Grace Kelly 16 curiosidades de una boda de película

Primavera de 1956, el Principado de Mónaco se viste de gala. El 18 y el 19 de abril se celebraba el enlace civil y religioso del Príncipe Rainiero de Mónaco con la norteamericana y famosa actriz de Hollywood Grace Kelly.
Ahora se cumplen 56 años de aquel memorable acontecimiento, y nosotras hemos decidido que este acontecimiento es más que merecedor de convertirse en nuestro “Icono Vintage” de abril.
Fueron días de fiesta en el pequeño estado de Mónaco. Días inolvidables… para ellos y para el resto del mundo. Fue una de las bodas más recordadas del S.XX y probablemente la novia más admirada e imitada de todos los tiempos.

Curiosidades de la boda de Grace Kelly

Sobre la novia y su traje se ha escrito hasta la saciedad. Yo hoy me voy a quedar con algunas anécdotas de la boda, que es probable que desconozcáis y que me han resultado curiosas:
  • Francia sufrió una huelga general de electricidad la noche anterior al primer encuentro de Grace Kelly con Rainiero III. Toda la ropa de la princesa Grace estaba muy arrugada después del largo viaje, y no pudo ser planchado el traje que tenía previsto lucir, por lo que tuvo que optar por un sencillo vestido negro estampado en flores, que no estaba tan arrugado como el resto.
  • El anillo de pedida un diamante en talla esmeralda de 10,47 quilates, montado en platino. Grace lo lució durante la filmación de «Alta sociedad» y se puede ver en la película.
  • Como regalo de boda, Rainiero obsequio a Grace con un magnifico juego completo de collar, pulsera y pendientes de Van Cleef & Arpels. Conjunto que podéis apreciar en la fotografía adjunta.
  • Los monegascos regalaron a Grace y Rainiero un Rolls Royce descapotable, negro y crema como regalo de boda. Después de la ceremonia religiosa, la pareja condujo por las calles de Montecarlo para que todos los ciudadanos pudieron disfrutar de la belleza de la novia y la felicidad de la pareja.
  • Aristóteles Onassis obsequió a Rainero III y la Princesa Grace como regalo de boda con un yate, el “Deo Juvente II”. Con él, la pareja viajó por todo el Mediterráneo durante su luna de miel. Me resultó curiosa la historia del Deo JuventeII, del podéis saber más en el siguiente link: Historia del Deo Juvente II.
  • Rainiero encargó a la casa Creed la creación de un perfume exclusivo, para que Grace lo utilizara en el día de la boda. Su nombre: «Fleurissimo». Fue otro de los detalles con los que Rainiero agasajó a la novia. El perfume fue fabricado en exclusiva para la princesa hasta 1972, fecha en que comenzó a comercializarse al público. Posteriormente fue usado por iconos como Jacqueline Kennedy Onassis o Madonna. He encontrado un precioso articulo en español: Olibanum:Cuaderno de Fragancias
  • Toda la población adulta de Mónaco fue invitada a la celebración de la boda. Resulta curioso imaginarse un jefe de estado invitando a todos sus súbditos a su banquete de bodas. En un pequeño estado como Mónaco eso fue más sencillo, no obstante se reunieron más de 3.000 monegascos.
  • La Metro-Goldwyn-Mayer, como regalo de boda obsequió a Grace todo el vestuario de «Alta sociedad» (su última película), así como el magnífico vestido de boda diseñado por Helen Rose.
  • Bajo el vestido de boda, las enaguas de Grace tenían diminutos lazos de satén azul.
  • Grace llevaba «El manual de la novia» de J.M. Lelen, durante su boda con el Príncipe Rainiero. El libro fue un regalo de un amigo de la familia, Mr. John F. McCloskey de Chestnut Hill, y fue decorado por el departamento de vestuario de la M-G-M.
  • Los zapatos de novia de Grace fueron diseñados por David Evins. Se fabricaron con un penique de cobre en el zapato derecho, para darle suerte. Una creencia popular dice que Grace llevaba zapato plano para que no fuera mucho más alta que Rainiero. Los zapatos tenían un tacón 6,35 cms.
  • Grace fue peinada por Sydney Guilaroff, uno de los peluqueros favoritos de Marilyn Monroe, que trabajó con Greta Garbo, Greer Garson, Judy Garland, Elizabety Taylor, Joan Crawford, Ava Gardner, Lana Turner, entre muchas otras.
  • Joseph Hong, de Neiman Marcus, diseñó los vestidos de las damas de honor, y Patricia Kidder los fabricó. Estaban hechos de organdí de seda amarilla, sobre una bajo falda de tafetán de seda amarilla.
  • El ramo de novia de Grace era de lirio de los valles. Grace dejó el ramo en el altar de la capilla de St. Devote después de la boda. Las damas de honor llevaban rosas de té.

