La libélula de Lidia

Llegar hasta Vintage By López-Linares a través de Internet y conseguir entrar directa en nuestro corazón, ha sido todo en uno en la historia de Lydia.

Me sorprendió su alegría, buen humor y desparpajo desde sus primeros correos.

Confió en nosotras desde un principio para buscar ese complemente especial para el día de su boda. Lo tenia claro, quería una libélula y se enamoró de una pieza de nuestra colección nada más verla.

Hay una frase suya que me llegó al alma: “Esta pieza va a ser la primera de una colección que dejaré a mi hija”

¿No es entrañable?

Es emocionante pensar que una joya elegida por nosotras con tanta ilusión para formar parte de nuestro espacio, ahora se encuentre en manos de Lidia, con más ilusión si cabe que cuando estuvo entre nosotras.

Ella ha tenido la sensibilidad y el detalle de mandarnos estas instantáneas de su boda, y nosotras queremos hoy compartirlas con vosotras.

Resulta conmovedor imaginar la ilusión con la que sus amigas colocaron ese día el broche en su espalda. Pero mucho más si cabe el detallazo de Lidia de, a pesar de sus imaginables nervios del momento, acordarse de nosotras para inmortalizar tan entrañables imágenes

Puedo aseguraros que Lidia trasmite alegría por donde pasa, al menos a nosotras nos dejó un alo de felicidad cuando pasó por nuestro espacio virtual .

Te deseamos todo lo mejor y esperamos poder conocerte pronto.

Un besazo de todo el equipo de Vintage By López-Linares

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Coro, el maestro de los «Duettes»

Coro & Corocraft  nació de la mano de Emanuel Cohn y Carl Rosenberger, estableciéndose en Broadway , New York ,como Boutique en 1901, con el nombre de Coro & Rosenberger.

Al poco tiempo, y gracias al éxito obtenido por su línea exclusiva de bisutería, tuvieron tal notoriedad que decidieron abrir su propia fábrica. En ella, comenzó la expansión de su marca y, en su época de mayor esplendor, llegaron a emplear a 3.500 personas.

Con la llegada de Adolf Katz como director de diseño en 1924, comenzó la época dorada de Coro. Su estilo caprichoso y su excepcional talento fueron decisivos a la hora de lanzar la marca a nivel internacional. Durante los más de cuarenta años que permaneció ocupando este cargo en la empresa, Kart fue un icono de diseño e innovación.

Broche doble clip de Coro, años 30s

La línea de alta gama, Vendôme, creada por él en 1944 fue su marca más exclusiva  y se distribuyó en tiendas de  lujo de todas las grandes capitales mundiales. Su éxito fue tan rotundo que se convirtió en marca subsidiaria en 1953, y sus piezas fueron lucidas por la mayoría de las grandes estrellas de Hollywood de la época. Las piezas de esta primera época de Vendôme son altamente demandadas por los coleccionistas.

En cuanto a diseño e innovación, Adolf Katz fue un genio. De su mano salieron delicados broches de flores con movimiento, una gran innovación para la época, así como sus famosos esmaltes y sus legendarios “duettes” ─parejas de broches que se pueden lucir  juntos o desmontarse para lucirlos separados─. A causa de este tipo de broches y debido al modelo de cierre utilizado, Coro tuvo un pleito legal con Trifari. Karl había registrado la patente de su cierre en 1931, pero la similitud con los clipsmate de Trifari hizo que esta compañía emprendiera una campaña legal  contra Coro, intentando establecer para el diseño de joyería un copyright de trabajo de arte. Trifari ganó el caso en 1954.

Entre 1930 y 1950 causaron furor  los llamados “Jelly Bellies”. Se trataba de unos broches de animalitos con la barriguita realizada con una piedra de color, un cristal en forma de cabujón, o un nuevo material plástico llamado Lucite (descubierto por  Dupont en 1937 y que supuso una gran revolución en el mundo de la joyería, ya que sustituía fácilmente a piedras como la calcedonia o la piedra luna).

