La Joyería en el Luto.

La palabra “luto” procede del vocablo latino “luctus”, que significa dolor, aflicción, pena, … El luto es la expresión externa del sentimiento de duelo producido por el fallecimiento de un ser querido. La manera de manifestarlo varía según los diferentes tipos de culturas.

El origen de la costumbre de emplear el color negro en el luto por la muerte de un ser querido, típico de la cultura occidental, nos sitúa en el imperio romano. En este periodo tanto hombres como mujeres ya empleaban el color negro como expresión de duelo. Los magistrados romanos portaban en los cortejos fúnebres la “praetexta pulla”, una toga de color negro o gris oscuro, y las mujeres, desprovistas de todo tipo de adornos, vestían también ropajes de color negro.

Desde la muerte del ser querido hasta las exequias llevaban el “Ricinium”, prenda que cambiaban durante los funerales por un vestido negro más amplio llamado “pulla palla”.  Años más tarde, en la época imperial, las mujeres fueron poco a poco haciendo uso del color blanco como color de luto, llegando a ser un signo de status social.

A partir del siglo II es cuando el color blanco se convierte en el color oficial del luto. Costumbre que se prolongará hasta la Europa medieval. No será hasta 1497, con la muerte del príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, que se establece en España “La pragmática de luto y cera”, un conjunto de leyes mediante las cuales quedaba el color negro oficialmente establecido como expresión de luto, y desde allí se extenderá por toda Europa y América.

Pero el gran “esplendor” del luto ocurrirá en el siglo XIX en Gran Bretaña. A raíz de la muerte del Príncipe Alberto en 1861 su esposa la Reina Victoria, desolada por esta desgracia, impuso un riguroso luto en la corte.  Pero las damas seguían asistiendo a toda clase de actos sociales, con lo cual se volvió habitual el empleo de la joyería de luto.

Piedras como el azabache, la obsidiana, el ágata negra y la hematita se trasforman en hermosos collares, broches, colgantes, pulseras, pendientes y tiaras. La gran demanda de azabache hizo subir de manera escalofriante el precio de las joyas, pero un americano llamado Charles Goodyear y un inglés Thomas Hancock inventan un nuevo material llamado ebonita o vulcanita, hecho con una mezcla de caucho, azufre y aceite de linaza, que pulido logra un brillo muy similar al azabache, pero con un precio mucho más asequible. Con lo cual la joya de luto estuvo al alcance de todas las clases sociales.

El luto en esta época es un gran negocio y origina a su alrededor toda una industria. En París nace la Maison de Noire y en Londres la Maison de Deuil, dos casas en las que se que venden todo tipo de prendas y accesorios de luto: vestidos, sombrillas, guantes, mantillas, velos, … De Suecia llega la moda de la joya elaborada con cabello humano, de la que ya os hablé hace unas semanas, creándose una artesanía que es aceptada con gran entusiasmo. Un mago de este tipo de joya es Antoni Forrer, el cual logra tejer los cabellos como si fuera encaje creando unas espectaculares piezas de joyería.

Los motivos  decorativos en las joyas de luto solían ser temas florales. La rosa, si estaba en forma de capullo, significaba la muerte de un niño, y si la rosa estaba abierta significaba la muerte de un adulto. También  temas vegetales de árboles, como el sauce, o la representación de un barco o un ancla simbolizando el largo viaje sin retorno.

A partir del siglo XX el color negro y las joyas de color negro dejaron de ser exclusivos de los ámbitos de luto, extendiéndose su uso para otros menesteres y llegando el negro a ser un color sinónimo de elegancia, muy usado en actos sociales de etiqueta.

No obstante, el color negro o los tonos oscuros siguen siendo un color usado en los actos de condolencia en el fallecimiento de una persona.

¿Conocíais este tipo de joyería?

Si tenéis alguna de estas joyas en vuestra familia me encantarara que me mandéis alguna foto para verlas y si os apetece publicarlas en este artículo.

El Jade

El jade es una piedra semipreciosa usada y muy valorada desde la prehistoria debido a su gran dureza. Se utilizó para crear herramientas, armas y utensilios para la agricultura. Con el transcurso de los años, se le fueron atribuyendo poderes curativos y mágicos. Casi en todas las antiguas culturas el jade se usó para ritos religiosos, como amuleto de buena suerte, prosperidad y como símbolo del poder real.

Se sabe que el color original de esta piedra es el blanco, Sin embargo, según la composición de minerales que tenga en su interior, la gama de colores del jade es muy variada, yendo desde el blanco hasta el negro, pasando por el violeta, el celeste y por supuesto el verde.

El jade más conocido y valorado es el de color verde, y dentro del verde los más cotizados son el verde imperial y el verde manzana.  Otro jade muy apreciado, debido a su escasez, es el jade lavanda.

Existen dos tipos de jade: la Nefrita, que es más duro y compacto, de grano fino y de tonos verdes con moteados de color oscuro, que se da en abundancia en Canadá, China, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Taiwán, Asia Central, México y Rusia; el otro tipo es la Jadeíta, de color blanco verdoso utilizado en la joyería, que se encuentra principalmente en Birmania, Tíbet, China, Japón y Guatemala.

