Historia • El Siglo XXI

“Los abanicos de Méru, arte entre las manos”

3 marzo, 2016

“Abanicos, un asunto de excelencia” es la exposición que hoy tratamos de acercaros con el objetivo de que podáis vivirla casi como si estuvieseis de cuerpo presente en el Musée de la Nacre et de la Tabletterie esde Méru, en Francia.

Originario de Oriente – aunque con un claro antecedente ya en los flabelos del Antiguo Egipto –, el abanico siempre ha sido objeto de fina artesanía, por encima de su clara utilidad como forma sencilla de protegerse del calor o del sol.

En un principio, el uso del abanico no era exclusivo de las mujeres, sino que también era habitual verlo entre el género masculino. Sin embargo, los hombres solían llevar uno mucho más pequeño que guardaban en su bolsillo. Con el tiempo, su uso se hizo prácticamente exclusivo de las damas, llegando incluso a crear un lenguaje de signos con este complemento.

Aun cuando su uso se generalizó a nivel mundial, sólo cuatro países hicieron de él todo un arte únicamente desarrollado por artesanos: China, Japón, España y Francia. Y en este caso, la exposición de febrero se centra en los maestros creadores del eventail  (palabra francesa para “abanico”) dedicados a este arte desde finales del siglo XVII. Aun cuando no han conseguido la fama de sus compañeros artesanos joyeros, de sus manos han salido auténticas obras de arte por las que es conocida esta pequeña región de Francia, Méru, para cuya elaboración han utilizado materiales procedentes de Africa, India y las islas del Pacífico.

Casi un centenar de abanicos que durante los últimos cuatro siglos han puesto de manifiesto la creatividad y experiencia de sus creadores, entre ellos George Bastard o Alfred Jorel.

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George Bastard (1881-1939)

George Bastard se especializó en el arte de expresar sentimientos a través de la madera, las perlas, el marfil, caparazones de tortugas o piedras de cristal, así con los cristales de cuarzo, ágate y el coral, materiales que utilizaba para continuar el legado artesanal de su familia: la creación y labrado de mesas.
De familia dedicada al arte de la decoración y de padre escultor, no fue realmente difícil para él continuar la trayectoria familiar, aprendiendo el cómo trabajar las madreperlas y perfeccionando el uso de nuevos materiales y convirtiendo este arte en pura escultura.
De forma natural, el delicado trabajo con estas piedras le llevó a otro tipo de artesanía, la joyería, con especial mención a sus abanicos de cuernos y perlas irisadas que evocaban la naturaleza bajo el agua.

La exposición, L’éventail, martieres d’excellence, permanecerá abierta hasta el 17 de abril en el Museo de la Nacre y de la Tabletterie en Méru (51, rue Roger Salengro).

Encontraréis más información en la web del museo: musee-nacre.com

 

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