Otro de los diseñadores que más contribuyó a la fama de Coro fue Gene Verecchio, que entró a trabajar en 1930 y permaneció durante treinta y tres años en la compañía. Cabe destacar sus personalísimos “duettes” de camelias y búhos. Estas piezas de entre  los años 30 y 40 son las más cotizadas por los coleccionistas.

Broche en forma de pez, años 40s

Tras la muerte de los dos fundadores, heredó la compañía el hijo de Rosenberger, Gerald, que  a su vez,  falleció en 1967. Sus descendientes vendieron a Richton International Corp. el 51% de la compañía. En 1979 la compañía cayó en la quiebra y sólo se mantuvo la producción en Canadá hasta 1992, año en que se cerró definitivamente esta última factoría.

El nombre de Coro & Craft significó durante todos estos años un hito de calidad y diseño, reflejando las últimas tendencias de moda durante casi seis décadas.

¿No creéis que puede resultaros excitante lucir una pieza de Coro?

A mí me resultan  increíbles, combinadas con un sastre en negro rotundo o con un vestido azul noche, para una ocasión especial.

Os aseguro que merece la pena pasar por la tienda aunque sólo sea para coger en vuestras manos una de estas deliciosas piezas de nuestra colección. Cuando tienes uno de estos Duettes en las manos, os lo aseguro, te das cuenta de por qué las mujeres de los años 40 se volvían locas por sus piezas. Son de una belleza magistral.

¡ Os esperamos !

Una tiara de 1930 diseñada por Miriam Haskell

Cuando escogemos para nuestra tienda alguna pieza de bisutería, es porque algo especial y mágico nos trasmite a alguna de las tres. Parece increíble, pero normalmente coincidimos en la elección. Es curioso que siendo tan distintas entre nosotras, a la hora de elegir las piezas que van a entrar en nuestro espacio coincidamos siempre.

Aunque hay piezas que nos enamoran a unas más que a otras, cada una tiene sus piezas fetiche, esas que nunca vendería y de las que te quedas prendada a primera vista.

Hoy os quiero hablar de una de mis piezas favoritas. Es una tiara de novia firmada por Miriam Haskell. Me entusiasmó nada más verla, me pareció de una delicadeza y exquisitez sublimes. Cuando la cogí por primera vez, lo primero que pensé es, ¿por qué alguien querría desprenderse de una pieza tan soberbia y delicada? Seguramente sería un encargo especial para alguna joven de los años 30. Estoy segura de que quedaría prendada de la joya al verla por primera vez, al igual que quedé yo.

Para los que no conozcáis a Miriam Haskell, os diré que esta visionaria del diseño y los negocios nació en 1899 en el seno de una familia de inmigrantes judíos venidos de Rusia. Su familia consiguió alcanzar una posición bastante acomodada para la época. Miriam estudio en la universidad de Chicago durante 3 años y se trasladó a Nueva York con 500 dólares en el bolsillo, probablemente prestados por su familia.

Al poco consiguió establecerse en el Hotel Mc Alplin, que en esos momentos era el hotel más grande del mundo, con capacidad para 2.500 personas. El hotel estaba situado en pleno corazón de la ciudad de Nueva York. Allí abrió una pequeña tienda  donde vendía bisutería de afamados diseñadores de la época.

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Miriam enseguida decidió lanzar su propia marca y para ello contrato los servicios de Frank Hess, un joven escaparatista con un gusto y un sentido de la estética inusual para le época. Frank se convertiría rápidamente en la cabeza creativa de la marca. Tenía una personalidad bastante compleja, y su timidez le hacia sentirse más cómodo trabajando en el taller entre bocetos y piedras, que atendiendo a las incontables clientes que se acercaban a su tienda deseosas de ser atendidas por él personalmente. Era un personaje muy peculiar, conocido por sus altos sombreros de copa y su bastón con mango de plata. Era muy exigente con sus empleados.

