En nuestro diccionario Vintage hoy vamos con la letra T y queremos hablaros de una preciosa piedra natural: la turquesa.
Esta piedra preciosa ha sido conocida con numerosos nombres a lo largo de la historia. La palabra “turquesa” data del Siglo XVII, y fueron los franceses quienes le dieron el nombre. La denominaron turquoise, que significaba “Turco”, porque el mineral fue traído por primera vez a Europa a través de Turquía desde las minas en el histórico Khorasan de Irán (Persia).
Características de la turquesa
La turquesa se caracteriza por su maravilloso color azul que puede ser opaco o translúcido. El color azul puro es muy raro de encontrar en esta piedra ya que suele estar atravesada de venas -o vetas- de otros minerales o rocas contiguas. Estas vetas suelen ser de color pardo, gris oscuro o negro.
En las siguientes fotos podéis ver mejor la diferencia entre una turquesa más pura, que es azul en su totalidad. Y otra que tiene vetas negras. ¿Cuál os gusta más?
La turquesa puede ser también en tono más bien verdoso. Su gama de colores va del turquesa al azul y al verde. La dureza y la riqueza del color son dos de los principales factores para determinar el valor de la turquesa.
Esta piedra es una de las piedras que mejor sintoniza con las personas de signo Acuario.
Propiedades
La turquesa es una piedra purificadora que disipa la energía negativa y se puede usar para proteger contra influencias externas o contaminantes en la atmósfera. Es por ello que, desde tiempos inmemoriales se ha utilizado para hacer amuletos. La turquesa equilibra y alinea todos los chakras, estabilizando los cambios de humor e infundiendo calma interior. Ofrece bienestar al cuerpo y paz al espíritu.
Antiguamente se decía que la turquesa tenía propiedades de curación. Entre ellas, ayudaba a la absorción de nutrientes, reforzaba el sistema inmunológico, estimulaba la regeneración de tejidos y curaba el cuerpo en general. Se dice que contiene efectos antiinflamatorios y desintoxicantes, y alivia los calambres y el dolor. La turquesa se utilizaba para purificar los pulmones, calmar y aclarar los dolores de garganta y curar los ojos.
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Origen
Las primeras turquesas llegaron a Europa, como os comentábamos antes, de Turquía (de ahí su nombre. Pero a día de hoy, esta piedra se puede encontrar en Estados Unidos, Arabia Saudi, Afganistán, Egipto, México, China, Irán, Perú, Bolivia, Polonia, Rusia, Francia y el Tibet. Se trata de una piedra preciosa bastante fácil de encontrar.
Usos
La turquesa ha sido un mineral muy utilizado desde hace muchos miles de años. Los faraones egipcios, los aztecas, persas, y casi todas las civilizaciones antiguas las utilizaban para hacerse joyas y adornos.
A pesar de tratarse de unas de las gemas más antiguas, probablemente la turquesa no fue una piedra importante ni utilizada como piedra ornamental hasta el siglo XIV. Se cree que, la disminución de la influencia de la Iglesia Católica Romana en esta época dio lugar al uso de la turquesa en la joyería secular. Por otro lado, en la India no fue conocida hasta muchos años más adelante, en el siglo XVIII.
Cuidados de la turquesa
Como casi todas las piedras naturales y piedras preciosas, la turquesa no debe entrar en contacto con alcohol, productos de limpieza, perfumes, cremas… Estos productos hacen que la piedra pierda su brillo y color natural, y quedan opacas y sin vida.
Hay que tener mucho cuidado cuando tenemos joyas que llevan piedras incrustadas, sobre todo con los perfumes y las cremas. Es muy común ponernos nuestras joyas y después echarnos colonia. Y es más fácil de lo que parece que le llegue algo de producto e, inmediatamente, pierda su brillo.
Además, hay que tener en cuenta que este brillo no se puede recuperar. Por lo que hay que tener verdadero cuidado de no estropear la piedra, ya que no tiene arreglo.
¿Cuál es vuestra piedra preciosa favorita? ¡Contadnos en comentarios que os leemos!
Bibliografía: