Si eres de las que alguna vez soñaste con lucir unos pendientes pintados por Tintoretto, las famosas joyas de Desayuno con Diamantes o la tiara de Sissi Emperatriz, este es tu espacio igual que nuestro.
Nominada al Oscar a la mejor actriz (Ava Gardner y Grace Kelly).
Globo de Oro a la mejor actriz (Grace Kelly).
Curiosidades:
Grace Kelly y Clark Gable tuvieron una pequeña aventura durante la filmación de la película.
Ava Gardner abortó durante los meses del rodaje de un hijo con Frank Sinatra.
La censura española de la época, que no permitía el adulterio, presentó al matrimonio Kelly-Sidney como si fueran hermanos. Sin embargo, en una escena aparecen juntos en la cama.
Maureen O´Hara iba a hacer el papel de Ava Gardner, pero la Metro tenía comprometida una película con Ava y la metió en ésta. John Ford, molesto con esta decisión, trató fatal a la actriz.
Gran parte de la película se rodó en estudios de Hollywood.
Es una de las dos únicas películas de MGM que no tiene banda sonora.
Amor, infidelidades, celos… La selva convierte al hombre en animal salvaje. Con un plantel de actores de primerísima fila, John Ford, maestro de los maestros, nos lleva a la selva africana en un frenesí de deseo, con un trío entre dos mujeres y un hombre.
Un ya bastante maduro Clark Gable, atractivo, valiente, pero sobre todo seductor, rivaliza para mi gusto en protagonismo con una salvaje Ava Gardner. Ava, está magistral, rebosante de feminidad, simpatía, picardía y, sobre todo, cargada de fuerza sexual. Una bellísima gata salvaje que se convierte en protagonista indiscutible de toda la película, frente a una la insulsa, cándida y mojigata Grace Kelly. El fuego helado, la llamaban en Hollywood. Ava, se hace con la película ella sola. Está soberbia.
Estoy segura de que la fotografía de Robert Surtees debió ser sorprendente para la época. El recorrido que hace Robert por la selva Africana, debió dejar boquiabierto a más de uno en esos años 50.
Yo, desde luego, me quedo con Ava. Creo que habría merecido un Oscar por esta interpretación, pero ese año sería para Audrey Hepburn y sus “Vacaciones en Roma”.
A muy principios del S.XX los hermanos Mazer, Joseph y Louis, inician un negocio de joyería en Philadelphia, concretamente corría el año de 1917. A los pocos años se trasladaron a Nueva York, abriendo allí una joyería que pronto cambiarían de nombre por el de Mazer&Company Inc.
Desde un principio contaron con Marcel Boucher como diseñador de la compañía, pero a mediados de los años 30 Marcel les abandonó para fundar su propia empresa.
Mazer&Company Inc realizó piezas de joyería de alta calidad usando cristales de Swarovski, situándose en el mercado con piezas de precio medio, si bien hoy en día sus piezas son bastante cotizadas por los coleccionistas.
En 1946 los hermanos se separaron: Joseph Mazer fundó Joseph J. Mazer and Company (más conocida como JOMAZ), manteniendo Louis Mazer la compañía original hasta 1951, año en que cerró definitivamente sus actividades.
Joseph Mazer realizó los primeros trabajos de Jomaz sobre una base de metal plateado o rodiado, pero fueron las piezas bañadas en oro su distintivo en los años 60.
El broche que os traigo hoy de muestra es una de esas piezas de los años 60 bañada en oro. Es una de las piezas que se pudo disfrutar en la exposición de bisutería de firma que preparamos el año pasado en nuestro espacio de Claudio Coello, 60.
Las primeras piezas de Mazer&Company Inc. están marcadas «Mazer Bros». Las últimas piezas de Joseph J. Mazer and Company tienen la marca «Mazer», «Joseph Mazer» o «Jomaz».
Jomaz contó con varios diseñadores a lo largo de su corta trayectoria:
Andre Fleurida, Thierry Muglero o Sandra Miller fueron algunos de sus artesanos.
En 1948 un anuncio de la prestigiosa revista «Harper´s Bazaar» rezaba este anuncio sobre la marca:
Gregory Peck propuso que el nombre de Audrey Hepburn fuera antes que el suyo en los créditos, porque sabía que iba a ganar un Oscar.
William Wyler solía hacer varias tomas de una escena. No sucedió con la de la «Boca de la verdad», cuando Gregory Peck escondió su mano bajo la manga y la reacción de Audrey Hepburn fue totalmente real y espontánea. La escena no se repitió.
Fue la primera película americana rodada totalmente en Italia.
La secuencia de la Embajada incluía a nobles italianos reales, los cuales donaron sus sueldos a la caridad. En la escena final de la rueda de prensa, los periodistas también son reales.
Wyler estuvo a punto de cancelar el proyecto porque quería a Jean Simmons y ésta no estaba disponible.
Está en el puesto número 4 de las 10 mejores comedias románticas de todos los tiempos, según el American Film Institute.
Se pensó en Cary Grant para el papel protagonista, pero lo rechazó por ser demasiado mayor. Más tarde trabajaría con Audrey en «Charada», haciéndose grandes amigos.
Vacaciones en Roma, una seductora y elegante comedia romántica que convirtió tanto a su protagonista como a la ciudad de Roma en un icono para la eternidad.
La película se iba a rodar en color en Hollywood y protagonizada por una actriz de primera categoría. Se pensó en Elizabeth Taylor, entre otras, pero Wyler insistió en rodarla en Roma, por lo que los costes hubo que reducirlos, rodando en blanco y negro y contratando a una desconocida Audrey Hepburn.
