cada día que paso.
Nos estamos preparamos para las vacaciones con la intención de desconectar unos días. Aunque todos nuestro perfiles permanecerán activos será con un poquito más de tranquilidad.
Pero volvemos pronto. Eso sí, cargadas de nuevas propuestas, grandísimas novedades y, sobre todo,… muchísima ilusión.
Oscar a la mejor película, mejor director, mejor actor, mejor fotografía en color, mejor dirección artística, mejor vestuario, mejor sonido y mejor banda sonora.
Nominada al Oscar a mejor actor y actriz secundarios, mejor montaje y mejor guion adaptado.
La película recibió innumerables premios que podéis conocer aquí: Filmaffinity
Curiosidades:
A pesar de la preparación exhaustiva de Audrey Hepburn ensayando las canciones para que salieran perfectas, la mayoría están dobladas por la cantante Marni Nixon. Excepto algunas frases en el inicio de algunas canciones («The rain in Spain» y «Just you wait, Henry Higgins»). Más tarde admitió que si hubiera sabido que le iban a doblar la voz, no habría aceptado el papel. Decidió no volver a aparecer en un musical si no se le garantizaba que cantaría ella.
Debido a la forma de cantar de Rex Harrison, no fue posible hacer una pre-grabación y posterior doblaje de su voz. En este caso, Harrison llevaba uno de los primeros micrófonos sin hilos bajo la corbata.
Según cuentan algunos biógrafos, Rex Harrison cantó con especial sentimiento la canción «I´ve grown accustomed to her face» («He crecido acostumbrado a su rostro»), porque estaba pensando en su ex-mujer Kay Kendall que había fallecido pocos años antes de leucemia.
Ya con 35 años, Audrey Hepburn hacía el papel de una joven de 19.
Jack Warner no quería a Harrison en el papel del profesor Higgins, argumentando que era demasiado mayor. Quería que fuera Peter O´Toole, pero éste exigía un sueldo excesivamente alto. También se lo ofrecieron a Cary Grant, Rock Hudson, Noel Coward, Michale Redgrave y George Sanders.
Rex Harrison dedicó el Oscar a sus «twofair ladies», Audrey Hepburn y Julie Andrews, que habían trabajado con él (con Audrey en la película y con Julie en Broadway).
Audrey Hepburn siempre pensó que debía ser Julie Andrews la que hiciera el papel de Eliza, pero la única razón de que fuera aquélla fue porque Jack Warner se negó en redondo a que ésta lo hiciera: «No le daría el papel a Julie aunque Audrey lo rechazara». Las auténticas razones por las que Andrews no hizo el papel de Eliza aún no están claras. Walt Disney, incluso, se ofreció a retrasar el rodaje de «Mary Poppins» si Andrews era aceptada.
Parece ser que si Audrey hubiera rechazado el papel de Eliza, éste habría sido para Elizabeth Taylor que lo quería desesperadamente.
En 1994, la película fue completamente restaurada con un coste de 600.000 dólares.
Es una de las cuatro producciones que han ganado tanto un Tony (premios de teatro) en 1957 y un Oscar. Las otras tres son «Sonrisas y lágrimas», «Un hombre para la eternidad» y «Amadeus».
La película costó 17 millones de dólares, que supuso un récord hasta la fecha.
Está rodada íntegramente en estudio, sin exteriores.
Lo primero que uno debe hacer para ver esta película es perder el miedo al inglés y verla en versión original. Los acentos de los protagonistas, la evolución en el habla de Eliza Doolittle y la belleza de la mayoría de las canciones, por no decir todas, la convierten en una obra maestra.
Poned los subtítulos, subid el volumen y, si es posible, conectadla a un buen equipo de música. Es una delicia para los oídos. Personalmente creo que Audrey Hepburn, aunque no recibió grandes premios por esta película, hace uno de los mejores papeles de su vida. Lamentablemente la Academia no le perdonó que su voz estuviera doblada (hay grabaciones originales de su voz) y no le premió como se merece. Pero indudablemente la película es una de las grandes obras maestras del cine musical.
