Joyas Históricas

“Las Joyas de la Wallis Simpson – Duquesa de Windsor”

15 septiembre, 2021

Hoy queremos hablaros de Las Joyas de la Wallis Simpson. Es difícil comparar la colección de joyas de la duquesa de Windsor con cualquier otra. La venta final de la colección fue única: no sólo eran éstas las joyas que habían sido elegidas por un rey para dárselas a la mujer que amaba y por la que abandonó un trono, sino que también incluían, por derecho propio, algunos de los ejemplos más importantes del arte y la creatividad de los más prestigiosos joyeros del siglo XX.

Durante todo el noviazgo del Príncipe de Gales con Wallis Warfield Simpson, y también durante su vida de casados, compartieron una pasión por la joyería. Encargando una serie de fabulosas creaciones a algunos de los mejores joyeros de la época. Antes de su muerte en 1986, la duquesa de Windsor dejó instrucciones de que su colección de joyería debería venderse tras su muerte. Y todas las ganancias donadas al Instituto Pasteur en París, como muestra de gratitud a los franceses por toda la amabilidad que habían mostrado a ella y a su marido.

Muchas de las piezas que el Príncipe de Gales encargó para Wallis estaban basadas en sus propias ideas, pasando muchas horas con los joyeros que las crearon.

La subasta tuvo lugar en Ginebra en abril de 1987.

Casi todas las joyas estaban dedicadas con pequeñas inscripciones o fechas. La primera inscripción fechada se encontró en un collar de doce dijes, que llevaba en el reverso de una placa las fechas “9/4/34 12 de marzo 1934 15/5/34”. No ha sido posible encajar estas fechas con ocasiones en particular, pero los otros dijes del collar rememoran fines de semana en Fort Belvedere, en Windsor, vacaciones a menudo con la Tía Bessie y otros amigos, y eventos mencionados en cartas y diarios. El collar era una pieza simple y muy personal, y aunque la estimación de venta fue de  2000/3000 francos suizos, la joya se remató en 198.000 francos suizos, quedó claro que los compradores estaban dispuestos a pagar un alto precio por lo que ellos consideraban un trozo de historia.

Las siguientes fechas significativas se encuentran en un colgante de una cruz latina en oro que Wallis dio al príncipe también en 1934, y en una cruz latina en platino, similar, que el príncipe dio a Wallis, venía la fecha y la inscripción: «WE are too 25.XI.34”

En 1935 Cartier montaría una pulsera de diamantes con estas cruces más otras 7, hasta completar una pulsera con 9 cruces. Cada una tenía interesantes y a veces divertidas inscripciones.

Había una que conmemoraba su operación de apendicitis en 1944; otra, con la inscripción «God save de King for Wallis 16.VII.36», era un recuerdo del día en que un periodista irlandés intentó disparar al rey. Había también una cruz con una dedicatoria por la boda; se puede ver a Wallis llevándola en los retratos de boda hechos por Cecil Beaton. De nuevo era una joya de gran significado personal, así como de un enorme atractivo.

Las Joyas de la Wallis Simpson

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Los regalos continuaron durante el noviazgo con una impresionante pulsera de esmeraldas y diamantes, que Edward le regaló por Navidad en 1935. Ella, en respuesta, le regalaría una pitillera de oro de Cartier, que llevaba un mapa grabado con varios recorridos que ellos habían realizado.

Otra de las piezas más sorprendentes era una impresionante pulsera de rubíes y diamantes de Van Cleef & Arpels, creada por uno de los mejores diseñadores de París, René-Sim Lacaze; un diseño sencillo pero extremadamente elegante, engastado con vivos rubíes birmanos. En el broche llevaba inscrito «Hold Tight (Abraza fuerte) 27.III.36».

En su 40 cumpleaños, el 19 de junio de 1936, recibió un espléndido collar de diamantes y rubíes birmanos de Van Cleef & Arpels. Este original diseño se puede ver en fotografías contemporáneas de la duquesa y en los archivos de la firma, pero cuando llegó a la subasta había cambiado su estilo totalmente. El diseño original del collar quedó pronto obsoleto, y en 1939 se encargó a Lacaza rediseñar la joya. La creación que produjo era espectacular: los rubíes y los diamantes estaban montados como un collar entrelac-de-ruban (un tipo de entrelazado que se usa en tapicería), que sostiene una borla desmontable, se añadieron algunas piedras y el resultado fue una obra maestra del arte de la joyería. Wallis lo llevaba con un par de pendientes a juego de 1936 a los que también había actualizado su diseño; de hecho, cuando aparecieron en la subasta, se habían vuelto a alterar.

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Su compromiso.

La fecha de compromiso el 27 de octubre el rey dio a su futura esposa un exquisito anillo para celebrar la ocasión. Se compró a Cartier una excepcional esmeralda colombiana de 19,77 quilates, y se montó en un vástago de platino liso con la inscripción: «We are ours now 27.IX.36», una declaración sencilla, pero audaz. Según una entrada en el diario de Marie Belloc Lowndes, Cartier adquirió la esmeralda en Bagdag, pero originalmente era el doble de grande. Cartier decidió que el mercado era muy limitado para una gema de ese tamaño y la cortó por la mitad. Una la compró un millonario americano y la otra el rey.

