Desde muy jovencita, Charlotte plantea a sus padres que quiere ser actriz, algo a lo que ellos se oponen por completo. De una joven de clase alta, era hija de un acaudalado empresario alemán, lo que se esperaba era que se casara con un hombre con clase y poder y llevara una vida recatada y convencional. Lo normal en la alta burguesía alemana de la época.
Su primera aparición en público fue en el magnífico teatro de Múnich, resultando todo un éxito. A partir de ese momento, la fama de Charlotte se extiende por todas las ciudades de Europa. Era una mujer que poseía un encanto natural que atraía a todo el que la conocía. En 1848 se casa y se retira por un tiempo de los escenarios. Desafortunadamente tres años más tarde se divorcia, volviendo de nuevo a su profesión.
Tuvo una intensa aventura amorosa con Franz Liszt, el cual la llamaba amistosamente “La concubina de dos reyes”, ya que también tuvo un romance con el rey bávaro Luis I.
El retrato que hoy os traigo fue pintado por J. Stieler en 1827, y nos muestra a Charlotte cuando tenía apenas 18 años. Lleva un precioso vestido de seda blanco con amplio escote y un precioso remate de armiño. Este detalle le proporciona al traje un toque majestuoso. La bella joven acompaña el arreglo con un fantástico aderezo de perlas y oro, que completan este grandioso look.
Está claro que la joven quería mostrar no solo su belleza al mundo, también quería que se viera que era una mujer rica y exitosa.
La actriz, todo un carácter en la época, murió en Múnich a la edad de 82 años.