  • Después de la ceremonia, Grace donó el vestido al Museo de Arte de Philadelphia, ciudad en la que había nacido.
  • La Princesa Grace y Rainero III pasaron parte de su luna de miel en el hotel Formentor de Mallorca.
En total 16 curiosidades de la boda de Grace Kelly y Rainiero de Mónaco. Pero yo me quedo con esta frase de Oscar de la Renta:
 
«En el día de su boda, Grace Kelly da un nuevo significado a la palabra «icono». Todo su aspecto, desde el regio velo hasta los femeninos detalles de encaje y el conservador vestido, hacen de ella una novia atemporal.»
 
Os dejo el link a tres curiosos vídeos que he encontrado en Youtube sobre la boda:

Por último os dejo el link a una página americana que vende una Barbie vestida de Grace Kelly el día de su boda.

Idea Vintage – Victorian Ladies Boots

Si estás desesperada y no encuentras zapatos que te convenzan para el día de tu boda, hoy te traemos una original alternativa que  se puso muy de moda a mediados del S.XIX.

El botín de seda es un complemento perfecto para las novias de otoño y de invierno, con ellos darás un toque muy especial a tu look de novia. El botín es una opción excelente, original y muy estilosa.

A principios del año 2000, algunos de los más famosos diseñadores de trajes de novia incorporaron esta tendencia tan original, y desde entonces no hemos parado de ver diferentes versiones de este tipo de calzado para el día de la boda.

El botín complementa igual de bien a un vestido de estilo vintage, como a un vestido romántico y vaporoso. Existen gran variedad de modelos y materiales: forrados de encaje, de satén, con cintas de raso, …

Con cualquiera de ellos daréis un toque “chic” muy vintage a vuestro look de novia.

¡Atreveros, no os arrepentiréis!

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Imágenes:

Invictoriantimes.blogspot.com.es

Lacma.org

Collections.lacma.org

Meetmuseum.com

 

 

Ideas Vintage para novias: La muselina bordada

Hay una gran variedad de telas ideales para realizar trajes de novia, pero a nosotras hay una que nos gusta especialmente para trajes a los que se quiera dar un aire antiguo, quizás diría hasta un poco decadente, la muselina.

La muselina es un tejido extremadamente fino, vaporoso y con una trasparencia que le da un aire realmente romántico a cualquier traje en el que se utilice. Su caída es especialmente delicada y fresca, y por eso se ha utilizado a lo largo de la historia para trajes con un toque muy femenino.

Dice la Wikipedia que la muselina comenzó a usarse en confección en el año 1200 en Mosul (Irak), y que de allí pasó a la India. Pero a mí la época que más me gusta es esa que abarca el principio el s.XIX en Europa, cuando comienza a hacer furor en la época de la reina Victoria. Esa época en la que las mujeres ya empezaron a ganar algo de libertad en el vestir, y este tejido las proporcionaba la comodidad y la frescura necesarias para las calurosas tardes de verano.

Es un tejido precioso que admite una gran cantidad de bordados que le dan un toque elegante y sofisticado, sin caer en la suntuosidad excesiva.

Por eso hoy os dejamos algunos ejemplos de muselina empleada en preciosos detalles en el vestir, que igual os dan alguna idea para vuestro futuro traje de novia.

Esperamos que os gusten.

 

La Reina que puso de moda el traje de novia de color blanco.

El 10 de febrero de 1840, en la Capilla Real , St. James contraían matrimonio la reina Victoria de Inglaterra y el príncipe Alberto, el día amaneció lluvioso, pero esto no impidió que la ceremonia fuera seguida en directo por miles de súbditos ingleses.

La reina  rompía por primera vez una costumbre bastante arraigado entre las mujeres de la casa real británica al contraer  matrimonio con un traje de color blanco en lugar de usar una rica tela bordada en oro o en plata. Pero Victoria, que ya era Reina, cuando contrajo matrimonio, pudo decidir sin presiones como sería su vestido de novia. Un vestido relativamente sencillo, para lo que estaban acostumbradas a lucir las mujeres de sangre real y que la reina decidió realizar con una seda natural de la prestigiosa zona de Spitafields, y con encaje de Honinton.

