Si eres de las que alguna vez soñaste con lucir unos pendientes pintados por Tintoretto, las famosas joyas de Desayuno con Diamantes o la tiara de Sissi Emperatriz, este es tu espacio igual que nuestro.
Este bello retrato del pintor francés Jean-Marc nos presenta a una joven aristócrata francesa del siglo XVIII llamada Carlotte Louise de Rohan. El cuadro refleja toda la personalidad de la joven: juventud, belleza, sencillez, hermosura, serenidad, coquetería, simpatía. Toda ella es un regalo para la vista.
No vemos en este retrato a una mujer adornada de joyas , con un vestido fastuoso ; un simple vestido blanco de gasa cubre el joven cuerpo de Charlotte, acompañado de una capa de tafetán azul, que le da un aire muy sofisticado. Un efecto muy interesante y atrayente se lo da el casi escondido collar de perlas que le cae sobre el hombro descubierto. El toque romántico de la juventud de Charlotte, se lo da las bonitas y sencillas flores que le adornan el peinado.
Charlotte Louise nació en Paris en el año 1704. Era hija de Hércules Meriadec de Rohan y príncipe de Guéméné y Louise Gebrielle Julie de Rohan. En 1722 se casó con el príncipe italiano Vittorio Filipo Ferrero-Fieschi, príncipe de Masserano y marqués de Crévecoeur. Charlotte y Vittorio fueron embajadores de España en Londres desde el año de 1763 a 1777. Murió a la edad de76 años en Chevilly al norte de Francia.
Sotirio Bulgari comenzó su carrera como joyero junto a su padre Georgis en su aldea natal de Paramythia (Grecia). En 1877 padre e hijo se trasladaron a la isla griega de Corfú, donde abrieron una joyería, pasando unos años más tarde a Nápoles. En 1881 Sotirio deja a su padre y se traslada a vivir a Roma, donde a los pocos años funda su empresa, inaugurando su segunda tienda en la Vía Sixtina.
Todas las piezas elaboradas por Sotirio en esta época tenian una particularidad: el toque griego y romano que las hacian ser únicas y muy demandadas, sobre todo por el turismo ingles y americano que visitaba la Ciudad Eterna. Y en 1905, con la ayuda de sus hijos Constantino y Giorgio, Bulgari abrió otra tienda en Via dei Condotti, sede actual de la firma. La tienda pronto fue un referente de la industria de la joyeria en Roma, un lugar donde se adquirian piezas de gran calidad y diseño . En 1910 Sotirio abandona la elaboracion de piezas de orfebrería y plateria y se dedica de pleno al diseño de joyas, con creaciones inspiradas en la escuela parisina y americana.
En 1932 los hijos asumen el mando de la empresa, y en 1934 Sotirios muere. Es entonces cuando sus hijos amplian la tienda de Via Condotti. Pronto se convirtió en la joyeria preferida de la alta sociedad romana. La clientela se vió aumentada notablemente en los años 50 por las personalidades del séptimo arte, que tras la inauguración de Cinecittá en Roma acudian a Bulgari a adquirier alguna de sus maravillosas joyas. Por la tienda pasaron: Elizabeht Taylor, Marlene Dietrich, Clark Gable, Gary Cooper, Audrey Hepburn, Sofhia Loren,…
Tras la segunda guerra mundial, Sotirio abandona el diseño tradicional de la escuela francesa, creando su propio estilo inspirado en el clasicismo greco-romano, renacimiento italiano y orfebreria del XIX. Utiliza el oro amarillo engastado con piedras preciosas de diversos colores y la talla de cabujón, que estaba bastante olvidada en la joyeria, pero conservando siempre en sus diseños ese toque de inspiracion greco-romana que tienen todas sus creaciones.
En los años 40 la casa Bulgari crea los famosos relojes Serpenti, que pronto se convirtieron en iconos de la firma.
En los años 70 la firma se expande e inaugura sus tiendas en Nueva York, Paris, Ginebra y Monte Carlo. Desde 1980 los descendientes de Bugari, ademas de extenderse por todo el mundo, han diversificado la marca, lanzando una linea de perfumes, gafas, bolsos y toda clase de artículos de lujo.
Actualmente cuenta con 180 puntos de venta.
Evolución de los diseños de Bulgari
La década de los años 20
Tiene un estilo totalmente Art Decó, con formas geométricas siempre combinadas con el platino.
La década de los años 30-40
Las creaciones de estos años llevan motivos de diamantes con diferentes tallas, combinados con zafiros, esmeraldas o rubíes. Alguna de estas piezas podían transformarse: los collares en pulseras y los broches en colgantes.
La década de los 50-60
Vuelve al platino engastado con diamantes y piedras preciosas. También utiliza mucho el oro amarillo combinándolo con un gran colorido de piedras preciosas. Es el primer joyero que desde la antigüedad vuelve a emplear el cabujón (talla) de gran tamaño en sus diseños.
La década de los 70
Las creaciones de esta época se distinguen por su gran diversidad. Se inspira en los fuegos artificiales, en el arte oriental (serpientes). El oro amarillo se convierte en su material favorito, que lo combina con elementos ovalados y cabujones rodeados de oro y diamantes. También en esta década crea la cadena de oro Bulgari, y el empleo de monedas antiguas insertadas en las joyas.
Los años 80 a la actualidad
Se caracteriza por los volúmnes, los colores vivos, las formas sencillas y los motivos decorativos estilizados, todo ello combinado con el oro amarillo.
En resumen, una gran marca de joyas que lleva vistiendo a las mujeres de todo el mundo desde 1877.
La mantilla española, una prenda de encaje de uso tradicional desde hace muchísimos años, va a ser la protagonista de esta semana en nuestro perfil. Esta semana nuestras redes se van a llenar de cuadros, ilustraciones y fotografías con damas luciendo mantillas. Estamos en Semana Santa y hemos pensado que es el momento más indicado para rendir nuestro personal homenaje a esta prenda tan femenina, favorecedora y tradicional en nuestra tierra.
Parece que sus orígenes se remontan a la cultura íbera, en la que las mujeres usaban velos y mantos para adornar y cubrir su cabeza. Hay otras teorías que afirman que su origen está en el velo musulmán, heredado en Al-Ándalus y luego por las mujeres mozárabes. Sea como fuere la costumbre se implantó entre las mujeres españolas, y su uso se fue adaptando poco a poco hasta convertirse en una moda.
A finales del siglo XVI el uso del manto, denominado ya por aquella época mantilla de aletas, se generalizó en España y comenzó a incluirse en numerosos trajes populares. Cada región mantuvo un estilo propio a la hora de colocarla, y también condicionado en gran medida a la climatología de la zona de uso. No sería igual de gruesa y abrigada una mantilla para uso de mujeres en zonas frías de la península, que la de una mujer de la zona sur donde la climatología es mucho más cálida y por tanto las mantillas más ligeras y frescas.
En el siglo XVII ya era habitual utilizar la mantilla de encaje como prenda distinguida, además de las de paño y mantones de seda.
Sin embargo, no sería hasta bien entrado el S.XVIII cuando comenzamos a ver las mantillas en los grandes salones, lucidas por las más influyentes damas de la corte. Ellas fueron las que refinaron los materiales y comenzaron a sustituir los paños más pesados por piezas totalmente de encaje y seda.
Fue la reina Isabel II, ya en el S.XIX, una gran aficionada a los encajes, la que impulsó en gran manera el uso de la mantilla. Tanto ella como sus damas la lucieron en numerosos actos, como se manifiesta en varios retratos de la reina plasmada por sus pintores de Corte con esta singular prenda.
A finales del S.XIX su uso comenzó a abandonarse un poco, pero en Sevilla y otras ciudades de Andalucía continuó gozando de gran devoción. Algo que también ocurrió en Madrid, donde el empleo de la mantilla estaba tan arraigado a las costumbres, que las damas de la nobleza madrileña la convirtieron en símbolo de su descontento durante el reinado de Amadeo de Saboya y su esposa María Victoria. El rechazo hacia ellos y a las costumbres foráneas fue protagonizado por las mujeres, que se manifestaron por las calles madrileñas llevando en lugar de sombreros la clásica mantilla y peineta española. Un hecho que pasó a la historia como «la conspiración de las mantillas».
Durante el S.XX aún se veían pequeños velos en las iglesias, que las mujeres utilizaban para cubrir su cabeza en misa o si estaban de luto. Eran pequeñas toquillas o mantillas de media luna.
Poco a poco y con el paso de los años su uso se ha ido perdiendo, y a finales del S.XX ha quedando relegado muy especialmente a la festividad de la Semana Santa, la Feria de Abril, los toros y en algunas bodas.
En Semana Santa aun es tradición en algunas zonas que las damas se vistieran de negro, luciendo sus mejores galas y en la cabeza peineta de carey o pasta sobre la cual se colocan la mantilla negra de encaje, que se luce para acompañar a las procesiones y visitar las iglesias, especialmente el Jueves y Viernes Santo.
La famosa Feria de Abril de Sevilla, así como la Fiesta Nacional de los toros, sigue siendo una ocasión en la que las mujeres españolas, y en algunos casos extranjeras, usan esta prenda. Aunque por tratarse de una festividad popular puede usarse de color blanco y adornada con flores o lazos de colores.
Hay varios tipos de tejidos con los que se elaboran las mantillas. Los más habituales son la blonda, el chantilly y el tul.
La blonda es un tipo de encaje de seda mate, caracterizado por la utilización de grandes motivos (florales generalmente) hechos con seda más brillante. Tiene ondulaciones en sus bordes, generalmente llamadas «puntas de castañuelas». El encaje de blonda se elabora con dos tipos de seda (retorcida y mate para hacer el tul del fondo y brillante y lasa para los dibujos).
