Ada María Davis y el diario de su boda.

Era muy corriente a finales del S.XIX que las mujeres se dedicaran a la enseñanza. Normalmente debían abandonar ese trabajo al contraer matrimonio para hacerse cargo de su nueva casa y de su esposo. En el caso de Ada María trabajaba para mantenerse, ya que carente de padres necesitaba una ayuda económica para salir adelante.

Ada Maria Davis era huérfana de padre y madre y vivía como huésped en casa de George y Mary Hudson en Rutland, Massachussets, este hecho seguramente se debía a que en aquella época no estaba muy bien visto que una mujer trabajara y viviera sola. Seguramente Ada decidió vivir con el citado matrimonio para no levantar habladurías entre sus conocidos.

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En 1874, Ada se había trasladado a Worcester, Massachusetts, donde era profesora en la Escuela Adams Square, y allí muy probablemente habría conocido a su futuro esposo,  Timothy Sibley Heald. Timothy vivía en Hubbardston, donde su padre regentaba un aserradero de madera.

Ada Maria debía ser una mujer extremadamente organizada y previsora, comenzó a llevar la cuenta de gastos de su boda seis semanas antes de la fecha prevista, y aún se conserva el cuaderno en el que con todo detalle fue apuntándolo todos los gastos. La suma total asciende a $667.16 en los artículos relacionados específicamente con la boda.  Parece ser que ese dinero provenía de los ingresos por la venta de la madera vendida un tiempo atrás, que probablemente Ada habría heredado a la muerte de su padre, por lo que podemos pensar que quizás fueron las gestiones para la venta de esa madera lo que hizo que ella y Timothy se conocieran y comenzaran su noviazgo.

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Davis mantenía el diario con todos los detalles. Era meticulosa en la registro de todos los gastos de su boda y su ajuar. En él vemos anotado todo lo referente a gastos,  adquiriendo tela, encajes y otros suministros de costura, guantes de seda, medias, azahar y una falda de aro, entre otras cosas. Ella era consciente de cada centavo que gastaba.

El vestido de novia se realizó con  dieciocho yardas de satén blanco, que Davis compró a Miss. Aldrich por $45.

El corpiño se ajustaba un poco hacía abajo, siendo más largo que los que hemos visto hasta ahora. Algo que se puso de moda más o menos por esas fechas. El largo de Ada estaba un poco a caballo entre lo que empezaba a estar de moda y lo que ya no gustaba tanto, lo cual nos habla de su deseo de estar a la moda pero sin ser demasiado rompedora en sus gustos. Su falda también era algo menos abullonada que las que hemos visto hasta el momento. Al final, con todos estos cambios, la figura de la mujer comienza a ser más estilizada.

Ada Davis y T. Sibley Heald se casaron por la tarde en el moderno «Bay State House», un moderno hotel para la época construido en 1856 y situado en el corazón del distrito financiero de Worcester. De acuerdo con el diario de Davis, la pareja invitó a 239 personas, en su mayoría amigos y familiares de Worcester y sus alrededores, aunque algunos llegaron desde lugares tan lejanos como Chicago y Cincinnati.

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Fue todo un evento muy moderno, y un centenar de invitados disfrutaron de la obra hecha por la repostera local Hannah Hemenway, que era especialista en pasteles de boda.

Espero que os guste nuestra novia Vintage de febrero. A mí me ha resultado muy curiosa su historia.

Os dejo un par de fotos del hotel donde se celebró el banquete y del diario de Ada, que me han parecido muy curiosas.

Bibliografía:

Wedding Perfection- Two Centuries of wedding Gowns- Cynthia Amnèus.

Gran Duquesa Maria Nikolaevna, hija de Zar Nicolás II y la Emperatriz Alejandra Feodorovna

Joven de buen carácter, vivaz y coqueta, era considerada la segunda más bella de las hijas del zar. Decían que su hermana Tatiana era aún más bella.

