Si eres de las que alguna vez soñaste con lucir unos pendientes pintados por Tintoretto, las famosas joyas de Desayuno con Diamantes o la tiara de Sissi Emperatriz, este es tu espacio igual que nuestro.
Compañera incansable de Bob Hope y Bing Crosby se hizo muy popular al participar con ellos en la serie de comedias Rod to…
A parte de actriz cantaba y bailaba estupendamente y fue una de las actrices más longevas de esta época tan esplendorosa en Hollywood, una actriz sencilla que trabajo prácticamente hasta el día de su muerte a los 82 años.
Hoy Dorothy nos sirve de inspiración para mostraros nuestras últimas novedades en la colección de los años 40.
Anna Pávlova nació en San Petersburgo un 12 de febrero de 1881, en el seno de una humilde familia campesina. Ella siempre declaró que su padre murió cuando tenía dos años de edad. Fue criada por su madre Lubov Pávlova, una simple lavandera que luchó por sacar a su hija adelante.
Anna tenía ocho años cuando su madre la llevó a ver una representación del ballet: “La bella durmiente”. Desde ese mismo instante supo la pequeña Anna que el ballet era su vida. Dos años después, una chica delgadita y con aspecto enfermizo, era aceptada en la Escuela de Teatro de San Petersburgo.
Por espacio de siete años trabajó duro, adquiriendo la salud y la fortaleza necesarias para llegar a ser una de las mejores bailarinas de todos los tiempos.
El teatro Mariinky de San Petersburgo fue su primer escenario. En él pudo dar a conocer su manera especial de bailar. Anna poseía un estilo elegante, frágil y etéreo, totalmente diferente al estereotipo de bailarina fuerte y robusta que en esos tiempos se llevaba. Su cuerpo delgado volaba, sus manos y brazos se movían como plumas en el aire, el verla bailar provocaba en los espectadores una sensación hasta entonces no conocida.
“La muerte del cisne” fue la obra que consagró definitivamente a Anna Pavlova, abriéndola las puertas del mundo entero. Nadie como ella ha llegado nunca superar su representación.
Pávlova, convertida en una bailarina de éxito, formó su propia compañía e inició gira tras gira alrededor del mundo, acompañada siempre del Barón Victor Emilovitch, el amor de su vida, que más tarde convirtió en su marido.
Era 1930 cuando comenzó su última gira por Europa. Se encontraba cansada, su salud no era muy buena y su pierna izquierda requería de un tratamiento, por lo que quiso descansar unos días en Cannes (Francia) para recuperarse.
El tren en el que viajaba sufrió un accidente, y Anna bajó del tren en camisón a través de la nieve para socorrer a los heridos. La consecuencia de su gran corazón fue una grave pulmonía que dejó graves secuelas en su salud y que la fue debilitando, hasta que poco después, estando de gira por los Países Bajos, no pudo hacer frente a una pleuresía que le causó la muerte, un 23 de enero de 1931.
Fue la única vez en su carrera que Anna Pávlova faltó a su cita con el público. Al día siguiente de su muerte, en el escenario donde debía de representar una vez más su “Muerte del cisne”, al final de la representación, el telón subió apareciendo ante los ojos de los espectadores un escenario oscuro solo alumbrado por un reflector.
Nadie había allí en el centro del haz de luz, pero todos, con lágrimas en los ojos, pudieron ver como Anna Pávlova representaba su última “Muerte del cisne”.
El circonio fue descubierto en la forma de óxido del mineral circonio (ZrSiO4) por el químico alemán Martin Henrich Klaproth. Se trata de un metal de color blanco muy próximo al titanio. Se encuentra en la naturaleza formando parte de diversos minerales, siendo incoloro.
Desde 1970 este mineral se puede producir artificialmente en el laboratorio. Con este método se consigue obtener un óxido de circonio puro, con una estructura cristalina cúbica de gran perfección, y con un índice de refacción tan alto que produce una dispersión de la luz similar a la del diamante. Por lo cual es una gema muy demandada en joyería, pues a simple vista es muy difícil encontrar diferencias con el apreciado diamante, siendo su coste muy por debajo del diamante.
Otra ventaja de la circonita sintética es que se puede fabricar de diferentes colores, siendo muy apreciada en todo tipo de trabajo de joyería.
Os dejo una selección de piezas con circonita en nuestra tienda online.
El príncipe consorte Enrique de Dinamarca, marido de la reina Margarita, ha coleccionado piezas de jade toda su vida. Como el jade es la piedra del mes, no me he podido resistir a hablarte de la exposición que recoge algunas de las piezas más destacadas de su colección personal.
En Asia, el jade recibe el nombre de “Piedra del cielo” por su asociación al mundo espiritual y como conexión entre el cielo y la tierra. Se decía (y se dice) que el jade atrae la buena suerte, y muchas culturas hoy en día siguen utilizándolo como amuleto.
Además, ha sido utilizada durante siglos para tallar figuras, crear objetos para la vida cotidiana, regalos para los difuntos y joyería. Su uso fue muy popular entre las dinastías imperiales de Oriente debido a su belleza, color y extraordinaria textura.
También ha sido utilizado en muchas regiones de América debido a su dureza, por lo que ha servido incluso para realizar armas.
La colección del Príncipe Enrique de Dinamarca
En Europa, el uso del jade no ha estado tan extendido, por lo que resulta curioso descubrir como material una piedra que se lleva utilizando en Asia desde hace tantos siglos. Tantos, que para muchas culturas orientales, el jade es parte de la vida misma, como lo serían el oro o la plata para nosotros.
Además de los propios objetos mostrados, el público podrá descubrir la colección a través de seis películas en las que el propio Príncipe explica los temas alrededor de los que gira esta exposición: color, forma, uso, objetos religiosos, criaturas fantásticas y estilos históricos.
Además de los conocimientos técnicos relacionados con cada objeto, en estas seis películas, los visitantes podrán escuchar de labios del propio Príncipe historias y recuerdos relacionados con los mismos.
