Eligió un diseño para su traje de novia muy atrevido y moderno para la época. Un impresionante vestido de rica seda de Spitafields con fondo verde y un estampado con diseño floral en tonos salmón, rosa, dorado, verde oliva y azul. Algo nada usual para la época pero que dejaba ver el elevado estatus económico de la familia de Mary Waters en 1740 cuando se casaba con Anthony Sigourney en Boston.
Mary Waters eligió este bonito y caro textil. Importado desde Londres, la zona de Spitafields era por aquellos años la cuna de las más finas sedas en Europa.
El vestido estaba formado por una preciosa pechera en forma de cono bordada en hilo de oro, un encorsetado corpiño que haría lucir su figura aún más delgada y su cintura más estrecha. El escote cuadrado afilado con un pequeño volante de encaje de bolillos de lino al igual que las mangas le daba un toque señorial y la falda escandalosamente voluminosa y abierta en la parte lateral dejaba ver una enagua realizada en la misma tela. En resumen, era un vestido de boda de lo más colorido y poco usual en esta época.
Muchas mujeres elegían el color blanco pero no cabe duda que este estampado era mucho más útil que uno blanco. Cualquier mancha de tierra o líquido podría desaparecer más fácilmente en medio del estampado floral de Mary, mientras que el más pequeño percance arruinaba cualquier traje blanco, en una época en que los procesos de lavado no eran ni mucho menos a lo que estamos acostumbrados ahora.
La elección de Mary Waters resulto ser una inversión rentable. Unos 20 años después, el traje aún estaba en perfectas condiciones para ser modificado y usado por su hija. Este segundo uso del vestido prolongaba la vida de este desorbitado gasto.
La seda de Spitalfields
La historia de esta zona de Londres es tremendamente curiosa. A finales de 1687 se registraba la existencia de unos 13.000 protestantes franceses instalados como refugiados en una pequeña zona al norte de Londres, Spitalfields. Allí comenzarían lo que sería una de las actividades más lujosas y lucrativas de la época. Los protestantes franceses instalaron sus telares de seda y comenzaron a fabricar lo que en pocos años se convertiría en el objeto de deseo de la mayoría de las mujeres con poder de Europa y Estados Unidos. Las famosas sedas de Spitalfields.
Durante los siglos XVII y XVIII la zona vivió un crecimiento enorme con la construcción de casas adosadas muy bien equipadas para dar cabida a todos los maestros tejedores, así como grandes mansiones y viviendas más humildes para tejedores en la zona de Tenterground. La zona creció rápidamente.
A principios del S.XVIII los tejedores irlandeses comenzaron a llegar hasta ella movidos por el declive de la industria del lino irlandés y con las expectativas de encontrar trabajo en la industria de la seda. Aunque en este siglo la crisis en el sector de la seda fue tremando debido a la apertura del mercado de las sedas francesas. El comercio con Francia se encontraba en una época de bastante apogeo y la competencia era feroz. A mediados de siglo comenzaron los disturbios entre los tejedores y las protestas por los ínfimos salarios y las pésimas condiciones de vida.
Por la época victoriana, la industria de la seda había entrado en una larga decadencia y las viviendas de los obreros habían degenerado, el barrio de Spitalfields se había convertido en un lugar insalubre con casas en ruinas o semi abandonadas. Familias enteras se apiñaban en pequeñas viviendas cada vez más destartaladas.
La guinda que remató la situación fue que en 1860, se permitieron las importaciones libre de sedas francesas y muchos tejedores de Spitalfields, pasaron a la más extrema pobreza. Los obreros trataron de reinventarse en oficios como la ebanistería pero la situación no era nada fácil. La zona se convirtió poco a poco en una de las zonas más descuidadas de Londres.
Este abandono unido a la falta de higiene y seguridad hicieron que a finales del S.XIX varias calles de la zona fueran demolidas por completo.
A finales del siglo 20 la zona acogió inmigrantes de Bangladesh, que también trabajan en la industria textil local e hicieron de esta zona la capital de curry de Londres.
A partir de la década de los 60, gracias a una campaña para salvar el parque de viviendas de la zona de las demoliciones, la zona se ha reconvertido poco a poco en foco de artistas callejeros y, a día de hoy, vuelve a ser una de las más emblemáticas de Londres.
BIBLIOGRAFÍA
Two centuries of wedding gowns.
Como me gusta vuestro blog… Seguid contándonos trocitos de la historia de los tejidos y las joyas
No sabes lo que nos alegran tus palabras y lo que nos gusta encontrarnos por el camino con personas con nuestra misma sensibilidad para la historia y las cosas bonitas 😉
Deseando que vengas a vernos.
Un abrazo,
María