El mes de mayo está dedicado a los ancianos, las flores y la primavera. Pero también es el mes de la diosa que protege al pueblo. El mes de la diosa Maia.
Un mes en el que en la antigüedad se celebraba un misterioso ritual al que solamente podían asistir mujeres, y que parece estaba asociado a la fertilidad y la maternidad.
Este mes mi trabajo ha estado basado en la lira, las palomas, las semillas y los colores verde y blanco. La pieza central de este mes es una preciosa sección de un mueble de caoba antiguo en forma de lira, que nos recuerda a ese instrumento que inventara Hermes, hijo de Zeus y Maia, y que le salvaría la vida.
Cada fotografía es única y, como veis, lleva un meticuloso proceso de estudio y elaboración. No me gusta dejar nada al azar.
Me encantará contaros de dónde salen cada uno de los elementos que completan mis bodegones, si es que alguna vez tenéis la curiosidad de saberlo.
Este mes, por fin, he visto las cuatro primeras fotografías de la serie en papel y ha sido, de verdad, muy emocionante. Una fotografía no se puede dar por finalizada hasta que no se traspasa al papel.
Quiero dar las gracias desde aquí a Jose Martinez-Chinchilla, de Taller Digigráfico, por el cariño, la paciencia y, sobre todo, la profesionalidad tan extraordinaria con la que trata toda obra que pasa por sus manos.
Espero que os guste mi mes de mayo.
Os dejo con “Maxima Maia, deam fruges vere rosam”
Imágenes: @María López-LInares Vintage Photography