Poseía unos expresivos ojos azules, tan grandes que en la familia eran conocidos como «los platillos de María». Vivía en una de las 100 habitaciones del palacio de Alejandro, a  20 km al sur de San Petersburgo, con su hermana la Gran Duquesa Anastasia, formando lo que en palacio se conocía como «la pequeña pareja».

Su tutor francés Pierre Gilliard dijo de ella que era “alta y bien estructurada, con mejillas sonrosadas”. Tatiana Botkina decía que la expresión de los ojos de Maria era «suave y gentil». Durante su infancia su apariencia física era comparada con la de los ángeles de Botticelli. El Gran Duque Vladimir Alexandrovich de Rusia la llamaba «El bebé amigable», por su naturaleza buena.

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Al estallar la revolución rusa, fue confinada junto a su familia en el Palacio Alejandro de Tsárskoye Seló. En agosto de 1917 fue trasladada con ellos a Tobolsk (Siberia) y posteriormente, en la primavera de 1918, a Ekaterimburgo. En la madrugada del 17 de julio de ese mismo año murió asesinada por los bolcheviques, junto a su familia y varios sirvientes.

Retrato de la retratista Christina Robertson (1796-1854), en la que podemos apreciar su sutil y melancólica belleza.

Fotografías: @María López-Linares

Flor Charo Agruña 

 

Novias Icónicas

El siglo XIX supuso una nueva etapa en el vestido de novia, sobre todo a raíz de la boda de la Reina de Inglaterra, que decidió acudir al altar en un precioso vestido blanco, algo que no había sido costumbre en la realeza hasta la fecha.

Este mes estrenamos sección y no podiamos haber elegido mejor época para comenzar, vamos a darnos juntos un paseo por lo mejor de la moda nupcial de finales del S.XIX.

¿Te vienes conmigo?

 

Florence Carlisle y su aventura europea.

Una curiosa costumbre entre la clase acomodada americana de finales del S.XIX era que al alcanzar la mayoría de edad solían realizar un viaje por Europa, una aventura que era conocida como “El Gran Tour”. Un apasionante viaje en el que los jóvenes aprovechaban no solo para visitar la Roma clásica, sino también para perderse por los lugares de moda de la capital francesa, o para estudiar de cerca la pintura renacentista de los mejores museos italianos. Este “Tour” era una ocasión perfecta para ser presentados en Londres ante la Reina de Inglaterra y, de este modo, entrar a formar parte de lo que ellos llamaban la “buena sociedad”. Ser presentado en la Corte se había convertido en un pasaporte para la formar parte de un restringido circulo y así asegurarse la aprobación en la alta sociedad americana.

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Parece que nuestra protagonista de esta semana se encontraba en el censo londinense en el año 1871, domiciliada en el Hotel St. James en Jermyn Street, viajando junto a su madre y su hermano con un grupo de cuarenta americanos

Florence Carlisle, para ser presentada ante la reina tenía que cumplir con unas estrictas normas de vestimenta. Las señoras debían llevar un vestido de noche con escote bajo y manga no muy corta. Se requería el uso de un tocado de tres plumas de avestruz con un pequeño velo.

El vestido que os traigo hoy, y que se encuentra actualmente en Museo de Arte de Cincinnati, lleva el sello de una modista de Londres, la Sra. James, una de muchas en el West End que se especializó en el traje de corte. Está claro, por las fotografías originales tomadas en Londres, que la señora James realizó para  Carlisle un vestido que seguía las más estrictas reglas de protocolo.

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Como el vestido de una novia, este tipo de trajes de corte estaba hecho especialmente para la ocasión. No es de extrañar que las damas vistieran sus trajes de novia el día que eran presentadas en la corte o que por el contrario usaran los trajes con los que se las presentaban en sociedad para contraer matrimonio. El vestido fue donado al museo como vestido de corte y de novia. Sin embargo, Carlisle no se casó hasta junio de 1884, por lo que parece poco probable que fuera usado para dos fechas tan separadas. El vestido es una joya en su diseño y ejecutado en un tono dorado  y cargado de detalles románticos. Con una preciosa falda llena de pequeños volantitos plisados y una preciosa cola de seda natural. Un diseño que bien podría lucir cualquier novia de este S.XXI.