La historia de la seda de la zona de Spitalfields en Londres es tremendamente curiosa. A finales de 1687 se registraba la existencia de unos 13.000 protestantes franceses instalados como refugiados en una pequeña zona al norte de la ciudad. Allí comenzarían lo que sería una de las actividades más lujosas y lucrativas de la época. Los protestantes franceses instalaron sus telares de seda y comenzaron a fabricar lo que en pocos años se convertiría en el objeto de deseo de la mayoría de las mujeres de la nobleza de Europa y las clases pudientes de estados Unidos. Las famosas sedas de Spitalfields.

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Durante los siglos XVII y XVIII la zona vivió un crecimiento enorme con la construcción de casas adosadas muy bien equipadas para dar cabida a todos los maestros tejedores y la zona creció rápidamente. A  principios del S.XVIII comenzaron a llegar los tejedores irlandeses movidos por el declive de la industria del lino irlandés, con las expectativas de encontrar trabajo en la industria de la seda.

El comercio con Francia se encontraba en una época de bastante apogeo y la competencia, aunque feroz, mantenía la producción boyante. A mediados de siglo comenzaron los disturbios entre los tejedores y las protestas por los ínfimos salarios y las pésimas condiciones de vida. Entrado el S.XIX y en la época en que la soberana contraía matrimonio,  la industria de la seda había entrado en una larga decadencia. Es probable que la Reina eligiera esta seda con la esperanza de fomentar el interés por los productos realizados en Inglaterra y con la intención de reflotar  los pequeños talleres que estaban tendiendo a desaparecer.

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Por el mismo motivo seguramente elegiría los encajes de la zona de Honiton.  Esta zona de Inglaterra se popularizo por la realización de un tipo de encaje del tipo de los bolillos, un encaje con motivos florales y naturales que van unidos con una finísima red. El Encaje Honiton es uno de los mejores y más delicado y aunque es especialmente frágil, también es particularmente hermoso y adecuado para velos de novia y delicados juegos de té.

Es posible que esta técnica fuera introducida en Inglaterra por inmigrantes flamencos durante la época isabelina, que llegaron en busca de libertad religiosa. Pero fuera como fuese, si sabemos que a principios del S.XVII la mayoría de las casas de esta zona contaban con un miembro capaz de realizar este tipo de encaje y que a finales de este siglo más de la mitad  de los residentes en la zona se ganaba la vida como encajera.  Este oficio siempre fue realizado mayoritariamente por mujeres.

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La reina encargo una gran pieza de encaje en el que se emplearon más de doscientas personas y en el que se trabajó desde, marzo hasta noviembre sin parar. La pieza media más de 3 metro y medio de largo y 70 cm de ancho. Como resultado de esta elección la reina popularizo, Honiton y Spitalfields  convirtiendo a las dos en objetos de  deseo para las novias de clase alta de mediados del S.XIX. Al menos en cuanto al encaje de Honinton cada novia inglesa esperaba tener al menos un pañuelos o un pequeño mantel decorado con adornos de encaje de esta zona.

Aunque ya mucho antes de la boda de la reina victoria el blanco era popular para realizar vestidos de novia entre la alta nobleza hay que reconocer que fue a partir de este momento  cuando verdaderamente se popularizo su uso, o más que popularizarse se puso de moda entre la alta burguesía y la nobleza.  Las bodas entre las clases más poderosas eran alianzas políticas más que verdaderas historias de amor, y así el vestido de boda no era más que otra  excusa para mostrar la riqueza de las familias de los novios.

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Se demostraba la riqueza con joyería (algunas novias del Renacimiento Italiano, por ejemplo, llevaban la dote cosida en el vestido), aunque las telas eran también una forma importante de mostrar riqueza, y cuanto más elaborado era el tejido y más raro el color, más se demostraba el poder de la familia.  Hay que recordar que antes de la invención de técnicas efectivas para banquear las telas, el blanco era un color valorado: era difícil de conseguir y difícil de mantener. Las novias ricas, por tanto, llevaban a menudo el blanco para demostrar su dinero, no su pureza como se suele pensar ahora.