Por el contrario, Miriam era una mujer muy atractiva, elegante e inteligente y se sentía en su salsa en el papel de relaciones publicas de la marca. De esta manera se complementaban perfectamente.

Consiguieron alcanzar un éxito asombroso en poquísimo tiempo. En 1930 ya se codeaban con lo mas selectos e influyentes personajes de los círculos artísticos y sociales, tanto de Hollywood y Nueva York como de Europa. Mujeres de la influencia y talla de Joan Crawford, Lucille Ball o la Duquesa de Windsor lucían en las grandes fiestas diseños de Miriam Haskell.

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En los años 50 Miriam cayó en una profunda depresión  y su estado hizo que la compañía cayera en manos de su hermano. Nunca volvió a trabajar, se retiró al poco de terminar la guerra, dicen que influenciada por los horrores de la misma y sin conseguir superar todos los desastres vividos. Frank continuó trabajando en la compañía hasta retirarse en 1960.

Actualmente, es bastante difícil encontrar piezas de la primera época de la marca y su precios suelen ser bastante elevados.

Aunque la compañía sigue fabricando maravillosas piezas de bisutería, muchas de ellas inspiradas en las grandes colecciones de Miriam y Frank, para mí no llegan a alcanzar la delicadeza y sensibilidad de las piezas que realizaron ellos en sus años dorados. Hicieron un “tándem” magnifico y supieron trasmitir su entusiasmo e ilusión a todas las mujeres de su época.

Las fotos que os adjunto a continuación son grabados coloreados a mano y realizados por el artista Larry Austin. Son ilustraciones realizadas entre 1930-1940 y que utilizaron  para promocionar la marca en tiendas y joyerías de todo el Mundo. En ellas podemos apreciar la belleza de algunas de sus piezas más sofisticadas.

¿Habíais oído hablar antes de Miriam Haskell?

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Elizabeth Taylor y Avon, una colaboración casi desconocida en España

Hace unas semanas fallecía la mítica estrella de Hollywood Elizabeth Taylor. La vida de la estrella es más que conocida por todos: sus películas, sus Oscars, sus escándalos y sus ocho matrimonios han ocupado miles de hojas de la prensa del corazón en todo el mundo.

Su pasión por las joyas es lo que a mí  más me llama la atención de su vida. Ha sido propietaria de una de las colecciones de joyas más impresionante de todos los tiempos, y de algunas de las piezas más emblemáticas de la historia de la joyería mundial.

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Probablemente, de toda su colección, la joya sobre la que más se haya escrito sea “La Peregrina”. Esa preciosa perla fue encontrada en el S.XVI en el Golfo de Panamá por un esclavo negro, al que concedieron la libertad como premio por tan increíble hallazgo. La perla fue entregada a Felipe II por Don Pedro Témez, administrador de la colonia española. El rey regaló la perla a su prometida, la Reina Maria I de Inglaterra, que lució la magnífica perla en numerosísimas ocasiones. La Peregrina no regresó a España hasta la muerte de Maria Tudor.

Posteriormente la joya fue lucida  tanto en grandes acontecimientos políticos como en numerosos retratos, por todas las reinas españolas durante los SXVII y XVIII. Podemos disfrutar de su belleza en los famosos retratos realizados por Velázquez de Isabel de Borbón y Mariana de Austria, ambas esposas de Felipe IV.

La Peregrina permaneció como parte del Tesoro Real Español hasta el S.XIX. Fue entonces cuando José Bonaparte, tras finalizar su reinado en España, se llevó la perla a Francia.

La perla permaneció en Francia hasta que el Emperador Napoleón III viajó con ella a Inglaterra en su exilio, donde consiguió vendérsela al Duque de Abercon. Años más tarde, el Rey Alfonso XIII intentó sin éxito hacerse con ella. La Peregrina permaneció en poder de la familia Abercon hasta que en 1969 fue subastada en Londres por la casa Sotheby’s, donde Richard Burton la adquirió por 37.000$ para entregársela como presente a Elizabeth por el día de San Valentín.