Para ser la primera película de la que la joven y encantadora Audrey Hepburn era protagonista, nada podía haber salido mejor. Éxito de crítica, de público y un premio de la Academia. Como si estuviera hecho a su medida, Audrey Hepburn se mete en el papel de una princesa europea que se va de aventura urbana con un periodista que queda perdidamente enamorado de la joven. Sin olvidar escenas memorables como el paseo en Vespa o la divertida escena en la «Boca de la verdad», la película es un hermoso cuento de hadas adaptado a la modernidad de los tiempos. La ingenuidad e inocencia de Audrey se convertirían en legendarias, lo que hizo que el público la adorara siempre.
Con una fotografía fantástica, la película recorre la ciudad de Roma mostrándonos algunos de sus rincones más populares. La escena en la que los dos protagonistas recorren la ciudad en Vespa, produjo un interés mundial por el famoso vehículo de dos ruedas y los recorridos turísticos en moto por la ciudad.
En unos de los finales más emotivos que he visto hasta ahora…
En esta imagen de arriba , Audrey posa con el vestido de novia que nunca llegaría a utilizar. Mientras rodaba Vacaciones en Roma, Audrey estuvo a punto de casarse con James Hanson, un playboy de Londres, rompiendo el compromiso tan solo dos semanas antes de boda.
Audrey pidió a una de las diseñadoras, Zoe Fontana, que se lo regalase a otra chica que no pudiese costearse un vestido para su boda. La afortunada fue Amabile Altobello, una chiquilla de 20 años que vivía a las afueras de Roma. La prenda entró en la subasta de la colección de costura de la actriz que se llevó a cabo en 2009, vendiéndose por 16.000 euros.
Gene Kelly insultó a Debbie Reynolds porque no sabía bailar. Fred Astaire la encontró llorando en el estudio y la ayudó.
La escena de «Cantando bajo la lluvia» llevó todo un día prepararla. Gene Kelly estaba con fiebre y, a pesar de todo, se filmó toda la secuencia en una sola toma, que es exactamente lo que se ve en la película.
Después de hacer el número de «Makeemlaugh», Donald O´Connor tuvo que ser hospitalizado por agotamiento. Fumaba cuatro paquetes de cigarrillos al día.
Donald O´Connor admitió que nunca le gustó trabajar con Gene Kelly, porque era demasiado tirano.
Después del número de «Goodmorning», Debbie Reynolds tuvo que ser llevada a su camerino con los pies sangrando. Gene Kelly decidió volver a grabar los sonidos de claqué, tanto los de Debbie como los suyos.
Debbie Reynolds tenía 19 años y aún vivía con sus padres. Se levantaba a las 4 de la mañana para ir al estudio y tenía que coger tres autobuses. A veces se quedaba a dormir en el estudio.
El guión se escribió después de las canciones.
El negativo original de esta película se quemó en un incendio.
A Cyd Charisse le tuvieron que enseñar a fumar para la escena que hizo con Gene Kelly.
Está en el puesto número 5 de las mejores películas de todos los tiempos, según The American Film Institute, y en el 10 de Entertainment Weekly, siendo en ambos casos el mejor musical de la historia.
Se pensó en Judy Garland, June Allyson y Ann Miller para el papel de Kathy Selden, pero eran demasiado mayores. También se pensó en Jane Powell y Leslie Caron.
Debbie Reynolds tuvo que frotarse los ojos con cebolla para la escena penúltima en la que tiene que llorar.
Sin duda, la mejor comedia musical de todos los tiempos. Gene Kelly sensacional, perfeccionista y exigente tanto consigo mismo como con el resto del reparto, consiguiendo una vez más una obra maestra del género musical.
Mucho más atlético que Fred Astaire, sus escenas resultan espectaculares. Sin olvidar el magnífico reparto con un Donald O´Connor que no deja de hacernos reír, y una encantadora y jovencísima Debbie Reynolds que supo finalmente estar a la altura del durísimo papel que le tocó interpretar.
A destacar números musicales como «Makeemlaugh», «Mosessupposses», «GoodMorning», las espectaculares piernas de Cyd Charisse y, por supuesto, el número que da título a la película: «Singing in the rain».
El debut de Marlon Brando en el mundo del celuloide no pudo empezar mejor. El actor está descomunal interpretando a un bruto y presuntuoso machista barriobajero, al que solo podemos asociar a la más brutal violencia de género. Retador, desobediente y con la única motivación de ser reconocido por su fuerza y su indiscutible atractivo sexual.
Una personalidad acentuada por el abuso del alcohol y al que comencé a odiar a los pocos minutos de comenzar la película. Su desprecio por la fragilidad y la vulnerabilidad tanto de su mujer como de su cuñada, son absolutamente despiadados.
Marlon se enfrenta a una Vivien Leigh desequilibrada, débil, frágil y mentirosa. Su interpretación de una mujer sureña, que vive anclada en un pasado feliz y que solo busca la amabilidad y las cosas bonitas de la vida es sobrecogedora. El miedo reflejado en sus ojos cada vez que se cruza con Brando es tan real, que no dejas de sentir una pena inmensa por ella a lo largo de toda la película.
La batalla entre los dos personajes se convierte en un duelo interpretativo de un magnetismo sinigual. Vivian Leigh se convierte en el complemento perfecto para Brando, formando una pareja interpretativa impactante. Ambos actores consiguieron una química brutal e irrepetible.
«Un tranvía llamado deseo» es dura, muy dura… Sus casi dos horas de duración no te dejaran indiferente.
Es imposible verla y no sentir un nudo en el estómago.
Curiosidades:
Vivien Leigh, que en la vida real sufría trastorno bipolar, tuvo dificultades en distinguir su vida de la de Blanche Dubois.
A medida que avanzaba la película el apartamento Kowalski se iba haciendo más pequeño, para acentuar la claustrofobia de Blanche.
La censura eliminó 68 frases y la Legión Católica de Decencia añadió varios cortes más, todos relacionados con la homosexualidad y la violación.
Antes de Vivien Leigh se le ofreció el papel a Jessica Tandy y a Olivia de Havilland.
La frase «I have always depended on the kindness of strangers» (siempre he dependido de la amabilidad de los extraños) está en el puesto 75 de las mejores frases de cine. Y la película está en el puesto 47 de las mejores de la historia.
Marlon Brando detestaba el personaje.
Vivien Leigh hacía de mujer mayor, aunque sólo tenía 36 años.
Se le ofreció el papel a Robert Mitchum y a John Garfield.
La película se rodó en 36 días laborables.
William Wyler quiso hacer la película con Bette Davis como protagonista.
Premios:
Oscar a la mejor actriz (Vivien Leigh)
Oscar al mejor actor secundario (Karl Malden)
Oscar a la mejor actriz secundario (Kim Hunter)
Oscar a la mejor dirección artística.
La película fue nominada y ganó muchos otros premios que os invito a conocer en la página web de IDBM.
Premios: Nominada al Oscar en 1952 a la mejor canción original.
Curiosidades:
La canción que baila Fred Astaire en la habitación se hizo colocando en esta la cámara y el operador en una jaula giratoria de 10 metros de diámetro.
Según una entrevista, Fred Astaire intentó bailar con más de treinta percheros antes de que el Estudio decidiera fabricar el suyo propio, por un coste (al cambio actual) de 4000 dólares. El perchero desapareció poco después del estreno.
Fred Astaire y Jane Powell cantan la canción con el título más largo de la historia del cine: «How Could You Believe Me When I Said I Love You When You Know I’ve Been a Liar All My Life» (Cómo podrías creerme cuando te digo que te quiero cuando sabes que toda mi vida he sido un mentiroso).
June Allyson y Judy Garland fueron candidatas al papel protagonista.
En Inglaterra se cambió el título por «Wedding Bells» (Campanas de boda), para no confundirla con la reciente boda de la Princesa Isabel (La reina Isabel II).
La tienda «Harridge´s» es una mezcla de «Harrod´s» y «Claridge´s», unos conocidos grandes almacenes y un hotel de cinco estrellas en Londres, respectivamente.
La escena del baile en el tejado parece estar hecha en una sola toma, pero si os fijáis con atención hay tres, quizá cuatro, cortes muy sutiles.
La historia recuerda vagamente a lo sucedido realmente a la hermana de Fred Astaire, Adele, que se casó con Lord Charles Cavendish, hijo del Duque de Devonshire. Justo como Jane Powell, que hacía de hermana de Fred y que se casa con un Lord inglés al final de la película.
Un musical de los de antes, con una puesta en escena bárbara y de lo más cuidada.
Probablemente en esta película está la escena que hizo a Fred Astaire famoso en todo el mundo, etiquetándole ya para siempre como el mejor bailarín de Hollywood de todos los tiempos. Realmente hubo gente que pensó que era capaz de volar.
La escena a la que me refiero es la ya mítica en la que Fred Astaire, que comienza bailando en el suelo y acaba recorriendo el techo de la habitación, como si de un mago se tratara.
La escena tiene una perfección técnica impresionante, y más teniendo en cuanta la época en la que fu rodada, en la que no se podían hacer los montajes digitales que se hacen ahora.
Con una cámara en la habitación, metida en una jaula, Fred Astaire demuestra por qué el cine de mediados del siglo pasado era el espectáculo que llevaba a todo el mundo a disfrutar de una buena película.
Fred Astaire, que vuelve a demostrar un gusto y elegancia exquisitos para el baile, no sólo por la susodicha escena sino también por otras como el baile de los protagonistas en el barco que les lleva hacia Inglaterra. O el de Fred Astaire con un perchero en el gimnasio, casi tan famosa como la de la habitación.
Si os gustan los musicales y el baile, solo por ver estas tres escenas merece la pena ver la película.
Con este video que he encontrado en Internet, se entiende bastante mejor como se montó la escena de la habitación:
Nominada a los Oscar en 1947 por mejor director, mejor guión adaptado, mejor montaje y mejor banda sonora. No obtuvo ninguno.
Premio Edgar Allan Poe a la mejor película en 1947.
Premio en 1946 del National Board of Review a la mejor película del año.
Premio del National Film Preservation Board en 2008.
Curiosidades:
Primera película de Burt Lancaster, que venía de trabajar como acróbata en el circo.
Burt Lancaster estuvo dos meses practicando boxeo con un campeón de boxeo para hacer las escenas de combate, que las rodó con un boxeador real. Y lo hacía bastante bien.
Es la adaptación de una novela corta de Hemingway.
Considerada por muchos la mejor película de cine negro de todos los tiempos, es indudable su calidad cinematográfica, especialmente los primeros diez minutos donde se relata el argumento de la novela de Hemingway, dejando el resto de la película para la investigación.
Con un argumento desarrollado en «flashbacks», el director nos lleva del pasado al presente descubriéndonos el hilo de la historia. Me ha gustado como está dirigida la película. Me encantan las películas policiacas y de investigación, y esta es una de las mejores que he visto en mi vida.
