Este mes os traigo un pequeño anillo, con una luminosa amatista en el centro y dos pequeñísimos granates a los lados. Es una especie de sello muy típica del renacimiento italiano.
El anillo está inspirado en un cuadro sobre el que se ha discutido mucho su autoría a lo largo de los siglos, atribuido a Rafael durante bastantes años finalmente casi todos los expertos coincidieron que se trataba de una obra del famoso pintor veneciano Sebastiano del Piombo.
La obra, un retrato de una mujer sentada, es un pequeño lienzo de 68×55 cms. realizado con pintura al aceite por el famoso discípulo de Giovanni Bellini, fechado en 1512 y que en la actualidad se encuentra en la galería de los Uffizi de Florencia.
En un inventario realizado en 1589 la obra se catalogaba como de Rafael, pensándose que en él había inmortalizado a su famosa amante. Pero estudios más recientes de Morelli, Berenson, Venturi y Lucco atribuyen la obra a Sebastian del Piombo, aunque aún podemos encontrar la obra en algunos libros catalogada como “La Fornarina” de Rafael.
Sin duda, la obra tiene una grandísima influencia de Rafael: la iluminación, la pose de la modelo y la atención que el autor presta a la ropa y la piel recuerdan la obra del gran maestro italiano.
La mujer emerge de un fondo oscuro que nos recuerda al sfumato de Leonardo. Ignoramos quién es la modelo, la cual se haya representada de medio cuerpo. Su cabeza, ligeramente inclinada hacia atrás con elegancia, deja entrar una preciosa luz muy cálida. Sus ojos se giran hacía nosotros
Como detalle que podría llamar nuestra atención, en la cabeza luce una sencilla corona que pudiera parecer de hojas de laurel, signo que suele atribuirse a los poetas.
Lleva una gran blusa blanca con pliegues en el escote y bordeado con una sencilla cinta de color verde oscuro con bordados de oro. Sobre la blusa, un vestido de tirantes que parece llevar un semi ajustado corpiño. El vestido queda en parte cubierto por una piel que podría pertenecer a algún animal salvaje de la zona.
Pocas y discretas joyas, que nos indican que podría pertenecer a la clase media. El dedo meñique adornado con el anteriormente citado anillo, unos sencillos aros con perlas en las orejas, con dos perlas colgando y una discretísima cadenita de oro al cuello.
Una obra austera y elegante que nos ha servido de inspiración este mes.
Imágenes @Maria López-Linares