Un musical con una puesta en escena y un vestuario para no perderse detalle.
Con esta icónica e inolvidable película cerramos nuestro año de “Miércoles de Película”, han sido 52 semanas disfrutando del buen cine primero en blanco y negro y luego en las últimas semanas en color.
No descarto recuperar esta sección más adelante, ya que ha tenido muchísimo éxito.
Pero ya tenemos otras ideas preparadas para la nueva temporada que os iremos descubriendo más adelante.
Un mes más en mi proyecto con El Objetivo Mágico. Parece mentira como pasan los meses…
La protagonista este mes ha sido Araceli Calabuig, ella eligió a Richard Averdon como nuestro maestro a replicar este mes de julio. Y yo he vuelto a contar con la inestimable ayuda de Mónica Giannini como modelo. La verdad es que si no hubiera sido por ella este reto no habría sido igual.
Averdon, el fotógrafo que nos legó el rostro de setenta años de historia. Revolucionario fotógrafo de moda que elevo a las modelos que posaron para su cámara a la categoría de mitos. La fotografía de moda no volvió a ser la misma después de su trabajo, aun hoy seguimos viendo cómo las mejores revistas de moda de la actualidad se inspiran en su trabajo.
De toda su obra me quedo con la elegancia de sus retratos de moda y la esencia de sus retratos posados. Algo tan aparentemente sencillo como colocar un fondo blanco y hacer posar a alguien, en sus manos se convierte en una increíble sorpresa. Humphrey Bogart, Marlon Brando o Marilyn Monroe,han sido solo algunos de los más famosos rostros que han posado para él.
He leído que su método para lograr la esencia de sus personajes era sencillo pero muy efectivo: agotarles; no solo psicológicamente, en algunos casos más de 4 horas frente a su cámara conseguían por fin desnudar al personaje y mostrar su verdadera personalidad.
Richard Avedon fue un gran artista capaz de sorprender no solamente a la hora de capturar el lujo y el glamur. Sus trabajos sobre injusticias sociales han ilustrado la mayoría de las grandes portadas de prensa mundial, y han dado para realizar una innumerable cantidad de libros y exposiciones.
Richard Avedon murió en octubre de 2004 como consecuencia de un derrame cerebral que sufrió mientras se encontraba trabajando. Desde entonces sigue batiendo récords. Una de sus fotografías más emblemáticas se remató por un importe de 841.000 euros hace pocos años.
Os dejo con las imágenes que seleccionamos y realizamos, una calurosa tarde de verano, entre Monica y yo. Un fondo blanco, un foco de luz continua y muchas ganas de aprender… Espero que os gusten.
Nominada al Globo de Oro al mejor actor (Tony Randall).
Laurel de Oro a la mejor comedia y a la mejor actriz de comedia (Doris Day).
Curiosidades:
El final original tenía a la pareja protagonista emborrachándose y entrando en un hotel. Doris Day insistió en que se cambiara, casándose borrachos antes de irse a la cama.
Doris Day explicaba así la elegancia de las comedias que protagonizó con Rock Hudson: “Me he convertido en una nueva clase de ‘sex symbol‘, la mujer con la que los hombres querrían acostarse, pero no antes de casarse con ella. Sexy, pero pura. Algo que cuidé en estas películas fue evitar la vulgaridad, que me repugna de verdad. Me gustaban estos guiones sobre el juego hombre-mujer mientras se hacían con estilo, ingenio e imaginación. En mi vocabulario, la vulgaridad empieza cuando la imaginación sucumbe a lo explícito.”
El título en español responde al nombre de un postre de moda en aquellos momentos, el pijama, cuyos ingredientes eran melocotón en almíbar, rodajas de piña en conserva, nata, flan, helado de vainilla y guindas. Se decía que su ingestión provocaba sueño, por lo que era aconsejable ponerse el pijama para dormir la siesta.
La película pretende ser una sátira sobre el negocio de la publicidad en Madison Avenue, que era donde estaban las principales agencias de Nueva York.
Según el director: «A veces teníamos que hacer 10 o 12 tomas, porque Rock y Doris rompían a carcajadas».