El chantilly es un tejido originario de Francia que estuvo muy de moda entre las aristócratas europeas durante los siglos XVIII y XIX. Es ligero y elegante. Está elaborado con hilos de seda y técnica de bolillos, con diseños de carácter vegetal y presentando abundancia de hojas, flores, y guirnaldas. El chantilly es un encaje más etéreo y ligero que la blonda, considerándose más elegante para la mantilla negra y menos frecuente, ya que es mucho más caro de realizar que la blonda.
Luego está el tul, el más corriente de todos: tejido delgado y transparente de seda, hilo o algodón que suele emplearse para imitar las mantillas de blonda y chantilly.
A partir de 1860 se empleó el chantilly mecánico. Este tipo de encaje se elabora con un fondo de tul hexagonal y con hilos de diferente grosor; uno que conforma la base y otro para el contorno del dibujo, utilizándose no solamente para mantillas. También fue frecuente verlo en chales, guantes y sombrillas.
Mención aparte merece la mantilla goyesca o madroñera, llamada así por estar realizada con unas bolitas de terciopelo que recuerdan a los frutos del madroño. Su uso era menos común y es una pieza más complicada de colocar, aunque queda igualmente elegante y favorecedora.
Gracias especialmente a Beatríz Bourgueois que me sirvió de modelo para la foto que presenta esta entrada.
BIBLIOGRAFÍA: González Mena, María Ángeles, «La mantilla española», Tejido artístico en Castilla y León desde el siglo XVI al XX, Burgos, 1997, Junta de Castilla y León.
El 10 de febrero de 1840, en la Capilla Real , St. James contraían matrimonio la reina Victoria de Inglaterra y el príncipe Alberto, el día amaneció lluvioso, pero esto no impidió que la ceremonia fuera seguida en directo por miles de súbditos ingleses.
La reina rompía por primera vez una costumbre bastante arraigado entre las mujeres de la casa real británica al contraer matrimonio con un traje de color blanco en lugar de usar una rica tela bordada en oro o en plata. Pero Victoria, que ya era Reina, cuando contrajo matrimonio, pudo decidir sin presiones como sería su vestido de novia. Un vestido relativamente sencillo, para lo que estaban acostumbradas a lucir las mujeres de sangre real y que la reina decidió realizar con una seda natural de la prestigiosa zona de Spitafields, y con encaje de Honinton.
La historia de la seda de la zona de Spitalfields en Londres es tremendamente curiosa. A finales de 1687 se registraba la existencia de unos 13.000 protestantes franceses instalados como refugiados en una pequeña zona al norte de la ciudad. Allí comenzarían lo que sería una de las actividades más lujosas y lucrativas de la época. Los protestantes franceses instalaron sus telares de seda y comenzaron a fabricar lo que en pocos años se convertiría en el objeto de deseo de la mayoría de las mujeres de la nobleza de Europa y las clases pudientes de estados Unidos. Las famosas sedas de Spitalfields.
Durante los siglos XVII y XVIII la zona vivió un crecimiento enorme con la construcción de casas adosadas muy bien equipadas para dar cabida a todos los maestros tejedores y la zona creció rápidamente. A principios del S.XVIII comenzaron a llegar los tejedores irlandeses movidos por el declive de la industria del lino irlandés, con las expectativas de encontrar trabajo en la industria de la seda.
El comercio con Francia se encontraba en una época de bastante apogeo y la competencia, aunque feroz, mantenía la producción boyante. A mediados de siglo comenzaron los disturbios entre los tejedores y las protestas por los ínfimos salarios y las pésimas condiciones de vida. Entrado el S.XIX y en la época en que la soberana contraía matrimonio, la industria de la seda había entrado en una larga decadencia. Es probable que la Reina eligiera esta seda con la esperanza de fomentar el interés por los productos realizados en Inglaterra y con la intención de reflotar los pequeños talleres que estaban tendiendo a desaparecer.
Por el mismo motivo seguramente elegiría los encajes de la zona de Honiton. Esta zona de Inglaterra se popularizo por la realización de un tipo de encaje del tipo de los bolillos, un encaje con motivos florales y naturales que van unidos con una finísima red. El Encaje Honiton es uno de los mejores y más delicado y aunque es especialmente frágil, también es particularmente hermoso y adecuado para velos de novia y delicados juegos de té.
Es posible que esta técnica fuera introducida en Inglaterra por inmigrantes flamencos durante la época isabelina, que llegaron en busca de libertad religiosa. Pero fuera como fuese, si sabemos que a principios del S.XVII la mayoría de las casas de esta zona contaban con un miembro capaz de realizar este tipo de encaje y que a finales de este siglo más de la mitad de los residentes en la zona se ganaba la vida como encajera. Este oficio siempre fue realizado mayoritariamente por mujeres.