¿No os parece que los trajes de novia clásicos nunca pasan de moda?

Bibliografía:

Wedded Perfection Two centuries of wedding gowns- Cynthia Amnéus.

María Palmer, sobrina del famoso pintor inglés Sir Joshua Reynolds.

En el retrato que os dejo podemos ver a una joven y lozana María pintada por el afamado artista de la época Sir Thomas Lawrence, que llegó a presidir la Royal Academy de Londres. La baronesa aparece ataviada con un vistoso vestido de seda amarilla, llevando en su brazo izquierdo dos sencillas pulseras, seguramente de oro.

Una gran dama de la sociedad británica que hoy os dejo en mi Vintage Blog.

María Palmer, segunda esposa de Murrough O’Brien 10º barón de Inchiquin, 5º conde de Inchiquin y 1er. marqués de Thomond, soldado y político irlandés.

La pareja contraería matrimonio el  25 de julio de 1792. María era la hija mayor de John Palmer, de Palmer House, y de  Mary Reynolds una hermana del famoso pintor inglés 19

Por tanto María era  sobrina carnal del afamado pintor y principal heredera de su tío. Ella fue una mujer con un gran capital para la época, lo que le permitió de pagar en más de una ocasión las  deudas de su marido.

Murrough  tenía fama de jugador y bebedor, pero también se  uniría a la Guardia de Granaderos y sería oficial en Alemania, donde ganó grandes honores en la batalla de Lauffeld en 1747. Se retiró en 1756 y entró en la Cámara de los Comunes irlandesa. Ocupó un puesto en el  parlamento para Harristown hasta 1768.

A causa de su apoyo a la Ley de Unión de Gran Bretaña e Irlanda, el 29 de diciembre 1800 fue nombrado marqués de Thomond en Irlanda y barón Thomond de Taplow en el Reino Unido el 2 de octubre 1801, Este último título le permitió sentarse en la Cámara de los Lores del Reino Unido. Tuvo una estrecha relación con el rey Jorge III.

Parece que, como era costumbre en la época, tuvo un hijo ilegítimo, Thomas Carter. Fue compositor en Londres durante la década de 1790 y  vivió con su padre en Taplow Court durante una temporada, prestándole dinero, igual que haría su esposa, para pagar sus múltiples deudas.

Espero que os guste.

 

“La dama del collar de coral”

Me quedé prendada de su vestido verde, de los preciosos lazos que lo decoran y de la soberbia puntilla de encaje de Bruselas increíblemente bien pintada, pero sobre todo y ante todo me enamoró del impresionante collar de coral piel de ángel y perlas.

Nada más ver este retrato recordé una de las piezas de nuestra colección victoriana, e inmediatamente decidí que tan ilustre dama quedaría incluida en  nuestra sección de “Grandes Damas de la Antigüedad” en el mes de noviembre.

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Aunque me quedará siempre la duda de conocer algo más sobre ella, sí he conseguido averiguar que el maestro que la pintó no fue otro que François-Hubert Drouais, pintor francés del S.XIX que se caracterizó por sus retratos en la corte de Luis XV.

Drouais nació en París y era hijo del también pintor Hubert Drouais, famoso por sus retratos en miniatura. Drouais fue entrenado por su padre y por otros pintores de renombre. Pronto se convirtió en miembro de la Academia y expuso su obra con regularidad.

No solamente retrató a la mayoría de las principales figuras de su época, entre ellos el rey, sus dos amantes más famosas: Madame de Pompadour y Madame du Barry y sus dos hijos, los futuros Luis XVI y Luis XVII. Drouais fue asiduo en los salones de baile y retrató a importantes artistas y destacados miembros de las clases profesionales.

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Drouais  se hizo así mismo popular por sus retratos de aristócratas vestidos con traje rústico, una moda muy en boga en esos años, y por sus representaciones de niños, a menudo en entornos paisajísticos. Esto, junto con su técnica depurada, su pincelada fluida y los vivos colores de su obra, son sus sellos de identidad.

