Antes de adentrarnos en esta historia fascinante, recordemos que, antiguamente, «peregrino» significaba algo extraordinario, singular, casi caprichoso. Un adjetivo perfecto para describir una joya tan única como «La Peregrina», una perla que no solo deslumbró por su belleza, sino también por la riqueza de las historias que la acompañan.
Orígenes en el Golfo de Panamá
La historia de «La Peregrina» comienza en el siglo XVI, cuando fue descubierta en el Golfo de Panamá por un esclavo africano, quien, como recompensa por este hallazgo extraordinario, obtuvo su libertad. La perla, una de las más grandes y perfectas jamás vistas, inició entonces su viaje hacia España, marcando el inicio de una travesía repleta de giros inesperados.
Dos Versiones Sobre su Llegada a España
La historia de cómo «La Peregrina» llegó a la Corona española tiene dos versiones principales. Una cuenta que fue adquirida en 1515 por Pedro del Puerto, quien la entregó al gobernador Pedrarias Dávila. Este, a su vez, la regaló a su esposa Isabel de Bobadilla, quien la vendió a la emperatriz Isabel de Portugal, consorte de Carlos V. Otra versión sitúa su llegada hacia 1580, cuando Diego de Tebes la presentó al rey Felipe II, quien la incorporó al tesoro real.
Una Perla de Reyes
«La Peregrina» adornó a reyes y reinas españoles durante siglos. Su primera gran aparición pública fue en el retrato de María Tudor, esposa de Felipe II, y más tarde en las obras de Velázquez, donde la perla aparece en sombreros y vestidos de la realeza. Su peso, de 58,5 quilates, y su forma de lágrima la convirtieron en un objeto de deseo, inmortalizado en retratos que aún hoy se pueden admirar.
La Perla Errante
En el siglo XIX, «La Peregrina» salió de España con José Bonaparte tras la invasión napoleónica. Tras pasar por Francia e Inglaterra, la joya cayó en manos de los duques de Hamilton. De manera curiosa, esta familia estaba emparentada con Lady Diana Spencer, lo que abre la posibilidad de que la perla pudiera haber terminado adornando el escote de la princesa de corazones.
Liz Taylor y la Nueva Era de «La Peregrina»
En 1968, Richard Burton adquirió la perla en una subasta por 37.000 dólares y se la regaló a Elizabeth Taylor. La actriz inmortalizó «La Peregrina» en la gran pantalla y en numerosos eventos, convirtiéndola en una pieza icónica de su colección. Tras un incidente en el que la perla se perdió brevemente en una alfombra, fue confiada a Cartier, que creó un deslumbrante collar con rubíes y diamantes.
Un Final Envuelto en Misterio
En 2011, «La Peregrina» fue subastada por Christie’s, alcanzando un precio récord de 11,8 millones de dólares. Su comprador permanece anónimo, y su paradero actual es un misterio. La historia de esta joya legendaria sigue cautivando a los amantes de las gemas y la historia.
Reflexión Final sobre «La Peregrina»
«La Peregrina» es más que una joya; es un testimonio de la historia, la cultura y los destinos entrelazados de quienes la poseyeron. Su belleza y simbolismo la convierten en una obra de arte que trasciende el tiempo. ¿Conocías esta historia? Nos encantaría saber tu opinión sobre esta fascinante perla y el collar creado por Cartier.
Nos vemos pronto en nuestro próximo capítulo de «Nuestra Joya del Día». Os dejamos el video de Instagram donde os explicamos hace semanas esta historia.