Las joyas de Ava

Ava Gardner fue de una belleza exuberante, fuerte, impetuosa y siempre indomable. Puro glamour y sensualidad, y otra gran coleccionista de joyas.

La actriz fue propietaria de una clásica colección de joyas, en su mayor parte datadas en las décadas de los 60 y 70. Colección que, a pesar de la exótica belleza de la actriz, sorprende por su estilo enormemente discreto.

Quizás una de las primeras joyas que entrara a formar parte de su colección, fue el anillo de compromiso que le regalara Mickey Rooney el día que anunció su compromiso. Fue en una sonada fiesta en Romanoff. Mickey la obsequiaría con un fabuloso brillante de corte escalonado, con un peso de 6,35 quilates.

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Otra de las piezas emblemáticas de su colección fueron un elegante juego de  pendientes de diamantes, diseñados en forma de ramo de flores, con colgantes intercambiables. Podía usar gotas de diamantes en forma de pera, gotas de jadeíta, unas imponentes gotas de esmeraldas y diamantes o perlas cultivadas coronadas con diamantes. En la película «El puente de Cassandra» llevaba estos pendientes con las gotas de perlas, así como casi todas sus otras importantes joyas. Una pieza muy versátil con un precioso y clásico diseño.

Ava contó en su colección con un impresionante anillo con un zafiro de “Cachemira”, un regalo de Howard Hughes que la actriz devolvió a su propietario cuando terminaron su relación. Los zafiros de “Cachemira” no son piedras cualquiera, son los zafiros más famosos y cotizados del mundo, y poseen un excelente color azul de un tono adormecido que ha sido descrito como “zafiros de terciopelo”. Debido a su extrema rareza estas piedras tienen una reputación casi mítica.

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Los zafiros de Cachemira pocas veces se muestran, incluso ni siquiera en las subastas más importantes. Para que os hagáis una idea de su precio y rareza, la última pieza importante que salió a subasta fue en abril de 2007 en una subasta en Christie’s, en la que se vendió un zafiro de Cachemira con forma de cojín de 22,66 quilates, engarzado en un colgante rodeado de diamantes, por valor de $ 3.064.000 a un comprador anónimo.

Como la mayoría de las mujeres de su generación, Ava amaba las perlas. Para su boda con Frank Sinatra en 1951 eligió llevar un collar de perlas de dos vueltas y unos pendientes de diamantes y perlas a juego.

Pero la mejor pieza de toda la colección era un anillo de esmeraldas y diamantes de Van Cleef&Arpels. La esmeralda, una pieza de 4,6 kilates de facetado casi perfecto y un vibrante y fantástico color verde, se engastó, dentro de un cerco de pétalos de diamantes, en Nueva York en 1961 en la joyería Van Cleef&Arpels, con un diseño muy de moda en la época.

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Otras de las piezas destacadas de su colección son:

  • De Van Cleef&Arpels una muy atractiva pulsera flexible de diamantes creada a principios de los 60. De la misma firma y época son dos broches de diamantes en forma de flor. El centro de uno de los broches llevaba esmeraldas engastadas y una bonita pulsera de diamantes y perlas cultivadas.
  • Y un broche de diamantes y perlas cultivadas del Misisipi diseñadas en forma de un ángel sentado en una nube, con corazones de rubí.

Queda patente que el joyero preferido de Ava fue Van Cleef&Arpels, siendo ellos los artífices de casi todas sus joyas más importantes.

En comparación con muchas de las actrices contemporáneas de Ava su colección de joyas era pequeña, aunque consistió en una de las mejores, más estilosas y clásicas de la época.

En 1989 decidió vender parte de su colección de joyas en Nueva York. El resto de su colección salió a subasta poco después de su muerte en Londres.

Siempre será recordada como “El animal más bello del mundo”, y su colección de joyas como una de las más clásicas de su época.

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BIBLIOGRAFIA

Avagardnermito.blogspot.com

Gemselect.com

“Hollywood Jewels” by Penny Proddow, Debra Healy and Marion Fasel

Imágenes:

Pinterest

Sam Levin

Marie Curie: brillar en tiempos de hombres

Nació en Polonia en el seno de una familia muy humilde, pero sería Francia el país que muy pronto se cruzaría en su camino para marcar una vida digna de estudio, no solo por la impresionante parte científica, sino por la valentía y la capacidad de sacrificio, dos cualidades de las que Marie Curie hizo gala durante su compleja vida.