La Reina en lugar de elegir una de las soberbias tiaras con que cuenta la corona británica entre su impresionante colección de joyas, prefirió  lucir  una discreta corona de flores (símbolo de pureza) con una pequeña cantidad de mirto (símbolo de amor y felicidad), y éstas también se convirtieron en las flores más populares entre las novias de toda Europa y aun hoy podemos encontrar muchas novias que eligen su tocado inspirándose en estas piezas de mediados del S.XIX. No obstante la reina eligió para un día tan especial un broche de zafiro y diamante regalo de su prometido y su magnífico collar de diamantes y aretes de Turquía.

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La boda de Victoria fue ampliamente publicitada, y ampliamente copiada, incitando a un enorme número de novias a vestir de blanco. Aunque el factor más importante en la popularidad del color blanco en las novias fue el nacimiento de una gran clase media con posibilidad de gastar por primera vez en la historia moderna. Esta clase media se esforzó para emular las costumbres de la clase alta.

La Reina  le tenía tanto cariño a su vestido, que posó para numerosas pinturas con él y aunque fue criticado por algunos en su momento por ser demasiado simple a ella le encantó y apreció tanto su belleza durante toda su vida que reutilizó el volante para lucirlo en varias ocasiones importantes, y permitió a su hija Beatriz utilizarlo  el día de su boda.

El vestido de la boda de la reina Victoria es aún hoy, una verdadera joya a pesar de que ya no está unido a ese maravilloso volante de encaje.

La Reina lo amó tanto que pidió ser enterrada con su velo de novia.

Bibliográfica

Tedreamstress.com

Queenvictoria.victoriana.com

Orderofsplendor.blogspot.com.es

Una boda tan solo seis semanas después de la de la Reina Victoria de Inglaterra.

Angelina Russell contraía matrimonio solamente seis semanas después de haberlo hecho la  reina Victoria de Inglaterra.  Esta boda marcó un antes y un después en la estética de las novias de la época. He decidido dedicarle un post completo al traje de la reina, una joya en la que se siguen inspirando nuestros diseñadores y que es un verdadero icono de la moda nupcial. ¡Pero ahora vamos a centrarnos en el diseño del traje de Angelina!

Aunque la pieza es de un estilo bastante similar al de la soberana, Angelina supo darle ese toque tan personal que solo una novia meticulosa sabe dar al traje más importante de su vida.   Tejido con una seda bastante ligera y con un estampado de damasco floral muy popular en estos años, el vestido de Angelina llevaba un precioso corpiño con un amplio escote, rematado con un volante de encaje bordada a mano.

Toda la parte alta del corpiño va ajustada al pecho con jaretas más bien anchas, y en la parte delantera del ceñido corpiño destaca la sencilla decoración, con cinco preciosos lazos realizados en la misma seda del traje.  Este tipo de detalles  siguen estando totalmente de moda, y seguimos viendo trajes de novia de plena actualidad con lazos decorando alguna parte destacada en su diseño.

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Las mangas del traje de Angelina son plisadas en su conjunto, terminando a la altura del codo con otra tira de encaje fruncida en forma de gracioso volante. La falda de Angelina se une al corpiño por una cinturilla de apenas 55 cm de diámetro. Os invito a coger un metro y daros cuenta de lo que supone tener 55 cm de cintura. Me parece imposible que hubiera mujeres en edad casadera con el tamaño de cintura de una niña en edad de hacer la primera comunión.

Angelina Rusell se casaba con James J. Faran (1808-92) el 26 de marzo de 1840, viviendo en Cincinnati, la ciudad natal de su marido.  Faran se convirtió en un exitoso abogado y editor. Durante 23 años sirvió como jefe de editores en un periódico líder local, The Cincinnati Enquirer. La pareja vivió en una moderna zona del centro de Cincinnati, en el 122 de East Third Street, donde criaron a cinco hijos y disfrutaron de  más de 50 años de matrimonio.

BIBLIOGRAFIA

Wedding Perfection- Two Centuries of wedding Gowns- Cynthia Amnèus.

Abigail Holmes y su práctico traje de novia.

Abigail Holmes eligió para su boda una seda de color oro, un color bien diferente a todos los que hemos visto hasta ahora en esta sección de Trajes de Novia Icónicos.

Abigail se casó con Clark S. Potter el 3 de octubre de 1839, en Nueva York, y optó para la ocasión por un diseño de amplio escote, falda acampanada y corpiño ajustado.