En diciembre de ese mismo año, y ya con su abdicación consumada, Edward, desde Austria, le envió a Wallis otra joya de Lacaze en forma de un clip de rubíes y diamantes

Hubo muchos otros regalos sentimentales durante estos meses de forzada separación, culminándose en la magnífica pulsera de zafiros y diamantes de Van Cleef & Arpels, que Lacaze diseñó para celebrar la finalización de su contrato matrimonial según la Ley francesa del 18 de mayo de 1937. La boda tuvo lugar el 3 de junio en el Château de Candé en Francia.

Al año siguiente el duque de Windsor regalaba a su esposa una espectacular pulsera de Cartier con la inscripción: «For our first anniversay of June third». Los dos grandes extremos llevaban engastados rubíes de Birmania

Durante toda su vida de casados, la pareja continuó amasando una colección extremadamente interesante de joyas.

En 1946 los Windsor volvieron a Inglaterra a una visita privada, y estando con Lord Dudley en Edman Lodge en Berkshire un ladrón robó todas las joyas que Wallis llevó. Siempre ha habido cierta controversia sobre la magnitud de la pérdida, pero a todas luces fue pequeña porque el grueso de su colección se quedó en Francia

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La colección de Las Joyas de la Wallis Simpson

Los Windsor adquirieron su primer clip de panteras en 1948. Era una piezas de oro decorada con esmalte negro y con una gran esmeralda en cabujón en bajorrelieve. Que fue la primera joya en gato, totalmente en tres dimensiones, de Cartier.

Durante cerca de dos décadas los Windsor continuaron adquiriendo estos magníficos gatos. En muchas de estas joyas, no sólo el cuerpo del felino era flexible. Sino que su cuello estaba montado de tal manera que el ángulo de la cabeza se podía alterar a gusto. En 1956 adquirieron una pulsera de ónice y caprichosos diamantes amarillos en forma de tigre, y su clip a juego en 1959.En 1954 un par de impertinentes diseñados en forma de tigre con la garra levantada. En todos los casos, el diseño y la calidad eran exquisitas, dando a estos felinos de la jungla poder y belleza junto con un fuerte sentido del movimiento. Una colección de felinos incomparable.

Cartier diseñó un collar de pechera de oro y gemas engastadasen 1945 , de nuevo desmontando muchas de las joyas no utilizadas por la duquesa. De inspiración hindú, este collar resultaba particularmente atractivo en la pequeña figura de la duquesa.

La única joya que el duque recibió de su madre, la reina Mary, era un sencillo collar de una vuelta de veintiocho perlas. Fueron remontadas por Cartier, París, y la duquesa decidió llevarla a menudo con el gran colgante de perla y diamante que adquirió de Cartier en 1950.

Entre sus otras joyas de perlas había un atractivo par de pendientes de perlas y diamantes de Van Cleef & Arpels de 1957. Los Windsor también patrocinaron a diseñadores como Suzanne Belperron, Verdura, Seaman Schepps y David Webb. Éste último creó para ella su propia versión de las «joyas de la jungla». Éstos llegaron en forma de encantadoras ranas decoradas con esmalte y engastadas con diamantes y rubíes en cabujón.

Adquirió del Maharajah de Baroda unas pulseras de tobillo de diamantes y esmeraldas de cabujón de los que creó un collar en 1953.

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En 1960 adquirió una bonita esmeralda de 48,95 quilates que había pertenecido anteriormente al rey Alfonso XIII de España, montado con diamantes en un colgante.

El diamante «McLean» fue probablemente la estrella en la colección de los Windsor. Era una piedra en forma de almohadilla de 31,26 quilates y del mejor color. De las antiguas minas hindúes de Golconda. Había pertenecido anteriormente a Evelyn Walsh McLean, la afamada anfitriona de Washington y ávida coleccionista de joyas. Poseyó el fabuloso diamante azul conocido como «Star of the South». Tal era su amor por la joyería que en su autobiografía escribió «cuando me niego a llevar joyas, los astutos miembros de mi familia llaman al médico porque creen que estoy enferma».

La venta de las joyas de los Windsor alcanzó un precio en subasta de 31MM de dólares. El subastador, Nicholas Rayner, dijo en el momento de la venta, «Los tres factores de historia, calidad y diseño están presentes y hacen esta colección única». Es alentador e increíble que estos hechos alcanzaron tales resultados, que posibilitaron que el Instituto Pasteur llevara a cabo avances médicos vitales en la investigación del cáncer y del SIDA.

Esperamos que os hayan gustado Las Joyas de la Wallis Simpson. Y que nos contéis cuál es vuestra favorita.

IMÁGENES:

CHRISTIE’S

Vogue

Bibliografía:

“Hollywood Jewels” by Penny Proddow, Debra Healy and Marion Fasel»

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