Nacida en 1867, fue pionera en tantos frentes que solamente citar algunos de ellos bastan para que uno se haga a la idea de la grandeza de esta mujer, la primera en recibir no solo un Premio Nobel, sino dos; la primera en licenciarse en Ciencias en La Sorbona, la primera en tener una cátedra y en ser enterrada por sus propios méritos en el Panteón de Hombres Ilustres de París.

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Una persona fascinante, maravillosa, que luchó por tener su propio camino en una época en la que las mujeres no podían hacerlo. Vivió en una sociedad, por más avanzada que fuese la gala en esa época, en la que tanto las funciones intelectuales como las responsabilidades públicas pertenecían únicamente al género masculino, pero eso no fue un impedimento: luchó por demostrar su valía con la paciencia del que sabe que antes o después logrará lo que se proponga.

Marya Skłodowska, Marie Curie, a pesar del aspecto siempre austero y algo frío que reflejan las imágenes que se conservan de ella, fue una mujer apasionada, tanto por su vocación científica como por su esposo, Pierre Curie.

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Lo conoció a los veintisiete años, cuando ya se había licenciado en Física con el número uno de su promoción y ya se hacía llamar Marie. En él encontró lo que cualquiera definiría como su media naranja, un compañero en la ciencia y en el amor con quien tuvo dos hijas y junto al que desarrolló una carrera que, injustamente, se vio truncada a los once años de casados, cuando él murió atropellado por un coche de caballos.

Ambos eran científicos, sí, pero también humanistas, dos personas profundamente concienciadas por la problemática social.  Marie se sumió en una profunda tristeza, pero supo vivir más allá del dolor constante de la pérdida de su esposo, de alguna manera supo reinventarse y sacar adelante a sus hijas. También en esto fue una persona ejemplar: Irène, la mayor del matrimonio, ganó un Nobel de química, aunque falleció a la temprana edad de cincuenta y nueve años, como consecuencia de las radiaciones.

Igualmente, a Marie Curie le pasaría factura toda una vida dedicada al radio. Era un precio que ella estuvo dispuesta a pagar. Durante décadas, vivió acosada por una enorme fatiga, era una mujer débil con solo sesenta años.

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A pesar de ser experta en la materia, ni ella ni su esposo supieron ver el peligro al que se enfrentaban con sus experimentos. Y ese peligro acabó haciéndose tan presente que en 1934, a los sesenta y siete años de edad, fallecía en París.

Dejaba para la posteridad sus descubrimientos, sus galardones y, sobre todo, su espíritu voluntarioso. El de una mujer que supo llegar mucho más lejos de lo que la sociedad de ese momento estaba dispuesta a permitirle. Una mujer para quien nunca existieron los límites, y que merece ser recordada tanto por su contribución a la ciencia como por su valentía.

Artículo escrito por @Esther Ginés

Fotografias

@MaríaVintagePhotography

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Mary Dayton Richards; Una novia de finales del siglo XIX

Mary Dayton Richards (1842-1921)  y  Milton Brayton Graff (1840-1877) se casaron en  1869,  en Manhattan. En esa época el estilo de los trajes de novia aun eran largos y de faldas muy elípticas pero comenzaban a disminuir algo de tamaño.

La novia que era muy menudita, se decidió por un precioso traje blanco nieve de línea angelical en tejido de tarlatán.  Ahora no es frecuente que las novias luzcan vestido de un color tan blanco puro, es más frecuente utilizar tonos de blanco roto e incluso tonos cremas muy apagados, lo que llaman un blanco sucio.

El tarlatán es un género originario de la India muy parecido a la muselina pero con una trama algo más floja y con una consistencia algo más rígida.

Glendale-ohio-1860-Mary Richards - Una novia del siglo XIX  Vintage By Lopez-Linares

 

El vestido de Mary es un modelo muy típico del S XIX bastante modesto y con una línea recatada  como exigían los cánones de la época. Un corpiño o blusita con cuello redondo y botonadura central, que lleva un pequeño babero realizado con volantitos de la misma tela que el reto del traje. Por supuesto al ser la tela del traje tan transparente, va todo forrado con un algodón que le da cuerpo y presencia.

Las mangas son semitransparentes,  ya que aunque son largas no llevan forro más que hasta la altura del codo, con lo que el antebrazo de Mary quedaría un poco visible cuando se encontrara  a contraluz.

La soberbia falda estaba compuesta una enagua sobre la que lucían dos sobre faldas una más corta que otra con un remate ondulado realizado con la misma tela del traje que realizaba un dibujo geométrico algo moderno para la época.

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Mary y Milton se casaron en Manhattan,  lugar de nacimiento de la novia, pero la pareja volvió a los pocos días de la ceremonia a la ciudad natal del novio: Cincinnati, donde trabajaba como psicólogo.