Me encanta el diseño de las mangas plisadas que se ajustan con fuerza a la parte alta del codo y a la muñeca.

Justo en esos años, la moda de las mangas cambió y se hizo menos voluminosa en la parte de los hombros, para pasar a ser más ajustado y marcar con más delicadeza las clavículas. Años más tarde, las mangas se estrecharían casi por completo y muchas mujeres adaptarían sus vestidos a la moda de mediados del S.XIX.

El vestido parece más una prenda de paseo de mañana que un traje de novia. No es para nada un vestido pretencioso ni ostentoso, chocando de pleno con el resto de las piezas que hemos venido viendo en esta sección a lo largo de estos meses. Los adornos se reducen a unos sencillos pliegues y algún festón estratégicamente colocado. Ya hemos visto otro vestido de color hace pocas semanas; por ejemplo el de  Mary Waters, realizado casi un siglo antes en una preciosa seda de Spitafields.

La elección de un color tan oscuro no era inusual en las novias de la época. Hay que tener en cuenta que la seda blanca era mucho más cara que las sedas de color y que, además, a ello había que añadir el coste que suponía en limpieza el mantener inmaculado un vestido de tono claro.

Probablemente Abigail fuera una mujer mucho más práctica que el resto de las que hemos conocido hasta ahora, optando por un vestido que también podría usar después de la ceremonia o, simplemente, su economía no la permitió adquirir una seda de color blanco. También pudo influir en su decisión el hecho de que la pareja tenía la intención de embarcarse en un viaje, inmediatamente después de la ceremonia. Un vestido de color oro habría sido mucho más práctico para viajar, dado el polvo y la suciedad inevitable que la pareja se encontraría por los caminos de la época. De hecho, la joven esposa mandó hacerse una pequeña capa corta a juego con el traje.

No he encontrado mucha más información sobre la familia de Abigail Holmes. Si bien la familia Holmes no era rica, el Sr. y la Sra. Clark Potter parecieron haber prosperado. En el Censo Federal de Estados Unidos de 1860, decía que estaban viviendo en Albión con sus ocho hijos, de edades comprendidas entre uno y diecinueve, y con una sirvienta como empleada – una mujer joven irlandesa de nombre Mary Florin-. Clark Potter era empleado de la Oficina de Rentas.

Un precioso y sencillísimo vestido, para una práctica novia de mediados del S.XIX.

Biografía:

Wedding Perfection- Two Centuries of wedding Gowns- Cynthia Amnèus.

Tecla a tecla

En un capítulo de la serie House of Cards, el taimado Kevin Spacey debe escribir una carta de trascendental importancia y decide hacerlo en una Underwood que su padre le regaló. Vemos sus dedos golpeando cada tecla y cómo cada palabra va quedando impresa sobre el papel de modo casi solemne. No hay pantallas ni cables de por medio, sólo la tinta indeleble. Esta escena no hubiera sido lo mismo con un ordenador o un iPad. No se trata de renegar ahora de los avances tecnológicos pero sí de reivindicar ese algo mágico que hay en las palabras escritas que ya no pueden borrarse, en el olor de la tinta, en el sonido rítmico de las teclas marcando el papel.

La primera máquina de escribir que recuerdo era una Rheinmetall que había en casa de mis abuelos. Era portátil o al menos esa vocación tenía porque sus dimensiones y peso no la hacían fácilmente transportable. Mi abuelo, ebanista, le había hecho una funda de madera a medida en la que encajaba como un guante y, gracias a la cual, había atravesado el Atlántico desde Venezuela hasta llegar a España sana y salva.

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No portátil pero sí viajera, porque su origen era germano. La compañía que las fabricaba fue fundada en Dusseldorf a finales del siglo XIX, y en 1931 sacó su primera máquina de escribir, aunque su línea de negocio más floreciente era otra muy distinta. Pero aquella máquina no era mía, era de mi padre, que debió sospechar que lo de escribir no iba a ser una afición pasajera porque unos años más tarde me regaló una Canon Typestar 110.

Sé que la trajo de alguno de sus viajes y fue una auténtica revolución porque era electrónica y contaba con una pequeña pantallita que te mostraba la línea entera que habías escrito antes de volcarla al papel, lo cual minimizaba bastante los errores. Además, mis dotes de mecanografía habían mejorado a base de consumir paquetes y paquetes de folios El Galgo. Si bien era más práctica y ecofriendly, a la Canon le faltaba ese sonido rítmico y evocador que yo necesitaba cada vez que quería escribir algo mío. Para los trabajos del colegio era perfecta, pero las musas necesitan su propia banda sonora para ser conjuradas.