Como te he comentado en otras ocasiones, el jade es una piedra de color blanco. Los minerales que se depositan en su interior la hacen poseedora de una amplia gama de colores, de los cuales, el verde, es el más apreciado.
Mucha gente cree que el jade solo puede ser de este color, y por eso se sorprenderán al ver ciertos objetos de esta interesante colección, como una delicada taza de jade color blanco con asas.
Tampoco faltan joyas en las que el jade es el protagonista, como el colgante que puedes ver debajo de estas líneas, de un intenso color verde.
Si deseas disfrutar de esta impresionante colección, tienes hasta el 27 de agosto para visitar el Museo de Kolding, en Dinamarca.
Cuando hablamos de las estrellas no podemos evitar la ensoñación que estos astros provocan en nuestra mente. Son hermosas luces que brillan en la oscuridad de la noche, nos alumbran y nos guían. Las estrellas son el símbolo de la esperanza.
En la segunda mitad del siglo XIX, cuando tocaba a su fin la época Victoriana, Europa se llena de estrellas. Reinas, princesas, damas de la corte y de la alta sociedad, todas se adornan con brillantes estrellas.
La Reina María Pía de Portugal resplandece con una preciosa tiara plagada de estrellas de diamantes. La Reina Isabel II de España encarga a su joyero una diadema y un collar de estrellas, plagados de diamantes y esmeraldas que alumbran los salones de la corte madrileña. La Reina Emma de Holanda prefiere lucir sus estrellas salpicando su larga melena. La infanta María Teresa, hija de Alfonso XII y María Cristina, el día que celebra sus esponsales aparece deslumbrante con una diadema de estrellas de hermosos diamantes en el Ayuntamiento de Madrid.
En Inglaterra, la Reina Victoria quiere que su nieta Victoria de Hesse tenga sus estrellas, y le regala una bella tiara estrellada. La lista sería interminable.
¿Qué es lo que está pasando? La causante de este fenómeno es una mujer, la bella Emperatriz Isabel de Austria, conocida por todos como Sissi. Mujer innovadora, con una personalidad muy fuerte que atrae a hombres y mujeres, y un icono de la moda de ese momento. Recibe en su primer aniversario de bodas de su marido, el emperador Francisco José I, un set formado por veintisiete estrellas de diamantes con una perla en el centro.
Todas ellas se podían usar individualmente como broche, como colgante o entrelazadas formando una tiara. Son las estrellas que la emperatriz Sissi luce sobre su cabello trenzado, en el mundialmente conocido cuadro del pintor alemán de la corte francesa Franz Xaver Winterhalter, que fue encargado por su esposo y siempre tuvo cerca de él.
Además de este set de estrellas, encargado al joyero de la corte de Viena Heinrich Köchert, la Emperatriz poseía otro set de estrellas con diamantes engastados, pero sin perla, realizado por el otro joyero proveedor de la corte llamado Rozet & Fischmeister. Este último set es actualmente propiedad de unos particulares.
La Emperatriz crea tendencia, y es entonces cuando se ponen de moda en toda Europa las joyas en forma de estrellas. En 1932, durante la época dura de la depresión, Cocó Chanel decide lanzar en Nueva York una colección de joyas compuesta por 80 piezas, inspirada en los cometas y las estrellas. Está decidida a “cubrir a la mujer con toda una constelación de estrellas”.
Tiffany también se inspira en las estrellas victorianas y diseña una serie de joyas con la estrella de protagonista.
Más cercano en el tiempo, el famoso joyero brasileño H.Stern lanza una bella colección de estrellas inspiradas en las estrellas del 1900, realizadas en diamantes sobre oro blanco.
Últimamente hemos visto caminar sobre la “alfombra roja” de Holliwwood a buena cantidad de estrellas del cine, luciendo joyas de la firma Amrapali con forma de estrellas.
Las idea de salpicar un recogido de cabello con pequeñas estrellas brillantes el día de tu boda, es una romántica y vintage alternativa a la clásica tiara o diadema.
Aquí os dejo el link a la peineta que hemos reproducido en forma de estrella:
El programa de formación Actívate de Google ofrece cursos gratuitos, presenciales y online de Marketing digital, certificados por instituciones de prestigio.
Actívate nació en 2014 para responder a la falta de formación en técnicas de Marketing digital entre los jóvenes, que estaba creando un vacío entre la oferta y la demanda de profesionales en el entorno.
El curso, que dura una semana y se imparte en universidades de prestigio de distintos puntos de la geografía española, cuenta con un grupo de profesores de gran prestigio.
Desde casi el principio, Google ha contado con mi colaboración, donde suelo acudir los lunes, que es el primer día del curso, a dar una charla de una hora de duración. En ella, cuento mi experiencia en redes sociales y toda la estrategia de marketing que llevamos a cabo para convertir lo que era un negocio meramente offline, a una pequeña empresa con presencia en todas las redes sociales, con tienda online y blog propios.
Una charla muy practica en la que suelen participar activamente todos los alumnos.
Os dejo los links de más utilidad de Google, por si os animáis a realizarlo.
La palabra “luto” procede del vocablo latino “luctus”, que significa dolor, aflicción, pena, … El luto es la expresión externa del sentimiento de duelo producido por el fallecimiento de un ser querido. La manera de manifestarlo varía según los diferentes tipos de culturas.
El origen de la costumbre de emplear el color negro en el luto por la muerte de un ser querido, típico de la cultura occidental, nos sitúa en el imperio romano. En este periodo tanto hombres como mujeres ya empleaban el color negro como expresión de duelo. Los magistrados romanos portaban en los cortejos fúnebres la “praetexta pulla”, una toga de color negro o gris oscuro, y las mujeres, desprovistas de todo tipo de adornos, vestían también ropajes de color negro.
Desde la muerte del ser querido hasta las exequias llevaban el “Ricinium”, prenda que cambiaban durante los funerales por un vestido negro más amplio llamado “pulla palla”. Años más tarde, en la época imperial, las mujeres fueron poco a poco haciendo uso del color blanco como color de luto, llegando a ser un signo de status social.