Si tuviera que quedarme con alguna escena, sin duda me quedo con la cara de alucinado de Burt Lancaster ante la visión casi celestial de una Ava Gardner bellísima. No se puede ser más guapa. Venus hecha mujer. Con esta, y algunas películas que la siguieron, se convierte en una de las «femme fatale» más famosas de la historia del cine.
A Burt Lancaster le he encontrado soberbio en su papel de boxeador y ladrón de altos vuelos. Por cierto, está mucho más guapo de joven de lo que yo le recordaba.
¡No vamos a admirar solamente a las mujeres del cine clásico, algunas veces ellos las superan en belleza y atracción¡
Si os gusta el cine negro, de suspense, policiaco y de investigación este será uno de vuestros clásicos… seguro.
Nominada a Globo de Oro en 1951 a la mejor actriz secundaria.
Premio en 1992 del National Film Preservation Board.
Nominada en 1950 y 1951 al Premio WGA (Writers Guild Awards) a la mejor comedia.
¡Qué ganas tenía de volver a verla!
Es una de esas comedias que te deja como flotando después de verla, te quedas con un sabor de boca tan fantástico que te da pena que se termine. Al menos a mí me pasa siempre que me pongo frente a esta increíble pareja, y en esta película están sublimes los dos.
Divertidos, irónicos, jocosos, picantes y, sobre todo, ingeniosos.
La comedia, con un guion chispeante, aborda con ingenio la eterna «batalla de sexos». Quizá en ninguna otra película se haya representado de una forma tan elegante, tan divertida y la vez tan cruda, la lucha de las mujeres por conseguir un puesto en la sociedad igual al de sus maridos.
Han pasado más de 50 años y se mantiene tan fresca y actual como entonces. Es posible que en su momento no recibiera los premios que yo creo que merecía, justamente por eso, por tocar un tema un poco delicado para la época.
La calidad del guion y la rabiosa actualidad del tema, hacen de ella una de esas películas para no cansarte de verla.
La pareja protagonista, quizá la más sólida, convincente y compenetrada de la historia del cine, te lleva de una a otra escena con deliciosa comodidad, deseando volver a verles actuando juntos, volver a verla, volver a disfrutar, casi cómplices de él o de ella.
Porque lo más bonito de esta película es, sin duda, el final de la batalla, en el que ninguno pierde y ambos ganan.
Una comedia magnífica…
Curiosidades:
En una de las primeras escenas en las que Judy Halliday hace un monólogo junto a Katharine Hepburn, se la ve temblando. No estaba actuando, como inexperta y primeriza actriz estaba muy nerviosa por actuar junto a la gran Hepburn.
En 2008 el American Film Institute calificó «La costilla de Adán» como una de las 10 mejores comedias románticas de todos los tiempos.
Uno de los eslóganes de la película era: «Es la respuesta hilarante a quien lleva los pantalones».
Está basada en una historia real del divorcio de dos actores de cine: Raymond Massey y Adrianne Allen.
Spencer Tracy siempre insistía en aparecer en los créditos junto a Katharine Hepburn. El guionista Garson Kanin le planteó: «Ella es la dama, tú el caballero. ¿Las damas primero?» A lo que Tracy le respondió: «Esto es una película, ganso, no un bote salvavidas».
El guión se escribió específicamente pensando en la pareja protagonista.
La película se rodó en Nueva York y, como en el resto de las películas que rodaron juntos, Tracy y Hepburn dormían en domicilios separados para evitar escándalos.
En esta película la Princesa Alejandra es cortejada por el Príncipe Albert. Poco después a su primer hijo le llamaría Alberto ¿Casualidad?
Jessie Roy Landis hace de madre de Grace Kelly. Lo mismo que en «Atrapa un ladrón».
Se pensó en Rex Harrison y en Joseph Cotten para el papel del Príncipe Albert.
MGM estrenó la película el día de la boda de Grace Kelly con Rainiero de Mónaco.
Fue la primera película americana de Alec Guinness.
Fue la penúltima película de Grace Kelly antes de casarse con Rainiero (la última fue «Alta sociedad.
Grace Kelly aprendió esgrima y se negó a ser sustituida por un doble.
Helen Rose diseñó todo el vestuario de la película. Ella diseñaría meses más tarde el traje con el que Grace Kelly llegaría hasta el altar.
La película se estrenó dos días después de la boda civil de los príncipes de Mónaco, se trataba de aprovechar el tirón de la ceremonia para convertirla en un éxito de taquilla.
Como si de un cuento de hadas se tratara, la MGM coloca con esta película a la futura Princesa de Mónaco en el lugar que le correspondería un año después.
Con todo lujo de detalles, presenta a Grace Kelly al mundo como si fuera la Princesa de América. Grace Kelly, que acababa de ganar un Oscar, es presentada al mundo por la productora americana como su niña mimada de la que se siente orgullosa.
Resuelta en clave de comedia romántica, la película narra los intentos de la Reina María Dominica por unir a su bellísima hija (Grace Kelly) con el futuro rey Alberto (Alec Guinnes).
Yo me he reído a carcajada limpia, sobre todo en la primera parte de la película, con las divertidísimas salidas de la Princesa Beatriz. Su papel de adorable tía solterona, despistada y cariñosa es de lo más entrañable y chistoso. Tiene unos golpes geniales.
Por supuesto Grace Kelly está grandiosa en su papel de futura princesa jovial, educada, dulce y refinada. Pero, sobre todo, elegante y exquisita.
Os dejo algunas de las escenas más divertidas e inolvidables de la película y una imagen tomada por el fotógrafo Charles Vidor que, para mí, resume perfectamente la elegancia que irradia Grace en cada una de las escenas de la película en la que aparece.