Pero por lo que realmente es desconocida en España la actriz, es por su faceta como diseñadora de joyas. La actriz diseñó en los años 90s varias colecciones para la casa Avon.

La casa Avon fue fundada por un joven vendedor de libros puerta a puerta en 1886, llamado McConnell. Comenzó vendiendo libros y regalando muestras de perfumes a sus clientes, pero enseguida se dio cuenta de que tenían más éxito los perfumes que los libros, decidiendo cambiar su negocio y comenzar a vender perfumes. La casa Avon siempre mantuvo la estrategia de venta directa con representantes por todo el mundo.

En 1920 la compañía saca unos polvos de talco y así, poco a poco, comienza su expansión en el mundo de la venta directa de productos cosméticos. Estoy segura de que todas las españolas, excepto las más jóvenes, recordaremos el famoso eslogan de: “Avon llama a su puerta”.

La casa Avon quiso ir aun más lejos, y en 1970 saca a la luz su primera colección de bisutería. Consistía en tres piezas: un broche, una sortija y un collar. Avon nunca fabricó directamente, tenía varias fábricas subcontratadas. Sus productos siempre seguían unos estrictos controles de calidad y esto, unido a las colaboraciones que realizo con los más afamados diseñadores de la época, hicieron de esta firma el mayor distribuidor de bisutera del mundo.

Fue en la década de los 90 cuando Elizabeth Taylor entra a formar parte del equipo de Avon. Entre los años 1993-1997 diseñó varias colecciones, pero fueron las basadas en la película «Cleopatra», «La senda de los elefantes» y «La mujer indomable» las que tuvieron más éxito.

Elizabeth tenía fama de meticulosa y exigente, y sabemos que supervisaba todos los detalles del diseño y fabricación de las piezas que llevaban su nombre. Todas las piezas de Avon diseñadas por la artista llevan una “E”.

En el año 2005 Elizabeth funda su propia compañía de bisutería: “The House of Taylor”, abriendo tienda en Beverly Hills y llegando a cotizar en el mercado Nasdaq.

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Todas las piezas de Avon diseñadas por Elizabeth ahora mismo son consideradas piezas de colección, y después la muerte de la actriz su valor se ha duplicado en las subastas americanas especializadas en este tipo de bisutería.

¿Conocíais esta faceta de Liz como diseñadora de bisutería para la casa Avon?

Podéis disfrutar de toda su colección de joyas en un precioso libro, con fotografías de John Bigelow: “My Love Affair with Jewelry”.

El camafeo de Mrs. del Alisal

Siempre me llamaron la atención esas caritas asomando su relieve sobre una concha de carey marrón clarito. Pero no fue hasta que me casé y mi suegra me regaló un increíble juego de pendientes y broche, perteneciente a su familia desde 1860, cuando pude realmente apreciar en mi mano la belleza de estas piezas. Este juego había pasado por más de cinco generaciones de mujeres, y ahora llegaba a mis manos ante mi sorpresa y emoción.

¡Me resultaba tan curioso que las caritas de los pendientes se miraran la una a la otra! Me preguntaba cuál sería su origen o cómo era posible que una técnica tan antigua siguiera llamando la atención de tantas mujeres a lo largo de la historia. (A mí personalmente me entusiasman).

¿Os habéis preguntado en alguna ocasión dónde aparecieron los camafeos por  primera vez o cómo están realizados? Estas son algunas de las preguntas que yo me hice cuando tuve esos pendientes en mi mano.

Un camafeo, según el diccionario, es, sencillamente, “un relieve obtenido de una piedra preciosa”. Pero para mí es mucho más que eso. Es increíble pensar que el procedimiento con que se fabrican ya era utilizado por los antiguos griegos que, a su vez, lo habían tomado de los persas durante las incursiones realizadas por sus ejércitos comandados por Alejandro Magno.

