La velación nupcial es un rito muy antiguo que se ha mantenido durante siglos. Se conservan datos de velaciones nupciales desde tiempos de los visigodos y de los mozárabes del siglo XI. Es un rito que está recogido y detallado en el “Manual de Toledo” del siglo XV.
Los nuevos esposos, antes de recibir la bendición nupcial, se arrodillan y se les coloca el velo sobre la cabeza de ella y sobre los hombros de él, simbolizando la indisolubilidad del matrimonio que acaban de contraer.
El sacerdote, con las manos extendidas sobre ellos, pronuncia una oración de bendición nupcial. Después de recibir la bendición se quita el velo y se continúa con la celebración.
Es una preciosa ocasión para ponerse esa mantilla antigua de familia que a veces son demasiado antiguas para llevarlas como parte del estilismo de la novia, pero si pueden lucirse en ese día tan especial.
Es un rito que aporta mucha solemnidad a la celebración católica del matrimonio y que ya se ve en contadísimas ocasiones.