La reina encargo una gran pieza de encaje en el que se emplearon más de doscientas personas y en el que se trabajó desde, marzo hasta noviembre sin parar. La pieza media más de 3 metro y medio de largo y 70 cm de ancho. Como resultado de esta elección la reina popularizo, Honiton y Spitalfields convirtiendo a las dos en objetos de deseo para las novias de clase alta de mediados del S.XIX. Al menos en cuanto al encaje de Honinton cada novia inglesa esperaba tener al menos un pañuelos o un pequeño mantel decorado con adornos de encaje de esta zona.
Aunque ya mucho antes de la boda de la reina victoria el blanco era popular para realizar vestidos de novia entre la alta nobleza hay que reconocer que fue a partir de este momento cuando verdaderamente se popularizo su uso, o más que popularizarse se puso de moda entre la alta burguesía y la nobleza. Las bodas entre las clases más poderosas eran alianzas políticas más que verdaderas historias de amor, y así el vestido de boda no era más que otra excusa para mostrar la riqueza de las familias de los novios.
Se demostraba la riqueza con joyería (algunas novias del Renacimiento Italiano, por ejemplo, llevaban la dote cosida en el vestido), aunque las telas eran también una forma importante de mostrar riqueza, y cuanto más elaborado era el tejido y más raro el color, más se demostraba el poder de la familia. Hay que recordar que antes de la invención de técnicas efectivas para banquear las telas, el blanco era un color valorado: era difícil de conseguir y difícil de mantener. Las novias ricas, por tanto, llevaban a menudo el blanco para demostrar su dinero, no su pureza como se suele pensar ahora.
La Reina en lugar de elegir una de las soberbias tiaras con que cuenta la corona británica entre su impresionante colección de joyas, prefirió lucir una discreta corona de flores (símbolo de pureza) con una pequeña cantidad de mirto (símbolo de amor y felicidad), y éstas también se convirtieron en las flores más populares entre las novias de toda Europa y aun hoy podemos encontrar muchas novias que eligen su tocado inspirándose en estas piezas de mediados del S.XIX. No obstante la reina eligió para un día tan especial un broche de zafiro y diamante regalo de su prometido y su magnífico collar de diamantes y aretes de Turquía.
La boda de Victoria fue ampliamente publicitada, y ampliamente copiada, incitando a un enorme número de novias a vestir de blanco. Aunque el factor más importante en la popularidad del color blanco en las novias fue el nacimiento de una gran clase media con posibilidad de gastar por primera vez en la historia moderna. Esta clase media se esforzó para emular las costumbres de la clase alta.
La Reina le tenía tanto cariño a su vestido, que posó para numerosas pinturas con él y aunque fue criticado por algunos en su momento por ser demasiado simple a ella le encantó y apreció tanto su belleza durante toda su vida que reutilizó el volante para lucirlo en varias ocasiones importantes, y permitió a su hija Beatriz utilizarlo el día de su boda.
El vestido de la boda de la reina Victoria es aún hoy, una verdadera joya a pesar de que ya no está unido a ese maravilloso volante de encaje.
La Reina lo amó tanto que pidió ser enterrada con su velo de novia.
El rubí es una gema de color rojizo que pertenece a la familia de los corindones. El nombre de rubí viene de la palabra latina “ruber” que significa “rojo”.
Este color rojo es debido a la cantidad de cromo y de hierro que la gema tenga en su composición. Por eso el rubí tiene un amplio recorrido de colorido en la gama de los rojos, que va desde el rojo intenso “rojo sangre de pichón” al color violeta (rubí Orissa), pasando por diversas tonalidades rosáceas (rubí de Madagascar).
Los mejores rubíes llegan a ser más costosos que los diamantes del mismo tamaño, superándolos solo en valor las esmeraldas.
Actualmente los mejores yacimientos de rubíes se encuentran en Mogok y Hong –Hsu (Myanmar, antigua Birmania).
Hay una gran variedad de rubíes, pero yo destacaría los siguientes:
El Rubí Sangre de pichón
Es la más preciada variedad de rubí. Su color es rojo intenso con tonalidades púrpuras azulados. Este rubí adquiere una luminosidad especial en la noche con la luz de las candelas. Por eso es muy valorado y admirado.
El rubí de Mogok (Birmania) Es un rubí de un rojo intenso, teñido de rosa con algunos reflejos azules.
El rubí de Tanzania (África central-costa este) Este rubí se ha convertido en la estrella del mercado del rubí. Es de un color rojo brillante, luminoso, con una increíble mezcla de tonos rosa brillante y anaranjado suave.
El rubí Malewi ( S.E de África) Es un rubí de rojo profundo con discretas tonalidades rosa-violeta.
Luego están el rubí Rojo noche (Camboya), El rubí de Madagascar, El rubí Sri Lanka ( isla golfo de Bengala), El rubí Balas (Afganistan)
Y por último el Rubí Estrella que es una variedad de rubí, que cuando se talla en cabujón , muestra unos reflejos en forma de estrella de 6 y a veces de 12 rayos que parecen deslizarse sobre la superficie de la gema cuando esta se mueve.
