Bia de Medici: Los pendientes que luce en el retrato de Bronzino

Hoy queremos hablaros de unos preciosos pendientes y contaros la historia de cómo llegaron hasta nosotras. Se trata de los pendientes de Bia de Medici.

Los pendientes de Bia de Medici

Lo cierto es que estos pendientes llegaron hasta nuestro espacio por pura casualidad. Pero quedamos totalmente prendadas de ellos nada más verlos.

La elegante tonalidad de su citrino y la pequeña perla colgando, nos entusiasmaron desde el primer momento.

De inmediato me puse a buscar información sobre la primera propietaria de tan delicada pieza. No tardando en dar con ella: Bia De Medici, también conocida por Bianca.

El retrato de Bia de Medici

Cuando vi por primera vez el retrato que Bronzino había realizado de ella, no sabría explicar muy bien cuál fue la sensación que me causó. Mi primera sorpresa fue la de comprobar que se trataba de una niña. Una niña de poco más de cinco años que, si bien mostraba una belleza y dulzura indudables, sin embargo me trasmitía algo que me inquietaba. Encontraba su mirada algo fría y distante…

Y es muy curioso, porque el día que comencé a escribir esta entrada, vino a casa a tomar café mi gran amiga Monica Giannini. Le enseñé el retrato, para que me diera su opinión. Al ser ella pintora, su opinión me resultaba más que indicada. Y cuál fue mi sorpresa al comprobar que a ella le resultaba tan inquietante como a mí.

Hasta que no conocimos la historia de Bia, no fuimos capaces de entender por qué este retrato, siendo de una belleza difícil de igualar, nos inquietaba tanto al mirarlo.

Quisiera pediros un favor. Deteneos unos instantes en esta obra. Sentid qué os trasmite Bia de Medici durante unos instantes… y luego, os sigo contando sobre ella….

La historia de Bianca

Su historia, aunque triste, se desarrolló en uno de los hogares con más lujos y refinamientos de la Italia del S.XVI. Hija ilegitima de Cosme I de Medici, nació cuando su padre apenas había alcanzado los 18 años de edad. Y aún no se había casado. Bia nunca vivió con su madre y ni siquiera sabemos quién fue ella, parece ser que solo el propio Cosme y su madre supieron quien fue.

Nacío en 1537 y fue llevada casi de inmediato a Florencia para ser criada en la corte con su padre. Sabemos que Cosme I siempre sintió una predilección especial hacia ella, mimándola y dándole todos los caprichos que se le antojaban.

El matrimonio de Cosme y Leonor

La alegría de ambos duro muy poco. Cuando Bia contaba con tan solo dos añitos, Cosme I contrajo matrimonio con Leonor de Toledo. Los que habéis seguido mi blog os acordareis de ella: «Un broche y dos Leonores«. De ella tenemos un precioso broche en nuestra colección de joyas históricas.

Leonor nació en Salamanca, hija de don Pedro Álvarez de Toledo —Virrey de Nápoles— y de María Osorio Pimentel —II marquesa de Villafranca del Bierzo—.

El duque de Florencia Cosme I de Médici buscaba una esposa que pudiera ayudarle a reforzar su posición política. Y el Emperador Carlos V necesitaba una alianza con los Médici para poder tener tropas españolas dentro de los territorios toscanos. La candidata perfecta fue la hija del virrey de Nápoles. Leonor era bella, extremadamente rica y su padre uno de los hombres más poderosos e influyentes de la península itálica. Además, pertenecía al linaje de la Casa de Alba.

El matrimonio entre Cosme y Leonor se celebró en Florencia, el 14 de mayo de 1539. La pareja residió en un principio en el actual Palacio Medici Riccardi. Trasladándose poco después al Palazzo Vecchio, mejorado y engrandecido para la ocasión. Diez años después de la boda, el matrimonio se trasladó a su nueva residencia comprada por Leonor: el Palacio Pitti.

Por un lado he leído que Leonor exigiría de inmediato el traslado de la niña a “Villa Di Castello”, lugar donde viviría con su abuela paterna. Y por otro he leído que, aunque la niña partiría a vivir con su abuela Leonor, no fue tan mala madre (madrastra) con ella como yo pensaba al principio.

Sus años en Villa di Castello

Bia compartió esos años en el palacio con Giuliana, hija ilegitima de Alejandro de Medici, apenas dos años mayor que ella. Las niñas compartieron juegos y travesuras siendo la alegría de su abuela. Hasta que en 1542 cuando Bia contaba con 5 años, ambas enfermaron de unas fiebres. Cosme I exigió que se le informara a diario del estado de las pequeñas, pero lamentablemente a los pocos días Bia fallecía. Tenía apenas 6 años.

Cosme I encargó de inmediato el retrato a Bronzino, en esos momentos ya un reputadísimo artista.

Lo que me dejó impresionada fue el enterarme de que Bronzino pintó esta preciosa tabla, a partir de la máscara funeraria que habían obtenido de Bia tras su fallecimiento. Bia nunca posó para el gran artista. En ese momento comprendí por qué el retrato me inquietaba tanto, y por qué la mirada de Bia me resultaba tan fría y distante.

Cosme I nunca llegó a superar la pérdida de su primera hija. Es por ello, que su retrato permaneció por muchos años en la galería privada de Cosme. Para su contemplación personal y mantenerla en su recuerdo.

A pesar de la triste historia de la pequeña Bia, los pendientes me siguen pareciendo bellísimos. Creo que Bronzino eligió esta pieza de joyería por su delicadeza y sencillez. Y cuando los veo, no puedo por menos que imaginarme a Bia correteando por las porticadas logias de Villa Di Castello, bajo la complaciente mirada de su augusta abuela.

Dicen los expertos que este retrato de Bronzino es una de sus obras maestras.

¿Cuál ha sido vuestra primera impresión al contemplar este retrato?

Bibliografïa.

https://www.virtualuffizi.com/

https://www.historyofroyalwomen.com/