Para muchos esta es, la mejor de las tres comedias románticas que protagonizaron Doris Day y Rock Hudson, y que refleja de forma inequívoca la realidad de la clase media americana de finales de los 50.
Sin duda una pareja que consigue, por méritos propios, entrar en el Libro de Oro de las mejores parejas de la historia del cine. Grandes amigos en la vida real, Rock Hudson y Doris Day se convirtieron en la pareja más divertida del momento.
Enamoraron al público tanto masculino como femenino, sin olvidar la ayuda del inolvidable Tony Randall, que fue el tercer integrante de un trío que enganchó con enorme éxito al público mundial.
Yo he disfrutado rememorando algunas de sus escenas más divertidas.
Pues se termina Junio y yo quería cerrar el mes en el blog con esta entrada tan especial para mí.
Mi proyecto fotográfico en El Objetivo Mágico, en el que tenemos que replicar cada mes la obra de un gran maestro de la fotografía, tenía por protagonista a Toni Catany. Es mi maestro preferido. Yo lo había elegido y ahora tenía que profundizar en su obra e intentar reproducirla. Este es mi mes y Toni Catany ha cambiado mi manera de ver la naturaleza muerta y mi forma de fotografiar. No creo que por el momento haya otro maestro que me haya llegado tan adentro…
Artista mallorquín afincado en el Barrio del Raval de Barcelona, desde 1960, Tony Catany fue autodidacta, solo realizó un pequeño curso a distancia siendo muy joven. Publicó sus primeros reportajes en 1968 y fue a partir de 1978 cuando comenzó a ser conocido internacionalmente. Su dominio de las luces y las sombras es exquisito y la elegancia con la que trata el color es primorosa.
Su obra está cargada de sensibilidad, armonía y melancolía. Yo le descubrí hace apenas unos meses en un curso de Encandilarte, quedando a partir de entonces enamorada hasta la medula de toda su obra. Hasta el punto de ponerme como loca a buscar por internet obra suya, para ver si podría adquirir alguna de sus fotografías. Terminé con tres de ellas en mis manos gracias a Blanca de Berlín, galerista de Madrid que tiene a la venta alguna de las obras de este genial fotógrafo.
Su obra se centra fundamentalmente en el bodegón, el cuerpo humano desnudo y los paisajes.
Toni Catany realizó su primera exposición individual en 1972. Después de esa vinieron más de cien exposiciones individuales y otras tantas colectivas en todo el mundo.En el año 2001 recibió el Premio Nacional de Fotografía del Ministerio de Cultura y el Premio Nacional de Artes Plásticas (Catalunya). La revista Life le consideró uno de los 100 mejores fotógrafos del mundo
Tony experimentó a lo largo de su carrera con las más antiguas técnicas de revelado, terminando por pasarse a la fotografía digital, según sus palabras, porque le permitía tratar el color de la forma que él iba buscando. Utilizó muchos años una cámara semiprofesional, concretamente la Sony 828.
Su obra cautiva, emociona y deleita a la vista por su sensibilidad y elegancia.
Me declaro fan incondicional de toda su obra y de su manera de ver la belleza, y me quedo con esta frase suya que voy a acuñar como mía.
«Para mí la fotografía es una manera de expresar mis sentimientos, mi estado de ánimo y mis emociones. No hago fotografía para los demás, sino para mí, por el puro placer de fotografiar. Si además gusta, la satisfacción se amplía»
Toni Catany
He disfrutado este mes como no os lo podéis imaginar, siendo este el resultado de varias sesiones de Naturaleza Muerta intentado emular la obra de un gran visionario.
Una floristería que no solo ofrece flores. Un recoleto y elegante rincón en el casco antiguo de Madrid, con una historia detrás que merece ser escuchada en boca de sus dueños.
Un paseo matutino por el Barrio de las Letras en una mañana de domingo, me llevó a descubrir este inesperado lugar que anteriormente me había pasado casi desapercibido.