La técnica, posteriormente, llegó hasta los romanos, los cuales la utilizaron para decoración y joyería. Claro que, encontrar una pieza de esta época es muy raro, pues sólo aparecen en subastas muy especializadas. Sabemos que  por entonces, era frecuente que los nobles llevaran anillos con camafeos, realizados en esmeraldas y rubíes de un tamaño no muy grande. Y también tenemos constancia de que los emperadores romanos los usaban frecuentemente como insignias en su ropaje. ¿Os imagináis a Octavio Augusto, con su toga imperial, luciendo un camafeo de ágata…?¡Increíble!, ¿verdad?

A finales del S. II d. C., esta moda desapareció y pasaron muchos años hasta que esta técnica volvió a relucir en el Renacimiento italiano de la mano de los grandes coleccionistas de la época, como Lorenzo De Medici. Su influencia llegó hasta la corte francesa, donde Francisco I lució en numerosas ocasiones piezas de este tipo. Y por supuesto, a Inglaterra, donde Enrique VIII, en su pasión por este tipo de joyas, creó su propio taller para su realización. Durante este período fue frecuente que se buscaran piezas antiguas de época romana y se trasformaran para convertirlas en joyas más a la moda del momento. Al estar las piezas romanas montadas sobre bases de oro muy sencillas, se solían desmontar para volver a utilizarlas en broches más grandes, montados sobre bases de oro con piedras preciosas y, con ellas, decorar capas de terciopelo, sombreros, o lucir en el escote de alguna gran dama de la corte.

A raíz del descubrimiento de América, entraron en Europa gran cantidad de materiales más exóticos para la realización de dichas piezas, como colmillos, jade, ámbar o caparazones gigantes. Pero el descubrimiento más importante para esta industria, fue el de la concha Cassis tuberosa. Estas  conchas eran muy adecuadas para este trabajo, ya que se componían de capas de distintas tonalidades de color, lo que permitía dar a los relieves una profundidad y trasparencia desconocidas hasta el momento. La técnica se desarrolló en Italia, concretamente en Sicilia, pero de ahí pasó rápidamente a la zona de Nápoles, extendiéndose pronto al resto del país. En pocos años, muchos artistas italianos comenzaron a trabajar en Francia e Inglaterra, difundiéndose rápidamente esta práctica por toda Europa, durante los siglos XVI y XVII.

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En la época napoleónica, los camafeos, principalmente, se decoraban con  elementos neoclásicos, siendo muy frecuente que mostraran temas mitológicos, o representaran a filósofos, a emperadores, o a nobles y personajes del clero de la época romana. Los marcos de alrededor, normalmente de oro, eran de una finura de ejecución y detalle excepcionales, conocidos como roman seal setting. Estos camafeos eran frecuentemente montados como pulseras, con 3 ó 4 colgantitos, y eran conocidos como esclavas.

La fama de los camafeos se extendió hasta las clases sociales más populares, gracias a que la “concha” era un material mucho más barato que los utilizados hasta ese momento, lo que popularizó su uso y producción, limitando el privilegio de llevar los camafeos de piedras preciosas a la alta sociedad.

De esta época es una de las tiaras para mí más bellas de la realeza europea: “La tiara de Josefina Bonaparte”, la cual, hace muy poco, hemos podido ver lucir a la princesa Victoria de Suecia el día de su boda. Una pieza espectacular, con pendientes a juego, y que ella lució con una sencillez y elegancia asombrosas.

Y así llegamos hasta el S. XIX, época a la que pertenece el juego que me regalaron a mí. De esta época es de la que más constancia y herencia nos han quedado, ya que proliferaron numerosos talleres, tanto en Italia, como en Francia e Inglaterra, para la realización de camafeos en “concha”. Aunque también se utilizaron materiales como el ónix, lapislázuli, coral, ágata o marfil. Estos en menor medida ya que eran más caros.

Durante el primer victoriano y la época romántica, se hicieron muy famosos los camafeos de Minerva, Medusa y Bacchante.