Nominada en 1947 al mejor actor secundario (Claude Rains) y al mejor guión original.
Premio Bambi en 1952 a la mejor actriz (Ingrid Bergman).
Nominado en 1946 al Gran Premio del Festival de Cannes a Alfred Hitchcock.
Premio en 2006 del National Film Preservation Board.
Curiosidades:
La escenas donde Cary Grant e Ingrid Bergman se-besan-no-se-besan se diseñaron así para saltarse el código Hayes, que decía que un beso no debía durar más de tres segundos.
Hitchcock dijo que estuvo siendo vigilado durante tres meses después del estreno porque en la película se comerciaba con uranio.
La actriz que hacía de madre de Claude Rains sólo tenía 3 años más que el actor francés.
La escena del balcón entre Cary Grant e Ingrid Bergman es casi toda improvisada.
En el guión original Alicia (Ingrid Bergman) es una prostituta.
David O. Selznick (el productor) quería a Vivien Leigh como Alicia (la verdad es que habría estado muy bien).
Alfred Hitchcock le preguntó al Premio Nobel de Física cómo hacer una bomba atómica, a lo que éste se negó a responderle. Sí le confirmó que se podría guardar en una botella.
Claude Rains filmó muchas escenas con Bergman subido en un cajón, para dar la sensación de que él y CaryGrant eran igual de altos. Nada más lejos de la realidad. Claude Rains medía 1,69, Ingrid Bergman 1,75 y CaryGrant 1,87.
Fue el único papel en una película americana de Leopoldine Konstantine (Mme. Sebastian).
El cameo de Hitchcock (siempre apareció en todas sus películas) en este caso es en la casa, en una fiesta cogiendo una copa de champán.
Esta semana me ha tocado “Encadenados” de Hitchcock, he de reconoceros que tenía ganas de volver a ver a Ingrid Bergman y Cary Grant juntos, los dos me chiflan.
Sin duda una de las mejores películas de Hitchcock, si no la mejor, de toda su espléndida carrera cinematográfica como el director maldito de Hollywood (nunca recibió un Oscar), a pesar de que quizá haya sido el mejor director de suspense de la historia del cine.
Una historia donde se mezcla el amor y el suspense, con un Cary Grant más que esplendido en el papel de espía americano. El actor sabe contener sus ansias de deseo hacia una sacrificada Ingrid Bergman, casi una prostituta, que acepta el semichantaje del que es objeto para desenmascarar al espía alemán, magistralmente interpretado por Claude Rains.
Grant está elegante, atractivo e irresistible. Esas tomas que hace el director de la espalda del actor me parecen impresionantes, su elegancia y porte al caminar invaden la pantalla completamente. Para mí es de las pocas películas, de entre todas las que he visto en mis “Miércoles de cine”, en la que es el protagonista masculino el que canibaliza las distintas escenas de forma generalizada. Casi diría que hay escenas en las que consigue eclipsar a la Bergman.
Ingrid Bergman me ha cautivado en la segunda parte de la película. Su papel como sumisa esposa y espía es magistral.
El maestro del suspense demuestra, una vez más, cómo mantener al espectador pegado al asiento. Desde luego conmigo lo consiguió, manteniendo mi atención fijada a la pantalla esperando ver el desenlace sin moverme. Reconozco que hubo momentos en los que casi me puse nerviosa pensando qué pasaría.
La película fue un éxito de taquilla. No así de crítica, que la tachó duramente de ser inmoral y violenta.
Una película llena de contradicciones, diálogos cínicos, ironías y tipos duros. El misterio comienza desde el momento en que Marlowe se entrevista con el General Sternwood. Con una atmósfera oscura, triste, casi agobiante, donde nadie regala nada y todos buscan su propio provecho. Un mundo pesimista y gris.
Un detective que se las sabe todas y una mujer que, aun haciendo un papel secundario, demuestra que no hace falta una historia de amor en primera línea, para ver cómo saltan chispas cada vez que se junta con el protagonista. La escena en casa del general donde Vivien -Lauren Bacall- quiere averiguar para qué le ha contratado su padre, es brillante. Al día siguiente, en el despacho de Marlowe, cuando los dos toman el pelo a la policía por teléfono es casi un icono de los diálogos de comedia, así como la inolvidable escena en el bar hablando de carreras de caballos. Bogart y la Bacall hacen una pareja excepcional.
Cuando todo parece derrumbarse a su alrededor, Bogart y Bacall -o en este caso Marlowe y Vivien- saben sacarle el chiste a cualquier cosa. No se trata del argumento más o menos enrevesado de la película -de hecho, cuando termine de verla no puede evitar quedarme con la sensación de que no me había enterado de nada-, sino de ser una película hecha por y para los dos protagonistas.
Bogart está sensacional y Lauren Bacall, con su inimitable voz y su seductora mirada, a pesar de ser su segunda película y de tener sólo 20 años, demuestra que tiene tablas de sobra.
La trama, aunque muy confusa, está magistralmente dirigida por Hawks, que hace que el espectador siga a Marlowe allá donde vaya. El público no sabe ni más ni menos que el protagonista, haciendo de esta forma que se implique en el argumento de forma obsesiva.
Los diálogos cínicos, afilados y sarcásticos han pasado a la historia del cine por derecho propio.
Os dejo con esta curiosa imagen para que os hagáis una idea del follón que se organiza, y de la cantidad de personajes que se entrecruzan a lo largo del film.
Una película para no despistarse ni un segundo.
Premios:
Premio en 1997 del National Film Preservation Board
Curiosidades:
Fue la segunda película que Bogart y Bacall hicieron juntos. Tres meses después se casaron.