La historia se remonta demasiado atrás en el tiempo. Hace ya tres siglos, este pequeño rincón era el cementerio de la iglesia de San Sebastián. El camposanto existió hasta bien entrado el S.XIX. Fue en 1889 cuando la familia Martín, propietaria del solar, decidió arrendarlo a la parroquia para poner un vivero. Desde entonces, hasta hoy, muchas historias podrían contarnos las paredes de cristal de su coqueto invernadero.
Mencionada por Galdós en su novela «Misericordia», conserva la intimidad del antiguo camposanto y la esencia de su enorme pasado. Nunca cerró sus puertas, incluso durante los años de la guerra la floristería permaneció con sus puertas abiertas.
Hoy es un lugar de ensueño, un jardín cargado de encanto en el que no solo poder adquirir flores y disfrutar de su arquitectura. Es un pequeño remanso de paz, verdor y estilo en el corazón de uno de los barrios más ilustrados de la ciudad.
Estrenamos escaparate. Y como estamos en la época preferida para la mayoría de las parejas para celebrar su matrimonio, hemos decidido darle un aire de boda vintage, de boda con un aire retro años 50, a nuestro escaparate estrella.
Ha sido gracias a la generosidad de una gran amiga de la familia, Paula Vallejo Rey del Castillo, Sra. de Esteban, que podamos presumir de tener uno de los trajes de novia más exquisitos de los años 50 en nuestra tienda. La pedimos el favor de sacar a la luz no solo su traje, sino todos los recuerdos que conlleva rescatar una prenda así del armario. Y ella, por el cariño que nos tiene, hizo el esfuerzo que creo ha merecido la pena. Una prenda de alta costura de esta categoría merece estar a la vista de todos, y no guardada en un oscuro armario en una buhardilla.
¿No os parece?
La pieza se confeccionó en el año 1957, con encaje de chantilly y tul de seda, en el taller de Purificación Sepúlveda en la C/ Tirso de Molina de Madrid. Lo que más llama la atención es su espectacular cola de casi dos metros, toda montada con volantes de encaje de chantilly y tul, unos sobre otros, que hacen de ella una pieza tan espectacular en su movimiento, caída y tamaño que casi no nos cabe en el escaparate.
La verdad es que me ha costado hacer las fotos, porque materialmente no cabíamos la cámara, el traje y yo en el escaparate de la tienda, que no es que sea pequeño, es que el vestido es espectacular.
Si te animas a pasar a verlo en persona, ya sabes que nos encuentras todos los días de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 en la C/ Claudio Coello, 60 de Madrid, y que nos encantará enseñarte esta pieza de museo personalmente.
Si tú también tienes un traje antiguo que te gustaría poder presentar en sociedad, no dudes en contactar con nosotras. Estaremos encantadas de lucirlo en la tienda, si participas de nuestra idea.
Intentar reproducir la obra de Isabel Muñoz ha sido, con diferencia, el más inquietante de los trabajos a los que me he enfrentado desde que en enero de 2014 comencé con mis compañeras de “El Objetivo Mágico” la labor de copiar, durante 2014, el trabajo de 12 grandes maestros de la fotografía.
Isabel Muñoz ha sido la fotógrafa escogida por Sara Lagunas, y he de deciros que la sensación que me ha producido reproducir a uno de los más grandes talentos que ha dado la fotografía nacional, para mí ha sido un motivo de bastante inquietud.
De su biografía os voy a contar poquito porque hay en la red escrito muchísimo sobre ella; sus premios, sus viajes y su obra dan para una película. Sus series en Cuba sobre las danzas más populares y tradicionales, sus series en Camboya, Turquía y Kenia. La maravillosa serie con el ballet de Victor Ullate o los niños de la escuela del circo de Beijing, son solamente algunos de los ejemplos que a mí, desde luego, me cortan la respiración.
Me siento enfrente de su obra y se me forma un nudo en el estómago. La leo o la oigo hablar y que quedo ensimismada. No son solo la luz, las texturas, el tratamiento de las pieles, su maravillosa manera de tratar el blanco y negro o la perfección de cada una de sus fotografías lo que me atrapa. Es su valentía y arrojo a la hora de plasmar lo que siente lo que hace que me sienta muy pequeña…
Y ahora se supone que tengo que coger con mis inexpertas manos mi Nikon, para intentar emular una de estas obras tan enormes, tan grandiosas, con tanta pasión … Y yo me pregunto, si no estaré haciendo el más enorme de los ridículos intentando emularla.