En la antigua cultura china se consideró al jade como la piedra más valiosa. Se la denominaba “piedra imperial” o “piedra del cielo”, siendo muy valorada desde el neolítico y llegándose a considerar la piedra de los emperadores. El jade chino que se utilizaba antes del siglo XVIII era la nefrita, que se extraía de los yacimientos de los montes Kunlun. No siendo hasta 1784 cuando desde Birmania llegó a China la jadeíta. La cultura china usó el jade en utensilios para las ceremonias religiosas y como símbolo de poder del emperador.

En la cultura prehispánica de Mesoamérica también el jade era una piedra muy apreciada, la consideraban más valiosa que el oro. Simbolizaba la vida y la eternidad, de ahí las máscaras funerarias. El jade era protector de la vida, de ahí que los guerreros cubríeran su pecho con pectorales fabricados con trozos de jade. La denominaban “piedra de Yjada” porque tenía poderes curativos en las dolencias renales.

El jade entra en Europa en el siglo XVI, siendo Portugal quien importa de China la nefrita, al mismo tiempo que España importa la jadeíta de América el Sur.

Os dejo el link a algunas de las piezas de nuestra colección de pendientes de JAde:

EL JADE EN VINTAGE BY LÓPEZ-LINARES

 

La Joyeria con cabello humano

Seguramente la mayoría de vosotros no sabéis que el cabello se ha usado a lo largo de la historia para realizar pequeñas joyas que servían de recuerdo, entre personas que se tenían un aprecio especial.

Guardar un mechón de cabello de una persona querida, es algo que el ser humano ha hecho siempre desde que el mundo es mundo.  Unas veces como muestra cariño y otras, como en caso de fallecimiento, para mitigar el dolor de la separación.

El cabello humano tiene la peculiaridad de ser imperecedero, por eso se ha utilizado  para realizar relicarios pero también, como os voy a contar ahora, para hacer piezas de joyería de adorno

Del Antiguo Egipto se han encontrado pinturas donde se representan a faraones y reinas egipcias intercambiándose bolas hechas con cabello como signo de amor y afecto. También se ha encontrado en la tumba del faraón Tutankamón  unos sarcófagos en miniatura, que contenían cabello de su querida abuela la esposa del faraón Amenofis III.

En el Renacimiento, la costumbre de llevar relicarios con cabellos está bastante documentada. Lo más común era llevar el cabello guardado en la parte posterior de colgantes o escondidos bajo la tapa lujosa de una sortija.

Pero, ¿dónde nace la artesanía del cabello en joyería y de qué época data?

Parece que tuvo su comienzo en un pueblecito agricultor de Suecia llamado Vamhus. Una mujer del pueblo, para compensar un poco la pobre economía que le daba el campo, comenzó a tejer cabellos y a transformarlos en bonitas piezas de adorno personal. Al principio, estas piezas las vendía a los vecinos del pueblo, pero tal fue el éxito que pronto la venta se extendió a las localidades cercanas.

La mujer enseñó este arte a sus vecinos, y al cabo de muy poco tiempo en el pueblo había 300 artesanos produciendo este tipo de piezas. Los jóvenes se encargaron de buscar nuevos mercados, ampliando la zona de ventas a los países del norte de Europa, a Rusia, a centro Europa, cruzando el Mar del Norte y llegando a las islas británicas.

En Londres este tipo de joyas causó furor. La novedad fue acogida con entusiasmo, marcando tendencia. La reina Victoria regaló a su hija la emperatriz Eugenia una pulsera hecha con su propio cabello.

Esta joyería realizada con cabello no era exclusivamente usada como joya de luto, sino también como detalle de afecto o expresión de amor, ya que los cabellos solían ser de las personas que regalaban la joya para que tuvieran un recuerdo cercano de ellos.  Era un regalo muy común entre padres e hijos y, por supuesto, entre enamorados.

La artesanía del cabello llegó a convertirse en una actividad de ocio entre las mujeres victorianas, que reunidas en sus salones mientras charlaban tejían cabellos ayudándose de unas mesitas específicas para este fin, como si fuera una labor de ganchillo o bordado.

Durante toda la época romántica, victoriana y georgiana la artesanía del cabello fue muy importante. En Francia se creó el primer gremio de los artesanos del cabello. Estos artesanos debían de tener una cualidad muy especial: una gran sensibilidad, unas manos muy delicadas, así como habilidad y mucho control pues los cabellos se manipulaban casi uno a uno, cortándose, pegándolos o trenzándolos sobre unas mesitas especiales donde se realizaban verdaderas obras de arte, tejiendo, como si fuera una labor de encaje o cordelería de seda, los cabellos.

La moda llegó a los Estados Unidos. Allí la ”Victorian Hairwork Society” en su página web exhibe una variada colección de piezas hechas con cabello humano. Incluyendo obras de nuevos diseñadores, como la última colección de Kery Howley llamada “Attaction-Adversion”, compuesta por cinco collares con motivos vegetales realizados todos ellos con cabello.

¿Habíais oído hablar de este tipo de joyas?

¿Qué os parecería llevar una pieza de joyería realizada con el cabello de alguna persona especial para vosotros?

A mí la verdad es que, si el cabello es de un ser querido, sí que me gustaría llevarlo. Pero solo en caso de sentir algo especial por el dueño de esos cabellos.

IMÁGENES:

http://www.silverquillantiques.com/antique_hair-work_jewelry

https://www.etsy.com/shop/PinyolBoiVintage#policies

http://facetsofhistory.com/taxonomy/term/11