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Hoy guardo esas dos máquinas y no hace mucho se sumó a ellas una tercera, emblemática: Una preciosa Underwood (como la de Kevin Spacey aunque menos reluciente) que un amigo rescató del sótano de sus padres y que decidió regalarme. Creo que en aquel momento no fue consciente de lo que ofrecía a una mitómana literaria como yo. Era la que habían usado Kerouac, Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, Raymond Chandler, Arthur Conan Doyle… La de Orson Wells en Ciudadano Kane… Un auténtico tesoro que guardo en mi biblioteca rodeada de miles de libros porque creo que ese es su sitio y porque cuando siento que he perdido la batalla frente a la página en blanco (o más bien pantalla en blanco) acaricio con los dedos sus teclas tratando de invocar tan solo un ápice de las voces que tras ellas resuenan.

Porque las máquinas de escribir tienen algo mágico de lo que carecen los ordenadores. Si no, que se lo digan a Paul Auster que le dedicó un libro a su vieja Olympia. El autor de La trilogía de Nueva York o Diario de Invierno habla de ella como un devoto amante, de su compañía y sus encantadoras abolladuras y cicatrices, y cuenta que cuando sospechó que las cintas dejarían de fabricarse, encargó todas las disponibles a su papelería de Brooklyn y ahora las dosifica morosamente.

Es verdad que los modernos dispositivos tecnológicos nos han facilitado mucho la vida y también nos han dado bastantes sustos, o que levante la mano el que no ha estado al borde del infarto al cerrar sin guardar. Pero la escritura es un oficio artesano que requiere dosis de romanticismo y bastante de magia. El escritor es fetichista por definición y no hay mayor fetiche que una vieja y pesada máquina de escribir con su historia propia a cuestas, con las que pasaron por ella y con las que guarda silenciosa hasta que alguien decida trenzarlas.

Artículo escrito por María Cereijo, periodista y escritora. Podéis seguirla en @capitulosiete o en su alterego compartido de autora juvenil @LabAmy 

Diccionario Vintage: Con la «D» Diadema

Según la leyenda, fue el griego Dionysus quien inventó la ornamenta para la cabeza llamada hoy diadema. Realmente, la palabra diadema viene de griego ‘diadein’ (unirse en torno a).

Ya antes de la evolución de la metalurgia algunas civilizaciones antiguas, como los etruscos y los escitas, hacían guirnaldas y coronas de flores y hojas para adornar sus cabezas.

Según los artesanos, fueron desarrollando sus habilidades y técnicas, se cambiaron las temporales ornamentas florales por diademas más trabajadas y duraderas. Manteniendo esas flores en muchos casos su significado ancestral.

Nosotras distinguimos tiara de diadema, aunque sus orígenes son los mismos. Una diadema es un aro abierto que queda más pegado a la cabeza, e incluso se usa para sujetar el pelo hacía detrás. La tiara levanta, según su tamaño, y luce más en la parte delantera de la cabeza.

Aunque hay conocimiento de que en ocasiones especiales algunos hombres llevaban diademas de oro, este tipo de joya es mucho más usual en mujeres.

Actualmente podemos encontrar diademas de pasta, metal, oro o plata. Las diademas de pasta suelen utilizarse como tocado adornadas con plumas, fieltros o encajes de distintos colores. Las diademas joya, realizadas en oro o plata con piedras preciosas o semipreciosas, se utilizan en grandes ocasiones y enlaces.

Las diademas que ilustran esta entrada están realizadas en plata con circonitas, esmalte y perlas de agua dulce, tipo alfojar.

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Las joyas de Gina Lollobrigida

El próximo 14 de mayo se celebra en la casa Sotheby´s de Ginebra una grandiosa subasta de joyas. Entre ellas se encuentran 22 importantes piezas de la actriz Gina Lollobrigida. La artista vende parte de su magnífica colección de joyas para recaudar fondos con fines benéficos, concretamente para la investigación sobre células madre.

Todas las piezas que subasta la actriz fueron diseñadas y realizadas por la casa Bulgari en los años 50 y 60, siendo lucidas por la actriz en numerosas ocasiones.