Me puse a estudiar su obra, sus ediciones, su luz y a buscar modelos para la sesión.
Nada más ver su serie “Oriental” pensé en mi amiga Malén: Ella baila desde que yo la recuerdo… ¡y ya hace mucho! Malén es farmacéutica, pero no hay minuto del día que la quede libre y no lo aproveche ensayando y ensayando. Su pasión por el baile, dedicación y perfeccionismo son envidiables. Baila tango, claqué, danza del vientre, bailes de salón… No hay disciplina en el amplio espectro de la danza que se la resista. No es profesional, aunque tiene una compañera de baile con la que actúa en un grupo llamado “Sweet Twins STW”. Estaba convencida de que no iba a encontrar mejor modelo y más entregada para este fin que mi amiga Malén y no me equivoqué. De una tarde entera metidas en un garaje, como todos los grandes descubrimientos de la vida, salió esta serie. Espero que os guste.
Con Mapy tengo una relación profesional desde hace ya muchos años, ella es nuestra directora creativa, la cabeza que materializa todas mis ideas on y off line, y con la que ya me une una gran amistad después de tantos años.
Me encantó charlar con ella de los principios de sus tatuajes, cómo se escondía en casa para que no se los vieran y cómo pasó un verano en la playa con una chaqueta, hasta que finalmente, por cosas del día a día no tuvo mas remedio que confesarle lo que llevaba en su piel a su madre.
Mapy D.H. es diseñadora gráfica, ilustradora y artista. Su cuerpo es un reflejo de su sensibilidad por el arte. Puedes leer en su piel todo lo que siente por el dibujo, y parte las cosas que le gustan, los maestros a los que admira y los grandes a los que sigue.
Colecciona tatuajes para ella dice: «son dibujos en la piel, una obra de arte que llevas contigo a todas partes hasta el final». Lleva tatuajes de tres artistas y uno realizado por ella misma.
Eneko realizó su primer tatuaje, una herradura con la mano con los dedos cruzados y dos rosas. Simboliza la buena suerte.
El segundo se lo hizo ella misma, con ayuda de Jota (su maestro en el arte del tatuaje y su pareja): es un pequeño trébol de cuatro hojas.
El tercero, Jota. Es un tatuaje inacabado en proceso de creación aun. De momento tiene una flor, un bote de perfume, un zapato de tacón y un cupcake con una calavera. Todas obras de arte relacionadas con las cosas que le gustan, la feminidad, las calaveras, el amor…
El cuarto tatuaje es de El Chanok, artista mexicano. Una Calavera de Azúcar Mexicana/Santa Muerte. Este tatuaje es fruto de una promesa que hizo y quería que se lo hiciera un tatuador méxicano. Simboliza lo dulce y lo duro de la vida y de la muerte. Algo muy relacionado con la cultura y tradición mexicanas. Mapy adora México y todo lo relacionado con este país.
Por eso pensé en ella cuando vi la serie de Isabel Muñoz sobre los Maras. Siempre me habían llamado la atención sus tatuajes y el hecho de que llevara su propio amor por el arte, tatuado en su cuerpo.
Me parecía increíblemente valiente y bello…
De una tarde en casa con ella salió esta serie.
Quiero recalcar que estas dos series están hechas, desde el más profundo respeto al trabajo de una gran profesional de la fotografía, por una aficionada que solamente pretende aprender algo en este arte fijándose en los más grandes.
Mil gracias a las dos, sin vosotras este trabajo no habría sido posible.
También os incluyo un enlace a su web oficial en la que podréis ver todo su trabajo y una entrevista que la realizaron en RTVE
Os dejo también dos vídeos que he encontrado en la red para que escuchéis a Isabel Muñoz hablar sobre su obra. Hay que escucharla para entender su pasión por lo que hace.