A partir del siglo II es cuando el color blanco se convierte en el color oficial del luto. Costumbre que se prolongará hasta la Europa medieval. No será hasta 1497, con la muerte del príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, que se establece en España “La pragmática de luto y cera”, un conjunto de leyes mediante las cuales quedaba el color negro oficialmente establecido como expresión de luto, y desde allí se extenderá por toda Europa y América.
Pero el gran “esplendor” del luto ocurrirá en el siglo XIX en Gran Bretaña. A raíz de la muerte del Príncipe Alberto en 1861 su esposa la Reina Victoria, desolada por esta desgracia, impuso un riguroso luto en la corte. Pero las damas seguían asistiendo a toda clase de actos sociales, con lo cual se volvió habitual el empleo de la joyería de luto.
Piedras como el azabache, la obsidiana, el ágata negra y la hematita se trasforman en hermosos collares, broches, colgantes, pulseras, pendientes y tiaras. La gran demanda de azabache hizo subir de manera escalofriante el precio de las joyas, pero un americano llamado Charles Goodyear y un inglés Thomas Hancock inventan un nuevo material llamado ebonita o vulcanita, hecho con una mezcla de caucho, azufre y aceite de linaza, que pulido logra un brillo muy similar al azabache, pero con un precio mucho más asequible. Con lo cual la joya de luto estuvo al alcance de todas las clases sociales.
El luto en esta época es un gran negocio y origina a su alrededor toda una industria. En París nace la Maison de Noire y en Londres la Maison de Deuil, dos casas en las que se que venden todo tipo de prendas y accesorios de luto: vestidos, sombrillas, guantes, mantillas, velos, … De Suecia llega la moda de la joya elaborada con cabello humano, de la que ya os hablé hace unas semanas, creándose una artesanía que es aceptada con gran entusiasmo. Un mago de este tipo de joya es Antoni Forrer, el cual logra tejer los cabellos como si fuera encaje creando unas espectaculares piezas de joyería.
Los motivos decorativos en las joyas de luto solían ser temas florales. La rosa, si estaba en forma de capullo, significaba la muerte de un niño, y si la rosa estaba abierta significaba la muerte de un adulto. También temas vegetales de árboles, como el sauce, o la representación de un barco o un ancla simbolizando el largo viaje sin retorno.
A partir del siglo XX el color negro y las joyas de color negro dejaron de ser exclusivos de los ámbitos de luto, extendiéndose su uso para otros menesteres y llegando el negro a ser un color sinónimo de elegancia, muy usado en actos sociales de etiqueta.
No obstante, el color negro o los tonos oscuros siguen siendo un color usado en los actos de condolencia en el fallecimiento de una persona.
¿Conocíais este tipo de joyería?
Si tenéis alguna de estas joyas en vuestra familia me encantarara que me mandéis alguna foto para verlas y si os apetece publicarlas en este artículo.
El jade es una piedra semipreciosa usada y muy valorada desde la prehistoria debido a su gran dureza. Se utilizó para crear herramientas, armas y utensilios para la agricultura. Con el transcurso de los años, se le fueron atribuyendo poderes curativos y mágicos. Casi en todas las antiguas culturas el jade se usó para ritos religiosos, como amuleto de buena suerte, prosperidad y como símbolo del poder real.
Se sabe que el color original de esta piedra es el blanco, Sin embargo, según la composición de minerales que tenga en su interior, la gama de colores del jade es muy variada, yendo desde el blanco hasta el negro, pasando por el violeta, el celeste y por supuesto el verde.
El jade más conocido y valorado es el de color verde, y dentro del verde los más cotizados son el verde imperial y el verde manzana. Otro jade muy apreciado, debido a su escasez, es el jade lavanda.
Existen dos tipos de jade: la Nefrita, que es más duro y compacto, de grano fino y de tonos verdes con moteados de color oscuro, que se da en abundancia en Canadá, China, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Taiwán, Asia Central, México y Rusia; el otro tipo es la Jadeíta, de color blanco verdoso utilizado en la joyería, que se encuentra principalmente en Birmania, Tíbet, China, Japón y Guatemala.
En la antigua cultura china se consideró al jade como la piedra más valiosa. Se la denominaba “piedra imperial” o “piedra del cielo”, siendo muy valorada desde el neolítico y llegándose a considerar la piedra de los emperadores. El jade chino que se utilizaba antes del siglo XVIII era la nefrita, que se extraía de los yacimientos de los montes Kunlun. No siendo hasta 1784 cuando desde Birmania llegó a China la jadeíta. La cultura china usó el jade en utensilios para las ceremonias religiosas y como símbolo de poder del emperador.
En la cultura prehispánica de Mesoamérica también el jade era una piedra muy apreciada, la consideraban más valiosa que el oro. Simbolizaba la vida y la eternidad, de ahí las máscaras funerarias. El jade era protector de la vida, de ahí que los guerreros cubríeran su pecho con pectorales fabricados con trozos de jade. La denominaban “piedra de Yjada” porque tenía poderes curativos en las dolencias renales.
El jade entra en Europa en el siglo XVI, siendo Portugal quien importa de China la nefrita, al mismo tiempo que España importa la jadeíta de América el Sur.
Os dejo el link a algunas de las piezas de nuestra colección de pendientes de JAde:
Jeanne d’Albret, en España Juana de Albret, reinó con el nombre de Juana III de Navarra. Era la única hija de Enrique II de Navarra y de Margarita de Francia, de los que heredó una amplia colección de tesoros principescos.
Libros, joyas y piezas de orfebrería forman una impresionante colección, que hoy podemos contemplar gracias a la exposición que tiene lugar del 7 de abril al 9 de julio de 2017 en museo nacional de la ciudad francesa de Pau, a escasos kilómetros de la frontera española con el país vecino.
Una importante colección ampliada de generación en generación
El matrimonio de Juana con Antonio de Borbón consigue aumentar esta colección, gracias al gusto por lo exquisito que comparten ambos regentes.
Posteriormente, son sus hijos Enrique IV y Catalina de Borbón los que conservan y aumentan la colección con piezas de las colecciones reales francesas y europeas del siglo XVII.