François-Hubert Drouais ha tenido varias exposiciones en galerías y museos, incluyendo el Museo de Arte de Portland, Oregón, y su obra puede disfrutarse en los mejores museos de pintura del mundo.

Algunas de sus obras se han rematado en subastas por más de  $150.000.

Pero yo hoy me quedo con su “Dama con collar de coral”, y os invito a disfrutar de tan magnifica joya y os invito a pasar por nuestra tienda online a disfrutar de nuestra colección de camafeos y coral. 

Un traje de novia color maiz, un referente en el S.XIX

Elizabeth Kissam (1844-1902), hija de un comerciante del centro de Nueva York, contrajo matrimonio con Henry De Bus natural de Ohio en pleno S.XIX. Su futuro suegro poseía negocios de fabricación de alambiques, cubas y cisternas de los que Henry se haría cargo al poco de volver de la guerra civil y casarse con Elizabeth.

En 1868 la empresa tomó el nombre “Debus Tub and Coopering Co”, con oficinas en la calle Elm en el centro de Cincinnati. Coopering era un negocio lucrativo, ya que en aquella época había más de 35 fábricas de cerveza solamente en el distrito Over- the-Rhine de Cincinnati, y la fábrica de Henry suministraba material prácticamente a todas ellas.

Elizabeth Kissam eligió un vestido para el día de su boda de aire vanguardista para la época.Una falda con un más que generoso vuelo y un dobladillo de más de 50 cm que la hacían caer con una elegancia especial. Con la invención de la crinolina en la década de 1850, las faldas ganaron muchísimo volumen y se hicieron cada vez más impactantes. Con la ventaja de ser muchísimo más ligeras y permitir a las mujeres moverse con muchísima más libertad que las antiguas y pesadas enaguas para dar volumen.

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La mayoría de los vestidos de su época se hicieron en dos piezas, el corpiño separado de la falda. En esta ocasión Elizabeth eligió un diseño en el que la falda iba unida a la blusa. Este tipo de diseños comenzaron a verse en las revistas de moda de 1859, pero fueron muy pocos modelos los que se debieron realizar ya que apenas han sobrevivido. Yo creo que debían ser mucho más incómodos y menos prácticos que los vestidos de dos piezas.

El color de este vestido de novia es bastante llamativo. En vez de blanco Kissam eligió un color oro rosado, en una seda de tafetán que cambiaba de color según la luz que recibía. Un color al que algunas revistas de moda de la época hacen referencia como color maíz.

La prenda está escasamente decorada con un estrecho encaje de bolillos hecho a mano y cosido justo dentro de la línea del cuello, y un detalle algo más ancho por debajo del busto y sobre los hombros. Un pequeño decorado realizado con dos hilos, uno en color dorado y el otro de un satén blanco,  embellecen el corpiño y las diminutas mangas abullonadas. Los botones están cubiertos con un delicado remate de ganchillo fino.

Un vestido con una  impresionante falda para una mujer con  apenas 50 cm de cintura, que se conserva en perfectas condiciones.

Bibliografia: Two Centuries of wedding gowns  Cynthia Amneús.

Charlotte Stuart por Hugh Douglas Hamilton

Charlotte Stuart en un precioso retrato de Hugh Douglas Hamilton, pintor escocés  es la protagonista esta semana de nuestras ““Grandes Damas de la Antigüedad” La obra se encuentra actualmente en la Galería Nacional Escocesa del Retrato

Luce una preciosa tiara de oro y perlas sobre una bien rizada y rubia melena.

El retrato de medio busto nos deja entrever la delicadeza del encaje que remata el escote de un pesado vestido posiblemente de terciopelo verde oscuro.

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Charlotte Stuart, fue Duquesa de Albany e hija ilegítima del Príncipe Charles Edward Stuart.  Fue abandonada por su padre viviendo con su madre hasta que decidiera hacerse monja.