Inicialmente residieron con los padres de Milton, Jacob y May Ann Graff, que vivían al oeste del centro de la ciudad. Entre 1850 y 1890, los ricos comerciantes levantaron en esa zona impresionantes casas de estilo italiano y crearon avenidas por lo que empezaría a llamarse ‘Paseo de los millonarios’.

Desgraciadamente, el matrimonio de la pareja se rompió al poco tiempo por la muerte de Milton en 1875. Y en 1880, Mary construiría su propia casa en Glendale, Ohio, una comunidad 15 millas al norte de Cincinnati en tren de cercanías.

Glendale era un lugar de residencia de verano para los ricos de Cincinnati que huían del ruido y la contaminación de la ciudad. Su entorno tranquilo, de hectáreas arboladas y avenidas curvilíneas con filas de árboles, debió llamar la atención de esta joven viuda con dos pequeños niños que criar. Graff construyó una impresionante casa en la Avenida Congress y vivió en Glendale hasta que murió en 1921.

129, Dayton Street-Mary Richards - Una novia del siglo XIX  Vintage By Lopez-Linares

Bibliografía:

Wedded Perfection. Cynthia Amnéus.

Springgrove.org

Imágenes:

Wedded Perfection. Cynthia Amnéus.

Google Maps

Una fábrica de lanas muy Vintage

En el núcleo de El Pont d’Arsèguel (Alt Urgell, Lleida) podéis visitar la Fábrica de lanas, que se fundó en el 1902 por los bisabuelos de los actuales propietarios y tiene las características de una empresa familiar que ha ido pasando de padres a hijos. La fábrica todavía funciona con con energía hidráulica y, entre otras máquinas, todavía se usa una espectacular hiladora diseñada en el siglo XVIII. En su época, la fábrica de lanas llegó tener 20 personas trabajando en ella.

Actualmente la fábrica dispone de un servicio de visitas guiadas, gestionado por la propia familia Isern y se confeccionan los típicos peúcos, tapabocas y mantas de pastor que pueden comprarse in situ.

Altamente recomendable para ir con niños ya que no supone ningún peligro, la visita no es excesivamente larga y las explicaciones son muy buenas. El precio de las entradas es muy razonable. Para los amantes de la fotografía es un lugar ideal para hacer fotos tanto en el interior como en el exterior.

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Dirección: Pont, s/n

Población: Arsèguel

Código postal: 25722

Comarca: L’Alt UrgellTeléfono: 973 384009

Texto adaptado por @Sylvia Parés

Fotografías @Sylvia Parés

La Fragata Mercedes: La sinrazón del siglo XIX… Y el pillaje del XXI

La fragata Nuestra Sra. de las Mercedes ha completado su viaje. Una exposición gratuita que podemos disfrutar hasta el próximo 30 de noviembre en el renovado Museo Arqueológico de Madrid. Muy recomendable para visitarla con niños, ya que es muy amena y entretenida para ellos.

Una muestra que supone un sentido homenaje a todos los que perecieron aquel fatídico 5 de octubre de 1804, cuando una flotilla española regresaba a España desde el virreinato del Perú, cargada de preciadas mercancías y monedas para reponer las exhaustas arcas de la Hacienda española. Más de medio millón de piezas de plata y oro, cacao, lana de vicuña, quina y ratania, entre otras cosas, eran algunas de las preciadas mercancías que portaba en sus bodegas.

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De forma totalmente inesperada y en periodo de paz con Inglaterra, una flotilla de bandera inglesa atacó a los cuatro barcos españoles: La Mercedes, La Medea, La Fama y la Santa Clara. La fragata Nuestra Sra. de las Mercedes explotó a los pocos minutos de comenzar la batalla, hundiéndose hasta lo más profundo de las costas portuguesas, cerca del Cabo San Vicente, con sus 200 pasajeros dentro y toda su carga. Entre las víctimas, la familia casi completa de don Diego de Alvear, segundo comandante de la flotilla que, junto a su hijo adolescente, presenciaron desde otra nave sin poder evitarlo como su esposa y el resto de sus hijos, cuatro niñas y tres niños, perecían en el atraco.

Este hecho tuvo como consecuencia el final del acuerdo de paz entre Inglaterra y España, siendo el preludio de la posterior Batalla de Trafalgar.

El valioso cargamento, así como la tumba de los más de 200 valientes que murieron aquel fatídico día, fue expoliado en mayo de 2007 por la empresa norteamericana cazatesoros Odyssey. Después de varios años de litigios en los tribunales norteamericanos, éstos terminaron dando la razón al estado español y restituyendo a sus verdaderos propietarios todo lo expoliado. Este hecho sienta un precedente muy importante en la defensa del Patrimonio Arqueológico Subacuático.

