Un domingo de esos que me gustan, de esos que me llenan el espíritu de cosas bonitas, sencillas y agradables. Un domingo relajado y tranquilo con tiempo para disfrutar paseando, contemplando y charlando. Eso es lo que me llena plenamente y lo que a todos nos suele hacer más gratos nuestros días de ocio. Simplemente disfrutar de las cosas sencillas…
Este plan que hoy os cuento lo vengo haciendo desde hace muchos años. No todos los domingos, si no seria algo rutinario y no tendría el mismo atractivo, pero sí al menos dos o tres veces al año, sobre todo en primavera.
Cogemos el coche y subimos a Navacerrada. Para los que no sois de Madrid os cuento que es un pueblo de la Sierra del Guadarrama, de lo más pintoresco y con una plazuela llena de bares con terraza que tanto en verano como en invierno se ponen hasta arriba de gente.
Un pueblo que se llena de amantes del esquí en invierno, por su cercanía a Valdesquí y otras estaciones de los puertos de Navacerrada y Cotos, y que en verano tiene una nutrida y fiel colonia de veraneantes que le dan un aire muy divertido y multicultural. En su plaza puedes tomarte desde un sabroso chocolate con picatostes en invierno, a una bien tirada cañita de cerveza acompañada de unos apetecibles torreznos cualquier día de verano.
Pero a mí, antes de esto, lo que más me gusta es pasarme por el “Rastro de Navacerrada”. Un lugar a cielo abierto de lo más pintoresco, que se llena de numerosos puestos de objetos usados Vintage, casi todos los domingos sobre las 10 de la mañana. Yo no sé cómo me las ingenio, pero siempre termino descubriendo algún objeto curioso tras recorrer pacientemente todos sus puestos. Pasear por ellos intentando descubrir algo que llame mi atención, me resulta de lo más excitante. Y ¡mira que se encuentran cosas curiosas¡
Yo el otro día encontré este sencillo costurero de los 40s, y no pude resistirme. Por solo 8€ me hice con esta curiosa pieza de cartón forrado, que albergaba en su interior varios tesoros de lo más curioso: botones, agujas, hilos, cintas, alfileres, imperdibles … y un sin fin de piezas para coser, mezclados con una colección de lo más singular de piezas para sujetar las medias. Me han hecho la mar de gracia. Las hay rosas, color carne y negras. Está claro que la antigua propietaria de este pequeńo tesoro era una señora de lo más apañada, !se arreglaba sus propios ligueros!
Pero no solamente encontré esta curiosidad, también me hice con una preciosa Werlisa B Color. Una aparente cámara de fotos compacta de carrete que se fabricó en España, desde 1963 hasta 1967, por la casa Certex. Se trata de una cámara sencilla pero con una buena óptica, que consiguió hacer las delicias de muchos españoles, entre ellos mi marido, que se quedó entusiasmado cuando le mostré la maquina en mis manos, y que fue el que más me animó a comprarla. Para mi sorpresa, resulta que había sido su primera maquina de fotos siendo adolescente, siendo muchos los recuerdos que luego me contó sobre un viaje a Granada en auto stop, donde la estrenaba sacando sus primeras fotos. Curiosamente, en 1964 pagaba por ella 500 pesetas y en 2013 nos hacíamos con ella por menos de 10€.
Cual fue nuestra sorpresa, cuando al abrirla en casa nos encontrábamos la tarjeta de la tienda donde había sido adquirida este ejemplar: “Foto-Cine Crespo C/Alcalá, 337 Madrid”
Me produce una gran satisfacción ver cómo lo que unos tiran por inútil o se ven forzados a vender por necesidad, vuelve a recuperar su función en otras manos o a integrarse en alguna colección, en otro lugar diferente y que, como un Lázaro inanimado, revive por la voluntad de alguien que lo descubre y lo adquiere con tanta o más ilusión que cuando fue adquirido por primera vez.
Me apasiona intentar descubrir el misterio que se esconde detrás de este proceso, del cómo y el porqué las cosas pasan de unas manos a otras, las motivaciones que las llevaron a ellas y la utilidad que prestaron. Yo siempre las adquiero con mucho respeto e imaginando la ilusión con la que, con toda seguridad, fueron adquiridas por sus anteriores propietarios.
Estos son los dos caprichos que me traje a casa el domingo pasado…
Un plan del que estoy segura a muchos de vosotros os encantaría también disfrutar.
Web de «El Rastro de Navacerrada»