Parece que fue amante del entre otros del Arzobispo de Burdeos Ferdinand Maximilien Mériadec de Rohan.

Al cabo de los años llegó a reconciliarse por son su padre y marcharía a vivir a Florencia con  él. En esa época es cuando su padre la concedería en título de  Duquesa de Albany con el tratamiento de Alteza Real. Le otorgó así mismo La Orden del Cardo. A pesar de todo esto ella no tenía posibilidad de optar al título de Reina.

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Gracias a la correspondencia descubierta a mediados del siglo XX, se supo que Charlotte tuvo tres hijos (dos niñas y un niño). La madre de Charlotte fue la que les mantuvo en el anonimato. Se supone que los hijos eran fruto de su relación con el Arzobispo por lo que escándalo habría sido descomunal.

Su padre llego a presentarla en sociedad, y la permitiría levar las joyas Sobieski de su madre.

Nosotras estamos seguras que ella habría elegido esta tiara de latón dorado y perlas de agua dulce, una joya que habría resaltado igualmente su preciosa melena.

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Imágenes @María López- Linares Vintage Photograpy

Mary Pickford una colección de joyas tan variada como hermosa

Durante toda su vida, Mary Pickford había adorado los objetos hermosos y su colección de joyas no era más que una gran representación de su estilo y de la belleza de la que siempre aspiró rodearse.

En junio de 1980 35 lotes de su más íntima colección de joyas salían a subasta en New York. No eran lotes de exagerado valor económico, más bien piezas con inscripciones muy personales, casi todas ellas importantes ejemplos de algunos de los diseñadores más reputados de la era de los años 20 a los 40, y algunos ejemplos de los 60.

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La colección de Mary era tan variada como hermosa. Incluía piezas muy delicadas. Podríamos destacar entre todas estas:

  • Un elegante «sautoir» (collar de más de 80 cms de largo) de alrededor de 1915. Joya diseñada en forma de dos largos hilos de 100 cms de perlas naturales rematados con dos borlas de perlas repletos de diamantes, una joya con la que apareció en numerosos ocasiones y que parece fue una de sus preferidas.
  • Un delicado broche de cristal tallado y diamantes en forma ovalada, una pieza del estilo de principios de los años 20.
  • De mediados de los años 20 era una pulsera de cuentas de zafiro, alternados con diamantes engastados.
  • Durante los años 30 se puso de moda llevar pulseras con amuletos colgados. Símbolos extremadamente personales que evocando algún momento especial. Mary, se unió a esta tendencia y tenía varios de ellos que montó en una pulsera de eslabones de oro blanco y amarillo. Representaban esquiadores y patinadores de hielo, deportes de moda en la época, así como un hombre, un farol y un teléfono. Estaban engastados con zafiros y diamantes y decorados con esmalte, tres de ellos, eran de
  • A finales de los 20 adquirió en Cartier una de sus polveras de oro decorada con flores y hojas de loto de esmalte negro. De la misma firma son un pequeño reloj colgante de oro que recibió a finales de los años 30, después de su boda con Buddy Rogers, y que portaba el anagrama MR y un par de horquillas de zafiros y diamantes de mediados de los 30, típicos del estilo art-decó.
  • De la firma Trabert & Hoeffer Inc destaca un juego de pulsera y pendientes engastados con cabujones de esmeraldas y diamantes.
  • A finales de los 30, Mary compró «The star of Bombay» (La estrella de Bombay), un anillo con un cabujón de zafiro con un peso de 60 quilates que estaba montado entre diamantes tallados en brillante y en baguette.
  • Pero sin duda una de las piezas más importantes de su colección sea  también de la firma Trabert & Hoeffer Inc una pulsera de diamantes con un diseño en forma de rayos de sol y un girasol. Esta joya apareció años más tarde en una subasta, pero con algunos diamantes reemplazados por esmeraldas.
  • Otra importante joyas era una impresionante pulsera de diamantes y zafiros, un cabujón de zafiro en el centro de unos 73 quilates. Solía llevarla con su anillo «Star of Bombay» o con otro anillo de zafiro de unos 25 quilates.