Esta subasta me recuerda a la que en diciembre de 2011 se realizó en la casa Christie`s, en la que se subastaron las joyas de la mítica Elisabeth Taylor. Entre ellas la famosa perla Peregrina, sobre la que he hablado hace unos días en la revista «Pasarela de Asfalto».

La actriz fue descubierta mientras era estudiante en la Academia de Arte de Roma, al decidir participar  en el concurso de Miss Italia en 1947, por el famoso director de cine italiano Vittorio de Sica. En pocos años viajaba a Estados Unidos, y en 1953 debutaba en la película de John Houston «La burla del diablo». En 1961 recibe un Globo de Oro por su papel protagonista en «Cuando llegue septiembre», una divertida comedia junto a Rock Hudson.

En 1970 la actriz se coloca detrás de las cámaras, convirtiéndose en fotógrafa y llegando a publicar 10 libros de fotografía. Os dejo el link a su página web, donde pueden verse algunas de las imágenes que ha ido tomando a lo largo de su carrera como periodista y fotógrafa.

Esta es la lista de algunas de las joyas que se subastan:

  • Anillo de diamantes de Bulgari de 1962, 19.03 quilates (precio estimado 600.000 – 1.000.000 dólares)
  • Anillo de esmeraldas y diamantes de 16,62 quilates de 1964 (entre 120.000 – 180.000 dólares).
  • Conjunto de collar/pulsera de diamantes, Bulgari, 1954 una de las piezas favoritas de Miss Lollobrigida y que lució en la entrega del premio de Globo de Oro a la mejor actriz en 1961 (estimado en 300.000 – 500.000 dólares).
  • Pendientes de esmeraldas y diamantes, Bulgari, 1964. De cada pendiente cuelga un pendiente desmontable engarzado en el centro con una esmeralda en forma de pera (estimado 150.000 – 250.000 dólares).
  • Pendientes de perlas naturales y diamantes, Bulgari, 1964, que la actriz lució en  el estreno de «La mujer indomable» en Londres en 1967 (estimado 600.000 – 1.000.000 dólares).
en el Waldorf Astoria de Nueva York en 1963.

Comentando la venta Gina Lollobrigida dijo: «He tenido la suficiente suerte como para desempeñar muchos roles en mi vida: como actriz, madre, periodista gráfica, embajadora de las FAO y artista. Empecé a coleccionar joyas de Bulgari en los 50 y 60, atraída por la maravillosa artesanía y distintivo estilo de estas piezas. Me han acompañado en muchos viajes, tanto profesionales como personales, me rememoran aquellos tiempos y la extraordinaria gente que conocí en el camino».

Ahora, parte de esta extraordinaria colección sale a subasta, pero antes podrán verse en Londres, New York y Roma, para volver a Ginebra donde serán subastadas. Lo que más me alegra de todo es que se van a subastar para una causa benéfica.

LINKS DE REFERENCIA:

«Jewerly News Net Work»

«Papuatatto»

«The Jewellery Editor»

«Gina Lollobrigida»

«Tumblr»

Beauty & Cocktail Parties

El lunes pasaron a vernos María Y Carlota. Venían a contarnos su último proyecto.

Se encuentran inmersas en el diseño de su nueva web corporativa, tras el lanzamiento de su nueva línea de negocio.

Ya os conté que habían venido a nuestro espacio para realizar una sesión de fotos para su nueva imagen.

Todo un honor para nosotras.

Su proyecto tiene por nombre “Beauty & Cocktail Parties”, y parte de la idea de ofrecer una alternativa diferente, divertida y fresca a las reuniones y celebraciones entre amigas. No importa si la ocasión es una despedida de soltera, un cumpleaños, una babyshower o, simplemente, porque sí. Las «Beauty & Cocktail Parties» ofrecen la posibilidad de reunirse en un local exclusivo, de ambiente muy chic, donde, mientras se desarrolla un taller de cocktails y se degustan, una maquilladora y una personal shopper darán los trucos y consejos para sacar el mejor partido de cada una.

Lo especial de estas fiestas es que habrá un fotógrafo profesional presente durante la duración de todo el evento, para inmortalizar los momentos más especiales y divertidos de este.

Un recuerdo inolvidable para todos, que estoy deseando experimentar en persona.

“Beauty&CocktailParties” me ha parecido una idea de lo más novedosa y divertida.