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La exposición hace un recorrido no solamente por los acontecimientos que sucedieron esos días, sino que nos pone en antecedentes y nos ilustra acerca de cómo y de qué manera afectó a la historia de España este suceso tan puntual. También deja constancia de lo importante que es conservar y custodiar los archivos de la historia de nuestro país, ya que sin ellos no habría sido posible recuperar el tesoro. La aportación por parte del estado español de documentos procedentes de los registros navales, resultó determinante en la resolución final del litigio con la empresa Odyssey.

Y lo que es aún más importante, con la historia de la fragata Mercedes se consigue poner de manifiesto la importancia de promover la defensa y salvaguarda del Patrimonio Cultural Subacuático, que ha de prevalecer sobre los intereses puramente económicos.

¡Espero que os guste tanto como a mí!

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MAKING OFF DE LA EXPOSICION


INFORME SEMANAL

Bibliografía:

Cultura.elpais.com

Man.es

Fotografías: María Vintage Photography

Merle Oberon y el collar más fotografiado de Cartier

Merle Oberon es el nombre artístico de Estelle Merle O’Brien Thompson, actriz británica nacida en Tasmania a principios del S.XX, y la primera protagonista de nuestra nueva sección “Grandes coleccionistas de joyas”.

Merle Oberon vivió en la India hasta cumplir los 17 años, edad a la que se trasladó a Londres instalándose allí con la ilusión de triunfar en el cine.

Su gran golpe de suerte vino cuando en 1930 el productor y director Alexander Korda la descubriera por casualidad, el pulió su imagen y la convirtió en una de las grandes damas del cine británico de los años 40. Terminaron casándose y fue él uno de los primeros que comenzó a regalarla carísimas joyas.

Merle Oberon aparece llevando el fabuloso collar que parece ser Napoleón Bonaparte regalara Baronesa Haussmann.

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Una de las primeras piezas que adquiriría es un antiguo collar de diamantes y esmeraldas que, al parecer, fue un regalo de Napoleón III a la Baronesa Haussmann. Se cree que fue un obsequio en agradecimiento a la labor de modernización que llevara a cabo su esposo en el París de mediados del S.XIX. Gracias a esta majestuosa y polémica reforma París se trasformó, en menos de dos décadas, de ciudad medieval a la más moderna capital del mundo. Merle lució la pieza en películas como “El divorcio de la señorita X” y en «Of love and desire» (no hay versión española). Merle Oberon le quitaría dos lágrimas al collar para hacerse unos pendientes y luciría la parte central, que también se trasformaba en broche, en numerosísimas ocasiones.

Merle Oberon aparece llevando el clip de tres flores de Cartier, Londres, que originalmente formó parte de una horquilla para el pelo Photocourtesy of Fine Art America.

En 1939, tras su matrimonio, Alexandre la regalaría una de las piezas para mí más bella de su colección: una pieza de Cartier consistente en tres broches en forma de rosa ya abierta, dos exactamente iguales y la otra un poquito más grande. Este último tiene un detalle encantador: los pistilos son diamantes que están montados con un poco de movimiento, lo que le da a la pieza una belleza muy especial. Estos tres broches originariamente fueron diseñados para ser lucidos como horquillas en la cabeza, pero Merle los lució casi siempre como broche o incluso como camafeo, resultando siempre sensacionales. Lamentablemente, al vender su colección tras su muerte, las tres piezas se vendieron por separado.

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Se da la casualidad de que pocos años más tarde la por entonces Princesa Isabel de Inglaterra recibiría, con ocasión de su boda con el Príncipe Felipe de Grecia, de manos del Nizam (un título nobiliario musulmán) de Hyderabad y Berar (dos provincias de la India), un juego idéntico de horquillas montados en una tiara, que también estaban diseñados por Cartier. Isabel II desmontó los diamantes de la tiara para hacer una nueva de rubíes y diamantes. Sin embargo, mantuvo las tres horquillas de rosas que ha lucido a menudo.

Pero quizás la pieza más espectacular de su colección sea el collar de diamantes y 39 cuentas de esmeraldas barrocas, que Korda la regalara en 1939 de inspiración indú. La pieza encajaba a la perfección con la exótica belleza de Merle Oberon. El collar, con un diseño muy original para la época, sorprende no solo por el tamaño de sus esmeraldas sino por la peculiar forma en la que están montadas, ya que su diseño permite que las cuentas giren 360º sobre la pieza de diamantes que la sujeta, encajando así a la perfección y  luciendo con una caída elegante y sensual.