Sin embargo, el traslado de la corte de Navarra a Fontainebleau en 1602, para sustituir a los Valois y las posteriores guerras de religión, dejaron esta colección reducida y dispersa.
Si la recuperación de esta colección tal y como se gestó es imposible, la colección a la que dedico hoy esta entrada pretende reunir al menos el patrimonio artístico. Si no contiene algunas de las obras originales, la exposición ha pretendido recrearlas con piezas que forman parte del mismo enfoque intelectual, artístico o político.
El jarrón de mármol gris procedente del Museo del Louvre, obra de Benedetto Ramelli, es la pieza más destacada. Está tallado en mármol procedente de los Pirineos, y es una obra rara en extremo, pues este material es difícil de tallar y pulir.
También es extraordinario el mango de cuchara en forma de sátiro, procedente Museo Nacional del Renacimiento (Castillo de Ecouen).
Así hasta 80 piezas procedentes de varios museos y colecciones europeas que el comisario de la muestra, Paul Mironneau ha sabido seleccionar con buen criterio.
La vuelta a los orígenes de la colección
Como se ha señalado con anterioridad, la colección original se dispersó en el año 1602. Para la celebración de esta exposición, 20 de las piezas seleccionadas han sido recuperadas del fondo del Museo de Pau.
La exposición, que se encuentra repleta de obras de calidad y que es similar a otras que han recibido el título de “principescas”, como las que se pueden encontrar en Lorena, entran dentro de este mismo enfoque intelectual.
Está abierta al público durante la primavera y el verano de 2017 y cuenta con la ventaja de exponerse en el palacio de Pau, cuyos trabajos de restauración acaban de finalizar. Además de un entorno espectacular, este palacio cuenta con jardines renacentistas que aderezan la visita.
Podrás encontrar esta exposición en la planta baja del palacio, en la gran sala llamada de los “Cien Cubiertos”, directamente relacionada con la memoria del château.
Tienes disponible toda la información relativa a los horarios de apertura y el precio de la exposición en la web del palacio de Pau.
En 1950, con solo 18 años de edad, se casa con su primer marido, el multimillonario y heredero de la famosa cadena de hoteles, Conrad Nicholas Hilton. Fue el acontecimiento del año. Liz lucía un vestido de raso color perla, bordado con perlas y pedrería, al cual acompañaba con una diadema de perlas de la cual salían nueve metros de tul de seda. El vestido fue el regalo de boda de los estudios Metro Goldwyn Mayer, y la diseñadora fue la famosa Helen Rose (que también diseñó el traje de novia de Grace Kelly). El vestido estaba inspirado en el traje de novia que Liz lució en su famosa película “El padre de la novia”. Conrad Hilton resulto ser un jugador, bebedor y dominante marido, y el matrimonio tan solo duró nueve meses.
La segunda boda se celebró en 1952. En esta ocasión el esposo fue el actor británico Michael Wilding, veinte años mayor que ella, en quien Liz encontró el remanso de paz que necesitaba tras su tormentosa relación con Hilton. El vestido de novia, en esta ocasión, fue totalmente diferente al primero: un dos piezas discreto de estilo “Lalylake”, muy de los años cincuenta, con falda voluminosa ceñido de cintura y un ancho cuello “baby” de organza que le daba un toque sofisticado y sensual. Sobre su cabeza solo un tocado sencillo de flores blancas remataba el conjunto. Tuvieron dos hijos, pero el matrimonio solo duró cinco años y acabó en divorcio, porque según reconoció la misma Liz: “Se lo hice pasar mal, no era lo suficiente madura para él”.
Solo un mes después de divorciarse de Wilding, se casa en esta ocasión con el productor de cine y teatro Michael Tood. Lo hicieron en Acapulco. Los padrinos fueron dos íntimos amigos de ambos: el cantante Eddie Fisher y su esposa Debbie Reynolds. Liz parecía una princesa con su vestido vaporoso blanco de gasa de seda con un gran escote en “V; con una gasa con la que podía cubrirse la cabeza. Casi al año de contraer matrimonio, Michael Tood falleció en un trágico accidente aéreo. Fruto de este matrimonio quedó una hija y un inolvidable y feliz recuerdo para Liz. Michael Tood le regalaría a la actriz la famosa tiara “Taylor”, una joya de mediados del S.XIX de la que os he hablado hace apenas unas semanas. Os dejo el link aquí: TIARA LIZ TAYLOR.
El padrino de su boda, y mejor amigo de su difunto marido, el cantante y actor Eddie Fisher, consoló a Liz. Un consuelo que terminó en romance y escándalo social, pues Fisher estaba casado con la mejor amiga de Liz, la actriz Debbie Reynolds. Para casarse con Eddie la actriz tuvo que convertirse al judaísmo. Para el vestido de esta nueva boda, Liz abandona los tonos claros anteriores y apuesta por el verde botella. El vestido es de gasa, vaporoso, semitransparente, de falda voluminosa ceñido a la cintura, con un gran escote barco de tirantes. También para esta ocasión cubre su cabeza y el gran escote con una túnica corta y amplia de la misma tela que el vestido. La unión con Fisher duró cinco años, tocando a su fin cuando Liz conoce al hombre con el que se casaría dos veces, el actor Richard Burton.
El romance comenzó cuando ambos estaban aún casados con sus anteriores cónyuges, rodando la película “Cleopatra”. La boda se realizó en 1964, una semana después de conseguir ella el divorcio. Para este matrimonio eligió un vestido de organza amarillo, de anchas mangas y ancho cuello smoking. Esta vez Liz se cubre la cabeza con flores de azahar formando una ancha corona, cuyas flores caen por detrás prendidas en una hermosa y larga coleta. El matrimonio resultó tormentoso. Los fuertes caracteres de los dos, unido a los problemas de alcoholismo de Richard provocaron el divorcio en 1974. En 1975 volvieron a casarse, esta vez lo hicieron en una secreta ceremonia celebrada en Botswana (Africa), donde Liz lució una túnica de gasa de seda en tonos beige y verde. Las dificultades volvieron, y nueve meses después rompieron definitivamente. Liz lo explicó así¨: “No puedes hacer chocar una y otra vez dos cartuchos de dinamita y no esperar que exploten”.
A pesar de sus seis matrimonios. Liz volvió a probar fortuna. Apenas seis meses después de su divorcio con Burton, contrajo matrimonio con el senador republicano por Virginia John Warner. La ceremonia se celebró un bonito atardecer en la finca de Warne. Liz lucía un vestido drapeado blanco adornado con un importante broche sobre el pecho. La actriz ayudó mucho a Warner en su campaña política, pero la vida en Washington no era de su agrado, entrando en depresión y refugiándose en el alcohol. Esto acabó con su matrimonio, que duró escasamente seis años.
Ingresó en la clínica Betty Ford para rehabilitarse, y allí es donde conoce a Larry Fortensky, un obrero de la construcción con quien se casa en 1991. Lo celebran en el rancho Neverland, propiedad de Michael Jackson, uno de los mejores amigos de Liz. La novia en esta ocasión elige un vestido largo de estilo principesco amarillo claro de encaje, compuesto de una falda abullonada formada por dos anchos volantes y un cuerpo de gran escote forma barco, que deja al descubierto sus hombros. Las flores esta vez Liz las luce en un gran ramo en cascada. El matrimonio duró cinco años.
Elizabeth declaró una vez a la prensa: “Cada divorcio para mí es como una pequeña muerte”.
Una de las mujeres más deseadas de Hollywood que al final nunca encontró el verdadero amor…
A mediados del siglo XIX, a raíz de la boda de Fernando VII con María Cristina de Borbón, Madrid se renueva, se vuelve un poco más parisina, se crean amplios bulevares, se construyen plazas con arbolados y templetes para música… La capital de España se convierte en el escaparate donde la joyería comienza a ser una industria en crecimiento.
En 1885 Saturio Esteban Carrera, un joven joyero de Alcalá de Henares, llega a Madrid e instala su pequeño y humilde taller de joyería en el barrio de las letras. Su hijo, José Esteban Carrera, marcha a Paris a estudiar el oficio de lapidario mientras aprende las nuevas técnicas de joyería y, sobretodo, el tallado de las gemas. Vuelve a Madrid en 1920 continuando con el negocio familiar.
Al no tener hijos, enseña el oficio a sus cuatro sobrinos: José, Saturio, Pedro y Andrés. Andrés pronto se separa de ellos y elije otro campo de la joyería. Los otros se quedarán aprendiendo el oficio bajo la supervisión de su tío José Esteban Carrera. Se convierten en unos buenos joyeros, perfeccionando la técnica del tallado que les enseñó su tío. La tenacidad, el trabajo y el talento de estos joyeros hicieron el resto, y en la década de 1950 la firma Carrera gozaba en Madrid de muy buen prestigio.
En 1960 reciben dos encargos que darán nombre a la Casa Carrera. Uno es la Espada de la Victoria de la monarquía española y el otro la tiara nupcial para la futura reina de Bélgica: la aristócrata española Fabiola de Mora y Aragón.
En 1970 Manuel Carrera y Juan José Carrera están a cargo del negocio. Quieren que la firma y sus creaciones sean conocidas internacionalmente. Lo primero que hacen es crear una nueva marca con el nombre de Carrera y Carrera, abriendo un taller en pleno Madrid de los Austrias.
Manuel Carrera, además de ser un gran creativo en el diseño de joyas, es un gemólogo al cual le apasionan todo tipo de piedras preciosas y semipreciosas. Comienza a diseñar piezas con un toque muy especial donde la protagonista es la gema. En muchas ocasiones es la piedra la que da origen a la pieza de joyería. Sus obras trasmiten ese amor que siente por las piedras.
Para alcanzar el objetivo de ser mundialmente conocidos, deciden hacerse presentes en todas las exposiciones mundiales de joyería. En 1977, en la exposición internacional de Basilea, exponen su colección de figuras humanas llamada “Edén”. Una hermosa colección inspirada en el amor hombre-mujer. Fue tan original y tan llena de sofisticación y glamur que asombró al mundo de la joyería. La firma sale del anonimato, es el pistoletazo de salida al mercado internacional.
Comienza entonces una frenética producción de colecciones. Lo hace posible un buen equipo de profesionales, tanto en el diseño como en la producción, todos trabajan ilusionados y el resultado les va dando motivos nuevos para seguir creando nuevas piezas.
Su primer éxito internacional fue la llamada la colección “de las manos”. U.S.A es uno de los primeros en demandar sus creaciones, que son vendidas en la tienda del prestigioso Hotel Waldorf Astoria de Park Avenue.
La casa Carrera regaló al presidente Ronald Reagan una estatua de plata y calcita llamada Rodeo, hoy expuesta en el museo de la Casa Blanca.
En 1986 se inaugura en la calle de Serrano de Madrid su elegante Boutique Carrera y Carrera.
La marca nunca se ha quedado atrás, habiendo sabido adaptarse a los nuevos tiempos, siempre conservando el estilo especial de la familia Carrera.
Hoy está entre las 30 marcas más prestigiosas de la joyería mundial, exportando el 80% de su producción.
Su presencia internacional es impresionante, encontrándose en 40 países a través de 300 puntos de venta.
Consuelo tuvo una infancia totalmente dominada por su autoritaria y estricta madre, la cual la obligaba a toda clase de sacrificios para ser una perfecta señorita de la alta sociedad. Fue educada en casa por institutrices y tutores. A la edad de 8 años leía y escribía en varios idiomas.
Nacida en la ciudad de Nueva York en 1877, la bella dama era hija del magnate del ferrocarril Willian Kissam Vanderbilt y Alva Erskine Smith, por lo que se crio rodeada del más increíble lujo desde su nacimiento.
Consuelo se convirtió en una joven muy hermosa, distinguida y, por supuesto, en una de las jóvenes casaderas más deseadas de la alta sociedad neoyorquina, tanto por su gran belleza como por su fortuna.
