Nació en Mataró (Barcelona) en 1861. Hijo del platero Francisco Cabot y Ferrer, dirigió desde muy joven el taller familiar. Muy joven se decide a abrir su propia joyería y para ello elige uno de los barrios con más tradición en el arte de la platería de Barcelona, el número 35 de la calle Platerías.
En 1899, y dado que el negocio no le iba nada mal, decide trasladarse al número 21 de la misma calle, un local más grande y espacioso que le permite seguir creciendo e incorporar a sus hijos Francisco, Emilio y Joaquín al negocio familiar.
Juntos crearon importantes piezas de joyería, de orfebrería civil y religiosa. Para algunas de las piezas de orfebrería contaron con la colaboración de escultores del momento. Entre las obras de orfebrería civil están: la copa de Challenguer, un vaso de plata repujado, y las mazas y el toisón de plata de los maceros del ayuntamiento de Barcelona.
En 1905 abrió otra nueva sucursal, esta vez en plaza de Cataluña. En estos años Joaquín ya era considerado uno de los más eminentes hombres de la ciudad de Barcelona. Además de joyero y orfebre se convirtió en financiero, escultor, escritor y político, llegando a ser, entre otros muchos cargos, Presidente de la Cámara de Comercio y Navegación, Presidente de la Feria de Muestras de Barcelona, Presidente del Orfeo Catalán, Director y fundador del Banco de Comercio, Diputado provincial y Director fundador del periódico la Voz de Cataluña.
En 1931 la firma participó en diferentes exposiciones, obteniendo diversos galardones como el Gran Diploma de Honor y la Medalla de Oro del arte litúrgico. Gran parte de la producción de Joaquín Cabot era de carácter litúrgico y religioso, encargados mayoritariamente para el Monasterio de Montserrat: corona y cetro de la Virgen, cáliz y candelabros. También hizo la corona de la Virgen de Queralt y el báculo del obispo de Gerona.
En el año 1946, Joaquín se retira del negocio y muere en 1951.
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