La historia de su compra es ciertamente curiosa, demostrando una vez más cómo los humanos siempre deseamos más fervientemente aquello que creemos ya ha adquirido otro. Parece que la pieza iba a ser adquirida por la diseñadora Elsa Schiaparelli. Merle vio el collar en el escaparate de la tienda de París, y cuando entró a preguntar por la pieza el vendedor la dijo que alguien más estaba interesado en adquirirlo. Esto es algo que, curiosamente, sucede algunas veces en el comercio y que los clientes interpretan como una estrategia que los vendedores utilizamos para acelerar la venta. Merle realmente no creyó lo que le contaba el vendedor y pensó que era una táctica para acelerar la venta.  Pero a los pocos días se daría cuenta de que el vendedor no mentía, pasó por el escaparate y el collar no estaba. Su misteriosa rival se encontraba en una de las habitaciones privadas de la joyería probándose la pieza.

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Al día siguiente Merle volvió a pasar para ver si seguía en el escaparate, y en ese preciso instante vio salir a Elsa Schiaparelli. Su misteriosa rival ya tenía cara y el collar ya no estaba en el escaparate. Debió regresar con tal cara de desolación que su esposo se puso el sombrero, salió a la calle, entró en la joyería, preguntó por el collar y, para su sorpresa, salió con él en la mano. Las fabulosas 29 esmeraldas ya podrían lucir en su exótico cuello para siempre.

Merle disfrutaría de esta pieza hasta su muerte.

Cartier 1938, 29 impresionantes gotas de esmeralda barrocas, montadas en platino y diamantes, con un largo de 44 cm y rematado en 2,642,500 CHF. Uno de los collares de Cartier más fotografiados de su historia. Link al collar:

Otras de las piezas destacadas de su colección son:

  • Un juego de dos horquillas diseño de Cartier de diamantes en forma de flores, una con el pistilo engastado con diamantes y la otra con pistilos de rubíes. Se podían llevar juntos o por separado como horquillas, o se podían montar en una pulsera de tiras de diamantes para formar un impresionante cierre. Merle llevó esta pulsera junto con la horquilla de tres rosas en la película «Viaje sin retorno» en 1940.
  • Un broche floral de zafiros y diamantes de Cartier, también desmontable, para llevar como horquilla. Llevaba engastado un gran zafiro ovalado y con los pétalos de diamantes. El tallo de diamantes se vendió por separado, sin mencionar el hecho de que se podía montar en la horquilla. Merle llevó la pieza unida en muchas ocasiones, llevando también la horquilla en una banda de terciopelo como gargantilla o sobre una pulsera de platino que Cartier también había fabricado. Estoy segura de que Merle no solo adoraba las joyas de Cartier por su calidad y belleza, sino también por la versatilidad que siempre proporcionan sus diseños.
  • A finales de los 50 y 60 adquirió y modificó un gran número de joyas. Paso bastante tiempo viviendo en Roma, donde adquirió de Bulgari un broche de diamantes y un broche engastado con rubíes y diamantes. Bulgari también creo para Merle un elegante bolso en un inusual diseño de bellotas, con el cierre de oro con turquesas y diamantes engastados.
  • Van Cleef&Arpels fue otro de los diseñadores preferidos de Merle durante los 70, destacando un juego de broche, pendientes y collar de turquesas y diamantes; un collar de diamantes y coral rosa que se podían convertir en un broche y pulsera.
  • Merle tenía también una pequeña, pero buena, colección de rubíes. Ésta incluía un espectacular collar de rubíes y diamantes de David Webb, que también creó para ella un anillo a juego y unos pendientes de rubíes y diamantes cada uno con rubíes ovalados en el centro de gran tamaño.

La mayoría de estas piezas se vendieron en la subasta que se celebró en Nueva York el 22 de abril de 1980, justo un año después de su muerte.

Merle Oberon tuvo una verdadera colección de joyas de cine.

Fotos y Biografía:

Edition.cnn.com

Polyvore.com

Revivaljewels.com

Expertizarebijuterii.wordpress.com

Jewelsdujour.com

 “Hollywood Jewels” by Penny Proddow, Debra Healy and Marion Fasel

Karen Blixen: la fuerza de una mujer escondida bajo el seudónimo de un hombre

Más conocida como Isak Dinesen, el seudónimo masculino bajo el cual publicó la mayoría de sus textos, la escritora danesa Karen Blixen (1885-1962) fue una mujer de vida fascinante y de pluma prolífera. Hemingway, que era más bien poco dado a los halagos, dijo que se hubiera sentido feliz si el Nobel de Literatura se lo hubieran dado a ella.