Su madre era la encargada de discernir quién, de los muchos pretendientes que rondaban a Consuelo, era o no era el adecuado. Lo que ella buscaba, y creía que le faltaba a su hija, era un título nobiliario, encontrándolo en el lord inglés Charles Spencer-Churchill, noveno duque de Malborough y primo de Sir Winston Spencer-Churchill.
Consuelo tenía un romance secreto con un joven neoyorquino, negándose en rotundo a cumplir los deseos de su madre. Consuelo intentó fugarse con su amado joven, pero fue descubierta y encerrada en su habitación. Ante su continua negativa, su madre terminó presionándola de tal forma que fingió estar enferma a causa de su desobediencia y terquedad. Y al fin, Consuelo acabó aceptando la boda que se celebró en 1895.
Fue todo un acontecimiento social en Nueva York y un día especialmente triste para la novia, que llegó al altar media hora más tarde porque no paraba de llorar amargamente antes de salir de casa en los brazos de su padre.
Dada la buena educación recibida, la nueva condesa de Malborough asumió a la perfección sus nuevos deberes aristocráticos, convirtiéndose en una mujer admirada y apreciada en la alta sociedad inglesa, a pesar de sentirse oprimida por el estricto y estirado protocolo inglés y echar de menos el estilo de vida neoyorquino.
El matrimonio nunca fue feliz, a pesar de tener dos hijos. Las desavenencias vinieron pronto por la falta de amor. Ella se enamoró de un joven y famoso aviador, héroe de la primera guerra mundial, primo de su esposo llamado Jacques Balsan. El conde, por su parte, cayó en brazos de una atractiva joven estadounidense.
Se separaron en 1906, volcándose Consuelo en las obras de caridad y en la ayuda a los desprotegidos de la sociedad inglesa. Comenzó su trabajo como activista del sufragio femenino, llegando a ser nombrada “La Primera Mujer Miembro del Consejo del Condado de Londres”. En 1926 fue anulado su primer matrimonio, por haberse realizado bajo coacción, y se casó con Balsan.
Consuelo y Balsan vivieron en Francia donde Consuelo, lejos de la presión social de Inglaterra, pudo vivir una vida feliz, libre y llena de amor. En Francia siguió ejerciendo su generosidad y participando en obras de caridad, donde construyó una casa de verano para niños en la que se recuperaban de enfermedades.
Tras la ocupación de Francia, el matrimonio se traslada a América donde vivieron hasta el final de sus días.
Consuelo quedó viuda en 1956, falleciendo en Southampton (Nueva York) a la edad de 87 años.
No sé si recordáis que ya os había hablado hace tiempo en mi blog de la magnífica colección de joyas que tenía Consuelo. Os dejo aquí abajo el link por si os apetece recordar todas las piezas que formaron parte de su colección, y alguna que otra curiosa anécdota sobre su ajetreada vida.
El nombre de amatista procede de la palabra griega “amethystos”, que significa estar sobrio o despierto. Este nombre viene porque en Grecia se le consideraba un antídoto contra le embriaguez.
La amatista desde la antigüedad ha sido muy apreciada por la realeza, debido a que el color púrpura siempre ha sido símbolo del poder real. En Egipto la usaban los faraones como símbolo real en sellos tallados y adornando toda clase de joyas y objetos.
En Grecia y Roma los anillos de amatista estaban engarzados en bronce, llevándose como amuletos para proteger de la embriaguez.
Durante la edad media la amatista era muy solicitada para la decoración de ornamentos sagrados y religiosos. De hecho, los obispos y el papa llevaban una amatista en sus anillos, denominándose “piedra de obispo”.
Leonardo da Vinci dejó dicho en uno de sus escritos, que la amatista tenía el poder de alejar los malos pensamientos y de afinar la inteligencia.
La amatista fue la piedra favorita de Catalina la Grande. Y en Europa la amatista ha estado presente en todas las casas reales, sobre todo en las joyas de la Corona británica.
Esta gema, que pertenece a la familia del cuarzo, es su variedad más trasparente y apreciada debido a su característico color violeta, que puede ser más o menos intenso dependiendo de la cantidad de hierro que contenga.
En joyería, cuando la amatista tiene un color lila claro y trasparente se la denomina “Rosa de Francia”, y cuando por el contrario tiene un color violeta muy intenso con destellos rojizos se le denomina “Amatista Siberiana”. Ambas son muy apreciadas por los joyeros.
La amatista tiene una peculiaridad muy curiosa, y es que brilla mucho más a la luz del día – después del amanecer y en el atardecer- que con la luz artificial.
Otra característica de la amatista es su susceptibilidad al calor. Cuando pasa de los 300º centígrados cambia de color, pudiendo pasar desde el anaranjado al amarillo claro o al blanco lechoso. En Brasil hay una clase de amatista llamada “prasiolita”, que cuando se calienta se vuelve de color verde. Es muy demandada en joyería debido a sus preciosas tonalidades de verde transparente. La amatista se suele cortar con talla brillante para optimizar al máximo su color.
Esta piedra se encuentra en la naturaleza en forma de geodas. Alguna de ellas de gran tamaño, como la geoda llamada “la emperatriz de Uruguay”, una amatista de tres metros veintisiete centímetros de alta, encontrada en el norte de Uruguay. Los yacimientos más importantes están en Brasil, habiéndolos también en Bolivia, Canadá, India, Birmania, Rusia, Sri Lanka, Arizona, Uruguay y Zambia.
Os dejo el link a algunas de nuestras piezas en esta preciosa piedra:
Si hay una región conocida y admirada por su profunda tradición joyera es la de la India. A lo largo de los siglos, las mujeres indias han adornado prácticamente cada centímetro de su piel, dando lugar a una tradición muy arraigada que ha convertido a este país en referente internacional.
Como no podía ser de otra manera, de la India provienen los más exquisitos ejemplos de joyería, con piezas tan conocidas como el que fuera en su momento el diamante más grande del mundo, Koh-i-Noor, hoy engastado en una de las famosas joyas de la corona británica.