Estos rubíes son escasos. De cada cien rubíes extraídos, solo tres pueden ser estrella con unos buenos y bonitos reflejos de color. Los rubíes estrella son traslúcidos y opacos, nunca se presentan transparentes.
Es un rubí estrella de color violeta con bellos reflejos rojos.
Algunos rubíes famosos por su historia
Rubí de Timor
Es el rubí más grande de tamaño después del rubí de la corona imperial rusa. Esta piedra pasó a las manos de Timur – conocido en Europa como Tamerlán – cuando este conquistó Delhi en 1398. En 1628 pasó a poder del emperador de Delhi, Shah Jahan, el cual construyó el famoso trono del Pavo Real y lo embelleció con numerosas piedras preciosas entre ella el rubí Timor. Más tarde con la invasión persa el rubí volvió de nuevo a Persia hasta que en 1949 la East India Company tomó posesión de la piedra y la envió a Inglaterra.
Esta piedra tiene la peculiaridad de tener unas inscripciones en su superficie con los nombres de todos los emperadores que la poseyeron.
El Príncipe Negro
Es una gran espinela de un color rojo espectacular, considerada durante algún tiempo como rubí. Esta famosa piedra que, se encuentra hoy engarzada en la corona real británica, estuvo en posesión de D. Pedro I “el cruel”, rey de Castilla, que pasó a su poder por medio Abu Said rey de Granada.
Pedro I más tarde, la entregó como tributo y en pago de favores militares al príncipe ingles Eduardo IV apodado “el Príncipe Negro”, hijo del rey de Inglaterra Eduardo III. El hijo de Eduardo IV, Enrique V en 1415, montó la piedra en su corona de casco.
El rubí pasó más tarde a formar parte del tesoro de la corona de Inglaterra, hasta que Carlos II la montó en la corona real. Esta corona fue varias veces modificada para las coronaciones de la reina Victoria en 1838 y la coronación de Jorge VI en 1937, en la cual quedó tal y como la conocemos hoy en día.
El uso primitivo de esta piedra fue como colgante, por eso lleva en su parte superior un orificio que está tapado con un diamante.
“Abanicos, un asunto de excelencia” es la exposición que hoy tratamos de acercaros con el objetivo de que podáis vivirla casi como si estuvieseis de cuerpo presente en el Musée de la Nacre et de la Tabletterie esde Méru, en Francia.
Originario de Oriente – aunque con un claro antecedente ya en los flabelos del Antiguo Egipto –, el abanico siempre ha sido objeto de fina artesanía, por encima de su clara utilidad como forma sencilla de protegerse del calor o del sol.
En un principio, el uso del abanico no era exclusivo de las mujeres, sino que también era habitual verlo entre el género masculino. Sin embargo, los hombres solían llevar uno mucho más pequeño que guardaban en su bolsillo. Con el tiempo, su uso se hizo prácticamente exclusivo de las damas, llegando incluso a crear un lenguaje de signos con este complemento.
Aun cuando su uso se generalizó a nivel mundial, sólo cuatro países hicieron de él todo un arte únicamente desarrollado por artesanos: China, Japón, España y Francia. Y en este caso, la exposición de febrero se centra en los maestros creadores del eventail (palabra francesa para “abanico”) dedicados a este arte desde finales del siglo XVII. Aun cuando no han conseguido la fama de sus compañeros artesanos joyeros, de sus manos han salido auténticas obras de arte por las que es conocida esta pequeña región de Francia, Méru, para cuya elaboración han utilizado materiales procedentes de Africa, India y las islas del Pacífico.
Casi un centenar de abanicos que durante los últimos cuatro siglos han puesto de manifiesto la creatividad y experiencia de sus creadores, entre ellos George Bastard o Alfred Jorel.
George Bastard (1881-1939)
George Bastard se especializó en el arte de expresar sentimientos a través de la madera, las perlas, el marfil, caparazones de tortugas o piedras de cristal, así con los cristales de cuarzo, ágate y el coral, materiales que utilizaba para continuar el legado artesanal de su familia: la creación y labrado de mesas.
De familia dedicada al arte de la decoración y de padre escultor, no fue realmente difícil para él continuar la trayectoria familiar, aprendiendo el cómo trabajar las madreperlas y perfeccionando el uso de nuevos materiales y convirtiendo este arte en pura escultura.
De forma natural, el delicado trabajo con estas piedras le llevó a otro tipo de artesanía, la joyería, con especial mención a sus abanicos de cuernos y perlas irisadas que evocaban la naturaleza bajo el agua.
La exposición, L’éventail, martieres d’excellence, permanecerá abierta hasta el 17 de abril en el Museo de la Nacre y de la Tabletterie en Méru (51, rue Roger Salengro).
