Estaba deseando contaros esta historia.
Había prometido a Amaya que la sacaría antes de final de año, pero siempre me pasa lo mismo, la agenda del blog se me va desorganizado a medida que llegan noticias imprevista. Y al final me cuesta publicar las noticias en las fechas que tenía previstas en un principio. Pero, como más vale tarde que nunca aquí, os traigo la increíble historia de una de las pocas miniaturistas que quedan por el mundo.
La historia de Linker, el estudio de Amaya, se remonta al año 1897, cuando el bisabuelo de Amaya inauguró su estudio de arte y fotografía. Ella ha continuado con la tradición familiar realizando retratos y obras pictóricas en diferentes técnicas, y rescatando un arte cargado de historia que hoy está desgraciadamente casi desaparecido en nuestro país: la miniatura.
Las miniaturas son obras de muy pequeñas dimensiones, que fueron utilizadas por la aristocracia y la burguesía, especialmente en el siglo XIX, para retratar a los familiares y seres queridos. Debido a su pequeño tamaño, son perfectas para enmarcarlas en preciosos marcos o encajarlas en diversos objetos, como pueden ser joyas, medallones o camafeos, joyeros, …
Son cuadros donde cada detalle se miniaturiza. Se realizan en una gran variedad de técnicas pictóricas sobre diferentes soportes: óleo sobre cobre o marfil, acuarela o lápiz sobre cartulina… empleándose pinceles de puntas finísimas que requieren de gran precisión por parte del artista y del uso de lupas en su elaboración, debido a su pequeñísimo tamaño.
Amaya ha añadido a los productos tradicionales de Linker una línea de invitaciones y todo tipo de papelería para bodas y celebraciones, realizadas a partir de sus acuarelas y dibujos, ofreciendo la opción de personalizar totalmente la papelería para cada cliente.
La vocación de Amaya por el arte y la pintura se desarrolló desde la infancia, influida por el ambiente familiar. Desde niña comenzó a recibir clases de dibujo y pintura y, posteriormente, estudió Bellas Artes obteniendo dicha licenciatura. Más tarde realizó el Master Internacional de Fotografía en la Escuela de Imagen EFTI.
Al finalizar la carrera su tío le enseñó todas las técnicasempleadas en el estudio, que iban a caer en el olvido por falta de sucesor, ampliando de esta forma sus conocimientos sobre la pintura de miniaturas y otro tipo de retratos, los tonos idóneos para cada tipo de piel y cutis, como usar los materiales, etc. Para entonces el “Estudio” ya había cerrado sus puertas, su tío Roberto era uno de los últimos miniaturistas españoles, y fue una oportunidad poder aprender de su larga experiencia de toda una vida dedicada a la fotografía y a la pintura.
La miniatura es un arte meticuloso y delicado que requiere de mucha paciencia y horas de trabajo y entrega. Retratar es captar el alma, la personalidad, la esencia de las personas y las cosas. Un retrato en miniatura es un pequeño tesoro en el que Amaya vuelca el corazón. Con la ayuda de la lupa y de lápices y pinceles de finísima punta, va trabajando con delicados trazos para lograr captar todos los detalles en pequeñas dimensiones. Amaya trabaja con sumo cariño y pincelada a pincelada, muy poco a poco va trabajando hasta que logra el resultado deseado.
En la actualidad algunos de los trabajos de Amaya pueden verse y tocarse en nuestro espacio de la Calle Claudio Coello, 60.
Para nosotras es un verdaderos placer y orgullo contar con una artista de su categoría en nuestra casa, y poder mostrar a nuestras clientes un trabajo tan delicado y tan poco conocido.