Las joyas de la colección Al Thani
No es de extrañar que la exposición de la que hoy nos hacemos eco esté protagonizada por piezas de origen hindú y mogol. Pertenecientes en su mayoría a la colección privada más importante de estas características, la colección Al Thani, la muestra cuenta con 250 piezas.
Con el sugerente nombre “De los Grandes Mogoles a los Maharajás: joyas de la colección Al Thani”, la exposición se podrá visitar desde el 29 de marzo hasta el 5 de junio en el salón de honor del Grand Palais de París.
Entre las piezas seleccionadas para dar vida a esta exquisita exposición, destacan una jarra de jade grabada para Nuruddin Salim Jahangir, gobernante del Imperio mogol desde 1605 hasta 1627 y constructor del archiconocido Taj Mahal.
También destacan varias piezas firmadas por Cartier, como la conocida como “esmeralda del Taj Mahal”, la gargantilla para el Maharajá de Patiala o el turbante para el Maharajá de Nawanagar.
Además de estas piezas más conocidas y espectaculares, también hay hueco en esta exposición para piezas históricas, como el remate en forma de cabeza de león del trono del sultán Fateh Ali Tipu, gran opositor a la dominación británica durante la época del Imperio.
Aunque no destaca por su refinado tratamiento, sí constituye una pieza única por la cantidad de piedras preciosas que incluye, con diamantes, rubíes y esmeraldas de origen indio.
Pero la que sin duda te dejará sin habla es la pieza elegida como imagen de la muestra, el broche en forma de pavo real creado por Mellerio dits Meller, joyero parisino, para la quinta esposa del maharajá Kapurthala, Rani Prem Kaur, nacida Anita Delgado, a quien conoció en España en la boda del rey Alfonso XIII cuando era una bailarina de tan solo 16 años.
Cada una de las piezas seleccionadas para esta extraordinaria exposición exhibe una habilidad excepcional, mostrando al visitante la evolución de estilo y técnica durante cinco siglos.
Desde el rico imperio mogol, pasando por los gobernantes de la región hindú bajo el mando británico (conocidos como maharajás) y los diseños modernos de Cartier, asistimos a un excepcional recorrido histórico por los principales acontecimientos políticos y sociales de la historia de la región.
Si tienes pensado visitar París en primavera, lo que ya es un acontecimiento en sí mismo, no dudes en hacer un hueco en tu agenda para poder asistir a esta exposición, merecerá la pena como ninguna otra por la espectacularidad de las piezas, y por la cantidad de historia concentrada.
Bianca Capello nació en Venecia en el año de 1548, destacando pronto en la corte veneciana por su belleza y refinamiento. A los 15 años se enamoró perdidamente de un joven florentino llamado Pietro Bonaventuri. Una relación que no fue aprobada por los padres de la joven, dada la procedencia humilde de Pietro, lo que provocó que los dos enamorados se fugaran a Florencia para casarse a escondidas.
Una vez allí, sin meditarlo ni pensarlo dos veces, contrajeron matrimonio. Desde Venecia, la familia de Bianca intentó a través del gobierno veneciano hacer presión para que Bianca volviera a Venecia, llegando incluso a ofrecer una recompensa de 2000 ducados por la cabeza de Pietro. Pero el Gran Duque Cosme I impidió que esto ocurriera, logrando que dejaran tranquilo al matrimonio. No sospechaba en ese momento Cosme que ella se convertiría en la amante de su hijo y heredero Francisco I.
Bianca pronto se dio cuenta del error cometido, haciendo que su vida fuera insostenible dentro de la familia de Pietro, a lo que se unía el verse obligada a vivir con dificultades económicas a las que ella no estaba acostumbrada, lo que la obligaba a tener que trabajar en lo que ella llamaba “trabajos de baja categoría”. La diferencia social fue un abismo infranqueable para la pareja.
Bianca tuvo ocasión en esas fechas de conocer al hijo mayor del Gran Duque de Toscana, Francisco, quedando éste prendado inmediatamente de ella y, aunque ya estaba casado con Juana de Austria, nada impidió que la cortejara. De Juana y sus preciosos pendientes de turquesa ya os he hablado en el blog también.
El cortejo no duró mucho porque tanto Bianca como Francisco se encontraban en una situación sentimental parecida, ambos se sentían frustrados en sus respectivos matrimonios. Bianca por su penosa situación económica y social, Francisco por la incomprensión del carácter melancólico de su mujer y la imposibilidad de que ésta le diera un heredero varón (habían nacido seis hijas consecutivas).
Así que Francisco sedujo sin ningún escrúpulo a Bianca ante su mujer y ante toda la corte florentina, dándole todo tipo de regalos, vestidos y joyas que ella exhibía delante de las damas de la corte. Incluso le llegó a ofrecer un suntuoso edificio al lado del palacio Vecchio el cual fue mandado decorar por los más famosos artistas del momento – El hoy conocido como Palacio de Bianca Capello -. A Pietro, el marido de Bianca, lo acalló proporcionándole un buen trabajo dentro del Ducado y rodeándole de bellas mujeres. Esta vida fácil y desordenada le llevó a la muerte, siendo asesinado en plena calle de Florencia a consecuencia de una intriga amorosa. Siempre se sospechó de que su asesinato fue un encargo de Francisco.
En 1574 fallece Cosme I, pasando Francisco a ser el Gran Duque de Toscana, Francisco I. La relación con Bianca se consolida y en 1576 tienen un hijo al cual ponen de nombre Antonio. Bianca está feliz porque al fin ha logrado lo que Juana de Austria llevaba intentando sin conseguir. Pero entonces un acontecimiento cambia el rumbo de las cosas ya que Juana de Austria da a luz al ansiado varón. El legítimo heredero es recibido con toda clase de festejos, sobre todo por parte de la familia Medici que no aceptaba la relación extramatrimonial de Francisco con Bianca y aún menos al hijo de ambos.
Los acontecimientos se precipitan en 1578 cuando muere la Gran Duquesa Juana de Austria. Francisco no respeta el tiempo de duelo y a los pocos meses de la muerte de su esposa se casa con Bianca en la más estricta intimidad, reconociendo a Antonio como su hijo.