La escena en la que Bogart y Bacall hablan de caballos se añadió tiempo después de terminar la película, para darle algo de picardía e igualarla a la que anteriormente hicieron, «Tener y no tener».
La escena en la que Lauren Bacall canta es con su propia voz, en contra de las habladurías que han afirmado que está doblada.
La mansión de los Sternwood es la misma de «Alma en suplicio».
La escena en la que Eddie Mars es asesinado por sus propios hombres, fue reutilizada por el mismo director en su último western «El dorado».
William Faulkner ayudó a Hawks en la elaboración del guión. Cuando le preguntaron a Raymond Chandler, autor del libro, quién mató al chófer, no supo contestar.
“Gilda” es Rita Hayworth y Rita Hayworth es ”Gilda”. Independientemente de la trama de la película, más o menos atractiva, Rita Hayworth la absorbe completamente y se adueña del papel protagonista. Toda la película gira en torno a ella, su capacidad para cautivar a los hombre en la película traspasa la gran pantalla, y nos deja a todos enamorados con su belleza, su sensualidad y su carácter.
«Gilda» es un melodrama con una construcción magistral. Con unos diálogos ásperos, cínicos y geniales que la convierte en una obra pieza indispensable del cine negro.
Una obra que no ha perdido nada con los años, que nos habla de la soledad, de la amistad, la avaricia, el amor y la violencia.
Glenn Ford; que nos tenía acostumbrados a papeles de hombre íntegro, bueno y honrado; se convierte en un animal salvaje absorbido por los celos.
Sin duda, la escena más famosa de la película es el «strip-tease», sin «strip-tease», la escena en la que la Hayworth se quita un guante mientras interpreta la inolvidable canción «Puttheblameon Mame», que por cierto no cantaba ella. Una escena que nos recuerda una vez más cómo Hollywood sabía crear erotismo y sexo, simplemente enseñando un brazo desnudo.
Aunque quizá no sea una de las mejores películas de la historia «Gilda» es, sin duda, una obra imprescindible en la historia del cine y Rita Hayworth, en ella, una de las mujeres más bellas y seductoras de la historia.
Premio del National Film Preservation Board en 2013.
Curiosidades:
Cuando Rita Hayworth abofetea a Glenn Ford, le rompió dos dientes. Verídico. Glenn Ford no se movió hasta que terminó la escena.
La foto de Johnny Farrell de niño es, en realidad, la foto del hijo de Glenn Ford.
Rita Hayworth tuvo que llevar un corsé durante la filmación de «Puttheblameon Mame», ya que acababa de dar a luz a su primera hija.
Las canciones de Rita Hayworth están dobladas. Lamentablemente, su voz resultaba demasiado débil, cosa que amargó a la actriz toda su vida.
El vestido sin tirantes que lleva Rita Hayworth, diseñado por Jean Louis, está basado en un vestido de una pintura de «Madame X» (famoso personaje parisino del siglo XIX), pintado en 1884 por John Singer Sargent. Costó 60.000 dólares, una barbaridad de dinero en la época. En abril de 2009 se puso en subasta, pero se retiró por falta de pujas. Misteriosamente, apareció en ebay en septiembre de ese mismo año a un precio de salida de 30.000 dólares. No puedo deciros lo que pasó con él.
La famosa escena del guante ha sido parodiada en multitud de películas, destacando sobre todo la de Jessica Rabbit en «¿Quién engañó a Roger Rabbit?».
La película participó en la primera edición del Festival de Cannes junto con «Encadenados», de Hitchcock, que, curiosamente, comparte mucho del argumento (Sudamérica, nazis, una mujer entre dos hombres.
No la había visto con anterioridad. Creo que es de los pocos títulos de la lista de 52 películasque tengo preparada de la que no tenía referencia alguna.
He leído en numerosos blogs especializados que es la mejor película de Joan Crawford, su mejor interpretación y el clímax de su carrera como actriz dramática. Sin desmerecer títulos como «Un rostro de mujer» o «¿Qué fue de Baby Jane?». Creo que tienen razón. Desde luego para mí, hasta ahora, su mejor interpretación, no en vano le valió un Oscar de la Academia de Hollywood.
La película es una profunda reflexión de cómo la mala educación familiar puede afectar a la formación de una persona, destrozarla de por vida y convertirla en un ser desgraciado. El duelo interpretativo entre una madura Crawford y su perversa y jovencita hija, interpretada por Ann Blyth, es impresionante. Una relación destructiva entre una sufrida madre y su devoradora, egoísta y sanguijuela hija.
Ann Blyth da vida a una joven hermosa pero odiosa, y su interpretación es tan fabulosa que en más de una ocasión a uno le entran ganas de atravesar la pantalla y golpearla, lo que no hace su madre.
El film nos habla de las mujeres, de su batalla por salir adelante solas después de un divorcio. De su incansable lucha en solitario y su afán de sacar adelante a sus hijos sin que les falte de nada. Pensando antes, siempre y después solamente en ellos.
Una película que representó como ninguna el durísimo sacrificio que soportaron la mayoría de las mujeres estadounidenses en una época en la que la guerra se llevó, y en muchos casos no devolvió, a sus maridos, obligándolas a cargar con todas las responsabilidades de sacar adelante una familia. Un Oscar merecidísimo.
Una película que te hace pararte a pensar en cómo estamos educando a nuestros hijos…
Premios:
Oscar en 1945 a la mejor actriz (Joan Crawford). Nominaciones a mejor película, mejor actriz secundaria (Ann Blyth y Eve Arden), mejor guión y mejor fotografía.