Karen Blixen tuvo una granja en África, al pie de las colinas de Ngong, eso como saben lo popularizó de maravilla la película de Sydney Pollack durante la década de los 80. Fracasó sentimental y personalmente en esas tierras que tanto amó y en las que cultivó café, pero su fuerte voluntad logró que se repusiera y, de vuelta a su país de origen en los difíciles años 30, comenzase a publicar con diversos seudónimos masculinos.

No eran buenos años para que las mujeres brillaran con luz propia, y de alguna manera la aristócrata lo aceptó. Afortunadamente, el tiempo pone a cada uno en su lugar, y a día de hoy es considerada una mujer de gran valía y una notable narradora.

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Sus recuerdos de África son lo que mejor nos ha llegado, acaso demasiado idealizados o barnizados de excesivo romanticismo –el cine, de nuevo, se ha encargado de ello–, pero la baronesa fue además una magnífica cuentista, no sólo plasmando historias en el papel, sino que era de las que narraba a viva voz en los eventos sociales a los que acudía.

Dejaba a todos fascinados por su fragilidad física, sus turbantes y sus ojos maquillados con kohl negro, así como por las leyendas que circulaban sobre ella. Se decía que se alimentaba de ostras y de champagne, aunque ella defendía que solo tomaba aquello que le sentaba bien a su cuerpo. “Soy vieja y como lo que quiero”, sostenía.

Enferma de sífilis desde su matrimonio con el barón Bror Blixen-Finecke, no pudo tener hijos y llevó una vida en la que la imaginación y la literatura tuvieron un gran peso. Gran amante de Shakespeare, confesaba que su libro favorito eran Las mil y una noches, y como buena soñadora, mantuvo la esperanza de regresar a Nairobi, pero la Segunda Guerra Mundial truncó ese anhelo.

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Quizás, la fortaleza de su espíritu radica en su escasa fortuna en el amor: su matrimonio hizo pronto aguas por las infidelidades de él y su intensa relación con el británico Denys Finch Hatton se vio truncada por la muerte de este en un accidente de aviación.

El estilo de Karen Blixen no se asemeja al de otros autores coetáneos, tal vez porque sus orígenes escandinavos fueron moldeados por las experiencias en el continente africano. El peso del pasado, tanto en su vida como en su obra, es una de las claves para entenderla.

Su interesante correspondencia, publicada en español hace unos años, contiene cartas a su fiel sirviente en Kenia; en ellas le expresaba lo mucho que lo hubiera gustado regresar a su casa para hablar con él de los viejos tiempos, esos tiempos en los que tenía una granja en la lejana Kenia.

mujeres-iconicas-karin-blixen-vintage-by-lopez-linares-(5)Artículo escrito por @esther Ginés

Fotografias

@MaríaVintagePhotography

@Pinterest

Un vestido de novia vintage con coraje y sensibilidad

¿Por qué decide una hija vestir el traje de novia de su madre? He estado dándole vueltas a esta pregunta recientemente y finalmente he decidido preparar varias entradas para el blog esta temporada con un tema en común: Trajes de novia antiguos, su historia, sus protagonistas y sus vidas.

Y la primera historia no podía haber sido más apasionante. Han sido varios días de investigación y muchas anécdotas curiosas. Me apasiona meterme en las costumbres, en las curiosidades y anécdotas de la vida de personas del pasado…

En este caso no fue por falta de medios económicos por lo que Mary Muhlenberg Hopkins decidió  lucir el traje que 28 años atrás había llevado su madre Mary Barr Denny Muhlenberg. Mary se casaba con una de los mayores herederos de la época. Me quedó claro desde el principio que sus motivos fueron  íntimos y sentimentales. Las modas ya habían cambiado bastante después de 28 años, pero Mary simplemente retocó un poco el escote para dejarlo algo más recatado que el que habría lucido su madre, y cambió un poco el diseño de las mangas, sin apenas hacer ningún cambio más en la prenda. Debían tener prácticamente la misma talla.

Mary había sido una mujer sorprendentemente bien preparada para la época, sobresaliendo entre todas las estudiantes en el prestigioso Instituto Packer, en Brooklyn, donde se  matriculó en matemáticas avanzadas y astronomía, entre otras asignaturas. Estos conocimientos, y su carácter, la permitieron hacerse cargo de todos los ambiciosos proyectos que tenía su esposo entre manos al poco de enviudar.