Encontraréis más información en la web del museo: musee-nacre.com
La mujer encinta o simplemente “La gesta” es un óleo sobre madera retrato del artista italiano del Alto Renacimiento Raphael. Parece que en su mano llevara un pequeño pañuelo y porta varios anillos de una sencillez y elegancia increíble. Esas son las dos piezas que hoy os traigo hasta el blog. Una en lapislázuli y la otra en cuarzo amarronado.
El retrato representa a una mujer que está embarazada sentada con la mano izquierda apoyada en su estómago. Las pinturas de las mujeres embarazadas eran inusuales en la época del Renacimiento.
El retrato representa una mujer de tres cuartos contra un fondo oscuro, sentada, con una mano sobre su vientre redondo.
Con un vestido de pronunciado escote en rojo y con las mangas desmontables, algo muy frecuente en la época. Los ropajes aunque de apariencia sencilla le dan un aire grandioso a la figura.
No es seguro que la dama representada estuviera realmente embarazada. Puede ser que la forma redonda del vestido se deba a la opulencia del cuerpo y a la posición sentada. La mano, con la presencia de muchos anillos probablemente quiere poner de relieve la situación social en lugar de aludir a una maternidad futura.
También hay controversia con la identidad de la modelo, podría ser un miembro de la familia Bufalini de Città di Castello, o Emilia Pia da Montefeltro, debido a las similitudes con el Retrato de Emilia Pia da Montefeltro, ahora en el Museo de Arte de Baltimore en los Estados Unidos.
El trabajo fue mencionado por primera vez en un inventario de principios del siglo XVIII de Palazzo Pitti. En el inventario de 1815 se atribuye a Innocenzo da Imola, mientras que en el de 1829 aparece de nuevo como por un pintor desconocido. Se atribuyó primero a Rafael en 1839 ahora es considerado casi unánimemente por el pintor de Umbría, con alguna excepción.
El retrato fue pintado entre 1505 y 1506, durante la estancia de Rafael en Florencia, Italia y se encuentra actualmente en el Palazzo Pitti en Florencia.
Sextilis es el mes que el emperador romano Octavio Cesar Augusto eligió para que llevara su nombre. El mes originalmente tenía 30 días, pero fue aumentado a 31 para “no ser menos” que Julio.
En su reinado se vivió uno de los periodos más refinados y brillantes de la cultura romana, en el que sobresalieron los grandes poetas Horacio y Virgilio.
Consagrado igualmente a la diosa Diana, hay varios acontecimientos que han influido en los objetos que he seleccionado en esta ocasión. El día 12 estaba consagrado a Hércules y en ese día se sacrificaba un toro en su honor, pudiendo ser el origen de todas las tradiciones de tauromaquia que aparecieron posteriormente.
El día 13, que estaba considerado el más caluroso del año, se celebraba un ritual en honor a la diosa Diana portándose al bosque guirnaldas de flores y una gran antorcha. Siguiendo con este ritual el día 15 se purificaba con agua y se realizaba un gran banquete con vino, tortas húmedas y fruta.
El día 19 se hacía un ritual en honor a Júpiter y se celebraba una gran fiesta para proteger las viñas.
Todas estas celebraciones, y la propia vida del emperador, me han servido de inspiración a la hora de componer el bodegón correspondiente al mes de Agosto.
Quiero dar las gracias a Zings por prestarme la escultura de bronce del toro, para la realización de mi fotografía de este mes.
Albert Gilbert nació el 30 de septiembre de 1930 en Ginebra. Desde niño su padre le inculcó un gran amor por la naturaleza. Sus aptitudes artísticas le llevaron a estudiar diseño industrial en L´Ecole des Arts industriales
Su gran talento como diseñador llamó la atención de Patek Philippe, creador y propietario de la famosa compañía relojera de Ginebra que lleva su nombre, y con solo 25 años pasó a formar parte de su firma, llegando a ser jefe del taller desde 1955 a 1962.
Durante estos años, Albert Gilbert diseñó para la compañía los famosos relojes asimétricos, que se hicieron famosos y han sido objeto de colección a lo largo de toda la historia de la marca.
Tambien durante este periodo recibió tres premios internacionales de joyeria de la “Diamantes-Internacional Awards”. Unos años despues fue contratado como jefe de diseño de la casa de relojes Omega. Para esta casa diseñó una serie de famosos relojes llamados “relojes de la era espacial”, en los cuales ensartaba trozos de meteoritos.
El diseño de relojes en la casa Omega le valio a Albert Gilbert dos premios internacionales de joyeria más.
En 1962 abrió su propio taller y se especializó exclusivamente en el diseño de joyas, creando un estilo único de joyas abstractas en las que, acompañando al oro, platino, diamantes, perlas, …, incorporaba otros materiales y elementos de menos valor, dando a la pieza ese toque de naturaleza, que le inculcó su padre.
La firma Albert Gilbert actualmente cuenta con boutiques en varias capitales del mundo, siendo la boutique de Nueva York su buque insignia.