Premio del National Board of Review en 1945 a la mejor actriz (Joan Crawford).
Segundo premio a la mejor actriz en 1946 a Joan Crawford del National Film Critics Circle Awards.
Curiosidades:
Por extraño que parezca Joan Crawford, con la carrera cinematográfica que ya tenía, tuvo que hacer varias pruebas de pantalla para hacer la película.
Se pensó en Shirley Temple y en Virginia Wedler para hacer el papel de Vera Pierce.
La casa de Monte era propiedad de Michael Curtiz.
Michael Curtiz no quería trabajar con Joan Crawford por su reputación de actriz difícil. Poco tardó en darse cuenta de su equivocación, debido a la dedicación y el trabajo duro de la actriz.
Joan Crawford fue camarera y vendedora antes de ser actriz.
La Warner no quería a Ann Blyth, que estaba contratada por la Universal. Joan Crawford insistió y enseñó a Ann en las pruebas previas de pantalla para que la contrataran.
Joan Crawford, que ganó el Oscar a la mejor actriz, no acudió a la ceremonia por una supuesta neumonía. Hay quien dice que es falso, achacándolo a que no quería sentirse humillada por no ganarlo, y que cuando se enteró saltó de la cama y se arregló para recibir a la prensa.
Junto con «El gran dictador» de Chaplin, nadie se había atrevido a parodiar al dictador más despiadado de la historia de la humanidad. En este caso Lubitsch, con su habitual elegancia, ridiculiza al hombre que tanto daño hizo a la humanidad, haciendo que una compañía de teatro se meta en la boca del lobo, y colaborando con la resistencia para ayudar a luchar contra el nazismo.
Carole Lombard, como siempre, hace un papel que le viene como anillo al dedo. Divertidísimas situaciones, especialmente la que se repite al inicio y al final de la película, cuando Robert Stack se levanta de su asiento cuando comienza el monólogo de Shakespeare. Una escena memorable que espero poder encontraros en Youtube.
Una comedia muy atrevida para la época que se estrenada en febrero de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, con gran éxito de crítica y público.
Fue la última película de Carol Lombard que fallecería el 16 de enero de 1942, cuando regresaba de su estado natal, Indiana, a donde había acudido para apoyar las acciones bélicas contra el ejército nazi y vender bonos de guerra. Carole perdió la vida tras un accidente aéreo junto con su madre, su apoderado y 20 personas más.
Tenía 33 años y dejaba viudo a un desolado Clark Gable que se uniría al poco a las tropas estadounidenses desplegadas en Europa.
El presidente Roosevelt declaró que fue la primera mujer que cayó en la Segunda Guerra Mundial, y le premiaron con la medalla de la libertad. Este hecho hizo que se modificaran algunos diálogos de la película, en post producción, como cuando ella preguntaba: ¿Qué te puede pasar en un avión?
Os aseguro que pasaréis un buen rato con ella.
Premios:
Nominada al Oscar a la mejor banda sonora (1942).
Primer premio en 1996 del National Film Preservation Board.
Primer premio en 1971 de los Premios San Jordi a Ernst Lubitsch
Nominada a los premios Satellite en 2014 al mejor DVD blu-ray.
Curiosidades:
Fue la última película de Carole Lombard. Como murió en un accidente de avión, la frase «¿Qué pasó en el avión?» fue eliminada.
Miriam Hopkins fue elegida para el papel de María Tura, pero lo rechazó porque pensaba que su papel no era gracioso.
La revista Premiere la calificó en 2006 como una de las mejores 50 comedias de todos los tiempos.
Clark Gable no quería que su mujer hiciera el papel de María Tura. Carole Lombard dijo que nunca en su vida se había sentido tan feliz.
Considerada por muchos como una de las mejores películas de todos los tiempos, a pesar de su guion un poco soso; una línea argumental poco creíble; una historia de amor lacrimógena, casi cursi, y unos personajes absolutamente corrompidos: el capitán francés que juega aunque es ilegal, el dueño del club que deja jugar y controla quién gana, el ambiente del club donde todos se compra y se vende al mejor postor…
Casablanca es, sin duda, una película donde los giros argumentales han logrado convertirla en un clásico, ya que se suceden vertiginosamente.
Cuando parece que no va a pasar nada más, sucede algo inesperado. No en vano, el guion se cambiaba cada día, se tardó un tiempo excesivamente largo y una suma de dinero que no paraba de crecer en una película que no se lograba terminar. Los actores llegaban y ni siquiera ellos sabían lo que iban a hacer ese día. Sin ninguna duda, Humphrey Bogart, el cínico Bogart, se convierte en el dueño absoluto de la película. Sólo él podía ser Rick, sólo él podía manejar la situación, resolver el problema y salir indemne del asunto. Sólo Humphrey Bogart podía dejar a la chica después de que ella le dejara tirado como una colilla y además quedar como un auténtico caballero.
Me ha sido muy complicado quedarme con una sola escena de la película, pero al final me he decidido por la secuencia más emocionante de todas, al menos para mí. Imposible no emocionarse cuando, frente a un grupo de oficiales de la Gestapo cantando el himno nazi en el “Café de Rick”, Laszlo y el resto de clientes franceses se ponen en pie y comienzan a cantar “La Marsellesa”, hasta conseguir que la voz de los alemanes quede reducida a un susurro. Nunca pensé que oír el himno francés me produciría tanta emoción, pero os tengo que reconocer que se me hizo un nudo en el estómago y se me saltó una lagrimita.
