Piedra de vidrio que intenta imitar al brillante y que se utiliza para decorar joyas de fantasía. Su nombre proviene del apellido de su inventor, Georg Friedrich Strass (1701-1773).
En 1750 Strass, el joyero alsaciano, consiguió fabricar una clase de vidrio con sales de plomo en su composición que poseía un brillo muy parecido al del brillante. Su invento dio la vuelta al mundo, consiguiendo poner al alcance de todas las clases sociales el brillo y la belleza de las piedras preciosas. Strass inventó el concepto de “piedra preciosa de imitación”, y dedicó su vida a la fabricación de brillantes “falsos”.
En 1810 Lançon perfeccionó el invento haciendo las imitaciones más brillantes y duras. Para ello colocó en la base un metal con brillo de espejo, para reflejar más luz, y aunque en un principio solamente se fabricaron en color blanco, poco a poco y con varios avances en la técnica, comenzaron a producirse en diversos colores que imitaban los rubíes, las esmeraldas o los zafiros.
Toda mujer quiere brillar con luz propia, y el invento de Strass consiguió que las mujeres de todas las clases sociales pudieran lucir joyas con el brillo de las piedras verdaderas, a un coste mucho más bajo. Strass popularizó el uso de los brillantes.
Mucho más tarde estas piedras de Strass se han usado también para decorar ropa, zapatos y todo tipo de complementos de moda.
Imágenes: María Vintage Photography
Me encantan estas piezas, dicen mis hijas que soy como las urracas, jajaja me gustan los brillos, pero con mesura y en piezas tan exquisitas como las vuestras.Un regalo para la vista . Muaaa.
Muchas gracias Ana Luisa, yo también soy una pequeña urraca jajaja