Vestido de novia de Mary Muhlenberg tras el retoque Vintage By López Linares

Nuestra protagonista no sólo heredó una inmensa fortuna sino que además se convirtió en una increíble filántropa y benefactora, durante sus veinte restantes años de vida. Hospitales, instituciones médicas, orfanatos, colegios y universidades, un museo de arte, diversos organismos culturales y otras causas que beneficiaron a la humanidad, fueron sólo algunas de las obras que Mary puso en marcha con su tímida y reservada naturaleza.

Entre otros proyectos, levantó el más ambicioso y costoso realizado por una mujer en aquella época; la creación del  Mariemont Village en Hamilton, Ohio. Una ciudad en toda regla, con todos los servicios y avances que os podáis imaginar. Por poner un ejemplo, los cables de teléfono y luz ya iban enterrados bajo el suelo. Todo un avance para la época.

Pero la historia de Mariemont se remonta a principios del siglo XX, cuando su esposo compró una finca cerca de Newport, Rhode Island,  a la que llamó «Mariemont». En ella pasaron días inolvidables y comenzaron a soñar con lo que sería el proyecto más ambicioso de la familia.

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Durante los años siguientes al fallecimiento de Thomas, Mary gastó más de 7 millones de dólares de la época para adquirir todos los terrenos alrededor de  su finca. Necesitaba  espacio suficiente para crear la ciudad de sus sueños: un lugar ejemplar que pudiera acoger a gente de todos los niveles económicos, comprando o alquilando viviendas unifamiliares.

Mary Barr Denny Muhlenber Vintage By Lopez  Linares

Mary colocó la primera piedra de lo que sería la ciudad de Mariemont Village en Hamilton, Ohio el 23 de abril de 1923, pero murió 4 años más tarde de esta inauguración, por lo que fueron sus herederos los que pudieron disfrutar de su más grandiosa obra: una de las grandes obras urbanísticas de los Estados Unidos de principios del S.XX, que empleó a los más destacados profesionales de la época.

Estoy segura de que su madre se habría sentido muy orgullosa del papel tan importante que jugó en el desarrollo urbanístico de EEUU. Ella, una mujer con la sensibilidad de lucir el mismo vestido que llevara su madre el día de su boda, tuvo el coraje y la fortaleza de poner en marcha unos de los proyectos urbanísticos más ambiciosos de la época.

Os adjunto un mosaico con un montaje de los dos trajes. ¿Cuál os gusta más a vosotros?

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Yo me quedo con el original, el arreglo de las mangas y el escote no me termina de convencer.

Imágenes y Bibliografía

Findagrave.com

Google.es

Mariemontpreservation.org

Wedding Perfection- Two Centuries of wedding Gowns- Cynthia Amnèus.

Cincinnatiartmuseum.org

Cartier: La deslumbrante Joyería Histórica de Marjorie Merriweather

Hoy os traigo una de esas exposiciones que quedan grabadas en nuestras retinas para siempre. La belleza y delicadeza de una joya histórica de Cartier, admirarla y poder casi sentirla es sin duda una de mis mayores placeres. Y si además lo incluyes como plan en un viaje a New York, ¿qué más se puede pedir?

La muestra, titulada Cartier: Marjorie Merriweather Post’s Dazzling Gems recorre las piezas de joyería más famosas de una de las principales clientes del afamado Louis-François Cartier durante la primera mitad del siglo XX: Marjorie Merriweather.

La exposición tiene lugar en un rústico y encantador entorno con un aire muy vintage, situado dentro de los jardines del museo Hillwood y recrea el tipo de arquitectura que eligió Marjorie para su retiro en las montañas de Adirondack, al norte de Nueva York.

El museo suele llevar a ese espacio las exposiciones especiales, para que el visitante pueda disfrutar de toda la experiencia inigualable que supone visitor sus salas.

Cartier - las joyas de Marjorie Merriweather - Exposicion en el museo Hillwood - por Vintage By Lopez-Linares

Quién fue Marjorie Merriweather

Considerada todo un icono de la historia Americana, Marjorie fue la fundadora de General Foods, además de una asidua a las fiestas de la clase alta de la primera mitad del siglo XX. Cuando apenas contaba con 27 años se convirtió en la mujer más rica de los Estados Unidos después de heredar todo el imperio de su padre, una fortuna de casi 250 millones de dólares.

La colección de joyas, muebles, porcelanas, pinturas y tapices que Marjorie llegó a recopilar durante su larga vida (falleció en 1973 con 86 años) fue inconmesurable y reúne piezas de Fabergé y Cartier. Las exquisitas joyas que Marjorie encargó a este último son las que ahora se pueden disfrutar en el Museo Hillwood.