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Mary Fue una de las máximas figuras del cine mudo durante el período 1915-1925 llegando a ser la actriz más poderosa y mejor pagada en esa época. Entre el público estadounidense se la conoció como «pequeña Mary», «la chica del cabello dorado» y la primera «novia de América».

En 1914 ya ganaba más de 100.000 dólares anuales y era propietaria de una productora. Mary fue una mujer tremendamente ambiciosa.

Mary consciente de la caducidad de su carrera decidió retirarse relativamente joven, centrándose en la producción de películas.

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Adquirió joyas a lo largo de toda su vida y aunque no son piezas extraordinariamente valiosas si merecen una especial mención en nuestro blog.

Mary permaneció sus últimos años de vida casi enclaustrada en su mansión  de Beverly Hills Incluso llegó a pretender que se destruyeran todas sus películas. Sin embargo, tal destrucción no tuvo lugar y La Mary Pickford Foundation invirtió alrededor de 200,000 dólares en recuperar y restaurar negativos y efectuar copias de 29 largometrajes y 28 cortometrajes.

Gracias a ellos aún podemos seguir disfrutando de toda su filmografía.

Os dejo un video que he encontrado en Youtube donde podemos ver a una Mary ya muy anciana recogiendo en su casa  un Premio Óscar especial «por su contribución a la industria del cine».

Espero que disfrutéis con su colección de joyas tanto como lo he hecho yo escribiendo sobre ella.

¡Nos vemos pronto!

Audrey Hepburn: Retratos de un icono

Estoy segura de que los que seguís con frecuencia nuestro blog vintage sabréis que Audrey Hepburn es una de nuestras musas más queridas. Entre nuestras joyas más admiradas por quienes os animáis a visitar nuestro espacio vintage en Madrid se encuentra la reproducción del collar de perlas que luciera esta actriz durante el rodaje de “Desayuno con diamantes”. Y no sólo es de nuestras piezas favoritas, sino que también parece ser la vuestra.

Es por esta razón que hoy nos hemos animado a escribir sobre esta preciosa exposición en Londres que mantendrá sus puertas abiertas hasta el 18 de octubre… ¡Aún estás a tiempo de organizar un viajecito de fin de semana a la isla de Shakespeare!

La National Portrait Gallery alberga en esta muestra más de 70 fotografías sobre la vida completa de Audrey, comenzando desde sus primeros años en un coro del teatro West End de Londres, hasta sus últimos días dedicados a la beneficiencia, inclyendo sus viajes a Sudán.

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Portadas de las revistas más glamurosas de los 50 y material cinematográfico que nunca llegó a salir a a luz son algunas de las sorpresas que nos depara esta exhibición, además de las imágenes que son inéditas, como por ejemplo las fotografías tomadas por algunos de los fotógrafos más aclamados del siglo XX, como Richard Avedon, Cecil Beaton, Terry O’Neill, Norman Parkinson o Irving Penn.

Especialmente curiosa nos ha parecido la iniciativa de The Gallery, que pone a disposición de los visitantes a su especialista Helen Trompeter, con quien puedes realizar un tour muy especial recorriendo toda la historia de Hepburn, a través de las imágenes y las explicaciones ofrecidas por esta experta en Twitter (visita desde aquí su perfil).

En agosto, la exposición ya consiguió el premio a la Exhibición del mes, un galardón otorgado por la prensa londinense.

La National Portrait Gallery fue fundada en 1856 con el objetivo de recoger y mostrar las colecciones más famosas de retratos de Británicos de reconocimiento mundial. La exhibición de Audrey Hepburn corresponde a su muestra privada y que estará expuesta sólo hasta el 18 de octubre, pero si te decides a visitar la isla y esta exposición, no dudes en ver también la colección permanente con más de 200.000 retratos desde el siglo XVI hasta nuestros días.

Para más información, visita la web del evento en la National Portrait Gallery.