Al año siguiente se hace público el matrimonio, siendo Bianca nombrada Gran Duquesa de Toscana en el palacio Vecchio de Florencia. La nueva posición no significaba ninguna garantía para Bianca y su hijo, ya que si su marido moría ella y su hijo tendrían serias dificultades, dado que los Medici no les habían aceptado ni reconocido como miembros de la familia.
La vida quiso que en 1582 muriera el heredero legítimo al ducado, Felipe. Es entonces cuando Francisco comienza a preparar a su hijo Antonio como el futuro heredero. Pero de nuevo el destino juega una mala pasada y una noche después de una cena de caza en la villa rústica de Poggio a Caiano, Francisco y Bianca caen enfermos con unas terribles fiebres, y tras unos días de larga agonía mueren uno tras el otro. Aunque en su día se aseguró que murieron de malaria siempre se ha sospechado que fue una muerte causada por un envenenamiento. Y esto se ha confirmado en las últimas investigaciones sobre el cuerpo de Francisco. Todo indica que se utilizó arsenico, un veneno muy utilizado en la época para deshacerse de rivales políticos.
El encargado de haber cometido el doble crimen no habría sido otro que Fernando, hermano de Francisco. El motivo, lógicamente, conseguir el poder. Parece ser que Fernando recopiló todos los boletines médicos sobre la enfermedad de su hermano, y siempre intentó minimizar la gravedad de la enfermedad en despachos enviados a la Santa Sede. Fernando ordenó las autopsias de la pareja, un procedimiento muy raro en esa época, y que tal vez fue usado no para encontrar las causas de la muerte, sino para encubrir las evidencias.
Fernando, gran enemigo de Bianca, hereda el Ducado y ni siquiera permitió que fuera enterrada en el panteón familiar de los Medici. El hijo de Bianca, Antonio, vivió bajo la protección del Gran Duque Fernando hasta que alcanzó la mayoría de edad. Llegado ese momento le ofreció una pensión de 3000 ducados al año a cambio de renunciar a cualquier titulo o herencia paterna. Antonio de Medici aceptó la oferta y vivió desahogadamente toda su vida.
Pero ahora me gustaría pararme un rato a contemplar con vosotros este magnífico retrato de Bianca y contemplar las joyas que llevaba esta bella dama.
Nos encontramos en Florencia en el año de 1574, donde acaban de morir dos grandes
artistas florentinos: Vasari y Bronzino. Dos grandes pintores que formaban parte del equipo de artistas que rodeaban a la familia Medici. Es en este preciso momento cuando Alessandro Allori aprovecha su oportunidad, tra el vacío que creado, para convertirse en el pintor más popular de Florencia.
El Gran Duque Francisco I de Medici (hijo mayor de Cosme I, que habría tenido durante todo su reinado a Bronzino como pintor de corte) no tarda en llamarle y hacerlo pintor oficial de la familia. Esto, por supuesto, es un enorme honor para Allori, que se dedicará en cuerpo y alma por unos años a satisfacer los encargos artísticos del Gran Duque.
El retrato del que hoy quiero hablaros es uno de esos encargos que realizara el Gran Duque. Uno muy especial ya que se trata del retrato de su amante Bianca Capello.
Estamos en los primeros años del romance, pudiendo apreciar toda la belleza y juventud de la dama. Bianca luce esplendorosa, elegantemente vestida y enjoyada tal como su enamorado la exhibía, sin ningún miramiento para con su esposa Juana de Austria en la corte florentina. El Gran Duque la llenó de regalos, entre ellos un sinfín de lujosos vestidos como el que vemos lucir a Bianca en este retrato.
Lleva un vestido a la moda Italiana del Renacimiento, de terciopelo negro adornado todo él con detalles de pasamanería dorada. En esta época Florencia se había convertido en el centro de la moda europea, siendo donde nace el concepto “moda” tal y como lo conocemos hoy. La moda se convierte en algo muy importante para la alta sociedad, que se preocupa hasta el extremo por cumplir los cánones en cada momento.
Así el vestuario se convierte en una forma de invertir, ya que son prendas muy sofisticadas, confeccionadas con ricas telas importadas, bordadas con hilos de oro y plata, perlas y piedras preciosas que, gracias a la llegada de la aguja de acero traída por los árabes a España, facilitaba la realización de finos y delicados bordados. Así los vestidos, sobre todo los femeninos, se convierten en verdaderas obras de arte. La moda requería renovar con frecuencia el vestuario, con lo cual se llegó a crear un próspero comercio de segunda mano.
Es una pena que no podamos ver el vestido al completo que lleva Bianca en este retrato, pero podemos apreciar que es el clásico vestido italiano de amplias mangas acuchilladas con las costuras abiertas, dejando ver el forro o la camisa de escote en forma de V, desde el cual sobresale la elegante gorguera en forma de abanico bordeada de fino escarolado.
Bianca, joven de la alta sociedad de Florencia, cumple con todas las normas de la estética del momento: piel clara, frente ancha y despejada como mandan los cánones. No sabemos si Bianca se depilaba el pelo para conseguir este efecto, como lo hacían otras mujeres para despejar la frente. Las cejas son finas y su peinado es tal y como se peinaban la mayoría de las damas: raya en medio, pelo tirante hacia atrás por encima de las orejas y recogido en un moño detrás de la cabeza.
Y sobre todas las joyas que lleva en su arreglo. Yo en esta ocasión me quedo con el diseño de los pendientes, siendo la pieza elegida para formar parte de nuestra exclusiva colección de joyas históricas. Unos labrados pendientes de oro con cinco perlas que hemos reproducido en plata dorada y que hoy os presento en primicia. El diseño es típico de la orfebrería florentina de la época.
Luce también un precioso tocado muy florentino realizado con una diadema de perlas, desde la cual cubre la parte de atrás de su cabello un velo-mantilla que las damas de la corte florentina lucían en ocasiones especiales.
Es uno de los retratos más bellos que realizó Allori de Bianca Capello, y seguramente uno de los preferidos del Gran Duque Francisco I de Toscana.