Entre las joyas expuestas destaca este broche, considerado una de las obras más exquisitas de Cartier, realizado con siete esmeraldas indias esculpidas, diminutos diamantes, platino y esmalte, diseñado en 1928 por el aclamado joyero para su principal cliente, Marjorie Merriweather Post.

También son dignos de destacar el collar que el diseñador confeccionó para ella con perlas, diamantes y platino o la aún más impresionante gargantilla de zafiros, entre otras muchas piezas dignas del más exigente de los coleccionistas de arte.

Cartier - las joyas de Marjorie Merriweather - Broche de esmeraldas indias - por Vintage By Lopez-Linares

Cartier - las joyas de Marjorie Merriweather - collar de zafiros - por Vintage By Lopez-LinaresSin duda, Marjorie tenía un gusto exquisito para la joyería y la moda en general, como muestra esta inigualable colección, que podéis visitar hasta final de 2014, en el marco de un inolvidable viaje a Washington DC.

Accede a toda la información en la website del Museo Hillwood o a muchas más imágenes en el tablero de Pinterest dedicado a la exposición.

 

Brujas, una ciudad de cuento…

Su nombre en castellano, tomado por afinidad fonética, dista mucho de la etimología auténtica, sin embargo, no lo hace tanto del espíritu misterioso y encantador que la ciudad de Brujas alberga en sus calles.

En flamenco, Brugge significa puentes, en plural, porque son muchos los que conforman la fisonomía de esta pequeña localidad belga situada a menos de 100 kilómetros de Bruselas.

Caminar por Brujas es como sumergirse en un cuento, un cuento medieval con sus casitas bajas de tejados a dos aguas, sus románticos rincones, sus ventanas con cortinas de encaje (artesanos de fama internacional), sus jardines plagados de flores y ese aroma especial mezcla de vainilla y chocolate que asalta al visitante a cada paso. Porque en Brujas, de cada tres establecimientos dos son chocolaterías y, en esto de hacer bombones, son unos auténticos expertos.

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Hay múltiples pequeños negocios tradicionales en los que la tentación le asalta al visitante a cada paso y otros más innovadores como The Chocolate Line, una de las tres únicas bombonerías del mundo que aparece en la Guía Michelin. Hablando de esta última, para los amantes de la alta gastronomía, ésta es una de las ciudades con más estrellas per cápita del mundo, en sexto lugar tras Kyoto, San Sebastián o Bérgamo.

Considerada la ciudad medieval mejor conservada de Europa, su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000 y se organiza en torno a la Plaza Mayor o Grote Markt, donde destaca la torre Belfort con su carrillón de 47 campanas, un auténtico superviviente tras superar varios incendios y reconstrucciones, y al que se puede acceder tras subir 366 escalones. Merece la pena el esfuerzo porque las vistas son imponentes. Muy cerca está la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas. De estilo gótico, alberga la única obra de Miguel Ángel que salió de Italia en vida del artista, una maravillosa madonna (Virgen con el niño) en mármol.

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Dos veces recuperada tras ser expoliada por los franceses en época de Napoleón y luego por los nazis en la II Guerra Mundial, ahora es custodiada con orgullo por los habitantes de Brujas. Pero si hay una estampa reconocible de Brujas, al igual que impronunciable, es el Rozenhoedkaai. Fue muy probablemente un embarcadero donde los comerciantes cargaban y descargaban sus mercancías y hoy es el lugar más fotografiado de la ciudad. Aquí se pueden tomar las barcas que realizan recorridos por los canales y que ofrecen una vista diferente de la ciudad pero igualmente encantadora.

Uno de los puntos estrella del recorrido es el Lago del Amor o Minnewater que guarda bajo sus aguas leyendas misteriosas como que en el fondo se encuentra la tumba de una dama que prefirió la muerte a casarse con un hombre al que no amaba, o la curiosa maldición de Maximiliano de Austria que ‘castigó’ a los habitantes de Brujas con la obligación de mantener a los cisnes que lo poblaban (y todavía campan a sus anchas) por siempre jamás.

Y cuando la noche cae en Brujas una bruma leve envuelve la ciudad y sus calles se iluminan con tenues destellos reflejados en las aguas de los canales. Y entonces, la magia se hace más real que nunca, más tangible. Piérdanse por sus calles empedradas porque, quizá, como en los cuentos, cualquier hecho maravilloso pueda suceder.

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Artículo escrito por María Cereijo, periodista y escritora. Podéis seguirla en @capitulosiete o en su alterego compartido de autora juvenil @LabAmy. Ella es nuestra Vintage Blogger de Septiembre. Mil gracias por todo, María.

Fotografías @María Cereijo