Era muy corriente a finales del S.XIX que las mujeres se dedicaran a la enseñanza. Normalmente debían abandonar ese trabajo al contraer matrimonio para hacerse cargo de su nueva casa y de su esposo. En el caso de Ada María trabajaba para mantenerse, ya que carente de padres necesitaba una ayuda económica para salir adelante.
Ada Maria Davis era huérfana de padre y madre y vivía como huésped en casa de George y Mary Hudson en Rutland, Massachussets, este hecho seguramente se debía a que en aquella época no estaba muy bien visto que una mujer trabajara y viviera sola. Seguramente Ada decidió vivir con el citado matrimonio para no levantar habladurías entre sus conocidos.
En 1874, Ada se había trasladado a Worcester, Massachusetts, donde era profesora en la Escuela Adams Square, y allí muy probablemente habría conocido a su futuro esposo, Timothy Sibley Heald. Timothy vivía en Hubbardston, donde su padre regentaba un aserradero de madera.
Ada Maria debía ser una mujer extremadamente organizada y previsora, comenzó a llevar la cuenta de gastos de su boda seis semanas antes de la fecha prevista, y aún se conserva el cuaderno en el que con todo detalle fue apuntándolo todos los gastos. La suma total asciende a $667.16 en los artículos relacionados específicamente con la boda. Parece ser que ese dinero provenía de los ingresos por la venta de la madera vendida un tiempo atrás, que probablemente Ada habría heredado a la muerte de su padre, por lo que podemos pensar que quizás fueron las gestiones para la venta de esa madera lo que hizo que ella y Timothy se conocieran y comenzaran su noviazgo.
Davis mantenía el diario con todos los detalles. Era meticulosa en la registro de todos los gastos de su boda y su ajuar. En él vemos anotado todo lo referente a gastos, adquiriendo tela, encajes y otros suministros de costura, guantes de seda, medias, azahar y una falda de aro, entre otras cosas. Ella era consciente de cada centavo que gastaba.
El vestido de novia se realizó con dieciocho yardas de satén blanco, que Davis compró a Miss. Aldrich por $45.
El corpiño se ajustaba un poco hacía abajo, siendo más largo que los que hemos visto hasta ahora. Algo que se puso de moda más o menos por esas fechas. El largo de Ada estaba un poco a caballo entre lo que empezaba a estar de moda y lo que ya no gustaba tanto, lo cual nos habla de su deseo de estar a la moda pero sin ser demasiado rompedora en sus gustos. Su falda también era algo menos abullonada que las que hemos visto hasta el momento. Al final, con todos estos cambios, la figura de la mujer comienza a ser más estilizada.
Ada Davis y T. Sibley Heald se casaron por la tarde en el moderno «Bay State House», un moderno hotel para la época construido en 1856 y situado en el corazón del distrito financiero de Worcester. De acuerdo con el diario de Davis, la pareja invitó a 239 personas, en su mayoría amigos y familiares de Worcester y sus alrededores, aunque algunos llegaron desde lugares tan lejanos como Chicago y Cincinnati.
Fue todo un evento muy moderno, y un centenar de invitados disfrutaron de la obra hecha por la repostera local Hannah Hemenway, que era especialista en pasteles de boda.
Espero que os guste nuestra novia Vintage de febrero. A mí me ha resultado muy curiosa su historia.
Os dejo un par de fotos del hotel donde se celebró el banquete y del diario de Ada, que me han parecido muy curiosas.
Bibliografía:
Wedding Perfection- Two Centuries of wedding Gowns- Cynthia Amnèus.
Joven de buen carácter, vivaz y coqueta, era considerada la segunda más bella de las hijas del zar. Decían que su hermana Tatiana era aún más bella.
Poseía unos expresivos ojos azules, tan grandes que en la familia eran conocidos como «los platillos de María». Vivía en una de las 100 habitaciones del palacio de Alejandro, a 20 km al sur de San Petersburgo, con su hermana la Gran Duquesa Anastasia, formando lo que en palacio se conocía como «la pequeña pareja».
Su tutor francés Pierre Gilliard dijo de ella que era “alta y bien estructurada, con mejillas sonrosadas”. Tatiana Botkina decía que la expresión de los ojos de Maria era «suave y gentil». Durante su infancia su apariencia física era comparada con la de los ángeles de Botticelli. El Gran Duque Vladimir Alexandrovich de Rusia la llamaba «El bebé amigable», por su naturaleza buena.
Al estallar la revolución rusa, fue confinada junto a su familia en el Palacio Alejandro de Tsárskoye Seló. En agosto de 1917 fue trasladada con ellos a Tobolsk (Siberia) y posteriormente, en la primavera de 1918, a Ekaterimburgo. En la madrugada del 17 de julio de ese mismo año murió asesinada por los bolcheviques, junto a su familia y varios sirvientes.
