Pues nada, que ya tenemos aquí la Navidad.
Las calles de todas las ciudades del mundo se llenan de lucecitas de colores, arbolitos decorados y se respira un espíritu navideño allí por donde vayas. Todo huele a frio, abeto, muérdago y mazapán…
Yo tengo la costumbre de decorar mi casa todos los años en este puente de diciembre. Cuando mis hijos eran pequeños solíamos ir a la Plaza Mayor, lugar en el que todos los años comprábamos una figurita nueva para el belén. Era una tradición. Tengo un belén de cerámica desde que era pequeña que he ido completando año a año con unas figuritas muy graciosas, con una carita muy entrañable que a mí me han encantado desde niña. Soy una sentimental, lo reconozco…
También decoramos el árbol. Hace muchos años invertí en un árbol precioso, totalmente artificial. Reconozco que no hay nada como un árbol natural, pero me da dolor solo pensar en cortar un pino para ponerlo en mi recibidor, viendo cómo cada día pierde un montón de hojas a causa de la calefacción. Durante un par de años compré un árbol con maceta para replantarlo en la casa de la Sierra al terminar las fiestas, pero ninguno consiguió sobrevivir más de unos meses. En cuanto llegaba el calor todos se secaron. Al final, cada año saco mi árbol artificial y lo decoro sin remordimiento de ningún tipo.
Este año me ha dado por ponerlo de lo más tradicional: rojo y verde son mis colores elegidos. Quería recordar mis navidades de pequeña y esos tonos son lo que más me recuerdan a estas fechas.
No sé por qué me picó la curiosidad mientras lo montaba: ¿alguien sabe de dónde viene esta tradición?, ¿cuándo se montó el primer árbol de Navidad en España?
Pues la tradición viene del norte de Europa, más concretamente de la Alemania del S.XVII. Desde allí paso a Finlandia y a los países nórdicos. A Estados Unidos llegó a finales del S.XVII, llevado por los alemanes hessianos durante la guerra contra George Washington.
A Inglaterra llegaba a mediados del S.XIX, y parece que el primer árbol lo vieron en el Castillo de Windsor en 1841, bajo el reinado de la Reina Victoria.
Nosotros vimos un árbol de Navidad por primera vez gracias a una aristócrata rusa que trajo consigo la tradición a España: Sofía Troubetzkoy, que después de enviudar del duque de Morny, hermanastro de Napoleón III, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español Pepe Osorio, el Gran Duque de Sesto y Marqués de Alcañices, uno de los mayores promotores de la Restauración borbónica que permitió a Alfonso XII reinar, tras el exilio de su madre Isabel II.
Parece ser que la primera vez que se colocó un árbol navideño en España fue en Madrid, durante las navidades del año 1870, en el desaparecido palacio de dichos nobles: el palacio de Alcañices, ubicado en el Paseo del Prado esquina con la calle de Alcalá, 4, en el solar actualmente ocupado por el Banco de España.
Sofía Troubetzkoy era una mujer de enorme belleza, que todo lo que hacía o se ponía se convertía en moda al instante. Trajo esa tradición consigo y decoró su palacio para envidia y deleite de toda la aristocracia española de la época, siendo imitada por todas las damas que querían ser tan modernas y chic como ella.
Pues aquí me tenéis a mí… imitando a Sofía Troubetzkoy. Este fin de semana me he sentido como una autentica aristócrata, decorando mi hogar con todos los detalles navideños que hacen que cada uno de los hogares en el mundo sientan el calor de estas fechas de rencuentro, ilusiones y deseos compartidos.
¡Os deseo unas felices fiestas a todos!