El viernes por la tarde acudí a visitar la exposición “El Legado Casa de Alba”. Tuvimos la suerte de disfrutar de una visita privada de la mano de María de Cuenca. Todo un lujo contar con sus explicaciones en exclusiva, y una delicia pasar por las salas de la exposición de su mano.
La muestra ha reunido alrededor de 150 obras procedentes del Palacio de Liria. Muchas de ellas se exhiben al público por primera vez en la historia, en lo que podríamos denominar la exposición cultural más importante del año.
La Fundación Casa de Alba ha querido con esta exposición dar a conocer la importantísima labor que realiza para mantener y conservar una de las colecciones privadas más importantes de nuestro país.
Si tengo que quedarme solo con una pieza de esta exposición sería “La duquesa de blanco”, de Francisco de Goya. Me fascina ese cuadro, estaba deseando poder verlo al natural.
Ya hace meses que solicité realizar una visita al Palacio de Liria, aún sigo esperando respuesta. Entre mis mayores deseos estaba poder disfrutar de esta obra en su emplazamiento original. Levantarte por la mañana, entrar en uno de los salones de tu casa y admirar esta obra de Goya, debe ser algo difícil de describir.
El cuadro es soberbio. Doña María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba, era una de las mujeres más atrayentes del Madrid de la Ilustración. Su belleza ha sido cantada por poetas y músicos; de ella decían que era tan bella que cuando paseaba por la calle todo el mundo la miraba desde las ventanas, y hasta los niños dejaban sus juegos para contemplarla.
Doña Cayetana tenía un fuerte temperamento y era conocida en los suburbios de Madrid por disfrazarse de maja y participar en las fiestas populares. Protectora de actrices, poetas, pintores y toreros, llegaba a disputarse los favores de los bellos jóvenes con otras cortesanas, incluso con la propia reina. Todo un personaje de aquella época, una mujer lanzada e inquieta que enamoró a Goya desde el momento de conocerla.
Goya supo retratar su personalidad lanzada, inquieta y muy osada para la época. Elige un elegante vestido de gasa blanca adornado con una cinta roja en la cintura, un collar de coral y varios lazos del mismo color en la pechera y en el pelo, que me recuerdan a las flores que ahora suele lucir la Duquesa de Alba en casi todas sus salidas públicas. Creo que es un guiño a su antepasada. El pelo suelto y rizado, algo impensable en una dama de la alta burguesía como era ella, y más propio de las cortesanas de la época. A su derecha su perrillo faldero, con un coqueto lacito rojo en su patita símbolo de fidelidad. Posiblemente la que le profesaba el mismo pintor.
Otras obras dignas de mención son «La Virgen de la granada», único cuadro en manos privadas de Fra Angelico, nunca antes expuesto en público. O documentos tan señalados como la colección de cartas autógrafas de Cristóbal Colón, la más extensa que se conoce, así como una primera edición de El Quijote.
Otras de las piezas que llamaron poderosamente mi atención son las relacionadas con Mª Eugenia de Montijo. Sobre todo, un busto en mármol del que os adjunto una foto en bronce (no he encontrado ninguna del que tienen en la Casa Alba). De esta pieza, sobre todo, llamó mi atención el broche que lleva en su escote, ya que en la tienda tengo dos modelos muy parecidos a este.
Y como resumen de la exposición os dejo con las palabras de D. Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, duque de Huéscar: «Nuestra intención es compartir las obras y piezas que componen la colección de la Fundación Casa de Alba, con un público cada vez más entendido y más interesado por la cultura y la historia. Esta muestra nos permite dar a conocer diferentes obras y documentos que han sobrevivido a los avatares de la historia, y que conforman el mayor tesoro del legado de nuestra familia»
La exposición es un auténtico viaje por la Historia de España, de la mano de una de las familias más nobles y con más títulos del mundo, que os recomiendo no perderos.
Permanece abierta hasta el próximo 31 de marzo.