Retrato de la retratista Christina Robertson (1796-1854), en la que podemos apreciar su sutil y melancólica belleza.
Podemos buscar el origen de la palabra zafiro en el latín Sapphirús, el griego Sappeiros o el hebreo Sapir, todas ellas utilizadas para designar a las gemas de color azul.
El zafiro era conocido y muy usado desde la antigüedad, sobre todo se asocia a la cultura persa. Piedra preciosa de la familia del corindón. El zafiro es una variedad del corindón transparente por su tonalidad azul.
La gran diferencia entre el zafiro y el rubí es que el zafiro, al encontrarse en las zonas superiores de la capa terrestre donde abunda el oxido de hierro y el titanio adquiere ese color azul que le distingue de su hermano el rubí.
Existe una gran variedad de gamas de colores de zafiros a los cuales se les denomina “zafiros de fantasía” : blanco, verde, amarillo, rosa, marón , transparente….
Los zafiros más cotizados son:
El de Cachemira con un color azul intenso aterciopelado.
El zafiro de Myanmar que posee un precioso color azul índigo
El zafiro de Sri-Lanka muy demandados por su color azul arándano intenso.
Zafiros famosos
La estrella de la India
Es el zafiro más grande, descubierto hace 300 años en Sri Lanka. Tiene 536 quilates. Y está expuesto en el Museo Americano de Historia Natural.
El Zafiro Logan
Es el zafiro facetado más grande conocido. Tiene 423 quilates y está expuesto en el Museo Smithsoniano de Historia Natural. Washington Dc.
Zafiro Stuart
Es un zafiro de 104 quilates. Colocado en la corona real británica debajo del rubí “Príncipe negro” para la coronación de la reina Victoria en 1908. Más tarde, para la coronación de Jorge V el zafiro fue desplazado a la parte posterior de la corona poniendo en su antiguo lugar a la segunda “Estrella de África”.
Zafiro Ruspoli
Es un zafiro en forma de diamante de 135 quilates que perteneció a Luis XIV. Actualmente está expuesto en el Museo de Historia Natural de Francia.
Zafiro Millenium
Es un zafiro de 61.500 quilates tallado por el italiano Alessio Boschi. En la piedra están talladas las caras de algunos personajes de la humanidad como Beethoven o Shakespeare Este zafiro en bruto fue descubierto en Madagascar en 1995.
Pasear por los pasillos del Museum & Art Gallery de Birmingham, en Inglaterra, supone sensaciones encontradas. Por un lado, la modernidad de sus formas en cada esquina contrasta con las joyas vintage que decoran sus paredes. Para disfrutar de esta exposición, es necesario verlo todo como un solo elemento; decoración, recinto y la exposición en sí. Todo junto evoca un sueño. No en vano es llamada “La habitación de los sueños”.
La exposición que hoy hemos destacado es la mejor exhibición de una de las maestras joyeras más afamadas de Inglarerra: Wendy Ramshaw. Si no te suena el nombre, me encantará presentarte su trabajo en estas líneas, y estoy segura de que acabarás prendada de su forma de pensar y de inculcar sus deseos de belleza a todas sus piezas.
La Habitación de los Sueños (The Room of Dreams) es una retrospectiva de toda la carrera de Wendy Ramshaw, su masterpiece. En ella se mezclan exquisitamente el vivo color rojo sobre el inmaculado blanco de las paredes, que ostentan un total de 80 joyas. Cada una de estas piezas están inspiradas a su vez a un sueño, historias que nos recuerdan deseos que han sido recogidos en más de una obra en las últimas décadas, como en Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, a quien la artista dedica una de sus piezas.
Wendy Ramshaw nació con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Cuando la contienda finalizó ella, con tan sólo seis años, ya disfrutaba mezclando piezas de tela para formar preciosos diseños.
Inglaterra volvía vencedora, y como tal, su pueblo era merecedor de una gran fiesta que celebrara los logros conseguidos en numerosos campos como la ciencia, la agricultura, la literatura y la industria: el Festival of Britain, al que también fueron invitados artistas y diseñadores noveles, como Wendy, que entonces contaba con 12 años. A partir de este festival, su vida cambió.
Tras contraer matrimonio con David Watkins en 1961, la pareja comenzó a trabajar en numerosos proyectos juntos, no solo en la vida al no separarse prácticamente nunca y mantener un taller conjunto durante 35 años, sino también laboralmente. Ambos han hecho una gran contribución al arte y el diseño. Juntos. Siempre juntos.
Ramshaw se ha convertido por derecho propio en la principal diseñadora de joyería moderna de Inglaterra, llegando a ser una de las dos únicas mujeres admitidas en la Worshipful Company of Goldsmiths. Numerosos premios y condecoraciones la avalan, pero lo que mejor puede hablar de su triunfo es su trabajo, que os dejamos en imágenes en este artículo y que esperamos os guste tanto como a nosotras.
La exposición puede visitarse hasta el 22 de mayo de este año.