La cinta cuenta con un guión que mezcla a la perfección el suspense, el amor y el humor. El director Michael Curtiz no pierde el pulso ni por un segundo de una historia en la que la química de los protagonistas arrasa con todo. En más de cien años de cine, se puede decir que nadie ha mirado con la pasión que Ingrid Bergman demuestra cada vez que sus ojos se cruzan con los de ese tipo tan duro como vulnerable, llamado Humphrey Bogart.
La entrada de la Bergman en el “Café de Rick” vestida de blanco, con ese precioso broche de brillantes y unos destellantes pendientes a juego que la hacen brillar aún más si cabe es estelar, glamurosa y elegante… simplemente perfecta.
Inolvidable también el papel de Claude Rains como el ambiguo y cínico inspector de la policía Louis Renault.
Una película perfecta para compartir en una tranquila tarde de domingo, y si es en compañía… mejor que mejor.
Premios:
Oscars (1942): Mejor director, mejor película, mejor guión.
Nominaciones: Mejor actor (Bogart), mejor actor secundario (Claude Rains), mejor fotografía, mejor montaje, mejor banda sonora.
Nominada al mejor DVD clásico en 2003 (edición 60 aniversario) por los DVDX Exclusive Awards.
Premio Sierra al mejor DVD de 2008 de Las Vegas Film Critics Society Awards.
Premio a la mejor película de 1943 del National Board of Review.
Premio a la mejor película en 1989 del National Film Preservation Board.
Curiosidades:
En los 80, se envió el guión de la película a ciertos estudios y productoras bajo su primer nombre, «Everybody comes to Rick´s» (Todo el mundo va a Rick´s). Algunos la reconocieron, pero la mayoría no. Muchos alegaron que el guión «no era lo bastante bueno para hacer una película decente», que «estaba obsoleta», con «demasiado diálogo» y «con poco sexo».
Muchos de los actores que hicieron de nazis, eran en realidad judíos alemanes huidos del nazismo. A destacar el actor Conrad Veidt que, aunque no era judío, sí era alemán y lucho contra los nazis hasta que tuvo que huir de Alemania por sus actividades en contra del régimen (las SS enviaron un escuadrón para matarle).
Para maximizar las ventas en el extranjero, todos los personajes desagradables o «malos» pertenecían a países enemigos. Tal es el caso de «Ferrari» y «Ugarte» que eran italianos.
La escena del aeropuerto es falsa. Al estar en tiempos de guerra, por motivos de seguridad, los aeropuertos debían permanecer cerrados por la noche. El avión es una maqueta con enanos a su alrededor, para dar sensación de realismo.
Debido a los celos enfermizos de la mujer de Bogart, éste e Ingrid Bergman apenas se hablaron durante el rodaje, a pesar la evidente química existente entre ellos. Ambos estaban a disgusto con la película, pensando que era absurda y con diálogos ridículos. Preguntados más tarde, ambos reconocieron que les hubiera gustado que el final fuera distinto. «Habría estado mejor que nos hubiéramos unido a la resistencia» -comentaría Bogart-.
No existían salvoconductos en la Francia de Vichy. Es un invento de los guionistas.
En la escena en la que cantan «La Marsellesa», las lágrimas de algunos actores son reales.
Nunca se revela porqué Rick no puede volver a Estados Unidos. Los guionistas buscaron motivos, pero al final decidieron dejarlo.
Paul Henreid no quería hacer el papel de Victor Laszlo. Pensaba que hacer de secundario arruinaría su carrera de actor de películas románticas.
Dooley Wilson (Sam, el pianista) no sabía tocar el piano, era batería profesional. La canción, grabada en directo, la toca un pianista detrás de una cortina, mientras Dooley imitaba los movimientos.
En muchas escenas en las que Bogart siempre está más alto que Bergman, el primero está realmente subido en un escalón o llevaba alzas en los zapatos. Otras veces Ingrid Bergman está un poco agachada. Bogart medía 1,74. Bergman un centímetro más.
La escena de la estación de tren de París está «copiada» de «La extraña pasajera».
El café «Rick´s» fue la única construcción exclusiva para la película. Debido a restricciones por la guerra, el resto de decorados se cogieron del almacén.
Para prepararse para trabajar con Bogart, Bergman vio «El halcón maltés» varias veces.
Fue nombrada la mejor película de todos los tiempos por The American Writers Guild en 2009, y en 2007 The American Film Institute la colocó en el tercer puesto, el mismo que también pone Entertainment Weekly.
A pesar de la extraordinaria química existente entre los dos protagonistas, nunca volvieron a actuar juntos.
Durante el rodaje, un día llamaron a Bogart. Se metió en el Rick´s Café y le dijeron: «Ponte ahí y asiente». No tenía ni idea de para qué tenía que hacer eso. Más tarde, en la película, aparece esta escena cuando da permiso a la banda para que toquen «La Marsellesa».
A pesar de lo que se cuenta, jamás se pensó en otro actor que no fuera Bogart para hacer el papel de Rick (Ronald Reagan, decían).
En el primer guión de Casablanca (titulado «Everybody comes toRick´s»), Ilsa no era una mujer «virtuosa». Vivía ya casada con un hombre de negocios norteamericano. Era Rick el que la abandonaba y después encuentra. Y cuando ella y Victor llegan a Casablanca ella tampoco está casada con él.
El piano de Sam se subastó por más de 600.000 dólares en una subasta en Nueva York en diciembre de 2012.
La canción «As time goesby» (El tiempo pasa) no optó al premio Oscar porque estaba escrita hacia años.
Cuando el Capitán Renault tira la botella de agua de Vichy a la basura, está haciendo un acto simbólico contra la Francia controlada por los Alemanes de Vichy.