Entre 1860 y 1880, los artesanos italianos montaron bold hardstone (camafeos al oro amarillo con marcos decorados ), en los que los motivos volvieron a ser extremadamente clásicos, rayando en lo erótico.

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Durante el S. XX, proliferaron los camafeos de pasta y cristal. También fue muy corriente en esta época la realización de camafeos en oro bajo, de 9 kilates, o en plata con marquesitas.

Nosotras, en la tienda, nos hemos centrado en las reproducciones de plata dorada. Así os resultará más sencillo encontrar unos pendientes o un anillo inspirados en los montajes romanos. O quizás un broche de plata dorada a juego con sus pendientes, en el más puro estilo Renacimiento.

Me encantan los collares de encaje con camafeos y perlas de estilo Victoriano. Siendo ésta otra de las líneas en las que nos hemos especializado.

En las fotos que ilustran este artículo, podéis apreciar con más detalle algunas de las piezas que tenemos en este momento en la tienda.

Yo tengo la suerte de poder lucir, en momentos especiales, esos pendientes con broche que me regalara mi querida suegra, y que también podéis ver en una de las fotos que os adjunto.

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¿Y qué opináis vosotras? ¿Os gustan los camafeos?

¿Os imagináis como Ana Bolena, luciendo unos pendientes en ese estilo?

¿O tal vez os inclináis más por el terciopelo y los encajes de la época de la Reina Victoria de Inglaterra?

El Look Garçon (1920-1930)

La década de los años 20 supuso el principio de nuestra emancipación. El hecho de que en esta década, después de una gran lucha, consiguiéramos votar libremente por primera vez, hizo que nos liberáramos de numerosas ataduras a las que habíamos estado sometidas desde siempre.

La libertad de voto vino unida a una libertad en muchos otros terrenos. Conseguimos abandonar los encorsetados vestidos, los enrevesados peinados, las tupidas medias negras y las faldas por los tobillos del S. XIX, y dar rienda suelta a una nueva mujer. Pasamos de ser sumisas amas de casa a protagonistas indiscutibles de importantes acontecimientos sociales. Comenzamos a llenar las universidades y nos convertimos en reinas de la noche. Las grandes fiestas, los conciertos de jazz, los teatros y los casinos fueron los lugares donde dimos rienda suelta a este nuevo estilo de vida.

Los grandes diseñadores de la época pronto entendieron los cambios que demandábamos, y adecuaron sus diseños a nuestro nuevo gusto: mangas cortas, grandes escotes, faldas por la rodilla, vestidos sueltos… Un estilo mucho más libre, deportivo y desenfadado de lo que nunca habríamos soñado llevar.

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Todos estos cambios dieron lugar a un look totalmente nuevo: “El Look Garçon”.

Este look, mucho más masculino de lo jamás imaginado, necesitó servirse de largos pendientes, medias de seda, infinitos collares de perlas y sofisticados complementos, para dar un toque más femenino a un look que quizás resultaba demasiado masculino para la época.

¿Y cuáles eran los imprescindibles del look garçon?: el pelo corto, la seda natural, el leopardo, los sofisticados turbantes, los flecos, las plumas, las largas boquillas, las pitilleras, los labios rojo carmín y, por supuesto, las ostentosas piezas de bisutería. Estos serian los signos que diferenciarían a la auténtica “mujer garçon” de sus antecesoras.

Fumar, conducir rápidos coches, practicar deportes como el golf o el tenis, bailar un charlestón o un tango, eran actividades que nunca antes habíamos soñado realizar, y que a partir de ese momento se convirtieron en algo imprescindible, en cualquier mujer que se preciara de estar a la última.

La exposición de Artes Decorativas de 1925 en París, y las revistas de moda como el Vogue (New York , 1892) y Gazette du Bon Ton (París 1912), fueron el auténtico trampolín para que el estilo garçon saltara a los salones de toda Europa y Estados Unidos rápidamente.

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Pero la gran revolucionaria en el mundo de la moda y la bisutería fue Coco Chanel. Chanel fue una visionaria, un genio de la alta costura y del diseño. Ella fue la auténtica mujer garçon.

Fue gracias a Chanel y a diseñadores como Trifari, Napier, Marcel Borcher y Eisenberg (de todos ellos iré hablando en posteriores entradas), que las grandes piezas de bisutería pudieron llegar a todas las mujeres del mundo. Mujeres que demandaban piezas con estilo y glamour, pero a un precio más accesible que las piezas de los grandes joyeros de la época. Chanel nunca consideró la bisutería la hermana menor de la joyería. Muy al contrario, siempre pensó en ella como una auténtica joya.

El estilo garçon se apagó con el crash de la Bolsa de New York en 1929 y la segunda guerra mundial en Europa. La industria del lujo desapareció, y  los grandes diseñadores de joyería y bisutería tuvieron que abaratar sus costes, recurriendo a materiales como la baquelita, el plástico, o la plata. De esta forma consiguieron seguir creando piezas de gran calidad  y diseño, pero a unos costes mucho menores.

Y tú, ¿te sientes identificada con el look garçon?

¿Qué opinas de los infinitos collares de perlas y las grandes piezas de bisutería?

Ilustración por gentileza de Pippisstrella

Un broche y dos Leonores

¡Qué casualidad ¡

Dos vidas casi paralelas, unidas en el S.XXI por una pieza de joyería. Un broche ovalado con una preciosa piedra en el centro y una gran perla colgando, que fue utilizado en su época como colgante de un magnífico collar de perlas y como broche para rematar una preciosa cinta en el pelo.

Después de casi 500 años, seguimos admirando la belleza de esta pieza, inmortalizada por dos grandes maestros de la pintura renacentista, Bronzino y Joos Van Cleve.

Dos vidas apasionantes, dos mujeres luchadoras sufridoras y viajeras. Dos mujeres que han hecho historia por si solas y de las cuales nos quedan unos pocos retratos luciendo el broche Leonor.

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Nuestra primera Leonor, Leonor de Toledo era nieta del II Duque de Alba, nació en Alba de Tormes  y a los 20 años se casaba en Florencia con Cosme I de Medici,  el matrimonio tuvo 11 hijos de los que solo llegaron a la edad adulta cinco. Fue a los pocos años de celebrarse  este matrimonio cuando Bronzino, del cual Leonor fue incondicional mecenas, realizó este famoso retrato que se encuentra en la Galeria De los Uffizi de Florencia. En el vemos a una jovencísima Leonor luciendo en su  escote el broche, con un magnífico collar de perlas. Su mirada me trasmite seguridad y serenidad.

Mujer de extraordinaria riqueza por su familia y por su matrimonio, no olvidó sus obligaciones piadosas nunca y así gracias a su insistencia,  los Jesuitas se  instalaron en Florencia por primera vez.

Emprendedora y pionera  para su época, se interesó hasta tal punto por los temas de  agricultura y finanzas, que sus conocimientos   contribuyeron enormemente a la expansión  del negocio de fincas de los Medici. Su capacidad y dedicación le valieron también para ganarse la confianza de su esposo,  hasta tal punto que le dejó  regente de todos sus asuntos, en alguno de sus numerosos viajes.

Se dice de ella que era la única persona capaz de calmar el mal humor de su esposo y que muchas personas recurrían a ella, en busca de ayuda para llegar a conseguir favores de su poderoso marido.

No fue Reina, pero vivió en dos palacios dignos de la más ilustre de ellas  “El Palazzo Medici Riccardi” y “El Palazzo Vecchio” ambos en  Florencia.

Sobre su muerte había una leyenda en su época que hablaba de venganzas y asesinatos. Parece que su hijo García de 16 años mató a su hermano Givanni  de 19 y el padre Cosme I al enterarse de este vil asesinato, mató con su propia espada a su hijo García.

Lo que sí es cierto, es que murió a los pocos meses de hacerlo sus dos hijos y aunque sabemos que fue de  malaria, podemos  imaginarnos que una  pérdida tan seguida de dos de sus hijos, debilitaría aun más su delicado estado de salud.

Aun podemos admirar su vestido funerario  conservado en la Galería del traje del Palazzo Pitti.

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Nuestra segunda Leonor nació Infanta de España en Bruselas,  hija de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, fue la primera  de los seis hijos del famoso matrimonio.

Separada a muy temprana edad de sus padres,  al tener que marcharse estos a Castilla para ser coronada su madre como reina, tras la muerte de  Isabel la Católica. Leonor, fue criada por su tía Margarita, mujer de gran rigidez, pero que supo darle el cariño que necesitaba una niña a esta temprana edad y a la que siempre quiso como a una autentica madre.

Aunque desde muy joven se debió de dar cuenta que había nacido para ser reina, con 15 años  se enamoró perdidamente de un apuesto caballero llamado Federico, su hermano Carlos se enfureció tremendamente con esta situación, y expulsó al atrevido caballero, que osó escribir una carta de amor a su hermana, inmediatamente de la corte. En los planes de boda de su hermano Carlos no se contemplaba una boda por amor, sino una boda por meros intereses políticos, como era menester en la época y más siendo ella quien era.

Leonor  estaba llamada a ser Reina, y por ello estuvo  prometida  a los más grandes reyes de su época como Enrique VIII,  Luis XII de Francia, Segismundo I de Polonia y  el príncipe heredero de Portugal Juan. Al final  terminó casándose con el padre de éste último, el Rey Manuel  I de Portugal,  viudo este desde hacía poco y que se  enamoró perdidamente de ella, cuando le hicieron llegar un  retrato para que la conociera. Su hijo Juan no perdonó nunca esta ofensa y el enfrentamiento entre padre e hijo fue tal, que el rey Manuel terminó  expulsando a su hijo de la corte Portuguesa, por temor a su propia integridad.

Leonor quedó viuda de Manuel a los escasos 23 años, con una niña pequeña llamada María a la que se vio obligada a abandonar en Portugal y que no volvería a ver hasta 23 años después. Desde Portugal se  traslado a la corte de su hermano Carlos con el que siempre le unió una  gran relación de cariño.

A los pocos años de enviudar,  nuestra infanta estaba contrayendo matrimonio con el que sería su segundo marido y que le llevaría otra vez a sentarse en un trono, esta vez como reina de Francia. En este segundo matrimonio no sería tan feliz como en el primero. Fue un matrimonio de conveniencia política al igual que el anterior, pero  Leonor , más mayor y ya un poco enferma, no consiguió integrarse en una corte mucho más lujuriosa y refinada de lo que ella estaba acostumbrada; esto unido a las continuas infidelidades de su esposo hicieron de esta época quizás la más infeliz de su vida.

Pero gracias a su carácter de naturaleza buena, comprensiva y sencilla, y a sus privilegios como reina de Francia, consiguió ayudar a los más necesitados en numerosas ocasiones, lo que le hizo ganarse el cariño incondicional del pueblo francés.

De esta época de su vida es el magnífico retrato de Joos Van Cleve, que se conserva en Viena y en el que podemos apreciar la belleza de nuestro broche adornando el pelo de Leonor de Austria.

Mientras Bronzino pintaba el famoso retrato de Leonor de Toledo nuestra infanta enviudaba de su segundo marido después de 17 años de matrimonio, al no tener descendencia ni nada que realmente la retuviera en  Francia, Leonor regreso de inmediato a la corte de su hermano Carlos al que adoraba, donde permaneció hasta el día de su muerte en 1558.

Dos grandes mujeres y dos grandes vidas unidas por este broche de la joyería del renacimiento, si quieres tener en tus manos esta magnífica copia no dudes en acercarte por nuestro espacio Vintage By de Madrid.

¿Serias capaz de encontrar un look del S.XXI para este magnífico broche del S.XVI?

Os dejo el link al broche en nuestra tienda online, por si queréis verlo con más detalle:

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